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1.3 Crecimiento agrícola y reducción de la pobreza


En la última década han surgido sólidas evidencias empíricas de que el crecimiento agrícola no sólo es eficaz para aliviar la pobreza rural, sino que es más eficaz que el crecimiento industrial para reducir la pobreza urbana. Los investigadores han comenzado a recopilar y estudiar datos sobre la distribución de los ingresos rurales y urbanos, más valiosos que los disponibles anteriormente. Martin Ravallion y Gaurav Datt analizaron 33 encuestas de hogares en India para el período 1951-1991 y llegaron a las siguientes conclusiones inequívocas:

Los pobres tanto urbanos como rurales se beneficiaron del crecimiento rural. En contraste, el crecimiento urbano tuvo efectos distributivos adversos en el medio urbano, lo que obstaculizaba el avance de los pobres urbanos. Y el crecimiento urbano no tuvo efectos discernibles sobre la pobreza rural.

Tanto el crecimiento del sector primario como el del terciario redujeron la pobreza total, en las zonas urbanas y las rurales. Por el contrario, el crecimiento del sector secundario no tuvo efectos positivos discernibles sobre los pobres, ni en zonas urbanas ni en las rurales.

Nuestra investigación apunta claramente hacia la importancia cuantitativa de la composición sectorial del crecimiento económico sobre la reducción de la pobreza en la India. A pesar de la creciente urbanización de la pobreza, es probable que durante muchos años - desde el punto de vista de los pobres de la India - continúe siendo cierto que es el perro (la economía rural) el que mueve la cola (el sector urbano), y no a la inversa. El fomento de las condiciones para el crecimiento de la economía rural - tanto en actividades primarias como terciarios - debe ser entonces considerado el aspecto central de la estrategia para reducir la pobreza en India[24].

Klaus Deininger y Lyn Squire recopilaron para el Banco Mundial series cronológicas de datos sobre ingresos de hogares en varios países, lo que les permitió analizar la relación entre crecimiento agrícola y reducción de la pobreza[25]. Peter Timmer juntó las informaciones de mayor calidad de estos datos con series cronológicas de ingresos reales per cápita (en varios países), ajustados según sus poderes de compra equivalentes, a los efectos de analizar la vinculación agricultura-reducción de pobreza en una muestra de 27 países. Su análisis explora la relación entre el ingreso por trabajador agrícola y los niveles de pobreza a través del tiempo, mientras que Ravallion y Datt estudian el ingreso por unidad de tierra agrícola.

Thomas Vollrath ha resumido las evidencias empíricas que señalan que el crecimiento agrícola aporta más que otros sectores a la economía global:

Al examinar los resultados recientes, Houck (1986) comprobó que el crecimiento agrícola ejerció un impacto más pronunciado que el sector no agrícola sobre los incrementos del ingreso en los países en desarrollo. Encontró que un aumento del 10 por ciento de la productividad agrícola estuvo asociado a aumentos de 9,0 - 10,2 por ciento del PIB per cápita. En cambio, un incremento de 10 por ciento en la productividad de las manufactureras se vinculaba solamente a un incremento de 1,5 - 2,6 por ciento del PIB per cápita en varios países... El análisis empírico cruzado entre países de Hwa (1988) halló que el crecimiento agrícola aportó más que el de las exportaciones al crecimiento económico. Bautista (1990) examinó empíricamente los vínculos entre el crecimiento agrícola y el resto de la economía en 34 países en desarrollo con déficit de alimentos. Encontró que la elasticidad de esta relación era mayor que la unidad [o sea] 1,3 en el período 1961-84 y 1,4 en 1973-84. De: Thomas L. Vollrath, “The role of agriculture and its prerequisites in economic development”, Food Policy, vol. 19, No. 5, octubre 1994, pág. 473. Sus referencias son: R. M. Bautista, “Agricultural growth and food imports in developing countries: a reexamination”, en: Seiji Naya, ed., Economic Development in East and Southeast Asia, East-West Center, Hawaii, 1990; J. P. Houck, Foreign Agricultural Assistance: Ally or Adversary, Staff Paper P86-50, Department of Agricultural and Applied Economics, University of Minnesota, 1986; y E. C. Hwa, “The contribution of agriculture to economic growth: some empirical evidence”, World Development, vol. 16, No. 11, 1988, págs 1329-1339.

Timmer utiliza un modelo que intenta captar las relaciones de largo plazo entre el crecimiento económico y los ingresos de los pobres, en contraste con mediciones acerca de cómo los pobres son afectados por las fluctuaciones económicas de corto plazo. En países con distribución del ingreso relativamente uniforme encontró resultados diferentes a los de países con distribución muy sesgada. En el primer grupo, el incremento del ingreso agrícola por trabajador determina aumentos en los ingresos globales, en todos los estratos de ingresos (los hogares urbanos y rurales fueron englobados), y el mayor efecto ocurrió en el estrato más bajo. Por lo tanto, en estos casos las mejoras de la productividad de la mano de obra agrícola generan crecimiento en toda la economía, y más aún para los pobres, lo que con el tiempo determina una distribución del ingreso más equitativa. En cambio, en los países con una distribución inicial del ingreso muy sesgada, los estratos más ricos se benefician considerablemente de las mejoras de la productividad agrícola, mientras los pobres ganan mucho menos, tanto en la agricultura como en otros sectores, de tal manera la brecha de ingresos continúa ensanchándose independientemente de la composición sectorial del crecimiento[26].

En una muestra más grande de 35 países, con todo tipo de distribución del ingreso, Timmer encontró que:

En 35 países en vías de desarrollo, un crecimiento del uno por ciento del PIB per cápita conduce a un incremento del 1,61 por ciento en el ingreso per cápita de los dos primeros quintiles de la población. Un aumento similar del 1 por ciento del PIB industrial incrementa los ingresos de los pobres en 1,16 por ciento[27].

Timmer notó que el significado estadístico de estos resultados es bajo debido al “ruido” de los datos, pero consideró que “sí sugieren que, en promedio, la composición sectorial del crecimiento afecta la solidez de la relación entre crecimiento económico y pobreza (ibid)”.

Dichos resultados pueden aparecer numéricamente no muy diversos, pero extrapolados en períodos largos representan potencialmente una gran diferencia para los pobres. La importancia del crecimiento agrícola puede verificarse si se comparan sus efectos sobre el quintil inferior, con relación a los de la industria. Así, como resultado de un crecimiento industrial de 4 por ciento por habitante, en 20 años los ingresos de los más pobres se incrementarían 2,5 veces, de acuerdo a los resultados obtenidos por Timmer. En cambio, con el mismo crecimiento de la agricultura, esos ingresos aumentarían 3,5 veces.

En un aporte subsiguiente Timmer argumenta, basándose en las experiencias observadas, que “el enfoque de Asia del Este y Sudeste de ‘crecimiento con redistribución’ que descansa fuertemente en el fomento de la economía rural, combinado con una política de estabilizar los precios internos de los alimentos, es la vía más rápida para salir [del hambre y la hambruna]”[28]. Concluye expandiendo un tema tratado por Johnston y Mellor en su primer trabajo, referente al papel de las fincas pequeñas, y aborda el tema de los precios relativos:

Es evidentemente difícil encontrar una manera de estructurar el proceso de crecimiento de forma tal que los pobres ganen con relación a los ricos. Históricamente, la única manera de hacer esto ha sido a través de una estrategia focalizada hacia el medio rural, que aumenta la productividad y el ingreso de la extensa población de pequeños agricultores y otros trabajadores rurales ...

Dicha estrategia, sin embargo, requiere incentivos significativos de precios para generar el poder adquisitivo rural que, a su vez, estimule el crecimiento rural necesario para que la estrategia sea consistente con el desempeño macroeconómico global ...

Este “dilema del precio de los alimentos”, según el cual los consumidores pobres ven amenazada su alimentación a corto plazo para poder estimular un proceso de crecimiento de largo plazo que les sustraiga de la pobreza, ha sido subrayado anteriormente.... Pero la experiencia del Asia del Este y Sudeste desde los años setenta muestra que dicha estrategia, cuando se ejecuta dentro del contexto de inversiones de gran escala en infraestructura rural, capital humano e investigación agrícola, puede conducir al crecimiento económico y a aumentos del ingreso medio per cápita del 5 por ciento por año o más, con tasas de crecimiento de los primeros dos quintiles más rápidas que las de los quintiles superiores[29].

Mellor ha sintetizado el análisis de datos de encuestas hecho por Timmer, Ravallion y Datt, y otros estudios, llegando a las siguientes conclusiones generales:

Es ahora evidente que altas tasas de crecimiento económico pueden reducir rápidamente la proporción de la población en situación de pobreza absoluta. En países de bajos ingresos, es probable que el rápido crecimiento global sea acompañado por un rápido crecimiento del sector agrícola, porque virtualmente todos los países de bajos ingresos tienen sectores agrícolas grandes que comprenden a la mayor parte de la población. Ha habido una tendencia a generalizar que el crecimiento económico reduce la pobreza, cuando de hecho son los efectos directos e indirectos del crecimiento agrícola los responsables de virtualmente toda la disminución de la pobreza...

se nota que el crecimiento agrícola reduce las desigualdades entre los pobres y los lleva por encima de la línea de pobreza...

hacer hincapié en la agricultura para mejorar la distribución del ingreso no resulta en un crecimiento lento. Los sectores son más complementarios que competitivos[30].

Un corolario a estas lecciones sobre la importancia de la agricultura, tanto en la economía global como para reducir la pobreza, es que las políticas agrícolas apropiadas son cruciales para el entero proceso de desarrollo. En las palabras de Gale Johnson:

Es difícil entender cómo se puede ignorar el papel de las políticas, dadas las enormes diferencias del desempeño económico de las economías planificadas y las de mercado entre 1950 y 1990, y el cambio agudo de la tasa de crecimiento en China subsecuente a las reformas de finales de los años setenta.

... mucha de la preocupación sobre el futuro suministro mundial de alimentos se basa en el supuesto de que la tierra sea el recurso limitante. Esto ubica el acento en el lugar equivocado. Los principales factores que pueden limitar el crecimiento de la producción de alimentos en los países en vías de desarrollo son los conocimientos y la investigación, la disponibilidad de insumos no agrícolas a precios razonables, y las políticas gubernamentales que afectan a los incentivos. Si las políticas garantizan la disponibilidad de los primeros dos y no discriminan contra la agricultura en las políticas de comercio exterior y macroeconómica, los agricultores harán el resto[31].

En el actual contexto económico internacional, muchos observadores han expresado preocupación acerca de los efectos de la globalización y los mercados libres sobre la agricultura, y por lo tanto sobre los niveles de pobreza rural en los países en desarrollo. Por esta razón, a veces se recomienda retornar a controles estatales generalizados sobre la agricultura de estos países. Un mensaje central de este libro es que los efectos negativos de la globalización y las distorsiones en los mercados internacionales pueden ser largamente corregidos, sin incurrir en los costos económicos de los controles centralizados, utilizando los instrumentos indirectos de la política económica nacional, y que políticas adecuadas pueden crear un contexto económico favorable al crecimiento agrícola y la reducción de la pobreza rural. Existen ya numerosos ejemplos de políticas en favor de la agricultura y de los pobres en el mundo en desarrollo, y uno de los propósitos de este libro es presentarlos y analizarlos en forma sistemática.


[24] Martin Ravallion y Gaurav Datt, “How Important to India’s Poor is the Sectoral Composition of Economic Growth?” The World Bank Economic Review, vol. 10, No. 1, enero de 1996, pág. 19.
[25] Klaus Deininger y Lyn Squire, “A new Data Set Measuring Income Inequality”, The World Bank Economic Review, 10(3), septiembre de 1996, págs 565-591.
[26] C. Peter Timmer, “How Well Do the Poor Connect to the Growth Process?” CAER II Discussion Paper No. 17, Harvard Institute for International Development, Cambridge, Massachusetts, EE.UU., diciembre de 1997, especialmente págs 16-22.
[27] Op. cit., pág. 3.
[28] C. Peter Timmer, “The macro dimensions of food security: economic growth, equitable distribution, and food price stability”, Food Policy, vol. 25, No. 3, junio de 2000, pág. 291, reimpreso con autorización de Elsevier.
[29] Op. cit., pág. 293.
[30] J. Mellor, 2000, págs 1, 8 y 10. [el énfasis ha sido añadido]
[31] D. G. Johnson, 1997, págs 10 y 11.

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