Este Estudio de Caso forma parte de una serie de documentos que está preparando la Subdirección de Comunicación para el Desarrollo de la Dirección de Información de la FAO. Será usado como material de estudio para la Consulta de Expertos sobre el Desarrollo de la Comunicación que la FAO llevará a cabo en junio 1987 y también como información general sobre experiencias relevantes de comunicación que aportan elementos útiles y de interés para los especialistas en desarrollo rural y comunicación.
La FAO y el autor desean expresar su agradecimiento a las autoridades del Gobierno del Perú y, en particular, al personal del CESPAC por la valiosa asistencia y apoyo prestados durante el proceso de preparación de este documento. Cualquier posible error de información o interpretación en que pueda haberse incurrido es de responsabilidad del autor: Colin Fraser, de la firma Agrisystems.
Roma, enero 1987
En un estudio realizado en Chile durante los años setenta, investigadores agrícolas y especialistas en extensión determinaron que, de todos los factores que contribuían a la producción de un cosecha óptima (un litro de leche de alta calidad o casi cualquier producto de origen rural) por lo menos dos tercios dependía mas de la capacitad y la forma cómo las cosas eran hechas, que de costosos insumos. Por ejemplo, factores como la correcta preparación del suelo para la siembra, la profundidad y época de la siembra, la selección de semillas y una higiene diaria apropiada, resultaban más importantes que los pesticidas, fertilizantes y los últimos avances tecnológicos, en la obtención de mejores resultados. El estudio también reveló que, cuando se disponía de costosos insumos, éstos eran con frecuencia mal aplicados. 1
Se menciona esto a fin de destacar el hecho de que uno de los principales obstáculos para el desarrollo agrícola y rural reside en las actitudes, conocimientos y capacidad de la población rural. Si bien el campesino no es culpable de carecer de educación básica y de la comprensión de conceptos, de confianza y amor propio que pudiera permitirle modificar su propia realidad, no es sorprendente que tome actitudes fatalistas como refugio de su propia incapacitad.
La capacitación en niveles rurales es una condición sine qua non del desarrollo rural. El problema radica en encontrar maneras de llevar a cabo esta capacitación en forma efectiva y económica a la escala masiva que se requiere. En teoría, se trata de la meta de los servicios de extensión de muchos países, pero es tristemente cierto que, en la mayoría de los casos, los servicios de extensión no han respondido en la medida de las necesidades. Con frecuencia, los servicios de extensión carecen de personal o disponen de personal con calificaciones insuficientes, careciendo también de las facilidades requeridas, tales como el transporte.
Fue a mitad de los años setenta, durante la búsqueda de soluciones para los problemas de información y capacitación en niveles rurales, que el Perú emprendió un camino que lo llevó a la experiencia más amplia en el uso de vídeo en áreas rurales que se haya logrado en un país del Tercer Mundo. Más de 1 000 programas de vídeo de aproximadamente 20 minutos fueron producidos, habiendo sido utilizados con más de 180 000 campesinos. Más de 150 peruanos fueron capacitados en la producción y uso de los programas de desarrollo rural y otros 200 han sido capacitados en el uso de dichos programas.
Estos logros no han sido fáciles: son el fruto de un trabajo arduo, de visión y tenacidad (y algunos dirían de ¡terquedad!) en un ambiente inicial de desconfianza, oposición y contrariedades. La misma supervivencia de la iniciativa se vió comprometida en ocasiones y muchas veces no dispuso del apoyo que requería.
Una prueba de la validez de este trabajo de pioneros realizado en el Perú es el hecho de que muchos otros países han emprendido proyectos audiovisuales similares para la capacitación e información en áreas rurales. Muchos de estos países han recibido asistencia técnica del Perú para el despegue de estas actividades. El proyecto ha establecido procedimientos y métodos que aseguran un uso constructivo del vídeo en el desarrollo rural. Esto ha permitido a los países, evitar errores que son comunes en esta actividad y que determinan, por ejemplo, que valioso equipo permanezca ocioso o inutilizado ante la necesidad de reparaciones menores.
El proyecto peruano es conocido como CESPAC (Centro de Servicios de Pedagogía Audiovisual para la Capacitación). El CESPAC ha hecho una contribución vital a la comunicación en el desarrollo rural. Actualmente, el uso del vídeo en la capacitación e información de áreas rurales constituye una proposición ampliamente aceptada, y muchos gobiernos y agencias de desarrollo están comenzando a usarlo. Hace, diez años la situación era diferente, y el trabajo del CESPAC ha sido determinante para este cambio.
Este Estudio de Caso presenta los orígenes del CESPAC, su metodología y funcionamiento, procurando informar con la mayor objetividad posible acerca de sus aciertos y debilidades.
Me gustaría hacer un comentario sobre la manera en que la información es presentada en este Estudio de Caso. Las actividades que en última instancia condujeron a la formación del CESPAC se iniciaron hace 12 años. Obviamente, el proyecto ha experimentado diversas fases en su desarrollo. Por ejemplo, el marco institucional ha cambiado, así como su enfoque y metodología, equipo, y muchos otros aspectos. Esto se debe, en parte, a que la situación del Perú también ha cambiado desde que se inició el uso del vídeo en áreas rurales.
Podría presentar toda esta vasta información en un orden cronológico, a manera de una historia del período en que se desarrollaron las actividades audiovisuales de capacitación rural, u ordenado por materias; por ejemplo, la capacitación del personal nacional, el equipo utilizado, el marco institucional, etc.
Es probable que el Estudio de Caso sería más fácil de leer sí fuese presentado como una historia, un recuento de lo sucedido desde el primer año hasta la fecha. Sin embargo, considero que un ordenamiento por materias hará más útil este estudio como trabajo de referencia. De tal manera será posible para cualquier interesado en algún tema específico (por ejemplo, el equipo utilizado) encontrar la información requerida directamente en una sección, sin necesidad de revisar todo el documento.
El presente Estudio de Caso está basado en una amplia documentación. En primer lugar, cuando aún se hacían muchas críticas a la metodología del proyecto, la Subdirección Comunicación para el Desarrollo, de la FAO, que supervisaba el proyecto desde Roma, organizó un Análisis Técnico que fue llevado a cabo por consultores independientes en 1978. Ellos informaron sobre la capacitación del personal peruano en el uso de la tecnología de Comunicación utilizada y la utilidad de la metodología para las comunidades rurales beneficiadas. Sus conclusiones fueron muy positivas, lo cual ayudó a atenuar la oposición y permitió que el proyecto desarrollara su metodología y actividades.
En 1980 se llevó a cabo un Estudio de Factibilidad sobre el proyecto para asistir al Gobierno en la decisión de convertirlo en un proyecto Especial de Inversión. Este Estudio de Factibilidad está compuesto por seis volúmenes que suman 580 páginas. Luego, en 1984, se realizó un análisis de las actividades del proyecto y sus proyecciones (documento de aprox. 200 páginas) a fin de solicitar financiamiento internacional. Adicionalmente, se han preparado dos informes de mitad de período en los cuales participé directamente. También se ha contado con los Informes de Avance del Director del proyecto y los informes formales del Gobierno/PNUD/ FAO. Finalmente, existen dos evaluaciones auspiciadas por la agencia de cooperación suiza (COTESU) realizadas en 1985 y 1986.
El principal problema que he tenido que enfrentar al escribir este Estudio de Caso ha sido definir qué aspectos dejar de lado. A fin de lograr una lectura más fácil y una mayor utilidad del documento, he procedido a una síntesis despiadada de la información y no he incluido referencias bibliográficas pues éstas son, casi exclusivamente, aquellas que ya he mencionado.
Es importante mencionar lo siguiente, respecto al nombre del proyecto: éste inició sus operaciones dentro de un departamento de comunicación de una institución de reforma agraria, para luego ser llamado finalmente CESPAC.
Las razones de estas modificaciones serán explicadas en la sección que trata sobre el Marco Institucional. Sin embargo, para lograr una mayor simplicidad, las actividades serán descritas tan sólo como el proyecto o CESPAC, al margen del período que se esté cubriendo.
Finalmente, quisiera agradecer muy sinceramente a todos aquellos que ayudaron con información básica para este documento o hicieron comentarios a sus versiones iniciales.
A fin de entender el contexto de los orígenes y el trabajo del CESPAC, tenemos que examinar la geografía física y humana del Perú y sus realidades sociales, económicas y políticas.
El Perú es un estado independiente desde 1824. Su territorio cubre un área de 1 285 215 kilómetros cuadrados. (Esta área es más del doble del tamaño de Francia con 551 000 kilómetros cuadrados.) Tiene una población de aproximadamente 19 millones y se calcula que un 45 por ciento de ésta, está constituida por indígenas puros y que más del 85 por ciento tiene algo de sangre indígena.
Aproximadamente 5.5 millones de personas viven en Lima, la capital, y se estima que, en general, más del 60 por ciento de la población vive ahora en aglomeraciones urbanas. Esta gran tendencia hacia la urbanización probablemente continuará.
El país está dividido claramente en tres zonas geográficas: la Costa, la Sierra y la Selva. La Costa está constituida en el llano costeño. Es un área desértica que sólo puede producir cosechas con irrigación, utilízando las aguas de los ríos que fluyen desde los Andes hacia el oeste y que cruzan la Costa en su camino al Océano Pacífico.
A pesar de su aridez, la Costa es el área de mayor población, economía y agricultura del país. Fue asentada mayormente por familias que vinieron del extranjero, muchas de éstas de origen europeo, pero otras eran descendientes de trabajadores provenientes de la India, China y Africa. Hubo hasta hace poco algunos grandes latifundios pertenecientes a familias adineradas que pasaban gran parte de su tiempo y gastaban su dinero en capitales del mundo que les ofrecían un clima mejor y mayores diversiones que Lima, cubierta por una nube gris casi todo el año y donde la vida es grata pero poco interesante.
La Sierra es la zona de los Andes que corre a través del país como una espina dorsal. Esta zona de montañas y valles, a una altitud aproximada de 3 500 metros, posee condiciones climáticas que son razonablemente favorables para la agricultura. Los suelos, por lo general de origen volcánico, son fértiles. Los indígenas de los Andes que viven aquí cultivan maíz, papas, frutas y verduras. Es una región que presenta graves problemas de erosión hídrica.
En la época de los Incas, cuando la población del país alcanzaba aproximadamente 12 millones, de los cuales unos 10 millones perecieron en los 50 años siguientes a la Conquista Española, existía un sistema de producción agrícola basado en la conservación de los recursos de suelo y agua mediante el uso de terrazas para el cultivo. Estas terrazas se encuentran hoy destruidas en su casi totalidad. Ecológicamente, la Sierra es un ambiente frágil que provee solamente una escasa forma de vida para sus habitantes.
El Altiplano, la meseta Alta de los Andes, ubicado a una altura de aproximadamente 4 000 metros y más, ha sido llamado "el techo del mundo". Aquí, debajo de un cielo hecho cristal por el ambiente enrarecido, donde el sol enceguecedor proyecta sombras negras y quema con su calor, mientras que el aire aún es frío y cortante, yace un paisaje pleno de belleza y melancolía. Los indígenas, acuclillados bajo sus ponchos para protegerse de los vientos penetrantes que aplanan el pasto cuando soplan a través de la llanura exenta de árboles, cuidan de su rebaño de llamas y alpacas, y arrebatan algunas malas cosechas de la tierra inproductiva.
Los indígenas aquí son pobres y malnutridos. Su estatura achaparrada proviene en parte de esta mala nutrición, y sus cajas toráxicas se han desarrollado para cubrir la necesidad de una capacidad pulmonar adicional en el aire enrarecido. Esta gente soporta estóicamente el frío y la miseria que son los compañeros de su existencia y, al mismo tiempo, mantienen una dignidad innata que no es afectada por su pobreza.
La Selva es la cuenca amazónica al este de los Andes. Está dividida en dos partes: la Selva Alta y la Selva Baja. La Selva Alta es aquella parte entre los 350 y 1 000 metros de altitud. Es un área de alta precipitación y abundante vegetación. Los principales cultivos son arroz, cacao, café, maíz, y coca.
La Selva Baja está conformada por el bosque húmedo amazónico. En ella se hablan más de 20 idiomas y sus pobladores indígenas viven de la caza, pesca y agricultura semi-nómada. Existe también cierta producción de caucho y, desde los años 70, se extrae petróleo. La explotación maderera es obviamente una actividad de importancia (el vasto bosque de la Selva determina que más de la mitad de las tierras del Perú sean boscosas).
En forma global, la Selva constituye la gran frontera peruana. Su aislamiento determinado por la coordillera de los Andes, la ha mantenido escasamente poblada. Pero dispone de abundantes recursos que han definido diversos programas de asentamiento en años recientes. Unas 300 000 familias han sido apoyadas en su migración hacía la Selva, la mayoría de ellas provenientes de pueblos costeños. Sin embargo, como en muchas áreas tropicales, las selvas son lateríticas y muy frágiles; por lo tanto requieren de un manejo muy cuidadoso a fin de evitar la erosión y la pérdida de su limitada fertilidad.
El sector agrícola del Perú ha venido declinando durante las últimas décadas. En 1961 constituía el 25 por ciento del PBI y empleaba el 52.8 por ciento de la mano de obra; en 1972, producía solamente el 15.2 por ciento del PBI y empleaba el 04.6 por ciento de la mano de obra, y esta tendencia continua. Este hecho, comparado con un crecimiento demográfico del 2.5 por ciento ha determinado una grave situación. Por ejemplo, el área cultivada por habitante, que era de 0.21 ha., diez años después bajó a 0.16 ha. El Perú tiene una de las más bajas relaciones de área cultivada por habitante en toda América Latina. Tan sólo el 2.9 por ciento de las tierras del país son cultivadas.
Más aún, los niveles de nutrición, han declinado seriamente: en Lima, en 1972, el grupo de más bajos ingresos tenía un consumo diario de 1 934 calorías per capita (contra un mínimo requerido que se estima en 2 492); en 1979, este consumo diario de calorías había caído, en el mismo grupo, a 1 486. El consumo diario de proteínas para el mismo período cayó de 52.7 gramos per capita a 41.3 gramos (contra un mínimo requerido de 56.2 gramos).
Es evidente que el nivel nutricional no depende solamente de la disponibilidad de alimentos; el dinero para poder comprarlo es también muy importante. Pero las cifras sí muestran un decrecimiento en la producción agrícola per capita del orden de 1.1 por ciento anual durante los últimos años. La Oficina Nacional de Estadística estima que la producción agrícola deberá ser incrementada a razón de un 5.6 por ciento por año a fin de mantener por lo menos bajo control el inmenso déficit comercial del sector agrícola. Esto implica un gran esfuerzo, pués se reconoce que los cálculos más optimistas dan para el período 1950-1974 un crecimiento de tan sólo 2.9 por ciento.
Como indiqué anteriormente, hasta fecha muy reciente las principales tierras de la Costa se encontraban en manos de ricos terratenientes. Luego, durante el primer periodo presidencial de Belaúnde Terry, de 1963 a 1968, se dió una primera ley de Reforma Agraria. Esta ley procuraba un uso más efectivo de la tierra y permitía la expropiación de tierras abandonadas o mal administradas. En 1966, más de 200 000 ha. habían sido distribuídas entre campesinos.
Esta iniciativa de Reforma Agraria fue fuertemente acelerada después del derrocamiento de Belaúnde en 1968 por el ejército. El Gral. Velasco Alvarado presidió una junta que inició un vigoroso programa que "combinaba en la economía la propiedad pública y privada" y también introdujo medidas radicales de reforma agraria.
Los grandes latifundios, particularmente de la Costa, fueron tomados y transformados en cooperativas de producción, convirtiéndose los antiguos trabajadores en miembros de las cooperativas. Estos miembros debieron elegir sus administradores y, con frecuencia, eligieron a los antiguos administradores de los latifundios. Esta situación no es tan paradójica como paraciera: los trabajadores sin capacitación y frecuentemente analfabetos reconocían que entre sus compañeros no había capacidad administrativa para dirigir la cooperativa. Por lo tanto, elegían al antiguo administrador, por más que lo detestaran.
En la Sierra, la base de la Reforma fue la Sociedad Agraria de Intéres Social, SAIS, traducido burdamente como Compañía Agraria de Beneficio Social. Estas eran una amalgama de lo que habían sido las grandes propiedades y las tradicionales comunidades campesinas. Se agrupó a pequeños productores en asociaciones que serían de beneficio mutuo. Los administradores de las SAIS fueron nombrados por el Estado.
Como veremos en la siguiente sección, el CESPAC tuvo sus orígenes en este enérgico programa de reforma agraria.
El Gobierno Militar del Gral. Velasco, que tomó el poder en 1968, es descrito usualmente como "izquierdista", pero Velasco ciertamente no fue marxista y resulta más adecuado describir su régimen como populista. Cuando lanzó su reforma agraria en 1969, reconocía que eliminar las grandes propiedades y crear cooperativas iba a requerir un gran apoyo, a fin de evitar una caída seria de la producción y, más aún, incrementar la producción de acuerdo a las demandas nacionales.
Un paso en el proceso de apoyo fue la creación del Centro Nacional de Capacitación e Investigación para la Reforma Agraria (CENCIRA). El Gobierno tenía interés en obtener asistencia para la reforma agraria, y un especialista de la FAO en reforma agraria, que estaba trabajando en Chile, ayudó en la formulación tanto del CENCIRA como de un proyecto PNUD/FAO diseñado para apoyarlo.
El proyecto PER/711/544 inició sus operaciones en 1971. Se trataba de un amplio proyecto de apoyo institucional al CENCIRA, que incluía asesores en áreas como investigación socio-economía rural y mercadeo.
El proyecto también incluía un componente de comunicación en desarrollo, pues era claro que se enfrentaba una enorme necesidad de orientación y capacitación a fin de que los beneficiarlos de la reforma agraria aprovecharan al máximo las oportunidades ofrecidas. En términos humanos, la reforma agraria trajo consigo enormes cambios: campesinos de bajo nivel educativo, acostumbrados a tan sólo obedecer órdenes, eran ahora los encargados de manejar las cooperativas de las cuales eran miembros. Su percepción sobre el papel que debían asumir en la vida económica del país tendría que cambiar, y sería entonces necesario que adquirieran nuevos niveles de conocimiento y capacitación El Departamento de Comunicación del CENCIRA y el componente del proyecto PNUD/FAO diseñado para su fortalecimiento, fueron creados para ocuparse de la orientación, movilización y capacitación de la población rural.
Inicialmente trabajaron dos especialistas de la FAO en comunicación. Uno de ellos como asesor en el área de planificación de la comunicación, mientras que el otro era un especialista en cine, aunque con amplia experencia en otros sistemas audiovisuales.
Al mismo tiempo que el proyecto PER/71/544 daba sus primeros pasos, un proyecto similar daba asistencia al ICIRA en Chile, el equivalente chileno al CENCIRA. (Fue precisamente el Director del proyecto internacional del ICIRA quien había asesorado al Gobierno Peruano en asuntos relacionados con la creación del CENCIRA).
Bajo al gobierno de Allende, el ICIRA también se interesó en la importancia de la comunicación en los programas de reforma agraria y estaba preparando un programa basado en el vídeo como un medio útil para el proceso de planificación. La idea era que el vídeo podía transmitir ideas e información en una multiplicidad de direcciones. Por ejemplo, si el gobierno estaba considerando un esquema de desarrollo en un área específica, un equipo portátil de vídeo podía grabar las ideas y opiniones de la población local respecto a esa iniciativa, o las ideas del gobierno podían ser transmitidas al área. Cualquiera que fuera el extremo donde se iniciaba el flujo comunicativo se podía asegurar una realimentación mediante el vídeo y, por lo tanto, se daba inicio al diálogo. (Este proceso de realimentación constituía la diferencia esencial entre información y comunicación.)
También se sostenía que el vídeo, aparte de servir en la orientación y capacitación, también podía transmitir información y experiencias exitosas de una manera horizontal, entre comunidades.
No debe olvidarse que todo esto sucedía poco tiempo después de la famosa experiencia de la Isla Fogo, en Canadá. En aquella experiencia, la unidad Challenge For Change (Desafío para el Cambio) del Canadian National Film Board y el Departamento de Extensión de la Universidad Memorial en St John, Newfoundland, utilizó inicialmente cine y luego vídeo para estimular el extraordinario renacimiento de una comunidad.
Una serie de películas y vídeos fueron hechos con la población local para mostrar problemas y posibilidades desde el punto de vista de la misma población.
Las películas fueron mostradas en muchas reuniones en la Isla con el fin de generar discusiones. Se demostró que eran un gran estímulo y que ayudaban a la gente a un más claro entendimiento de los problemas que enfrentaban, y de sus opciones y alternativas. En conclusión, y con la asistencia de trabajadores comunitarios de desarrollo, la población optó y llevó a cabo un programa de acción que hizo posible el renacimiento de la comunidad.
Este uso del medio de comunicación, abierto y exento de manipulación para la investigación y planificación de la participación era el sueño anhelado que todo comunicador en desarrollo mantenía en mente como meta. Sin embargo, es requisito disponer de un ambiente político que garantice una receptividad positiva por parte de las autoridades cuando comiencen a llegar los mensajes de la comunidad. Es, en gran medida, difícil encontrar actualmente dicha receptividad en el Tercer Mundo, pues los gobiernos usualmente se encuentran agobiados por tantos problemas que el iniciar diálogos con poblaciones rurales es considerado como una acción que va a traer más problemas de los que va a resolver. Sin embargo, en el Chile de Allende parecía que el llamado "Proceso de Fogo" podía ser intentado.
Mientras el ICIRA investigaba, formulaba también sus ideas y planes y esperaba su equipo de vídeo, el Director Internacional de la FAO del proyecto CENCIRA, visitó Chile y pudo enterarse de la iniciativa audiovisual. Quedó muy impresionado del pensamiento que sustentaba el proyecto y se interesó en la posibilidad de que personal del CENCIRA pudiera participar en el primer curso para la capacitación sobre vídeo que el ICIRA estaba próximo a realizar para su propio personal. De tal manera, 10 peruanos asistieron al primer curso llevado a cabo en Chile.
El ICIRA recién estaba iniciando el uso del Sistema de Video cuando Allende fue derrocado y muerto. Cuando esto sucedió, el personal de comunicación del ICIRA se encontraba regresando de su primer trabajo de campo. Habían estado en el Sur de Santiago, en un área donde el gobierno tenía previsto establecer una industria de azúcar de remolacha. Se había utilizado el vídeo para entrevistar a la población y averiguar sus impresiones sobre dicho proyecto. Al retornar, el ejército disparó sobre sus vehículos.
El especialista en comunicaciones de la FAO, que habla sido el creador del proyecto, viajó a Roma esperando una reubicación. Mientras se encontraba ahí, el Director Internacional del proyecto CENCIRA se enteró de su disponibilidad y discutió con CENCIRA la posibilidad de traerlo el Perú por un período limitado a fin de trabajar en una serie de programas de diapositivas, y apoyar la posibilidad de utilizar el vídeo como parte de las actividades de comunicación del CENCIRA.
El especialista completó 12 series de diapositivas basadas en un discurso político hecho por el Ministro de Agricultura del Perú, el Gral. Gallegos, sobre la reforma agraria y desarrollo agrario; pero al mismo tiempo se discutió la posibilidad del uso sistemático del vídeo como parte de las actividades del CENCIRA.
El primer jefe del CENCIRA, el Coronel Dante Castro, mostró interés en el uso del vídeo para lo que se llama comunicación institucional; esto es para información, orientación y capacitación, dentro de/o entre instituciones. De tal manera, a fines de 1974, se hizo una primera orden para equipo de vídeo. Fue el Coronel Max Velarde, sucesor de Castro, quien inició el reclutamiento de personal e hizo posible la disponibilidad de un edificio y un presupuesto operativo para lanzar al Perú como pionero en el uso de vídeo en desarrollo rural.
1 Oliger Juan, et al 1976. "El Sistema de producción de Trigo". Instituto de Investigaciones Agropecuarias. Chile.