Cada vez adquieren mayor importancia las estrategias de desarrollo forestal participativo, como movilizadoras de procesos autogestionarios que cumplen el múltiple propósito de mejorar el ambiente, elevar el nivel de vida de las poblaciones rurales y cimentar la actividad forestal que promueva el desarrollo de países que, como los latinoamericanos, tienen un gran potencial de tierras forestales, hoy subutilizadas y en franco deterioro.
Más y mejores métodos y técnicas se están generando, aplicando y validando para hacer más factible el desarrollo basado en la forestería comunitaria. Sin embargo, algunas carencias son evidentes y entre ellas una particularmente grave y sentida, como es la que dificulta y aún impide la necesaria participación de la mujer en los proyectos forestales y agroforestales que modificarían su propio entorno. Se presentan así, todavía, inequidades en la manera como se planifican y practican muchos procesos participativos.
Esa tendencia va en contrasentido con la importante relación entre las mujeres y los recursos naturales, sobre todo en esta época en que estos recursos se están agotando rápidamente. El fuerte deterioro del medio ambiente, que acampana a la deforestación, la degradación del suelo y la desertificación, significan un gran aumento del trabajo de las mujeres en las áreas rurales, ya que, por ejemplo, son ellas las que recogen la leña y deben procurar el abastecimiento de agua para las necesidades vitales de la familia. Además, son ellas las responsables de la alimentación que muchas voces proviene de productos forestales y agroforestales, o que podría mejorarse sustancialmente con ellos, las que mantienen las casas que construyen de madera y las que cuidan a los enfermos con medicinas tradicionales de origen forestal.
A través de las mujeres, se puede llegar a la familia y la comunidad, y su conocimiento y sabiduría tradicionales sobre el mánelo de los recursos naturales, brindan alternativas muy valiosas para el desarrollo sustentable. Son, en fin, las mujeres las primeras educadoras de las nuevas generaciones y grandes, aunque modestas, promotoras de cambios al interior de las familias y de la sociedad en general.
Después del decenio de la mujer (1975-1985) la atención a su papel en el desarrollo aumentó tremendamente. Sin embargo, a pesar de que se ha venido publicando una gran cantidad de estudios sobre el papel importante que juegan las mujeres en los procesos de desarrollo, ellas todavía no están integradas proyectos de desarrollo. Sobre todo respecto al área forestal y de manejo de recursos naturales, la contribución de las mujeres todavía no es suficientemente apreciada. Más aún, puede asegurarse que en muchos círculos, el abordaje del tema de género se hace con cierta apatía.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha reconocido, desde hace tiempo, el muy importante papel qué las comunidades rurales Juegan en el manejo de los recursos naturales renovables, por lo que ha promovido la incorporación de la dimensión de género en las actividades forestales en general y, en particular, la integración del análisis de género en sus proyectos forestales.
Ha sido dentro de esa tónica, que el Proyecto Desarrollo Forestal Participativo en los Andes (DFPA) y el Programa Bosques, Arboles y Comunidades Rurales (FTPP), ambos de la FAO y auspiciados por el gobierno de los Países Bajos, han actuado para contribuir a llenar los vacíos que existen en la participación de la mujer en el desarrollo forestal. En un principio, el programa y el proyecto publicaron, en 1990, cinco libros sobre el tema «Mujeres y árboles en los países Ecuador, Perú, Bolivia, Colombia y Argentina». El objetivo de estas publicaciones fue aumentar el conocimiento sobre la realidad de la participación de las mujeres campesinas en actividades de manejo de recursos naturales. Los 10 estudios de caso presentados en estos libros son ilustraciones muy valiosas para mostrar cuál es el vínculo entre las mujeres y el desarrollo forestal comunitario.
Sin embargo, la falta de comprensión sobre la diversidad y la manera de potenciar los roles que cumplen las mujeres y los hombres en los proyectos forestales, en especial los comunitarios, no se puede solucionar sin el conocimiento de los conceptos que permitan planificar, ejecutar y evaluar esos roles, y los mecanismos que hagan viable la práctica de tales conceptos. Los análisis de género conducen a la superación de esas faltas de comprensión, pero no se ha contado con metodologías prácticas para esos análisis que puedan ser utilizadas por los planificadores de los programas y proyectos comunitarios, por los directores, los extensionistas y demás agentes involucrados en su ejecución.
Por este motivo, el proyecto DFPA y el Programa FTPP decidieron publicar un nuevo documento que tiene como punto de salida los cinco libros «Mujeres y árboles», pero que está enfocado en la metodología práctica para integrar el enfoque de género en proyectos forestales. Se conjugan así los conceptos básicos del análisis de género con las enseñanzas de las experiencias de varios países andinos.
El documento que aquí se presenta es una guía metodológica elaborada para los planificadores, directores y extensionistas de los proyectos de desarrollo rural y, en especial, de desarrollo forestal participativo, pensando en ayudarles a resolver sus necesidades de instrumentos para integrar el enfoque de género y establecer el vinculo entre la teoría y la práctica diaria en el campo.
El borrador de este manual fue validado en dos talleres: uno en Ecuador con la participación de los proyectos FAO/Holanda Desarrollo Forestal Campesino en los Andes del Ecuador (DFCE) y CARE PROMUSTA, el otro en Bolivia con la participación de organizaciones de mujeres y proyectos forestales, con el fin de integrar observaciones de representantes del grupo meta en la versión publicada. Por otra parte, se han recibido comentarios valiosos de varias personas expertas en el tema.
Aún así, esta versión no es definitiva. Un tema tan novedoso y complicado como la integración del análisis de género en proyectos forestales, requiere una adaptación profunda. Es por eso que los usuarios de esta guía pueden encontrar en la última página, una hada que pueden llenar con sus comentarios sobre la claridad de la guía, su utilidad y viabilidad. Al mismo tiempo, ésta será probada en el proyecto DFCE. La publicación de la última versión del manual, adaptado con todos esos aportes, está prevista para 1996.
Esperamos que la guía sea utilizada desde ahora en diferentes ámbitos, no solamente los andinos, y que cumpla, además, los propósitos de sensibilizar y crear conciencia en quienes promuevan, decidan y adelanten actividades de mánelo de los recursos naturales y de desarrollo rural en general.
Ignacio Bustos
Asesor Técnico Principal
Proyecto Desarrollo
Forestal Participativo en los Andes
Wilma Roos
Profesional Asociada
Programa Bosques, Arboles
y Comunidades Rurales