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I. África

PANORAMA REGIONAL

Resultados económicos generales

Después de un crecimiento anual medio del PIB de sólo 0,4 por ciento entre 1992 y 1994, los resultados económicos en el África subsahariana comenzaron a mejorar a partir de 19951. Esta tendencia positiva se mantuvo en 1999, aunque a una tasa más reducida, y el PIB real llegó al 2,1 por ciento. El menor desarrollo económico se debió en gran parte a las difíciles condiciones económicas en todo el mundo en la segunda mitad de 1997 y la mayoría de 1998, y no a factores internos. Para 2000 se preveía una tasa de crecimiento de 3,3 por ciento, que aumentará a 4,3 por ciento en 2001. El fortalecimiento de la actividad económica en Sudáfrica y en los países exportadores de petróleo, en especial Nigeria, está impulsando la reacción. La tasa de inflación aumentó del 11 al 15 por ciento entre 1998 y 1999, y se prevé que será aproximadamente del 16 por ciento en 2000. En especial, Malawi y Zimbabwe registraron el mayor aumento de inflación. Los resultados económicos en toda la región fueron diversos. Según se prevé, Camerún, Ghana, Mozambique, Uganda y la República Unida de Tanzanía seguirán creciendo rápidamente como resultado de reformas macroeconómicas y estructurales, mientras que en muchos otros países, el crecimiento económico, especialmente la actividad agrícola, sigue sufriendo las consecuencias de conflictos pasados, actuales o nuevos.

Cuadro 6

TASAS DE CRECIMIENTO ANUAL REALES DEL PIB EN EL ÁFRICA SUBSAHARIANA

Año

África subsahariana

Nigeria

Sudáfrica

 

Con inclusión de Nigeria
y Sudáfrica

Con exclusión de Nigeria
y Sudáfrica

   
 

(Porcentaje)

1996

5,2

5,5

6,4

4,2

1997

3,4

4,0

3,1

2,5

1998

2,4

3,5

1,9

0,6

1999

2,1

2,8

1,1

1,2

20001

3,3

3,5

3,5

3,0

20011

4,3

4,6

3,6

4,0

1 Estimación.
Fuente: FMI.

En el panorama general se deja sentir la fuerte influencia de los resultados de las economías de Nigeria y Sudáfrica, que conjuntamente representan aproximadamente la mitad del PIB del África subsahariana. Después de las elevadas tasas de crecimiento de 1996, las economías de estos dos países crecieron más lentamente y registraron, respectivamente, 1,1 y 1,2 por ciento del crecimiento real del PIB en 1999. Durante el período 1996-1999, el África subsahariana creció a una tasa del 4 por ciento, si se excluye a Nigeria y Sudáfrica, y del 3,3 por ciento si se incluye a estos dos países. La economía sudafricana crecerá, según las previsiones, de un 3 a un 4 por ciento en 2000 y 2001. El fuerte aumento de los precios del petróleo está contribuyendo a aumentar los ingresos de Nigeria, aunque un fuerte crecimiento a largo plazo dependerá de la capacidad del Gobierno para restablecer la estabilidad macroeconómica y mejorar el sistema de gobierno

Resultados de la agricultura

En 1999, por el tercer año consecutivo, la producción agrícola general no pudo aumentar al mismo ritmo que la tasa de crecimiento de la población (en la actualidad 2,5 por ciento al año) y aumentó sólo en 2,1 por ciento después un incremento del 2,3 por ciento en 1998. Se estima que la producción agrícola ha aumentado en 2,2 por ciento a pesar de una reducción del 0,4 por ciento en la producción de cereales, mientras que la producción ganadera creció sólo en un 1,7 por ciento. El aumento estimado del 2,4 por ciento en la producción de alimentos contrasta con una reducción del 1,8 por ciento en productos no alimentarios.

Las estimaciones preliminares para el 2000 indican que la producción agrícola aumentará solamente en 0,5 por ciento y que sólo se obtendrá un aumento modesto en la producción de cultivos, alimentos y productos ganaderos. Se estima que los productos no alimentarios han disminuido por segundo año consecutivo. Por otra parte, se prevé que la producción de cereales aumentará en 2,8 por ciento hasta llegar a 88,1 millones de toneladas, es decir, aproximadamente 3,6 por ciento más que el anterior promedio quinquenal, pero inferior en 2,1 millones de toneladas en comparación con la cosecha sin precedentes de 1996. Sin embargo, en términos por habitante, la producción agrícola sigue estancada, con niveles para la agricultura, los cereales y los productos alimentarios en el año 2000 que son virtualmente idénticos a los alcanzados en 1990. En el África oriental, la sequía y los desplazamientos de poblaciones dieron lugar a una disminución de la producción de cereales en 1999 en comparación con el año anterior. Etiopía, Kenya, la República Unida de Tanzanía y Somalia sufrieron una situación de sequía y de lluvias inciertas. Sin embargo, la producción de cereales en Etiopía, según las estimaciones, se ha recuperado algo en comparación con la dramática disminución del 27 por ciento experimentada en 1998. La producción de cereales en Eritrea, Kenya, la República Unida de Tanzanía y Sudán disminuyó entre el 12 y el 45 por ciento en 1999. En el año 2000 la sequía continuó gravando esta subregión y se estima que aproximadamente 18 millones de personas tenían que hacer frente a una grave escasez de alimentos a comienzo de 2001, situación que probablemente persistirá durante el año. Se calcula que la producción agrícola en Kenya y la República Unida de Tanzanía ha disminuido entre el 0,4 y 2 por ciento, y la producción de cereales entre el 13 y el 17 por ciento, en el año 2000.

Cuadro 7

TASAS NETAS DE CRECIMIENTO DE LA PRODUCCIÓN EN EL ÁFRICA SUBSAHARIANA

Año

Agricultura

Cereales

Cultivos

Alimentos

Ganado

Productos no
Alimentarios

 

(Porcentaje)

1991-1995

2,6

2,7

3,2

2,7

1,2

1,5

1996

6,8

16,6

8,6

6,5

1,7

10,4

1997

0,4

-3,3

0,3

0,3

0,9

2,4

1998

2,3

-0,6

2,4

2,2

2,5

2,5

1999

2,1

-0,4

2,2

2,4

1,7

-1,8

20001

0,5

2,8

0,3

0,5

0,9

-0,6

1 Estimación.
Fuente: FAO.

En Etiopía se espera que el aumento de la lluvia haya mejorado considerablemente la cosecha de cereales en comparación con 1999. Sin embargo, Etiopía y Kenya hacen frente a una grave situación de escasez de alimentos y necesitan grandes importaciones de cereales. En Eritrea, en el año 2000 la producción de cereales se vio gravemente afectada por la guerra y, por consiguiente, la situación de los suministros alimentarios es muy delicada. En el África occidental, los países del Sahel registraron una producción de cereales sin precedentes en 1999. Los países costeros del golfo de Guinea recogieron en general buenas cosechas, con excepción de Ghana y Nigeria, donde las inundaciones desorganizaron la actividad agrícola en algunas zonas. En Ghana, la producción de cereales disminuyó casi en un 6 por ciento, pero fue compensada con un aumento del 11 al 12 por ciento en la producción nacional de raíces y tuberosas. En Nigeria, la producción de cereales aumentó en 1,5 a 2 por ciento, y la producción agrícola en general creció casi un 3 por ciento. Se prevé que en 2000, la producción global de cereales de los países de el Sahel habrá sido considerablemente inferior a la del año anterior. En Burkina Faso y Chad, se registró una producción de cereales inferior a la media. Sin embargo, Cabo Verde, Gambia, Guinea-Bissau y Senegal lograron niveles superiores al promedio en su producción. En los países costeros del golfo de Guinea las condiciones agrícolas han sido en general favorables. Se prevé que Côte d'Ivoire habrá registrado un aumento en su producción agrícola de aproximadamente el 3,5 por ciento en 2000, después de un incremento de casi el 2 por ciento en el año anterior. Las perspectivas de las cosechas son también en general favorables en Ghana, Nigeria y Togo. En Liberia la producción está mostrando aumentos modestos, y las actividades agrícolas se ven facilitadas por la paz relativa que prevalece en la mayoría de las regiones. Se estima que la producción de arroz aumentará en Liberia. En Sierra Leona, sin embargo, la producción sigue sufriendo los efectos de la inseguridad y los conflictos, y las perspectivas son igualmente poco favorables para Guinea, que ha estado sufriendo de actividades de rebeldes.

En África central, en 1999 la producción agrícola tuvo altos y bajos, y muchos países sufrieron los efectos adversos de los conflictos civiles. La producción agrícola disminuyó en Camerún, donde la producción de cereales registró una disminución del 14 por ciento. En la República Centroafricana, la producción de cereales aumentó en un 17 por ciento en 1997, pero la producción agrícola en general disminuyó aproximadamente en 1 por ciento. Angola, el Congo y la República Democrática del Congo experimentaron pérdidas de producción debidas a los efectos negativos de los conflictos civiles. En el Camerún se preveía que la producción agrícola general se estancaría en 2000. Mientras que en el país se registró una fuerte disminución en la producción no alimentaria, se estima que esta disminución ha sido compensada por un aumento del 16 por ciento en la producción de cereales. La situación de inseguridad alimentaria en la República Democrática del Congo sigue siendo muy grave, especialmente en la parte oriental del país. Se prevé que la producción de cereales habrá disminuido en 1 ó 2 por ciento en 2000, y las actividades de producción y de comercialización se ven todavía dificultadas por la guerra civil.

En 1999, la agricultura del África meridional aumentó marginalmente en Mozambique, Namibia y Zimbabwe. Por otra parte, Botswana, Sudáfrica, Malawi y Zambia experimentaron un crecimiento de la producción de 5, 5,5, 9 y 10 por ciento respectivamente. Si bien la producción de cereales aumentó en Botswana, Mozambique, Namibia, Zambia y Zimbabwe, en Sudáfrica disminuyó aproximadamente en un 2,5 por ciento después de la reducción del 24 por ciento en 1998. Las cosechas del África meridional fueron en general buenas en el año 2000, a pesar de que en algunas partes se produjeron inundaciones. En la subregión la producción de cereales aumentó en un 19 por ciento en comparación con 1999. Se estima que la producción agrícola en general aumentó en un 5 por ciento en Sudáfrica, lo que representa un segundo año consecutivo de fuerte expansión. Se prevé que Namibia, Zambia y Zimbabwe registrarán un crecimiento de la producción agrícola a una tasa del 5, 10 y 14 por ciento, respectivamente. Se estima que en los cuatro países la producción de cereales ha aumentado muy considerablemente, con tasas que superan el 25 por ciento. En Zimbabwe, se espera que la oferta general de alimentos siga siendo satisfactoria, aunque la constante devaluación de la moneda nacional ha aumentado los precios de muchos productos básicos e insumos agrícolas. En Mozambique, la producción agrícola disminuyó en una cifra estimada en un 19 por ciento en el año 2000, y Madagascar también recogió menores cosechas en comparación con 1999.

Cuadro 8

DEPENDENCIA DE LAS EXPORTACIONES Y RELACIÓN DE INTERCAMBIO EN DETERMINADOS PAÍSES DEL ÁFRICA SUBSAHARIANA

Producto/país

Exportaciones en 1998

Proporción en el total
de las exportaciones1

Cambio en la relación
de intercambio2

 

Cantidad

Valor

 

1999

2000

 

(Miles de toneladas)

(Millones de $EE.UU.)

 

(Porcentaje)

(Primer semestre)

GRANOS DE CACAO

   

30

-11

-16

Côte d'Ivoire

837

1 284

24

-14

-22

Ghana

271

505

44

-10

-28

Santo Tomé y Príncipe

4,5

7

     

África subsahariana

1 377

2 178

     

CAFÉ, VERDE

   

70

-20

-33

Burundi

22

51

9

   

República Centroafricana

6

10

8

   

Côte d'Ivoire

315

495

60

-19

-32

Etiopía

115

380

22

-6

-15

Madagascar

30

40

45

-11

-25

Rwanda

14

26

56

-17

-34

Uganda

197

314

11

-7

-13

República Unida de Tanzanía

54

115

     

África subsahariana

926

1 902

     

TEJIDO DE ALGODÓN

   

38

-14

-16

Benin

77

107

39

-16

-25

Burkina Faso

74

107

12

-7

-12

República Centroafricana

15

23

42

-15

-20

Chad

56

77

3

   

Côte d'Ivoire

68

80

46

-23

-28

Malí

119

130

18

-5

-23

Sudán

94

106

20

-9

-14

Togo

28

31

3

   

Uganda

7

7

10

   

República Unida de Tanzanía

38

54

     

África subsahariana

794

1 054

     

   

8

   

Burundi

6

11

12

   

Rwanda

4

6

2

   

República Unida de Tanzanía

23

32

     

África subsahariana

374

787

     

1 Exportaciones del producto de que se trata como porcentaje del total de las exportaciones de bienes y servicios.
2 Cambio en el precio porcentual ponderado medio hasta junio de 2000, en relación con el período 1995-1997, que puede incluir otros productos básicos fundamentales de exportación no enumerados en este cuadro.
Fuente: FMI.

Precios de los productos agrícolas

Muchos países africanos dependen de unos pocos productos básicos para obtener las divisas que necesitan. Por ejemplo, el café representa el 60 por ciento en Etiopía y el 70 por ciento en Burundi, del total de las exportaciones de bienes y servicios. Como consecuencia de ello, muchas de las economías del África subsahariana son especialmente vulnerables a las fluctuaciones negativas en la relación de intercambio que, para la mayoría de los países, fueron graves en 1999 y 2000. Por ejemplo, la relación de intercambio de Côte d'Ivoire disminuyó en un 11 y 16 por ciento en 1999 y 2000, respectivamente, mientras que en Burundi, Etiopía y Uganda, países que dependen considerablemente del café, la relación de intercambio disminuyó en un 30 por ciento o más en 2000.

Entre 1995-1997 y 2000, diez países africanos sufrieron pérdidas en su relación de intercambio de más del 20 por ciento. En otros seis países las relaciones de intercambio se deterioraron entre el 10 y el 20 por ciento, y solamente los países exportadores de petróleo registraron mejoras en su relación de intercambio. Más de la mitad de los países que sufrieron los efectos peores de la caída de los precios de los productos básicos pertenecen al África subsahariana.

LA EPIDEMIA DE VIH/SIDA EN EL ÁFRICA SUBSAHARIANA

Introducción

La epidemia del virus de la inmunodeficiencia humana/síndrome adquirido de inmunodeficiencia (VIH/SIDA) es causa de una preocupación cada vez mayor en el África subsahariana, no sólo en lo que respecta a las graves consecuencias sanitarias y sociales de la enfermedad, sino también debido a su efecto negativo en los resultados agrícolas y en la seguridad alimentaria. En 2000, de un total de 36,1 millones de personas que según se estimaba habían contraído el VIH/SIDA en todo el mundo, 25,3 millones, o 70 por ciento, viven en el África subsahariana2. En la actualidad hay 16 países en la región con más de un décimo del total de la población adulta infestada con el VIH.

Cuadro 9

PREVALENCIA DEL VIH/SIDA EN 2000

Región

Número de adultos
y niños que viven
con VIH/SIDA

Porcentaje de
adultos que
viven con

 

(miles)

VIH/SIDA en 2000

América del Norte

920

0,60

Caribe

390

2,30

América Latina

1 400

0,50

Europa occidental

540

0,24

Europa oriental y Asia central

700

0,35

África del Norte y Cercano Oriente

400

0,20

África subsahariana

25 300

8,80

Asia meridional y sudoriental

5 800

0,56

Asia oriental y el Pacífico

640

0,07

Australia y Nueva Zelandia

15

0,13

Todo el mundo

36 100

1,10

Fuente: UNSIDA.

El SIDA ya ha sido la causa de que haya varios millones de huérfanos en el África subsahariana
Un huérfano de 18 años de edad cuida de sus ocho hermanos.

- FAO/17372/K. DUNN

En el año 2000, 3,8 millones de adultos y de niños en el África subsahariana fueron infectados con VIH, poco menos que los 4 millones de infecciones registradas en 1999. La tasa de infección se está estabilizando en esta región, puesto que la enfermedad ha atacado ya a un gran número de personas y porque algunos países están logrando una prevención efectiva. En el cono sur de África las infecciones siguen aumentando, y la tendencia general dependerá de la forma en que la epidemia se desarrolle en Nigeria. En el año 2000 el número de muertos en la región a causa del SIDA fue de 2,4 millones, en comparación con 2,2 millones en 1999. Desgraciadamente, la epidemia ha creado ya 12,1 millones de huérfanos en el África subsahariana. Antes de la emergencia del SIDA, aproximadamente el 2 por ciento de todos los niños de los países en desarrollo eran huérfanos; en 1997 la cifra era del 7 por ciento en muchos países africanos, y en algunos había llegado al 11 por ciento.

Cuadro 10

PREVALENCIA DEL VIH/SIDA EN LOS PAÍSES DEL ÁFRICA SUBSAHARIANA EN ORDEN ASCENDENTE, 1999

País

Número
de adultos
infectados
(15-49 años)

Porcentaje
de la
población
adulta

País

Número
de adultos
infectados
(15-49 años)

Porcentaje
de la
población
adulta

 

(miles)

   

(miles)

 

África subsahariana

23 400

5,57

     

 1. Mauricio

0,5

0,08

23. Congo

82

6,43

 2. Comoras

0,4

0,12

24. Burkina Faso

330

6,44

 3. Madagascar

10

0,15

25. Camerún

520

7,73

 4. Guinea Ecuatorial

1

0,51

26. Rep. Unida de Tanzanía

1 200

8,09

 5. Mauritania

6,3

0,52

27. Uganda

770

8,30

 6. Níger

61

1,35

28. Etiopía

2 900

10,63

 7. Guinea

52

1,54

29. Côte d'Ivoire

730

10,76

 8. Senegal

76

1,77

30. Rwanda

370

11,21

 9. Gambia

12

1,95

31. Burundi

340

11,32

10. Malí

97

2,03

32. Djibouti

35

11,75

11. Benin

67

2,45

33. Mozambique

1 100

13,22

12. Guinea-Bissau

13

2,50

34. República Centroafricana

230

13,84

13. Chad

88

2,69

35. Kenya

2 000

13,95

14. Angola

150

2,78

36. Malawi

760

15,96

15. Liberia

37

2,80

37. Namibia

150

19,54

16. Eritrea

49

2,87

38. Sudáfrica

4 100

19,94

17. Sierra Leona

65

2,99

39. Zambia

830

19,95

18. Ghana

330

3,60

40. Lesotho

240

23,57

19. Gabón

22

4,16

41. Zimbabwe

1 400

25,06

20. Nigeria

2 600

5,06

42. Swazilandia

120

25,25

21. Rep. Dem. del Congo

1 100

5,07

43. Botswana

280

35,80

22. Togo

120

5,98

     

Fuente: UNSIDA.

Los grupos de población con mayores riesgos son los que viven a lo largo de los caminos que siguen los camiones en las zonas rurales, es decir gente que vive en zonas tales como las poblaciones con mercados rurales que tienen un mayor contacto con los centros urbanos. Las zonas rurales que son fuentes de mano de obra migrante y con grandes proyectos de infraestructura han sido también identificadas como zonas de elevada prevalencia del VIH. Por ejemplo, la prevalencia del VIH entre las mujeres embarazadas en Agomanya, el centro administrativo del distrito que está en los límites de la presa del Volta en Ghana, es de 5 a 10 veces superior que en resto del país3.

Mientras que en términos absolutos las tasas de prevalencia pueden ser superiores en los centros urbanos, la mayor parte de la población infectada con VIH son habitantes de zonas rurales. Las mujeres están también relativamente más afectadas. Por cada 10 hombres africanos infectados hay entre 12 y 13 mujeres africanas infectadas, y las tasas medias entre niñas adolescentes son de 3 a 5 veces superior a las de los niños del mismo grupo de edad.

Algunos países, tales como Senegal y Uganda, han tenido éxito en su lucha por contener la tasa de prevalencia aplicando estrictos programas de prevención y también reconociendo y facilitando una sólida dirección política. Senegal ha logrado contener la tasa de prevalencia de VIH/SIDA en niveles bajos, mientras que Uganda ha reducido la tasa de prevalencia estimada a aproximadamente el 8 por ciento desde una cifra máxima de casi el 14 por ciento a comienzos del decenio de 1990.

El efecto económico y social de VIH/SIDA

El VIH/SIDA epidémico reducirá el desarrollo debido a su impacto negativo en las expectativas de vida. En promedio, 17 años de expectativa de vida se han perdido en los países donde la tasa de prevalencia de VIH/SIDA entre adultos supera el 10 por ciento4.

Lo que es la característica única del VIH/SIDA es que afecta principalmente al grupo de edad más productivo, es decir, personas de 15 a 49 años de edad. El tiempo medio entre la infección y la muerte oscila entre 8 y 10 años, y es con el avance gradual del SIDA en los últimos 2 de estos años que se deja sentir la disminución de la productividad de la mano de obra y los costos de atención sanitaria. Las empresas pierden sus trabajadores y se pierden horas debido a la enfermedad, la muerte, el exceso de trabajo, el estrés, la asistencia a funerales y el cuidado del hogar.

Cuadro 11

EL COSTO DEL SIDA EN DETERMINADOS PAÍSES DEL ÁFRICA SUBSAHARIANA

País

Costos directos
por cada caso de SIDA

PIB
por habitante

 

($EE.UU.)

Kenya (1992)

938

333

Malawi (1989)

210

203

Rwanda (1989-1990)

358

269

República Unida de Tanzanía (1990)

290

204

Zimbabwe (1991)

614

648

Fuente: M. Ainsworth y M. Over. 1994. AIDS and African development. The World Bank Research

Observer, 9 (2): 203-240.

La epidemia afecta también al crecimiento económico de manera indirecta, ya que el gasto privado y público en educación e infraestructura disminuye debido al aumento de las demandas del sector sanitario. En las zonas urbanas de Côte d'Ivoire, se ha comprobado que los gastos familiares por concepto de asistencia a la escuela disminuyen en un 50 por ciento cuando en la familia muere alguien a consecuencia del SIDA. El consumo de alimentos se reduce en un 41 por ciento por habitante, mientras que los gastos en la atención sanitaria se cuadruplican con exceso5. El SIDA no sólo disminuye la demanda de escolaridad, sino que afecta también el lado de la oferta; por consiguiente, una escasez de maestros es una amenaza en muchos países africanos. Por ejemplo, en la República Centroafricana el número de maestros que murieron fue igual al número de los que se jubilaron en el período de 1996-1998, y el 85 por ciento de los que fallecieron eran VIH-positivos6.

El VIH/SIDA es ahora la causa principal de muerte y el factor principal en los años de vida ajustados a una incapacidad7 en el África subsahariana. La epidemia está también vinculada con otras enfermedades infecciosas, por ejemplo la tuberculosis. Los registros de los hospitales indican que hasta el 40 por ciento de los pacientes infectados con VIH tienen tuberculosis8.

Los costos del tratamiento de los pacientes de VIH/SIDA son muy elevados y la epidemia dará lugar a mayores gastos del gobierno en el sector de salud pública, lo cual restará fondos a las inversiones productivas. Se prevé que el costo del tratamiento de SIDA y las infecciones relacionadas superarán el 30 por ciento del presupuesto del Ministerio de Salud Pública en Etiopía en el año 2014, y el 50 y 60 por ciento en Kenya y Zimbabwe respectivamente, en el año 20059. A pesar de las dolorosas estadísticas, el impacto macroeconómico del VIH/SIDA ha sido difícil de evaluar. Las estimaciones son sensibles a las hipótesis relativas a la forma en que el SIDA afecta las tasas de ahorro y de inversión, y si no se encuentran más a riesgo personas más capacitadas y más educadas. Además, en muchos países africanos que tienen un excedente de mano de obra en sus sectores formales, las muertes por SIDA no se traducen necesariamente en una pérdida proporcional de productividad. En efecto, muchos autores señalan que el PIB por habitante puede ser un medio inadecuado porque no refleja con exactitud el grave retroceso en el desarrollo sufrido por algunos países. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estima para Sudáfrica que el índice de desarrollo humano puede ser un 15 por ciento más bajo en 2010 como resultado del VIH/SIDA epidémico.

El impacto de VIH/SIDA en el sector agrícola

El VIH/SIDA afecta al grupo de edad más productivo. Además, con frecuencia los habitantes de zonas urbanas afectados con VIH regresan a su aldea, y los hogares rurales proporcionan la mayor parte de la atención a los pacientes de SIDA. La FAO ha estimado que en 25 de los países africanos más afectados, 7 millones de trabajadores agrícolas han muerto como causa del SIDA desde 1985; otros 16 millones podrían morir dentro de los próximos 20 años. La FAO prevé que el VIH/SIDA epidémico puede exacerbar la inseguridad alimentaria. De conformidad con recientes estudios de la FAO y UNSIDA, la producción agrícola de pequeños agricultores en algunas partes de Zimbabwe pueden haberse reducido hasta un 50 por ciento durante los últimos 5 años, sobre todo como resultado del SIDA.

Cuadro 12

PÉRDIDAS ESTIMADAS EN LA FUERZA DE TRABAJO AGRÍCOLA COMO CONSECUENCIA DEL SIDA EN NUEVE DE LOS PAÍSES AFRICANOS SUBSAHARIANOS MÁS AFECTADOS

País

Pérdida porcentual
1985-2000

Namibia

-26

Botswana

-23

Zimbabwe

-23

Mozambique

-20

Sudáfrica

-20

Kenya

-17

Malawi

-14

Uganda

-14

República Unida de Tanzanía

-13

Fuente: FAO.

La escasez de mano de obra es especialmente grave en la agricultura, puesto que la producción es estacional y la coordinación en el tiempo es crucial. Asimismo, las zonas con mercado de mano de obra menos desarrollado y una mayor dependencia de la mano de obra familiar serán relativamente más afectadas. La escasez de mano de obra familiar significa que algunas tierras permanecen en barbecho y la producción del hogar disminuye. Un estudio realizado por la FAO de varias zonas agrícolas ha mostrado rendimientos en proceso de disminución por área debido a una reducción de la fertilidad del suelo; un aumento de las plagas y enfermedades; cambios y retrasos en las prácticas de cultivo; y un menor uso de insumos externos de producción. La escasez de mano de obra puede dar lugar a que se dedique menos tiempo a las labores de limpieza de malezas, poda y la habilitación de tierras. Además, los agricultores pueden dedicarse a cultivos que exijan menos mano de obra. La disminución de la fertilidad del suelo se debe en parte a los agricultores que no aplican medidas de conservación de suelos que pueden ser de gran densidad de mano de obra y de largo plazo10.

La epidemia tiene también graves consecuencias para las explotaciones agrícolas. En una plantación de caña de azúcar en Kenya, la epidemia incrementa considerablemente los costos. La rentabilidad se ha reducido por un absentismo en proceso de aumento debido a enfermedades, lo que reduce sustancialmente la productividad y es causa de costos por horas extraordinarias más elevados conforme otros trabajadores sustituyen a sus colegas enfermos. Durante un período de ocho años, en el decenio de 1990, los gastos en funerales y atención de la salud se quintuplicaron y decuplaron, respectivamente. La empresa estimó que aproximadamente las tres cuartas partes de todas las enfermedades entre los empleados estaban relacionadas con la infección de VIH11.

El impacto en el sector ganadero también es grave. En Namibia y Uganda se vende ganado para asistir a los enfermos y pagar los gastos de funerales12. La venta de ganado reduce los ahorros familiares, haciendo a los hogares más vulnerables a nuevos momentos de dificultad. La disminución del ganado entraña una menor disponibilidad de material orgánico y, por consiguiente, aumenta la presión sobre la fertilidad del suelo.

El VIH/SIDA crea enormes cargas para las familias, y los gastos médicos y de funerales obligan a muchas de las familias más pobres a endeudarse. Un estudio realizado por el Banco Mundial en el distrito de Kagera, en la República Unida de Tanzanía, reveló que aproximadamente el 60 por ciento de los costos asociados con una víctima del SIDA se utiliza para pagar los costos de los funerales.

El costo total de aproximadamente 60 dólares es probablemente cercano al ingreso anual por habitante en Kagera13. En la República Unida de Tanzanía los gastos en alimentos en las familias pobres pueden disminuir casi en una tercera parte durante los seis meses que siguen a la muerte de un adulto joven14.

Por último, la epidemia afecta también a los trabajos de extensión agrícola. Asimismo, puede producirse una escasez de personal en esta zona y los programas de extensión tendrán tal vez que ser adaptados para tener en cuenta el efecto de la epidemia. Un oficial de extensión de Uganda señaló que entre el 20 y el 25 por ciento de todas las horas de trabajo del personal de extensión se perdía como resultado de la enfermedad15. África tiene aproximadamente una décima parte de la población mundial, pero en cambio 9 de cada 10 nuevos casos de infección con VIH se producen en ese continente. El 83 por ciento de todas las muertes por SIDA corresponde a África. El impacto del SIDA en las comunidades agrícolas difiere de una aldea a otra y de un país a otro. La epidemia está minando el progreso que se había hecho en el desarrollo agrícola y rural durante los últimos cuarenta años. Todo ello representa un enorme desafío para los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales y la comunidad internacional. La enfermedad no es ya un simple problema de salud, se ha convertido en un grave problema de desarrollo.

ETIOPÍA

Introducción

Después de la guerra civil y el cambio subsiguiente de gobierno en 1991, la estabilidad política, las políticas macroeconómicas prudentes y las reformas destinadas a liberalizar la economía de Etiopía contribuyeron a establecer tasas elevadas de crecimiento económico. El Gobierno de Etiopía está llevando adelante un programa plurifacético de desarrollo económico que gira en torno de la transformación del sector agrícola. Aunque se han hecho grandes progresos en muchas esferas desde comienzos del decenio de 1990, Etiopía tiene todavía altos niveles de pobreza y de inseguridad alimentaria, y el país sigue siendo uno de los más pobres del mundo.

Antecedentes

Etiopía tiene 1 098 000 km2 y 62,8 millones de habitantes16, de los cuales, el 85 por ciento vive en la zona rural. Las tierras altas cubren aproximadamente el 40 por ciento de la masa de tierra y albergan al 80 por ciento de la población humana y el 75 por ciento del ganado del país. Una característica principal del clima es el carácter poco seguro del régimen de lluvias. Etiopía ha sufrido en los últimos tiempos dos grandes situaciones de hambre colectiva causadas por la sequía (1973/74 y 1983/84), que costaron la vida a centenares de miles de personas. La situación no es uniforme en toda Etiopía: tres cuartas partes de la población afectada por la sequía vive sólo en tres regiones: Tigray, Wollo y Hararghe17. Aunque Etiopía importó alimentos por primera vez en 1959, grandes corrientes de ayuda alimentaria fueron la característica a finales del decenio de 1980.

Después de la derrota del régimen militar en 199118, se formó el gobierno de transición y se puso en marcha un programa de reforma económica y de devolución regional. Los nueve estados regionales se formaron en gran parte sobre la base del idioma. En 1995 se celebraron elecciones generales y regionales, y ese año se creó la República Democrática Federal de Etiopía. En virtud de la nueva constitución, las autoridades regionales tienen grandes poderes económicos. Sin embargo, el impacto de la política de regionalización es limitado, ya que el gobierno central obtiene el 85 por ciento del ingreso nacional y las regiones que son responsables de más del 40 por ciento de los gastos dependen de subsidios del gobierno central19.

Desnutrición e inseguridad alimentaria

La FAO estima que el 49 por ciento de la población de Etiopía está desnutrida20. La disponibilidad alimentaria por habitante es aproximadamente de 1 410 kilocalorías (kcal) para los desnutridos, lo que entraña un déficit diario de 340 kcal por habitante21. Una encuesta nacional sobre nutrición, de 199322, comprobó que el 64 por ciento de los niños menores de 5 años de edad sufrían de malnutrición crónica (raquitismo), uno de los niveles más elevados en todo el mundo, y que aproximadamente el 40 por ciento están por debajo del peso normal23. Asimismo, son causa de preocupación los actuales niveles de deficiencia de yodo y vitamina A entre los niños de menos de 6 años de edad.

Salud y educación24

Los niveles actuales de salud son muy bajos. La mortalidad de los recién nacidos y de los niños de menos de 5 años de edad es de 118 y 176 por 1 000, respectivamente. El acceso general a la atención sanitaria es muy limitado y está orientado a los servicios médicos en hospitales de zonas urbanas. El hecho de que sólo el 24 por ciento de la población tenga acceso a agua potable agrava el problema.

La tasa de alfabetización de los adultos en Etiopía es sólo del 35 por ciento. Las tasas brutas de matrícula escolar son del 29 por ciento en el nivel primario (menos de la mitad del promedio subsahariano que es el 72 por ciento), 19 por ciento en el primer nivel secundario, 9 por ciento en el segundo nivel secundario y menos del 1 por ciento en el tercer nivel. Existen grandes diferencias entre las zonas urbanas y rurales, con Addis Abeba y otros centros urbanos que gozan de una educación primaria universal mientras que las zonas rurales tienen una tasa de matrícula del 18 por ciento.

El gasto en salud y educación ha aumentado de 2,8 y 7 por ciento del presupuesto del Gobierno en 1989 a 6,5 y 14 por ciento en 1998, respectivamente. Las reformas en la esfera de la salud y en la educación están destinadas a aumentar el nivel del servicio y su amplitud, y a corregir las disparidades rurales-urbanas y regionales.

Condiciones y políticas macroeconómicas25

El PIB por habitante de Etiopía es aproximadamente de 106 dólares. Después de resultados macroeconómicos relativamente bajos durante los decenios de 1970 y de 1980, cuando el PIB real medio creció a tasas de 2,6 y 2,3 por ciento, respectivamente, el crecimiento económico tuvo un promedio de 5,9 por ciento durante el período 1993-1999 (Cuadro 13).

Cuadro 13

CRECIMIENTO DEL PIB REAL E INFLACIÓN DE LOS PRECIOS AL CONSUMIDOR EN ETIOPÍA

Año

Crecimiento del PIB real

Tasa anual de inflación

 

(Porcentaje)

1993

12,0

10,0

1994

1,6

1,2

1995

6,2

13,4

1996

10,6

0,9

1997

5,2

-6,4

1998

-0,5

3,7

1999

6,3

4,2

20001

2,0

5,0

1 Estimación EIU.

Fuente: FMI. World Economic Outlook, septiembre de 2000, Washington, D.C.

La recuperación se debe en gran parte al programa de reforma económica puesto en marcha en 1992 (esbozado más adelante), así como al tiempo favorable y las buenas cosechas. Sin embargo, en 1998, se registró un crecimiento negativo debido a la sequía causada por el fenómeno de «El Niño».

En 1999, el crecimiento del PIB aumentó al 6,3 por ciento, aunque la previsión para 2000 era más modesta, de un 2 por ciento, que reflejaba una producción agrícola más débil. El crecimiento rápido fue acompañado de un bajo nivel medio de inflación, del 3,9 por ciento durante el período 1993-1999.

El principal sector económico de Etiopía es la agricultura, que proporciona empleo aproximadamente al 90 por ciento de la población y representa más o menos el 46 por ciento del PIB.

El aumento de los servicios, que contribuye con un 30 por ciento del PIB, se ha producido fundamentalmente en el transporte y el turismo. La manufactura contribuye con el 12 por ciento del PIB, y la industria representa el 5 por ciento. Por último, la administración pública y la defensa representan aproximadamente el 13 por ciento del PIB26. La deuda externa se estima en unos 9 300 millones de dólares, o sea 142 por ciento del PIB27.

A partir de 1992 se ha producido una reorientación de la política económica. Como parte del programa de reformas, la moneda de Etiopía -el birr- fue devaluada en un 60 por ciento en octubre de 1992 y en 1993 se iniciaron subastas quincenales de moneda extranjera. Desde 1996, y para el período 1996/97-1998/99, se inició un programa de reajuste a medio plazo, apoyado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). En agosto de 1998 siguió una mayor liberalización del mercado de divisas. El comercio ha sido liberalizado reduciendo los aranceles de importación y eliminando las restricciones sobre las transacciones de cuentas exteriores. El arancel máximo es ahora del 40 por ciento, y el promedio sigue siendo bastante elevado, de 19,528. Una realización importante ha sido la considerable mejoría en el cobro de ingresos, con pagos impositivos de 2 200 millones de birr a 5 300 millones de birr entre 1992/93 y 1997/9829.

Las primeras privatizaciones se realizaron en 1995. Como en el caso del proceso de reforma en general, la privatización de los bienes estatales ha sido muy gradual. El Gobierno ha pedido la ayuda del Banco Mundial para acelerar el programa de privatización de las 115 grandes empresas restantes y las explotaciones agrícolas del Estado a fines de 2000/01.

El código de inversiones ha sido liberalizado y entre 1993 y 1998 se aprobaron 21 proyectos de inversiones directas por un valor de 8 300 millones de birr30. Sin embargo, el proceso de aplicación es lento; las inversiones extranjeras siguen siendo escasas y el Gobierno está tratando ahora de fomentar activamente las inversiones «extranjeras» por etíopes que viven en el extranjero.

El Gobierno está aplicando los programas de inversión sectorial en los sectores claves de la agricultura y la seguridad alimentaria, la salud, la educación y el transporte, cuya finalidad es fomentar el desarrollo a mediano y largo plazo del país.

El aumento de los gastos del Gobierno (Cuadro 14) ha sido posible gracias a la reducción en los gastos de defensa desde el cambio de gobierno en 1991.

Cuadro 14

GASTOS GUBERNAMENTALES EN DEFENSA, EDUCACIÓN, SALUD Y CAPITAL EN ETIOPÍA

Año

Gastos por sector

Gastos totales
en todos
los sectores

 

Defensa

Educación1

Salud1

Capital

 

(Miles de millones de birr)

1994/95

0,74

1,13

0,43

3,16

8,41

1995/96

0,77

1,38

0,48

3,56

9,21

1996/97

0,84

1,46

0,60

4,30

10,08

1997/98

2,09

1,60

0,74

4,27

11,41

1 Con inclusión de los gastos ordinarios y de capital en salud y educación.

Fuente: FMI.

Los gastos de defensa disminuyeron del 24 por ciento de los gastos del gobierno en 1989 al 7 por ciento en 199531. Si bien el reciente conflicto armado con Eritrea (1998-2000) se tradujo en un aumento de los gastos de defensa y en un fuerte déficit fiscal, no se prevé un corte drástico en los gastos de los programas de inversión sectorial. Con el final de la guerra, es muy probable que se renueve el apoyo de los donantes. La proyección del FMI relativa a las necesidades de financiación exterior para el período 1998/99-2000/01 es de 8 600 millones de dólares EE.UU. (o 131 por ciento del PIB del país en 1998), parte de la cual se ha comprometido ya32.

La liberalización y reestructuración de la economía, junto con la aplicación de los programas de inversión sectorial, representan un desafío para el sector público. Las instituciones regionales, que están encargadas de toda una serie de programas y proyectos de desarrollo, carecen de la capacidad técnica y necesitan ser reforzadas. Conscientes de las limitaciones de la administración pública, el Gobierno ha prácticamente completado una amplia reforma del servicio social, que incluye reformas judiciales, jurídicas y financieras.

Cuadro 15

ASISTENCIA OFICIAL AL DESARROLLO NETA A ETIOPÍA

Año

Total AOD neta

 

Millones de $EE.UU.

Porcentaje del PIB

1994

1 071

19,3

1995

883

15,3

1996

817

13,6

1997

572

9,0

1998

648

9,9

1999

633

9,7

Fuentes: OCDE y FMI.

Situación de la agricultura

La agricultura es la principal actividad económica de Etiopía. Más del 95 por ciento de la producción agrícola del país es generado por agricultores de subsistencia, que utilizan métodos tradicionales.

En 1998/99, el 84 por ciento de las zonas de cultivo se dedicó a cultivo de cereales, tales como el tef33, trigo, cebada, maíz, sorgo y mijo34. Etiopía tiene también la mayor cabaña ganadera del África subsahariana, con un 17 por ciento del ganado del continente y un 14 por ciento de sus rumiantes (ganado bovino, ovino, caprino) viven del 3 por ciento de sus pastizales permanentes35. La cabaña ganadera creció a una tasa media de 1,1 por ciento entre 1970 y 199536, conforme la productividad se vio limitada por una grave incidencia de enfermedades y de mala nutrición.

El sector de las exportaciones agrícolas está altamente concentrado en unos pocos productos. Las dos terceras partes de los ingresos de exportación proceden del café. El café, pieles y cueros, qat37, leguminosas y semillas oleaginosas generan más del 80 por ciento de los ingresos de exportación del país (Cuadro 16). Una disminución en el valor de las exportaciones de cueros y pieles en 1998 se atribuyó a las crisis financieras de Asia y Rusia.

Cuadro 16

PRINCIPALES EXPORTACIONES E IMPORTACIONES DE ETIOPÍA

Año

Exportaciones

Importaciones

Balanza
comercial

 

Café1

Cueros

y pieles

Leguminosas
y semillas
oleaginosas

Qat

Total

Cereales

Total

 

(Millones de $EE.UU.)

1993

125,8 (57)

31,5

1,3

15,4

222,4

-82

-1 051,8

-829,4

1994

158,3 (57)

35,1

12,4

18,7

279,6

-245

-914,6

-635,0

1995

287,8 (64)

59,8

24,5

27,6

453,6

-164

-1 063,0

-609,4

1996

272,9 (67)

50,8

18,8

27,6

410,2

-110

-1 412,9

-1 002,7

1997

355,0 (59)

57,3

23,3

33,5

598,7

-57

-1 403,1

-804,4

1998

420,0 (70)

50,5

60,7

39,6

602,1

-113

-1 518,8

-916,7

1 Las cifras entre paréntesis se refieren al porcentaje del total de las exportaciones.

Fuente: FMI.

La agricultura etíope depende de un régimen de lluvias irregular. Las tierras de regadío representan menos del 1 por ciento del total de las tierras de cultivo38 y la producción agrícola puede disminuir hasta en un 20 por ciento en los años de sequía. Las lluvias fuera de estación y/o excesivas en muchas zonas también pueden afectar negativamente a la producción de cereales.

A pesar de la importancia de la agricultura para su economía, durante varios decenios Etiopía ha sido un país con déficit alimentario, y la ayuda en cereales ha representado el 14 por ciento del total de la producción entre 1984-199939. Con una tasa de crecimiento del 3 por ciento anual, la población del país se duplicará en menos de 25 años. A menos que se adopten medidas urgentes, la diferencia entre la oferta y la demanda de alimentos aumentará aún más y la inseguridad alimentaria se hará aún más general. El aumento de las presiones causadas por las poblaciones humanas y del ganado han contribuido a la extensa degradación del suelo en Etiopía. Según un estudio de la FAO40, de 54 millones de hectáreas (con inclusión de Eritrea) en las tierras altas 14 millones de hectáreas han sufrido una grave degradación, 13 millones de hectáreas han experimentado una degradación moderada y 2 millones de hectáreas tenían una capa del suelo poco profunda y no se podía cultivar ningún producto. La degradación ha continuado, y entre 1 500 millones y 2 000 millones de toneladas del suelo de superficie41 se pierden cada año.

La causa fundamental del gran déficit alimentario de Etiopía es la baja productividad de su agricultura. El bajo rendimiento de la producción de cereales se estancó aproximadamente en 1,2 toneladas por ha entre 1980 y 199742. El tamaño cada vez menor de las explotaciones agrícolas se ha traducido en períodos de barbecho cada vez más breves, y un cultivo continuo y los limitados esfuerzos por reciclar los residuos de los cultivos u otras materias orgánicas del suelo han hecho que los agricultores tengan que invertir en fertilizantes químicos para producir cantidades que satisfagan sus requisitos de subsistencia. Con poco espacio para lograr aumentos importantes en la superficie cultivada, la solución del problema de la oferta de alimentos del país depende de un aumento de los rendimientos, que a su vez están determinados por el crecimiento sostenible en la utilización de insumos externos, especialmente fertilizantes y semillas mejoradas. El uso de fertilizantes en Etiopía no ha sido el mejor43, en especial una falta de insumos externos complementarios. Por ejemplo, la eficiencia de los fertilizantes es afectada negativamente por la competencia de malezas, ataques de insectos e infestaciones, pero en 1997/98, sólo el 12 por ciento de la superficie dedicada al cultivo de cereales fue tratada con plaguicidas (sobre todo insecticidas) y herbicidas44. Se ha carecido de semillas mejoradas: mientras que el 39 por ciento de la superficie dedicada al cultivo de cereales fue fertilizada en 1996/97, sólo el 2,4 por ciento de esta superficie fue sembrada con semillas mejoradas45. La calidad de las semillas mejoradas es también baja en muchos casos. Por ejemplo, se comprobó que la mayoría de las variedades de trigo mejoradas utilizadas eran susceptibles al moho durante la temporada de cultivo de 1998/9946. La industria de la semilla, dominada por la empresa paraestatal etiópica de semillas, no puede multiplicar y distribuir cantidades suficientes de maíz híbrido, que es muy popular en las zonas de alto nivel de lluvias. Por consiguiente, es necesario prestar mucha más atención a la investigación agrícola en ciertas zonas y a la industria de las semillas.

Desde 1992, el Gobierno ha adoptado varias medidas destinadas a mejorar la productividad de los pequeños propietarios, eliminando los monopolios y restricciones del Gobierno sobre el comercio privado y alentando la participación del sector privado en el mercado de insumos agrícolas.

El Sistema de extensión participativa de demostración y capacitación fue puesto en marcha en 1994/95, sobre todo para aumentar el uso de los fertilizantes entre los agricultores. Apoyado con una financiación del Banco Mundial, el sistema se basa en un conjunto de medidas de extensión elaboradas por Sasakawa-Global 2000 y el Departamento de Extensión del Ministerio de Agricultura. De un total de 35 000 parcelas de demostración dirigidas por el propio agricultor en 1995, el programa creció hasta incluir casi 4 millones de parcelas (de una superficie de 0,25 a 0,5 hectáreas) en 199947. También se dispuso de considerables recursos para ampliar el crédito48. Tanto los insumos agrícolas como los mercados de productos han sido liberalizados, y en 1998 se suprimieron los controles de precios y las subvenciones de los insumos en un esfuerzo por eliminar las distorsiones del mercado.

Con la nueva política en vigor, el consumo de fertilizantes aumentó de 153 000 toneladas en 1992 a 286 000 toneladas en agosto de 199949. Los agricultores que aplican el conjunto de medidas del programa, consistente en semillas mejoradas, fertilizantes y prácticas agrónomicas mejoradas, lograron altos rendimientos, especialmente en el caso del maíz50.

Sin embargo, la transición de la participación pública a la participación del sector privado ha sido lenta y los rendimientos de la producción de cereales han seguido siendo bajos. Con excepción de Oromia51, donde prevalecen condiciones de mercado relativamente competitivas, los mercados de fertilizantes regionales siguen siendo dominados por empresas afiliadas a gobiernos regionales. A nivel nacional, el impacto del sistema de extensión es más positivo, pero sigue siendo limitado. Aunque las tendencias recientes justifican las expectativas positivas -una tendencia muy positiva en la previsión agrícola se ha registrado desde 1993, sobre todo como resultado de un tiempo favorable entre 1995 y 1997 y el aumento de la superficie cultivada (Cuadro 17)- todavía queda mucho por hacer.

En Etiopía, entre los principales obstáculos al suministro y distribución de insumos de bajo costo cabe citar las incertidumbres políticas, una capacidad institucional inadecuada para aplicar reformas, una falta de crédito efectivo y de grupos de ahorros y una limitada información del mercado. Los dos principales obstáculos son el limitado servicio de extensión del país y una infraestructura física inadecuada.

Cuadro 17

SUMINISTRO DE CEREALES EN ETIOPÍA

Año

Superficie
dedicada a cereales

Rendimiento medio
para cereales

Total de
producción
de cereales

Importaciones
de cereales

Ayuda
alimentaria
en cereales

 

(Miles de ha)

(Toneladas/ha)

(Miles de toneladas)

1993

4 034

1,31

5 295

450

652

1994

5 387

0,97

5 245

1 023

787

1995

6 527

1,03

6 740

647

525

1996

7 731

1,21

9 379

399

298

1997

7 498

1,26

9 473

256

653

1998

6 313

1,14

7 197

585

626

1999

7 426

1,13

8 407

656

1 205

2000

6 817

1,15

7 845

n.d.

n.d.

n.d. = no se dispone de datos.

Fuente: FAO.

La extensión agrícola en Etiopía está completamente en manos del sector público y la participación de los agricultores es limitada. Con arreglo al nuevo sistema de extensión, se espera que 15 000 agentes de desarrollo transfieran grupos de tecnología elaborados por expertos del Ministerio de Agricultura. Un agente es un supervisor, su tarea principal es garantizar que los agricultores seleccionados para la demostración apliquen el conjunto de medidas de conformidad con las recomendaciones hechas por las autoridades. Con frecuencia los agentes, que tienen sólo pocos meses de formación, carecen de la capacidad para adaptar las recomendaciones a las condiciones locales. Como el sistema de extensión no incluye una investigación con fines de adaptación, se pide a los agricultores que adopten tecnologías de rentabilidad y adaptabilidad desconocidas. La comercialización agrícola en Etiopía se ve también limitada por una serie de obstáculos, entre los cuales cabe mencionar la infraestructura. La densidad media de los caminos es sólo de 21 km por 1 000 km2, o sea 0,44 km por 1 000 personas, una de las tasas más bajas de toda África52. La comercialización de los cereales está en gran parte en manos de pequeños comerciantes, con una limitada capacidad de almacenamiento. Los bajos precios después de la cosecha, y las grandes fluctuaciones estacionales de los precios, han desalentado las inversiones en insumos vitales como fertilizantes y semillas mejoradas. En fecha reciente se introdujo un Programa de desarrollo del sector de carreteras, para aumentar la accesibilidad de los caminos resistentes a todas las variaciones del tiempo. La finalidad es reducir la proporción de explotaciones agrícolas que se encuentran a más de medio día de camino de la carretera de todo tiempo más cercana, de 75 a 25 por ciento en 10 años. Importantes recursos gubernamentales, más del 29 por ciento del presupuesto del capital, se asignan a la construcción y mantenimiento de las carreteras53.

Políticas y programas para el desarrollo agrícola y la seguridad alimentaria

La prioridad del Gobierno etíope es luchar contra una pobreza difusa y la inseguridad alimentaria, y es necesario reconocer el compromiso de la administración puesto que no se ha vuelto a repetir el hambre colectiva de 1983/84, aunque en 1991/92 y 1993/94 se produjeron sequías. Otra crisis importante se produjo en 1999 y 2000 ya que las menores lluvias del belg54 (febrero-abril) no se produjeron en ambos años y el régimen de lluvias para la temporada Meher (mayo-septiembre) siguió siendo anormal. A mediados de 2000, 10,2 millones de personas, según las estimaciones, necesitaron asistencia. Tenían necesidad de una ayuda alimentaria de emergencia de aproximadamente 1,3 millones de toneladas55. Sin embargo, las actividades de alerta temprana, los suministros de la Reserva de seguridad alimentaria de emergencia56 y una importante ayuda del Programa mundial de alimentos (PMA) así como de otros organismos y donantes, impidieron que el hambre colectiva se generalizara.

La grave crisis pone de relieve en qué grado Etiopía se encuentra todavía a merced del tiempo. A la luz del gran número de personas, la ayuda alimentaria quizá no se ha dirigido en forma suficientemente amplia. Muchos hogares, que no reúnen las condiciones necesarias para recibir asistencia, pero que, sin embargo, recurren a sus bienes para colmar sus déficit cada año, son muy vulnerables a las sequías.

La estrategia general y a largo plazo es la de la industrialización mediante el desarrollo agrícola que considera a la agricultura como el principal instrumento de crecimiento. Se está aplicando un programa de inversiones sectoriales más amplio para el sector agrícola y de seguridad alimentaria. Los programas se concentran en:

El programa va acompañado de una política de población destinada a reducir la fertilidad de una tasa de 7,7 a 4 niños por mujer en el año 2025.

La propiedad de la tierra es un problema políticamente sensible. En la actualidad, toda la tierra es pública y seguirá siéndolo por un futuro previsible. La transferencia de tierra mediante ventas o alquiler a largo plazo ha sido prohibida y la redistribución se ha efectuado de manera regular. Los pequeños agricultores consideran que sus derechos de propiedad son inseguros, lo que influye negativamente en las inversiones para mejorar la tierra. La política de tierras ha reforzado la fragmentación y reducido el tamaño medio de la explotación a menos de 1 ha en muchas zonas. La reforma de la política agraria alentará la formación de explotaciones agrícolas viables y mejorará la transformación agrícola en Etiopía.

El Gobierno está prestando también máxima atención a la conservación del suelo y del agua y a los planes de reforestación. Ha establecido un organismo de protección del medio ambiente y ha puesto en marcha un Plan nacional de conservación que incluye medidas para una reforestación selectiva. Sin embargo, todavía hay mucho que hacer para garantizar el carácter sostenible de las comunidades rurales en muchas partes del país.

El elevado grado de inestabilidad de los precios del café ha hecho que la diversificación de las exportaciones sea una prioridad, y el Gobierno ha establecido un organismo de promoción de las exportaciones con este propósito. Sin embargo, las condiciones distan mucho de ser las mejores. El carácter no competitivo del sector de servicios nacional se suma al costo de la exportación y la infraestructura inadecuada es un obstáculo adicional. Un sector que ha sido descuidado en el pasado es el sector ganadero. En vista de su importancia, sin mencionar sus vínculos en todos los niveles de la economía, el alcance del desarrollo de los recursos ganaderos es considerable, y lo mismo sucede con los efectos multiplicadores que cabe esperar.

Conclusiones

Etiopía es uno de los países más pobres del mundo. El final de muchos años de guerra civil ha llevado al poder un gobierno que concentra su atención en la agricultura y se dedica a la lucha contra la pobreza y la inseguridad alimentaria. Los resultados han sido hasta ahora muy importantes, especialmente en lo que se refiere a las realizaciones macroeconómicas y a la prevención del hambre colectiva. Sin embargo, es necesario seguir construyendo y reforzando las instituciones del país para garantizar una transparencia y eficiencia y una administración pública responsable, necesarias para la aplicación con éxito de los programas de reforma y de inversión. Con más de 2 millones de personas que sufren crónicamente de inseguridad alimentaria, el desafío para Etiopía sigue siendo enorme.


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