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Prefacio


El hambre y la desnutrición continúan persistiendo en un mundo de riquezas, situación repetidamente puesta de manifiesto tanto por países individuales como por la comunidad internacional. La erradicación de la pobreza extrema y el hambre es el primero de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, metas globales establecidas por los líderes mundiales en la Cumbre del Milenio llevada a cabo en Nueva York en septiembre de 2000. Este objetivo persigue el ambicioso propósito de reducir a la mitad la cantidad de personas pobres y con hambre hacia el año 2015, tal como ya lo había establecido la Cumbre Mundial de la Alimentación, organizada por la Organización Mundial de la Agricultura y la Alimentación (FAO) en Roma en 1996.

FAO lidera los esfuerzos internacionales para terminar con el hambre. Su misión es ayudar a construir un mundo alimentariamente seguro, para la presente y las futuras generaciones. La seguridad alimentaria ocupa el centro de los esfuerzos de la FAO, con el propósito de asegurar que las personas tengan acceso regular a alimentos de alta calidad y cantidad suficiente para mantener condiciones de vida activa y saludable. Dado que la gran mayoría de las personas con hambre y desnutridas vive en zonas rurales, la FAO persigue los objetivos de reducir la magnitud de las personas crónicamente desnutridas y de asegurar que la agricultura y las zonas rurales sean económicamente viables. Esto a su vez contribuye al progreso económico y social, lo mismo que al bienestar general. En la búsqueda de estos objetivos, las actividades de la FAO se esfuerzan en favorecer el uso sostenible de los recursos naturales.

Dado que colabora tanto con los países avanzados como con aquellos en vías de desarrollo, la FAO constituye un foro neutral en el cual todas las naciones participan como iguales, para concertar acuerdos y debatir políticas. La FAO es también una fuente de conocimiento y de información. Ayuda a los países en desarrollo y en transición a modernizar y mejorar la agricultura, la silvicultura y la pesca, lo mismo que a asegurar una buena nutrición para todos. Desde su fundación en 1945, la Organización ha otorgado una atención especial al desarrollo de las zonas rurales, donde habita el 70 por ciento de las personas pobres y desnutridas del mundo.

Entre las tareas de la FAO cabe citar las de estimular el intercambio de experiencias de desarrollo agrícola y rural en todo el mundo, y las de fortalecer la capacidad para adoptar decisiones en favor del desarrollo agrícola sostenible. En muchos países, el ajuste económico y las políticas de liberalización han provocado un renovado interés y otorgado mayor urgencia a la tarea de formular estrategias y políticas para la agricultura y los recursos naturales, incluyendo la silvicultura y la pesca.

Política de Desarrollo Agrícola - Conceptos y Experiencias forma parte de las actividades de la FAO destinadas a generar contextos de política favorables a la agricultura, tanto globales, en el marco de regulaciones y compromisos internacionales, como nacionales, mediante estrategias y políticas adecuadas. La publicación ofrece lecciones de la experiencia y de la investigación en muchos países, que demuestran la necesidad de incorporar plenamente las políticas agrícolas al amplio contexto de las políticas económicas, vinculándolas tanto a las políticas macroeconómicas como a las subsectoriales.

La publicación subraya que el crecimiento agrícola es crucial para el desarrollo económico general. La experiencia ha demostrado que el desarrollo del sector agrícola es un requisito ineludible para el progreso de los países. Por añadidura, como el sector está profundamente interrelacionado con los demás aspectos de la economía, el desarrollo agrícola constituye un determinante principal del crecimiento rural, incluyendo el de sus actividades no agrícolas. La agricultura resulta entonces esencial para reducir la pobreza rural y la urbana, y continúa siendo un sector central del sistema económico de muchos países en desarrollo. Aún cuando su participación en el crecimiento económico declina con el desarrollo, mantiene su papel fundamental en la seguridad alimentaria.

Confiamos en que Política de desarrollo agrícola: conceptos y experiencias contribuirá ampliamente a mejorar el marco de las políticas y las regulaciones en que se desenvuelve la agricultura, tanto de índole nacional como internacional, incluyendo el apoyo a las inversiones y al contexto comercial exterior de los países en vías de desarrollo. Llamando la atención sobre los estrechos vínculos y los efectos de la agricultura sobre todos los demás aspectos de la economía y, por lo tanto, sobre el lugar central de la agricultura en las políticas económicas, la publicación propone una visión que excede los confines institucionales de los ministerios de agricultura y abarca una multiplicidad de grupos, intereses y aspiraciones.

Si bien este texto contiene pequeñas adaptaciones al original inglés (FAO y John Wiley & Sons, Ltd, 2004), que ya incluía numerosas referencias y ejemplos concernientes a los países de América Latina y el Caribe, los lectores deben tener en cuenta que la publicación ha sido escrita con una perspectiva más general de la situación y de las políticas agrícolas recomendables para países en desarrollo y en transición.


Mafa Chipeta
Director
Dirección de Asistencia para las Políticas


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