Sesión 1
Los últimos esfuerzos para desarrollar indicadores
Evaluación de los recursos de la
tierra y la función de sus indicadores
La apreciación de la calidad y la evaluación de la tierra han sido temas importantes en los programas de la FAO desde su fundación en 1945. Hacia 1970 ya muchos países habían desarrollado sus propios sistemas de clasificación de capacidad de uso y evaluación de la tierra; sin embargo, el intercambio de información y la comparación de los resultados eran difíciles porque obviamente es necesaria una cierta estandardización de todo el proceso. El Instituto Internacional para la Restauración y el Mejoramiento de Suelos, en Wageningen, que tradicionalmente se ha concentrado en los problemas del agua, comenzó a prestar mayor atención a aquellos de la tierra y para ello estableció contactos con la FAO. Esto llevó a desarrollar el proyecto conjunto, Estructura para la Evaluación de Tierras, cuyo informe se publicó en 1976.
Esa Estructura se basó en conceptos y metodologías que se habían desarrollado hasta ese momento, por ejemplo en Brasil y en Irán. Esta se aplicó sucesivamente en otros países por medio de proyectos de asistencia de la FAO sobre el inventario y la evaluación de los recursos naturales, financiados por el PNUD o por otras fuentes bilaterales.
En los años posteriores a la publicación de la Estructura también se publicaron guías detalladas para su aplicación en el campo forestal, en la agricultura de secano, en la agricultura irrigada y en el pastoreo extensivo (FAO, l983; 1984; 1985; 1991). Las Guías para la Planificación del Uso de la Tierra fueron publicadas en la serie FAO-Serie Desarrollo 1 (FAO, 1993a).
Durante esos años, los conceptos, principios y definiciones de tierra, tipos de utilización de la tierra, calidad de la tierra, clasificación de la calidad de la tierra y procedimientos para la evaluación de la tierra fueron debidamente especificados; sin embargo, en algunos círculos la noción de una sola y completa noción de calidad de la tierra en el sentido de salud de la tierra fue ampliamente discutida.
La discusión sobre las diferencias en los enfoques y la reconfirmación o adaptación de los conceptos y definiciones existentes es una de las razones de esta reunión. Otro objetivo es el de despertar la atención dentro de la FAO acerca del interés del Banco Mundial, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y de la Comisión de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible (CDS), sobre el uso de los indicadores para la agricultura sostenible y para el desarrollo rural. Un tercer objetivo es informar a esas organizaciones acerca de las actividades técnicas de la FAO en el tema de los indicadores.
W.M. Sombroek, Dirección de Fomento de Tierras y Aguas, |
Un segundo hecho histórico importante es la Evaluación de la Degradación de los Suelos (GLASOD). La iniciativa fue lanzada por el PNUMA en 1987 en cooperación con la Sociedad Internacional de Ciencias del Suelo (ISSS) y la FAO; esta propició que el Centro Internacional de Referencia e Información de Suelos (ISRIC), en Wageningen, presentara, en breve tiempo y con la salvedad de que el trabajo se basaba en datos incompletos, una evaluación válida de la degradación de los suelos inducida por el ser humano. Con el apoyo de 250 corresponsales en todas las regiones del mundo se preparó un mapa mundial (escala media 1:10M; tres pliegos y notas explicativas: Oldeman, Hakkeling y Sombroek 1991; Oldeman 1992), mostrando los factores causantes, tipo, grado, tasa y extensión geográfica de la degradación de las tierras y suelos. Este fue el primer intento hecho en tal sentido y no hizo referencia a sus efectos posteriores, pero sirvió para llamar la atención pública del problema de la degradación de la tierra. Sus resultados fueron ampliamente utilizados -y en algunos casos se abusó de los mismos- en las discusiones relacionadas a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Ambiente y el Desarrollo Sostenible en Río de Janeiro en 1992; en las publicaciones del Instituto de Recursos Mundiales; en el atlas del PNUMA sobre Desertificación Mundial (Middleton y Thomas, 1992) y en el estudio de la FAO La Agricultura hacia el año 2010 (Alexandratos, 1995). También se enfatizó la necesidad de contar con información cuantitativa de mejor calidad y con una evaluación de las consecuencias sociales y económicas de la degradación de la tierra e impulsó a la Organización Internacional de Conservación de Suelos (ISCO) a iniciar una Revisión Mundial de los Enfoques y Tecnologías de Conservación (WOCAT).
La Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) que se llevó a cabo en Río de Janeiro propuso una serie de nuevas iniciativas por parte de instituciones como el Commonwealth Agricultural Bureau (CABI) para la evaluación de la sostenibilidad y la resiliencia de los recursos de suelos y el uso sostenible de los mismos (reunión de Budapest: Greenland y Szabolcs, 1994); por la Junta Internacional de Investigaciones y Ordenación de Suelos (IBSRAM) sobre una Estructura para la Evaluación del Manejo Sostenible de Tierras (FELSM, FAO, 1993b) y sobre investigaciones integradas sobre el manejo suelo-agua nutrientes de las plantas (SWNM, Greenland et al., 1994) y por el Banco Mundial sobre indicadores de la calidad de la tierra. La última iniciativa se basa en dos reuniones regionales (Cali, Colombia; Nairobi, Kenya) y en una reunión interagencias en Washington (junio 1995) que presentó varias propuestas concretas de acción.
La Agenda 21 de la CNUMAD (1993), tal como fue aprobada por los gobiernos participantes, especifica ciertas acciones dirigidas a la protección ambiental y al desarrollo sostenible, incluyendo los capítulos 10 a 14 sobre la tierra. El capítulo 10, Un enfoque integral de la planificación y manejo de los recursos de la tierra está dirigido a proveer un enfoque general a los problemas sectoriales del uso de la tierra - montañas, bosques, desiertos, agricultura de secano, etc.. La FAO tiene la responsabilidad de dirigir los trabajos de la mayoría de esos capítulos y la Dirección de Fomento de Suelos y Aguas es el punto focal para ese capítulo en particular. Esto ha llevado al informe de progreso presentado por el Secretario General de las Naciones Unidas durante la Segunda Sesión de la Comisión de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible (CSD), en abril de 1995, y también a una publicación de la FAO con aportes importantes del personal de la institución y de colaboradores de otras instituciones del sistema de Naciones Unidas tales como PNUMA y Habitat (FAO, 1995). Esto a su vez ha conducido a un proyecto conjunto FAO/PNUMA para promover la planificación nacional integrada en los países en desarrollo, a nivel nacional y local y prestando especial atención a los problemas socioeconómicos y al enfoque participativo.
Tierra, funciones de la tierra, evaluación de la tierra, calidades de la tierra, sostenibilidad, resiliencia y otros, son conceptos que deben ser definidos cuidadosamente para evitar confusiones y asegurar que la cooperación internacional entre instituciones y entidades de planificación que trabajan en la evaluación de los cambios en las condiciones de la tierra sea realmente efectiva.
El concepto global de Tierra ya fue reconocido en la Estructura para Evaluación de Tierras (FAO,1976) y repetido implícitamente en el capítulo 10 de la CNUMAD en 1993; fue formalmente descripto por la FAO en 1995, tal como sigue:
"La tierra es un área de la superficie del globo terrestre que se puede delinear, abarcando todos los atributos de la biosfera inmediatamente por encima y por debajo de su superficie, incluyendo el clima en la zona cercana a la superficie, el suelo y las formas del terreno, la superficie hidrológica -incluyendo lagos poco profundos, ríos, humedales y pantanos-, las capas sedimentarias cercanas a la superficie y las reservas de aguas subterráneas asociadas a las mismas, las poblaciones de la flora y la fauna, las formas de colonización de la población humana y los resultados físicos de la actividad humana anterior y actual -terrazas, estructuras para reserva o drenaje de aguas, caminos, construcciones, etc."
Las múltiples funciones de la tierra se describen también en el estudio de la FAO (1995):
Las múltiples funciones de la tierra:
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La tierra tiene atributos, características, propiedades y calidades -o limitaciones- y condiciones:
Definidas como tales, las calidades de uso de la tierra no son valores absolutos, pero deben ser evaluadas en relación a las funciones de la tierra y al uso específico que se pretende hacer de ella. Algunos ejemplos son:
En la Tabla 1 se presenta una lista de las distintas calidades de la tierra en relación al crecimiento de los cultivos, de la producción animal, de la productividad forestal y de los niveles de insumos/manejo, tomada de Estructura para la Evaluación de la Tierra (1976).
Otra lista relacionada con los componentes verticales de una unidad natural de tierra se encuentra en FAO (1995) y se presenta a continuación. Una tabla similar puede ser construida para calidades horizontales.
Tabla 1
Ejemplos de calidades de la tierra
Calidades de la tierra referidas a la productividad de los cultivos o a otros parámetros del crecimiento de las plantas
Calidades de la tierra relacionadas con la productividad de los animales domésticos
Calidades de la tierra relacionadas con la productividad forestal
Calidades de la tierra relacionadas con el manejo y los insumos
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Tabla 2
Calidades de la tierra relacionadas con componentes verticales de una unidad natural de tierra
Calidades atmosféricas
Calidades de la cobertura de la tierra
Calidades de la superficie de la tierra y del terreno
Calidades del suelo
Calidades del substrato o subsuperficiales
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Un tipo de utilización de la tierra (FAO,1976) es un tipo de uso de la tierra descripto o definido en un nivel mas alto de detalle que aquel de un tipo mayor de uso de la tierra -tal como agricultura de secano o forestal-, como una abstracción del sistema actual de uso de tierras -el cual puede ser simple, compuesto o múltiple.
La evaluación de la tierra es el proceso de apreciación de su comportamiento cuando la misma se destina a fines específicos, involucrando la ejecución e interpretación de mediciones y estudios de las formas de las tierras, de los suelos, de la vegetación, del clima y de otros aspectos de modo de identificar y poder comparar sus usos promisorios en términos de aplicabilidad de los objetivos de la evaluación.
La evaluación de la tierra debería combinar las distintas calidades/limitaciones de la tierra en relación a su posible uso o no uso. Obviamente, el valor relativo de todas las calidades de la tierra debe ser sopesado para cada uno de tales usos. Para las calidades físico-químicas de la tierra tales como la capacidad neta de almacenaje de agua en el suelo, la disponibilidad de nutrimentos para las plantas o la "arabilidad" de la superficie de la tierra, esa apreciación puede ser hecha cuantitativamente. Para un cierto número de calidades bioambientales tales como la biodiversidad o el valor de archivo es necesaria una evaluación cualitativa que puede ser intangible desde un punto de vista económico. Por ejemplo, los humedales pueden tener un importante valor ecológico, pero si hubiera mil o mas pequeños humedales en un país como Ruanda, su valor individual dependerá de si todos esos humedales son del mismo tipo o si son todos diferentes. También los bosques de las mesetas de la Amazonia central pueden tener un valor excedente de biodiversidad pero todos, o la mayoría de ellos, pueden ser necesarios para asegurar su función como reguladores del clima o de la hidrología.
Finalmente, en lo que concierne a la sostenibilidad de la "calidad" o "salud" de la tierra, esta dependerá de la función o funciones consideradas desde un punto de vista ambiental o para el uso sostenible por parte de una creciente población humana en relación a la seguridad alimentaria y su bienestar en un contexto intergeneracional.
La sostenibilidad no implica necesariamente una estabilidad continua de los niveles de productividad, sino mas bien la resiliencia de la tierra; en otras palabras, la capacidad de la tierra para recuperar rápidamente los niveles anteriores de producción -o para retomar la tendencia de una productividad en aumento- después de un período adverso a causa de sequías, inundaciones o abandono o mal manejo humano (Figura 1).
La degradación de la tierra debe ser considerada dentro del mismo contexto. El criterio dado por GLASOD para los niveles de degradación de la tierra ha tratado de especificar la resiliencia como sigue:
Figura 1
Algunos conceptos de resiliencia de la tierra y su productividad, comparando la situación en algunos países industrializados (A) con la de países en desarrollo (B). Fuente: Sombroek, 1993.
Alexandratos, N. (ed.), 1995. World Agriculture: towards 2010. An FAO study. FAO, Rome, and John Wiley, Chichester, UK.
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Oldeman, L.R., Hakkeling, R.T.A. and Sombroek, W.G. 1991. World Map of the Status of Human-induced Soil Degradation (GLASOD). 3 map sheets and explanatory note. UNEP, Nairobi, and ISRIC, Wageningen, The Netherlands.
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