A. Sáncheza, A. Contrerasa, J.C. Corralesa y J. Marcob
a U.D. Enfermedades Infecciosas (Departamento de Patología
Animal), Facultad de Veterinaria, Universidad de Murcia, España.
b Servicio de Investigación y Mejora Agraria (SIMA), Derio, Vizcaya, España.
Los autores quieren destacar el incondicional apoyo e interés demostrado por los
ganaderos de la Asociación Española de Criadores de la Cabra Murciano-Granadina
(ACRIMUR), que ha permitido el desarrollo de la línea de investigación de mamitis
caprinas. Parte de los trabajos citados han sido financiados por los proyectos
AGF93-0657-C02-01 de la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT) y PCT
95/39 de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.
The expansion of the dairy goat population in the Mediterranean basin should be accompanied by greater understanding of the factors that determine mammary gland health, in order to assure product quality and thus market competitiveness. This paper focuses on the epidemiology of caprine mastitis and emphasizes the aspects related to hygienic milking. It describes the measures that need to be integral to the milking regime and that form the basis of mastitis control programmes. It also touches on the individual characteristics that influence the state of health of the goat's udder.
L'expansion des caprins à aptitude laitière dans les pays du bassin méditerranéen doit être accompagnée de la connaissance des facteurs liés à l'état de santé de la glande mammaire, de façon à garantir la qualité des produits offerts et, partant, la compétitivité des exploitations. A cette fin, le présent document entend examiner, de manière spécifique, l'épidémiologie des mammites caprines, en détachant les aspects concernant l'hygiène de la traite. On trouvera une description des mesures qui doivent être incorporées aux étapes habituelles de la traite et qui représentent la base des programmes de lutte contre la mammite caprine, ainsi qu'un commentaire des caractéristiques individuelles qui influencent l'état sanitaire de la mamelle caprine.
La importancia del ganado caprino en el mundo viene determinada no tanto por los resultados productivos brutos como por su interés económico y social, al localizarse su explotación en países con rentas bajas y/o en vías de desarrollo. En el contexto mundial, destaca la alta especialización lechera del ganado caprino europeo pues con el 3 por ciento del censo produce el 17 por ciento de la leche (Cuadro 1) (Le Jaouen y Toussaint, 1993). La ausencia de limitaciones a la producción de leche de cabra, por parte de las autoridades comunitarias, ha permitido la expansión en la última década del ganado caprino lechero en las zonas áridas y semiáridas del sur de Europa, siendo los países ribereños del Mediterráneo los principales productores de leche de cabra, tanto en el contexto comunitario como en la región de referencia (Cuadro 2). Entre las razas locales explotadas en la cuenca mediterránea destaca la cabra Murciano-Granadina (MG) por su excelente adaptación a las condiciones climáticas adversas, así como por su capacidad productiva, registrando cantidades de leche similares a las de las razas mejoradas y superando a éstas en los parámetros cualitativos (Falagán y Mateos, 1996) (Cuadro 3).
Ante la gran especialización lechera de la cabaña caprina europea, en las explotaciones con buen nivel sanitario, la infección intramamaria (Contreras et al., 1994a) supone el proceso patológico que puede comprometer la rentabilidad del rebaño, por lo que se impone la necesidad de generalizar los planes de control de mamitis como la única forma de garantizar una producción láctea competitiva y de calidad. La naturaleza multifactorial de las mamitis confiere especial relevancia a la epidemiología de este proceso, siendo imprescindible el conocimiento y la divulgación, entre técnicos y ganaderos, de los factores que afectan a la salud de la ubre.
1
Distribución del censo caprino y producción de leche de cabra en el mundo en 1991
Distribution of world goat population and goat milk production, 1991
Distribution de l'effectif caprin et production de lait de chèvre dans le monde en 1991
Efectivos mundiales (%) |
Producción de leche de cabra |
||||
Toneladas (x103) |
Variación 1971-91 (%) |
Producción mundial (%) |
Producción de leche de vaca (%) |
||
Africa |
30 |
2 134 |
16 |
21 |
14 |
América del Norte y América Central |
3 |
399 |
25 |
4 |
<1 |
América del Sur |
4 |
178 |
33 |
2 |
1 |
Asia |
59 |
5 392 |
34 |
53 |
10 |
Europa |
3 |
1 785 |
13 |
17 |
1 |
Oceanía |
<1 |
- |
- |
- |
<1 |
Ex URSS |
1 |
350 |
16 |
3 |
<1 |
Países desarrollados |
6 |
2 153 |
13 |
21 |
1 |
Países en desarrollo |
94 |
8 083 |
28 |
79 |
8 |
Total mundial |
100 |
10 237 |
25 |
100 |
2 |
Fuente: Le Jaouen y Toussaint, 1993.
2
Censo caprino y producción de leche de cabra en la cuenca mediterránea, 1992
Goat population and goat milk production in the Mediterranean basin, 1992
Effectif caprin et production de lait de chèvre dans le bassin méditerranéen en 1992
Censo caprino |
Producción de leche |
|||
País |
Cabezas (x106) |
% |
Toneladas (x103) |
% |
Argelia |
2,500 |
6,03 |
130 |
5,84 |
Egipto |
4,800 |
11,6 |
18 |
0,81 |
España |
3,000 |
7,25 |
430 |
19,33 |
Francia |
1,221 |
2,95 |
421 |
18,93 |
Grecia |
5,832 |
14,08 |
450 |
20,22 |
Libia |
1,250 |
3,01 |
21 |
0,95 |
Marruecos |
5,500 |
13,28 |
38 |
1,70 |
Turquía |
10,700 |
25,85 |
328 |
14,74 |
Otros |
6,600 |
15,95 |
389 |
17,48 |
Total |
41,403 |
100 |
2 225 |
100 |
Fuente: Adaptado de Falagán y Mateos, 1996.
3
Producción y composición de la leche de diferentes razas caprinas explotadas en el área
mediterránea
Production and composition of milk from different goat breeds raised in the Mediterranean
region
Production et composition du lait des différentes races caprines exploitées dans la
région méditerranéenne
Composición (%) |
||||
Raza |
País |
Producción (kg) |
Grasa |
Proteína |
Saanen |
Italia |
450 |
3,21 |
2,88 |
Francia |
623 |
3,14 |
2,65 |
|
Alpina |
Italia |
500 |
3,48 |
3,08 |
Francia |
572 |
3,22 |
2,68 |
|
Túnez |
440 |
3,82 |
2,66 |
|
Murciano-Granadina* |
España |
528 |
5,11 |
3,75 |
Malagueña |
España |
446 |
5,10 |
3,40 |
Sarda |
Italia |
250-300 |
4,57 |
3,68 |
Maltesa |
Italia |
280 |
4,06 |
2,85 |
Corsa |
Francia |
150-250 |
4,30 |
3,20 |
Local |
Grecia |
210 |
5,99 |
5,44 |
Local |
Túnez |
135 |
5,70 |
3,75 |
Fuente: Adaptado de Falagán y Mateos, 1996.
* Datos de la Asociación Española de Criadores de la Cabra Murciano-Granadina.
El carácter multifactorial de la infección intramamaria viene determinado por la interacción de un conjunto de componentes causales o factores que actúan sobre la patogénesis de la enfermedad (exposición al microorganismo patógeno, penetración, supervivencia, multiplicación y evolución). Según la naturaleza y efecto que producen, dichos factores pueden predisponer, favorecer, precipitar o reforzar la acción patógena del microorganismo responsable del episodio infeccioso, que representa, salvo excepciones, la causa suficiente del proceso (Contreras et al., 1995).
Dentro de los biosistemas clásicos que participan en el desarrollo de la enfermedad (hospedador, medio ambiente, agente patógeno), en la infección intramamaria el manejo del ordeño y las características del animal son los factores más importantes que favorecen la infección de la glándula mamaria.
Las operaciones y materiales que intervienen en el ordeño representan el principal conjunto de factores que participa en la epidemiología de la infección intramamaria, bien como agente transmisor, o como causa predisponente o determinante de la mamitis (Contreras, 1996).
En el ordeño manual, las manos del ordeñador actúan como vehículos
transmisores de patógenos, dada la dificultad de instaurar medidas higiénicas que eviten
el contagio entre animales. En los rebaños ordeñados manualmente se suele advertir
escasa profesionalidad del personal responsable del manejo, realizándose ciertas
prácticas que favorecen el contagio, como la lubrificación de los pezones con leche del
cubo, la lubrificación de las manos con leche o con saliva y la falta de limpieza de las
manos después de ordeñar (Marco, 1994).
La mecanización del ordeño está ampliamente justificada por razones socioeconómicas,
permitiendo mejores condiciones laborales, con incremento de la productividad al aumentar
los rendimientos horarios, la racionalización del trabajo, así como la mejora de la
calidad higiénica de la leche. No existen diferencias en la cantidad y composición de la
leche en función del ordeño manual o mecánico, y el ordeño mecánico no empeora, por
sí mismo, el estado sanitario de la ubre, como se ha demostrado mediante el recuento de
células somáticas, no existiendo diferencias significativas, desde el punto de vista
patológico, entre ambos métodos (Peris et al., 1991). La proporción de nuevas
infecciones causadas directamente por la máquina de ordeño es también escasa (Spencer,
1989). No obstante, deben considerarse los riesgos que representa el ordeño mecánico
respecto al estado sanitario de la ubre, como consecuencia de su incorrecto
funcionamiento, ya que puede ocasionar lesiones en los pezones, sobreordeño, o el
fenómeno de reflujo inverso de la leche, que constituyen factores predisponentes de la
infección intramamaria (Plommet, 1974).
En la actualidad, en el entorno de la cabra MG, la casi totalidad de las explotaciones de
cierta entidad, que tienen la producción de leche como primer objetivo productivo, poseen
instalaciones de ordeño mecánico. Esta situación contrasta con la que existía en la
Región de Murcia en los años ochenta, cuando solamente el 18 por ciento de los rebaños
eran ordeñados a máquina.
El diseño y los parámetros de funcionamiento de la máquina de ordeño deben favorecer la óptima adaptación del animal a la misma, con el fin de conseguir la mejora de los parámetros productivos sin alterar el estado sanitario de la ubre (Such y Caja, 1992).
Frecuencia y relación de pulsación. Los valores elevados de frecuencia de pulsación se han asociado clásicamente a las mamitis bovinas (Spencer, 1989), si bien no se han analizado las consecuencias que, sobre la salud de la ubre, originan las variaciones de dicho factor en los pequeños rumiantes. No obstante, se ha registrado un brote sobreagudo de mamitis gangrenosa por Staphylococcus aureus en cabras MG, como consecuencia de una elevación, brusca e involuntaria, de la frecuencia de pulsación de 90 a 120 pulsaciones por minuto (ppm), que ocasionó la muerte de tres animales. Esta observación está de acuerdo con los valores sugeridos por Le Du (1989) para el ordeño de la cabra, los cuales se sitúan entre 70 y 100 ppm.
En el ganado bovino, la relación de pulsación (fase de succión/fase de masaje) tiene un efecto discutible sobre la sanidad de la ubre Spencer (1989). En el ganado ovino no se han descrito alteraciones de la ubre al modificarse dicha relación, si bien Such y Caja (1992) destacan la importancia del flujo inverso como fenómeno favorecedor de la penetración de microorganismos, así como la irritación y congestión que puede ocasionar una fase de masaje defectuosa sobre el pezón. En el ganado caprino, Le Du (1987) señala que valores elevados de este parámetro pueden empeorar el estado sanitario de la ubre, por lo que se utilizan relaciones de pulsación inferiores al 70 por ciento.
Nivel de vacío. El incremento del nivel de vacío provoca, en todas las especies de aptitud láctea, congestión e irritación en el pezón, lo que puede predisponer la glándula a la mamitis (Spencer, 1989), si bien dicho efecto no ha sido probado suficientemente. En el ordeño mecánico del ganado caprino se utilizan niveles inferiores a 50 Kpa, con valores que oscilan entre 36 y 44 Kpa (Le Du, 1987 y 1989).
1
Cabra de raza Murciano-Granadina en su entorno geográfico. Nótese la semiaridez
característica del sureste de España
A Murciano-Granadina goat in its natural habitat. Note the typical semi-arid conditions
prevalent in the southwest of Spain
Chèvre de la race Murciano-Granadina dans son habitat naturel. Notez les conditions
semi-arides typiques du sud-ouest de l'Espagne
Foto/photo: ACRIMUR
2
Manga de ordeño de cabras Murciano-Granadinas dispuestas para ser ordeñadas
Murciano-Granadina goats ready to be milked
Chèvres Murciano-Granadina prêtes pour la traite
Foto/photo: ACRIMUR
Pezonera. Desde el punto de vista de la patogenia de la infección intramamaria, la pezonera representa el vehículo transmisor de gérmenes entre glándulas. El manguito de ordeño, que está en contacto íntimo con el pezón, es un importante factor causante de mamitis. La relación entre las características de la pezonera y la patología mamaria no ha sido descrita en los pequeños rumiantes, no obstante Such y Caja (1992) destacan la importancia de la buena conservación de los mismos para evitar fluctuaciones de vacío, por el riesgo que ello conlleva para la sanidad de la ubre, así como por la posible contaminación bacteriana de los manguitos en mal estado.
La caída de pezoneras es uno de los indicadores de la adaptación al ordeño mecánico; supone además una fuente de contaminación de la leche, así como una causa favorecedora de la infección intramamaria (Such y Caja, 1992). En la raza MG se han observado valores muy bajos de caída de pezoneras, lo que indica, junto con otros parámetros, la buena adaptación de dicha raza al ordeño mecánico.
Higiene del ordeño. La realización del ordeño en condiciones óptimas de higiene representa una de las medidas más eficaces de control de las mamitis, determinando, según su correcta ejecución, distintos niveles de prevalencia de mamitis por rebaños (Smith y Roguinsky, 1977; East et al., 1987).
Las distintas rutinas de ordeño de los pequeños rumiantes se han
analizado abundantemente, pero se carece casi por completo de estudios sobre la relación
de las prácticas de ordeño con la infección intramamaria, así como sobre las
operaciones encaminadas a controlar dicha infección durante el ordeño. En el ganado
vacuno, la higiene del ordeño ha sido ampliamente estudiada, y se han establecido tres
niveles: la preparación de la ubre antes del ordeño; la desinfección de pezoneras, y la
desinfección de pezones postordeño.
La preparación de la ubre antes del ordeño es una práctica que, en el ganado caprino,
se debe ejecutar en función de las diferentes condiciones higiénicas y de manejo, que
han de ser valoradas por el técnico responsable del programa de control de mamitis. La
escasa dependencia del reflejo neuroendocrino para la eyección de la leche en la cabra
hace que la limpieza previa de la ubre tenga como único objetivo solventar las
situaciones higiénicas desfavorables. Hay que tener presente que la ejecución incorrecta
del lavado previo favorece la infección de la glándula mamaria, ya que la
concentración, en el esfínter del pezón, de la materia orgánica disuelta facilita la
penetración de los microorganismos. Por ello, es imprescindible el secado de los pezones
con toallitas desechables después del lavado de la ubre con una solución desinfectante.
Como alternativa, en los rebaños que no están sometidos a una gran suciedad ambiental,
se puede realizar la limpieza en seco de los pezones con toallitas desechables impregnadas
en desinfectante. La explotación en régimen semiextensivo de la cabra MG, y la amplitud
e irradiación solar de los corrales, determinan que la ubre llegue a la sala de ordeño
seca y sin suciedad adherida; por ello, en los rebaños sometidos a planes de control de
mamitis con un estado de salud mamaria verificado, se puede prescindir de la limpieza
previa de la ubre para evitar posibles errores que favorezcan la infección intramamaria.
Sin embargo, ante la presencia de procesos graves como agalaxia contagiosa, brotes de
mamitis clínicas por S. aureus, Pseudomonas aeruginosa o estreptococos
(fundamentalmente del tipo C), es imprescindible la actuación antes del ordeño. En estos
casos es recomendable la inmersión previa de los pezones utilizando un producto
autorizado (1 400 ppm de cloro por litro de agua).
La desinfección de pezoneras tiene como fin evitar el contagio entre animales. En el
ganado vacuno se han diseñado mecanismos automáticos de desinfección de pezoneras, que
han mostrado su eficacia disminuyendo las infecciones intramamarias causadas por
estafilococos coagulasa negativos (ECN) y por Corynebacterium bovis, si bien estos
resultados no justifican económicamente la implantación de dichos sistemas en rebaños
con bajos niveles de prevalencia de mamitis.
La situación del caprino de leche es más modesta, tanto en posibilidades como en el
grado de desarrollo técnico, y se observa la casi total ausencia de medidas higiénicas
en la mayoría de los rebaños. Para evitar el contagio entre animales, la desinfección
de las pezoneras mediante inmersión en una solución con hipoclorito (9 cc/l), previo
cierre del vacío para evitar el paso de dicho preparado al lactoducto, es una medida
eficaz. Esta práctica, integrada con otras medidas en un plan de control de mamitis, ha
permitido la reducción de la infección intramamaria subclínica hasta valores de
prevalencia del 8,7 por ciento de las glándulas (Contreras et al., 1994a), siendo
obliga-torio su uso para frenar la difusión de los procesos clínicos antes mencionados
en los rebaños con un estado de salud mamaria desconocido en los cuales se inicie un plan
de control de mamitis. La ejecución de esta medida está indicada antes del ordeño de
los animales que se sospecha puedan estar infectados, así como en los que presenten
lesiones mamarias, antecedentes de mamitis clínicas o edades elevadas.
La desinfección de pezones postordeño (baño de pezones) es la práctica higiénica más
extendida, resultando ser un componente esencial de los programas de control de mamitis.
Esta medida disminuye la tasa de nuevas infecciones, al limitar la penetración de
gérmenes durante el tiempo que permanece abierto el esfínter del pezón tras el ordeño,
reduce la contaminación de la piel del pezón, limita el número de lesiones infectadas
en los pezones y aumenta la proporción de su curación.
El baño de pezones se realiza indistintamente con iodóforos o con clorhexidina, dando
ambos excelentes resultados. Se recomienda la alternancia del producto para evitar la
aparición de resistencias. Los preparados con iodoespecíficos para el baño de pezones
contienen sustancias cicatrizantes y emolientes (glicerina, lanolina o sorbitol) que
evitan los posibles efectos perniciosos del principio activo, aumentando su eficacia. Debe
prestarse atención al estado de conservación de los productos utilizados, ya que con el
tiempo se producen alteraciones del pH de los iodóforos que ocasionan irritación del
pezón (Smith y Roguinsky, 1977). Dicha irritación provoca malestar, y los animales
tienden a lamerse el pezón, siendo este el origen, en algunos casos, del hábito de
autoordeño, comportamiento que es difícil de corregir una vez adquirido.
La desinfección de los pezones puede realizarse mediante inmersión o pulverización;
este último sistema debe aplicarse de abajo hacia arriba en el extremo del pezón (Marco,
1994), para evitar el arrastre de suciedad y la concentración de gérmenes en el mismo.
La inmersión es el método universalmente aceptado por su carácter práctico y
económico. El pezón se introduce rápidamente después del ordeño en copas o
recipientes que contienen el antiséptico.
La edad, entendida como el número de lactaciones completas efectuadas por el animal, representa un factor predisponente de la infección intramamaria. Este hecho ha sido documentado en ganado vacuno: los animales con más de cuatro períodos de lactación presentan los mayores valores de prevalencia, coincidiendo con la edad de máxima producción esperada. En el ganado ovino los niveles de prevalencia de mamitis aumentan con la edad del animal, dándose el mayor incremento en el momento de máxima producción, que tiene lugar alrededor de la tercera lactación.
En el ganado caprino de leche, estudios epidemiológicos realizados por
los autores del presente artículo han puesto en evidencia la relación entre la
infección intramamaria subclínica y el número de lactación (Sánchez et al.,
1993). La prevalencia de las mamitis subclínicas se incrementa con el número de
lactación, oscilando desde el 24 por ciento en los animales de primer parto, hasta el 67
por ciento en las hembras de 6 lactaciones. El análisis de la infección según los
grupos de edad demuestra la predisposición a la mamitis en los animales de más de cinco
lactaciones (relación de la prevalencia (RP): 1,80; 1,21
< RP < 2,68; p < 0,01). Este hecho deberá ser considerado en los futuros planes
de control de mamitis, planteándose la eliminación de los animales de más de cinco
lactaciones que presenten registros de producción mediocres y no posean un elevado valor
genético de reposición. No obstante, si se justifica el mantenimiento de estos animales,
estaría indicado ordeñarlos en último lugar en los rebaños en los que se practica el
tratamiento de secado de forma selectiva.
El orden de ordeño, realizado en ganado bovino, permite disminuir el contagio a través
de los utensilios, si bien en los pequeños rumiantes su ejecución plantea dificultades
de infraestructura y de manejo, ya que todos los animales en lactación se encuentran en
el mismo lote. A pesar de ello, algunos ganaderos adaptan esta práctica a la realidad de
sus explotaciones, marcando los animales que se sospecha puedan estar infectados (fuerte
reacción positiva al California Mastitis Test [CMT], antecedentes de mamitis clínica o
disminución de la producción) y ordeñándolos al final del lote o, si esto no es
posible, al final de la manga de ordeño correspondiente. En cualquier caso deberán
extremarse las medidas higiénicas durante el ordeño de los animales de más de cinco
lactaciones, dada su predisposición a la mamitis y a causa del riesgo de contagio que
representan para el resto del colectivo.
La edad es un factor a considerar en la interpretación de los métodos indirectos que
valoran el estado sanitario de la ubre. De forma fisiológica, con la edad aumentan los
valores del CMT, NAGasa y antitripsina. De la misma forma, el recuento de células
somáticas se ve aumentado por el número de lactación (Contreras et al., 1994b).
En ganado ovino la productividad elevada favorece la aparición de mamitis. Las ovejas que padecen episodios de mamitis clínicos tienen, al inicio del proceso, registros de producción superiores a la media (Plommet, 1974). En ganado caprino, si bien no existen referencias, resulta lógico prever un efecto similar, debido a la inmunodepresión que resulta del estrés productivo.
Existe una asociación entre la infección intramamaria caprina y la fase de lactación, siendo el primer y el tercer tercio de la lactación (lactación estándar de 305 días), los períodos de mayor riesgo. La duración del período seco supone un factor de riesgo si supera los 60 días; las hembras infectadas al terminar la lactación o durante un período seco de larga duración tienden a disminuir la producción en la lactación siguiente (East et al., 1987).
Al igual que con el número de lactación, a lo largo del período productivo se incrementan, de forma fisiológica, los valores del RCS, que a su vez se ven aumentados por la infección intramamaria (Contreras et al., 1994b).
Las características morfológicas de la ubre determinan la adaptación al ordeño mecánico, y la interacción de ambos factores puede ocasionar importantes consecuencias en la sanidad de la glándula mamaria. En el ganado ovino, los pezones demasiado largos, cortos, implantados incorrectamente o las ubres caídas son factores predisponentes de la infección intramamaria, debido a que impiden la correcta adaptación al ordeño. La distinta capacidad de respuesta de los individuos a las mamitis, así como los distintos valores de prevalencia encontrados entre razas, revelarían la existencia de una base genética para la resistencia a esta enfermedad. En el ganado caprino, East et al. (1987) determinaron la mayor predisposición de la raza Nubiana a la mamitis respecto a otras razas explotadas en los Estados Unidos. No obstante, hay que tener en cuenta que la heredabilidad de la resistencia a las mamitis es, en realidad, un conjunto de heredabilidades de distintos caracteres (Amorena y Tejedor, 1990).
Además, existe una correlación negativa entre la resistencia a las mamitis y la capacidad productiva, de forma que la selección en favor de la producción lechera conlleva una disminución de genes que proporcionan resistencia a las mamitis y viceversa. Por ello, una de las tendencias recomendadas para la selección genética es la opción mixta: mantener la incidencia de mamitis en niveles razonables al tiempo que se conservan los parámetros productivos (Amorena y Tejedor, 1990).
A pesar de que el manejo del ordeño supone la actuación epidemiológica de mayor importancia en el estado de salud de la ubre, existen múltiples factores ambientales que pueden predisponer a la instauración de la infección intramamaria (Smith y Roguinsky, 1977).
El carácter semiextensivo de la explotación caprina disminuye la
posibilidad de contacto del animal con los patógenos ambientales asociados al alojamiento
y las instalaciones. Sin embargo, deben considerarse algunos aspectos que pueden alterar
el estado sanitario de la glándula mamaria, como son las construcciones inadecuadas que
ocasionan traumatismos en la ubre, así como la naturaleza y estado de la cama que pueden
favorecer la proliferación microbiana. Algunas enterobacterias son capaces de
multiplicarse activamente en las camas de serrín de madera, fenómeno que favorece la
aparición de mamitis colibacilares, mientras que la paja es el substrato más adecuado
para la proliferación de Streptococcus uberis.
La humedad excesiva y la insuficiente renovación de la cama aumentan la probabilidad de
aparición de mamitis clínicas por patógenos medioambientales, ya que, en estas
condiciones, los gérmenes patógenos se reproducen fácilmente (Marco, 1994).
La influencia del tipo de lactancia -natural o mediante nodriza artificial- sobre la salud
de la ubre no ha sido descrita en el ganado caprino. En las razas ovinas de aptitud
cárnica, la lactancia natural de los corderos adquiere la importancia epidemiológica que
tiene el ordeño en las razas lecheras; en las primeras el destete se realiza más tarde
que en las razas de aptitud láctea, lo que favorece la infección intramamaria por Pasteurella
haemolytica, componente habitual de la flora del tracto respiratorio. El
comportamiento de los lactantes al mamar puede favorecer la infección intramamaria, las
crías hambrientas o en competición con otros jóvenes ocasionan lesiones en los pezones
que favorecen la penetración de microorganismos (Smith y Roguinsky, 1977); además, los
corderos, al mamar indiscriminadamente de varias hembras, representan una fuente de
contagio de los patógenos intramamarios (Marco, 1994).
En el sureste de España la instauración de la lactancia artificial ha ido acompañada de
una mejora de la salud mamaria de los rebaños. Las mejoras en la tecnología e
infraestructura de las explotaciones denotan una mayor profesionalidad de los ganaderos
que, en último término, es la responsable del éxito de los planes de control de
mamitis.
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