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Micotoxinas y suministros alimentarios

Las micotoxinas son toxinas producidas por mohos que se desarrollan en los productos agrícolas. Aunque durante siglos se han reconocido sus efectos nocivos, sólo en los últimos tres decenios se ha tomado conciencia plena de lo que representan exactamente para la salud y la economía. Varios países han denunciado la presencia de aflatoxinas, las más importantes de las micotoxinas, en el maní y el maíz. Otras micotoxinas de importancia son las toxinas como el deoxinivalenol y alcaloides del cornezuelo producidos por los organismos Fusarium y Claviceps, respectivamente, que son fitopatógenos.

Se han denunciado también en diferentes continentes casos de enfermedades agudas en seres humanos, tales como hepatitis aflatóxica, ergotismo vascular y entérico, micotoxicosis de tricotecenes. Datos circunstanciales vinculan también enfermedades crónicas como el cáncer del hígado y del esófago al consumo de alimentos contaminados por la aflatoxina deoxinivalenol. El consumo de piensos preparados con ingredientes como las tortas de semillas oleaginosas de maní, algodón, coco o granos de maíz contaminados con aflatoxinas no sólo provocan micotoxicosis en los animales, sino que crean también problemas de residuos de micotoxinas en productos animales, tales como la leche, la carne y los huevos.

Las consecuencias económicas de las micotoxinas, en términos de pérdidas de alimentos y piensos, reducción de la productividad de los animales, pérdidas de ingresos en divisas, aumento del costo de la inspección y los análisis, compensación por reclamaciones, costos de prevención y medidas de control, son considerables. Las medidas de prevención, tales como el cultivo de variedades resistentes después de aplicar prácticas agronómicas apropiadas y la detoxificación del material contaminado, asegurarían que los alimentos destinados al consumo humano estuviesen libres de micotoxinas.


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