Página precedenteIndicePágina siguiente


Reforestación de manglares tras el grave impacto causado por los herbicidas en la guerra de Viet Nam: el caso de Can Gio1

P.N. Hong

Phan Nguyen Hong es profesor en el
Centro de Recursos Naturales y
Estudios Ambientales, Universidad
Nacional de Viet Nam, Hanoi.

Los manglares crecen rápidamente, pero los bosques rehabilitados deben ser objeto de un manejo apropiado para impedir un nuevo proceso de deforestación debido al cultivo de camarones y la recolección de leña.

Los manglares constituyen un ecosistema rico y diversificado del que dependen desde hace muchos decenios los habitantes de la costa del delta del Mekong de Viet Nam. Los manglares no sólo proporcionan a la población local alimentos (peces y crustáceos), sino también madera, carbón vegetal y leña. Los bosques de manglares ofrecen alimentos, hábitats y lugares de reproducción a muchas especies marinas y varias especies de animales terrestres y aves.

Durante la guerra de Viet Nam, los manglares del sur del país fueron puntos neurálgicos de la resistencia de la población vietnamita. Por ello, los ejércitos extranjeros recurrieron al uso de bombas, fuego de artillería y productos químicos tóxicos (herbicidas y defoliantes en concentraciones elevadas) para destruir los bosques. Los principales herbicidas utilizados fueron «agente naranja», así como «agente blanco» (princi-palmente para destruir árboles forestales) y «agente azul», productos químicos que matan los árboles de los bosques. En total, 105 000 ha de las 291 000 ha de que constan las zonas de manglares del sur de Viet Nam (es decir, el 36 por ciento de la superficie) fueron fumigadas una o varias veces. Debido a ello se perdió una gran parte de la madera y otros recursos de los manglares y el suelo de los bosques experimentó una modificación química a causa de la pérdida de la cubierta vegetal protectora, disminuyendo el pH a causa del aporte insuficiente de agua dulce durante la estación seca y el aumento de la salinidad derivado de la mayor evaporación. Sin la protección que ofrecen los manglares frente a las mareas, las olas y las corrientes marinas, se produjo una grave erosión en la costa y en las márgenes de los ríos.

Durante algunos años tras el rociamie-nto con defoliantes, aumentaron las poblaciones de peces, crustáceos, moluscos y otros recursos acuáticos, dado que la descomposición de las hojas de los manglares caídos originaron alimento abundante en el agua. Sin embargo, más tarde disminuyeron rápidamente al haber desaparecido los manglares. Su destrucción por los herbicidas provocó la extinción de especies como los cocodrilos y los tigres. También los monos, lagartos y aves, que solían ser muy abundantes en los manglares, disminuyeron gradualmente después de la guerra. A los efectos directos de la desaparición de los manglares se añadieron las repercusiones indirectas sobre los medios de subsistencia de la población que dependía de la vida silvestre y de otros recursos forestales.

Entre 1978 y 1999 se rehabilitaron en Can Gio, un distrito de la ciudad de Ho Chi Minn, en el sur de Viet Nam, 21 400 de las 40 000 ha de manglares existentes originalmente.

LA REFORESTACIÓN DE LOS MANGLARES EN EL DISTRITO DE CAN GIO

Antes de la guerra Can Gio contaba con unas 40 000 ha de densos bosques de manglares, pero en 1971 habían quedado casi totalmente destruidos. A partir de 1972, algunas especies se regeneraron de forma natural en áreas inundadas por las mareas, pero debido a la falta de combustible para cocinar fueron destruidos por la población local. En 1978, el Comité Popular de la ciudad de Ho Chi Minh, consciente de la importancia de la rehabilitación del ecosistema de manglares, emprendió la reforestación, que se encomendó al servicio forestal municipal y al comité popular del distrito de Can Gio. Los objetivos de la reforestación de los manglares eran los siguientes:

Las principales especies que se plantaron fueron Rhizophora apiculata (la principal especie económica), de crecimiento rápido, y otras especies como Nypa fruticans, Ceriops tagal y Rhizophora mucronata. Entre 1978 y 1994, se replantaron 18 120 ha de R. apiculata y 1 031 ha de palma Nypa.

La actividad de reforestación la realizaron principalmente jóvenes y escolares, por lo cual se descuidaron los aspectos técnicos de la reforestación y la tasa de supervivencia fue baja. Durante los primeros años de la plantación de R. apiculata, la falta de experiencia determinó que la densidad de plantación fuera demasiado elevada. En definitiva, de las 29 583 ha de R. apiculata que se plantaron en Can Gio entre 1978 en 1989, solamente 18 125 ha estaban cubiertas de manglares a comienzos de 1990.

Durante el decenio de 1980, el éxito de la rehabilitación fue limitado debido a un manejo insuficiente, a la constante recolección de leña y a la transformación de los bosques con el fin de establecer estanques para el cultivo de camarones. En 1996, se habían replantado en Can Gio casi 35 000 ha de manglares, de las cuales alrededor de 20 000 han experimentado un crecimiento satisfactorio.

La flora de los manglares es ahora muy similar a la que existía antes del rociamiento con herbicidas, aunque el número de especies y su distribución no son los mismos. Se han notificado 72 especies de manglares, 30 de las cuales son manglares auténticos (especies que sólo crecen en zonas inundadas regularmente por las mareas, aunque sólo sea una vez al año) y 42 especies de manglares asociadas. Además, se han encontrado 95 especies pertenecientes a 42 familias de plantas terrestres dispersadas por los seres humanos y los animales. Actualmente, la estructura comunitaria de los manglares de Can Gio tiene una mayor diversidad que antes de la guerra. Una de las causas es que en esos manglares las especies replantadas se han mezclado con especies regeneradas de forma natural.

Bosque de Ceriops tagal en Rung Sat, Viet Nam, en 1972, tras el rociamiento con herbicida y la extracción de árboles muertos para obtener leña

- C.P. WEATHERSPOON

Los manglares se regeneran con gran rapidez: Rhizophora apiculata de siete años de edad plantados en la marisma del río Dong Tranh (en segundo plano) y Rhizophora mucronata de un año de edad (en primer plano)

- P.N. HONG

RESTABLECIMIENTO DE LOS BENEFICIOS AMBIENTALES

La rehabilitación de los manglares de Can Gio ha servido para reducir la erosión de las riberas de los ríos y se han formado extensas superficies fangosas que sirven de hábitats para los bentos y permiten el cultivo de crustáceos y almejas. La rehabilitación de los manglares ha modificado las propiedades del suelo debido a los sedimentos que forma la hojarasca con la ayuda de grandes cantidades de materia radicular fina y fibrosa. El sustrato ha pasado gradualmente a ser arcilloso y ha aumentado el pH.

La rehabilitación de los manglares ha contribuido a la protección frente a las tormentas y a la reducción de la invasión de agua salina en las zonas de producción agrícola de Can Gio y de los distritos próximos. Los manglares rehabilitados actúan a modo de filtros de la contaminación atmosférica y de las aguas del estuario, acumulando sedimentos e impidiendo que los desechos sólidos procedentes de la ciudad de Ho Chi Minh desemboquen en el mar.

Los restos orgánicos producidos por la vegetación de los manglares promueve las cadenas alimentarias, el desove y el establecimiento de criaderos de numerosos vertebrados y peces. Quince años después de la restauración de los manglares, el medio ambiente ha mejorado y ha favorecido el regreso de las aves y otros animales silvestres. La fauna es ahora más variada y abundante. Can Gio ofrece un hábitat adecuado a:

Las aves cumplen una importante función en el ecosistema, contribuyendo activamente al enriquecimiento de las fuentes de alimentos y del suelo. Entre 1975 y 1980 eran escasas en las zonas manglares de Can Gio, pero desde 1980 han regresado a ellas un número cada vez mayor de especies. Además de las aves acuáticas, durante el invierno pueden verse en gran número especies migratorias procedentes del norte, como Numenius arquata, Tringa hypoleucos y Charadrius dubius. En las marismas existen numerosas aves de zonas costeras como Phalacrocorax carbo, Centropus sinensis, Egretta garzetta, Egretta alba, Threskiornis melanoce-phalus, Plegadis facinellus y Dendro-cygna javanica.

Entre los mamíferos terrestres, la especie más numerosa de los manglares, tras su restauración, es el macaco (Macaca fascicularis), que vive en grupos de 30 a 40 individuos junto a los ríos y canales. También son abundantes los grupos de jabalíes (Sus scrofra) en las áreas de Phoenix paludosa.

Un grupo de Macaca fascicularis en la zona de manglares replantada

- P.N. HONG

MANEJO Y PROTECCIÓN DE LOS BOSQUES REPLANTADOS EN CAN GIO

En los años ochenta, los manglares replantados no se manejaron apropiadamente. Una empresa forestal integrada por un reducido grupo de trabajadores forestales, con medios insuficientes de transporte y comunicación, tenía a su cargo la protección de una zona de gran extensión. La población local y los habitantes de las zonas costeras de las proximidades, sometidos a una gran penuria económica, destruyeron los manglares replantados debido a la excesiva recolección de leña y a la transformación de los bosques con el fin de establecer estanques para el cultivo del camarón.

Sin embargo, a finales de 1989, muchas explotaciones colectivas y aldeas no podían sufragar los costos de manejo debido a la corta edad de los árboles del bosque y, en consecuencia, devolvieron la tierra al comité popular. Esas zonas quedaron en su mayor parte sin ordenar, transformándose en un recurso de acceso libre amenazado por la sobreexplota-ción.

En mayo de 1991, el Gobierno aprobó un proyecto de protección ambiental de los bosques de la ciudad de Ho Chi Minh y el comité popular invirtió fondos y aportó el equipo necesario para proteger los bosques. La empresa forestal se transformó en la Junta Municipal de Ordenación de los Bosques Protegidos Ambientalmente; se incrementó la dotación de personal y la ciudad adoptó medidas para asignar tierras y bosques a las familias. Gracias a ello disminuyó notablemente la destrucción de los bosques.

En la actualidad se controlan y registran las actividades en el bosque. El grupo principal de guardas forestales está formado por trabajadores de la Junta Municipal y de empresas agroforestales, empleados del organismo forestal y miembros de las familias a las que se han asignado bosques para su protección mediante contratos con la Junta Municipal de 30 años de duración. Hasta la fecha, se han asignado 10 850 ha a 208 familias. Los guardas reciben salarios mensuales, el 35 por ciento del producto forestal de las cortas de aclareo, la asignación de 3 a 5 ha para la práctica de la agricultura o el establecimiento de estanques de agua salada, asistencia para hacer frente a los problemas y recompensas por la protección adecuada de los bosques. Además, perciben otros beneficios, como dinero para construir casas en las tierras asignadas, embarcaciones para proteger los bosques, préstamos para la producción pesquera autorizada y ayuda técnica mediante la organización de cursillos de capacitación de corta duración sobre las técnicas de aclareo, la reforestación y el cultivo de camarones.

Estas actividades se han visto recompensadas: a comienzos de 2000, los manglares de Can Gio fueron elegidos para ser incluidos en la Red mundial de reservas de la biosfera de la UNESCO, y entre 1998 y 2001, el turismo ecológico se ha desarrollado con gran rapidez. En efecto, los grupos de macacos, los cocodrilos y otros mamíferos silvestres del parque forestal de Can Gio, que es una zona protegida, atraen a numerosos turistas. El desarrollo del turismo ecológico ha contribuido a mejorar la situación socioeconómica de la comunidad local.

NECESIDADES FUTURAS

Si se compara con otras localidades de Viet Nam, el distrito de Can Gio cuenta con bosques de manglares replantados extensos y bien protegidos, pero existen todavía dificultades que es necesario afrontar. La vida de los agricultores y pescadores locales sigue siendo difícil, salvo en el caso de las familias a las que se les han asignado tierras y bosques, y la población local no ha tomado aún plena conciencia de la función y el valor de los manglares. La cría de camarones y cangrejos es sumamente rentable y algunas familias siguen destruyendo manglares para construir estanques. La demanda de madera de construcción, postes y leña supera con creces la oferta procedente de los aclareos. Como los recursos de los bosques de tierra adentro son insuficientes, la población de otros distritos o provincias sigue acudiendo todavía a los manglares para talar árboles ilegalmente. 


1 Este artículo se basa en las siguientes publicaciones:
Hong, P.N. 1996. Restoration of mangrove ecosystems in Vietnam: a case study of Can Gio District, Ho Chi Minh City. En C. Field, ed. Restoration of mangrove ecosystems, p. 76-79. Okinawa, Japón, Sociedad Internacional para los Ecosistemas de Manglares y Organización Internacional de las Maderas Tropicales (OIMT).
Hong, P.N. 2001. Severe impacts of herbicides on mangroves in the Vietnam war and ecological effects of reforestation. Documento presentado en el seminario internacional del Centro de excelencia "Changing People-Environment Interactions in Contemporary Asia: An Area Study Approach", Kyoto, Japón, 15-17 de noviembre.


Página precedenteInicěo de páginaPágina siguiente