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17. República Dominicana

17.1. Su extensión territorial abarca 48 442 km2 con una población estimada en 7,17 106 habitantes en el año 1990, de los cuales 62,4 por ciento viven en el medio urbano. La población urbana en el año 1970 fue 39,2 por ciento del total, lo que implica que el proceso de crecimiento de la población en dicho medio se realizó a una tasa promedio anual acumulativa de 4,62 por ciento, superior a la de crecimiento de la población total del país que fue de 2,33 por ciento en el periodo 1980-1990 y de 2,56 por ciento en el lapso 1970-1980, O sea con tendencia decreciente.

17.2. En 1990 la PEA abarcó 36,3 por ciento de la población total y en el año 1970 31,2 por ciento, expresando un relativo envejecimiento de la población. En 1980 la PEA en actividades propias de la agricultura constituyó 45,7 por ciento de la PEA total, lo que implicó en términos relativos una disminución de 16,5 por ciento respecto a la proporción ocupada en el año 1970. Al igual que Paraguay, se sitúa entre los países de la región con más alta proporción de PEA en la agricultura, respecto a la PEA total del país. Cabe destacar que el nivel de subocupación de la mano de obra en la agricultura se encuentra entre los más altos de la región, situación que no se modificó sustantivamente en los años posteriores.

17.3. Entre 1970 Y 1980 la PEA ocupada en la Industria, respecto a la PEA total, pasó de 14,2 por ciento a 15,5 por ciento, o sea un crecimiento inferior al del PIB de ese periodo que creció a una tasa anual acumulativa 6,23 por ciento, mientras que en la década 1980-1990 creció a un ritmo anual 1,51 por ciento. La tasa anual de crecimiento del PBI agrícola fue 2,34 por ciento (en el lapso 1980-1989 1,26 por ciento y en el 1970-1979 2,95 por ciento) y la industrial 5,85 por ciento (en el periodo 1980-1989 2,63 por ciento y en el 1970-1979 9,05 por ciento anual acumulativa, respectivamente), pudiendo inferirse que el crecimiento del PIB industrial no implicó una sustantiva generación de nuevos empleos directos en el mismo.

17.4. También entre 1970 Y 1980 la PEA ocupada en actividades de Servicios pasó de 31,1 por ciento a 38,8 por ciento respecto a la PEA total, lo que significó un aumento, en términos absolutos, 48 por ciento superior a la población ocupada en este sector en 1970, creciendo en consecuencia a una tasa anual acumulativa 3,63 por ciento. Al igual que en casi todos los países de la región este sector se constituyó en el mayor generador de empleo.

17.5. Según la OLADE 39 la producción y el consumo de LE, CV y BZ (en 103 Tep) evolucionaron de la manera siguiente:

39 OLADE, SIEE, 1992 ya citado.

AÑO

LE

CV

BZ

PRODUCCION

CONSUMO

PRODUCCION

CONSUMO

PRODUCCION

CONSUMO

1970

643

0

100

100

532

0

1975

660

394

111

111

561

505

1980

766

459

128

127

514

460

1985

893

535

149

149

361

325

1990

794

635

72

72

197

179

Como puede observarse, en el transcurso del período se desarrolló un proceso de crecimiento de la producción y consumo de LE y CV, pero en los últimos años del lapso se observa una disminución de la producción de LE y CV, por lo que se infiere una cierta sustitución del CV por otra fuente, posibilitada en el medio urbano por la mayor disponibilidad de EE y GLP, por ejemplo.

17.6. Entre 1973 y 1987 la extracción (denominada producción en las series estadísticas) de LE creció a una tasa promedio anual acumulativa 2,56 por ciento y de 1988 en adelante decreció. Así, en 1990 el volumen de extracción fue 13,2 por ciento inferior al de 1987. En el caso del CV la producción creció hasta 1985 a una tasa anual acumulativa 2,69 por ciento, a partir del cual decreció hasta alcanzar en 1990 un nivel 51,7 por ciento inferior al del citado año. La producción de BZ, registrada desde 1974, creció sostenidamente hasta el año 1984 a una tasa anual acumulativa 4,89 por ciento, a partir del cual decreció hasta alcanzar en 1989 un volumen equivalente a 24 por ciento del correspondiente a 1984. El comportamiento de la producción de BZ es correlativo al de la industria azucarera, sometida a lo largo de la década de los años ochenta a severas restricciones por parte de la demanda externa, al igual que otros productos agrícolas.

17.7. El consumo final de LE muestra también una tendencia definidamente creciente hasta el año 1988, decreciendo suavemente a partir del mismo. En efecto, durante el lapso 1973-1988 creció a una tasa anual acumulativa 3,60 por ciento, mientras que el volumen consumido en 1990, respecto al de 1988, resultó 3,6 por ciento inferior. El comportamiento del consumo final de CV es bastante similar al de la producción. Así, durante el periodo 1973-1986 creció a una tasa anual acumulativa 2,40 por ciento, mientras que el volumen consumido en 1990 fue 50,5 por ciento inferior al del año 1986. El consumo final de BZ creció en el lapso 1973-1984 a una tasa anual acumulativa 4,85 por ciento, o sea casi igual a la de producción, mientras que el consumo en el año 1990 resultó 18,7 por ciento del nivel alcanzado en 1984.

17.8. En julio de 1977 el PNUMA realizó un estudio de la situación ambiental 40. Respecto a los recursos forestales destacó los resultados de una investigación realizada en 1966 que estimó la existencia de una superficie boscosa de aproximadamente 560 mil ha, dando lugar en 1968 a la suspensión de toda actividad de extracción de madera. Citó también el estudio realizado posteriormente por la FAO, que estimó en 1 106 ha la superficie ocupada por especies forestales y en 100 000 ha la superficie que calificó como "otras áreas forestales". La Misión del PNUMA analizó las diferencias entre ambas estimaciones y concluyó que parte de las mismas podrían ser atribuidas al redoblamiento natural debido a la prohibición de los aprovechamientos forestales. El informe señaló, además, que el principal destino de los bosques es la LE, para lo cual se usaban especies que podrían haber sido utilizadas en la industria del mueble. Pero destacó también la fuente presión sobre el recurso, ocasionada por la alta densidad demográfica y la irregular situación en cuanto a la tenencia de la tierra, puntualizando, en general, la falta de control de los incendios de bosques.

40 PNUMA. "Estudio exploratorio de la situación ambiental en la República Dominicana". Ciudad de México, julio de 1977.

17.9. Otras estimaciones posteriores 41 destacaron que la superficie ocupada por bosques está en un orden de magnitud de 950 000 ha: 46,7 por ciento con latifoliadas; 19,5 por ciento con coníferas y el resto compuesto por matorrales y barbechos, además de unas 6 000 ha con plantaciones. Esta información corresponde al año 1980, mientras que la anterior de FAO es del año 1973. La estimación de la superficie ocupada por bosques de latifoliadas y coníferas o sea alrededor de 629 000 ha, se mantiene en la información 42 del año 1986.

41 FAO. "Potencialidades del desarrollo agrícola y rural en América Latina y el Caribe." Anexo V.
Roma, Italia, 1988.

42 FAO. "Anuario de Producción", Vol. 41. Roma, Italia, 1987.

17.10. El citado documento del PNUMA (40) destacó que si se adoptaba un manejo racional del recurso forestal no sería necesario mantener la prohibición de la corta de árboles con destino a la industria del mueble, ya que la tasa de producción anual del bosque existente podía abastecer satisfactoriamente la demanda y aún generar algunos excedentes para la exportación. Este juicio se encuentra reiterado en otros informes realizados por el citado Organismo para otros países de la región, a la par de recomendaciones para el conocimiento y manejo adecuado de la masa forestal.

En 1992 la OLADE (SIEE) informó estimaciones del potencial bioenergético, consignando lo siguiente: de LE 149 103 t; de BZ 3840 103 t, y de otros Residuos 68638 103 t, o sea las menores magnitudes en relación al resto de los países analizados.

17.11. En 1980 se informó los resultados de la evaluación energética nacional 43, que incluye los resultados de las encuestas aplicadas en la determinación de los consumos de energía en los hogares y en los principales establecimientos industriales. En lo que se refiere al consumo de LE total (como LE y para producción de CV) se estimó en aproximadamente 850 000 TEP, alrededor de 23 por ciento del consumo energético total del país.

43 Comisión Nacional de Política Energética. "Estrategias Energéticas para la República Dominicana". Informe de la Evaluación Energética Nacional. República Dominicana, septiembre de 1980.

El informe destacó además la existencia de 1,2 106 ha boscosas localizadas principalmente en el suroeste y a lo largo de la costa oriental de la República, señalando que las altas tasas de deforestación de los períodos anteriores se habían reducido en virtud tanto de que los bosques están alejados de los centros concentradores de población, como a que el corte de tronco y madera estaban bajo estricto control gubernamental desde 1967. Pero explicitó la necesidad de una reducción aún mayor del uso de madera como energético, dada la escasez del recurso. No obstante ello, dejó abierta la posibilidad de un uso más intensivo de la producción de madera a partir de las granjas de árboles, sobre todo de especies de rápido crecimiento (un máximo de 11,6 m3 por ha/año), estimando en 526 000 ha la superficie potencial para ello y en 1,8 106 TEP la energía que podría obtenerse anualmente con la producción de LE de ella.

Como puede observarse, esta estimación de 850 103 Tep resultó casi un 11 por ciento superior a la estimada por la OLADE (punto 17.5.), lo que puede ser debido tanto al valor del poder calorífico adoptado en uno y otro caso, como a la cobertura del universo.

17.12. El mismo documento (43), al referirse a la EE destacó que la industria azucarera tenía en aquel entonces (año 1978) una capacidad instalada de aproximadamente 100 MW (o sea 11,5 por ciento de la capacidad instalada total del país) distribuidos entre 15 ingenios, los que utilizaban BZ como fuente primaria de energía. Además de la citada capacidad instalada total nacional, se encontraban en operaciones electrogeneradores de diversos tamaños, con una capacidad instalada de 177 MW. La eficiencia de generación eléctrica con BZ fue 23 por ciento en 1978, estimándose que con secado previo (utilizando energía solar) podría elevarse a 30-35 por ciento, disminuyendo la humedad del BZ a 30 por ciento.

17.13. Respecto a los consumos energéticos en el medio rural, la evaluación destacó que en el sector Doméstico Rural la LE y, en menor grado, el CV constituyen las fuentes predominantes por cuanto podían ser obtenidas sin costo monetario alguno, o a un costo muy reducido; mientras que en el medio urbano el CV estaba siendo sustituido por el GLP en la cocción de alimentos, con alta velocidad de penetración en los hogares de mayores ingresos. En términos de cantidades absolutas de energía, la cocción de alimentos es la de mayor consumo final, tanto en el medio urbano como rural, sobre todo por la baja eficiencia con que se utiliza la LE y el CV. En los hogares rurales la cocción explicaba un 98 por ciento del total de energía utilizada, mientras que en los urbanos la cocción con CV constituía más de 2/3 del presupuesto para gasto en energía en los hogares.

17.14. La estructura de las fuentes en el abastecimiento energético para satisfacer la demanda de los hogares urbanos en 1978 fue la siguiente (en por ciento):

USO FINAL

FUENTES

TOTAL

GLP

KE

EE

CV

LE

Cocción de alimentos

14,8



84 7

0 5

100,0

Calentamiento de agua

7,1


92,9



100,0

Acondicionadores de aire



100,0



100,0

Iluminación y electrodomésticos


13,6

86,4



100,0

TOTAL

13,0

1,2

11,9

73,4

0,5

100,0

Mientras que la estructura correspondiente a los hogares rurales fue la siguiente (en por ciento):

USO FINAL

FUENTES

TOTAL

LE

CV

KE

EE

Cocción de alimentos

86,3

13,7



100,0

Iluminación y electrodomésticos



84,0

16,0

100,0

TOTAL

84,1

13,4

2,1

0,4

100,0

17.15. Las recomendaciones programáticas del citado estudio (43), en lo concerniente a los recursos renovables, incluyó cuatro programas por sus potenciales de energía. En síntesis, son los siguientes:

1) Plantaciones para aprovechamientos energéticos, cuya producción posibilitará la generación eléctrica de unos 50 MW; y continuación de los estudios para identificar áreas para la expansión futura de aquellas.

2) Secado solar del BZ, continuación de los estudios en marcha.

3) Desarrollo mini-hidroeléctrico, para abastecer de EE a áreas aisladas y no conectadas a la red nacional. Actualización del inventario para localización de las infraestructuras, estudios y evaluaciones. Aspectos institucionales.

4) Estanques solares.

17.16. La ya citada Comisión Nacional de Política Energética 44 dio a conocer en 1982 los resultados del análisis preliminar sobre el potencial para el desarrollo de fincas de energía; que implica el uso de suelos marginales, en la producción de energéticos a partir de plantaciones de árboles de rápido crecimiento. A los beneficios obvios sobre el Balance Energético Nacional deben agregarse los correspondientes a la generación de empleo (mano de obra intensiva) y a la reducción de la presión humana sobre los recursos leñosos nativos.

44 Comisión Nacional de Política Energética. Fincas de Energía. Un análisis preliminar. Santo Domingo, República Dominicana, 1982.

17.17. Los suelos marginales considerados en este estudio como potenciales productores de LE (44) están situados en áreas con bajas precipitaciones y corresponden a terrenos de declive moderado y con capacidad de uso para especies leñosas y pastizales. Se estima que cubren una superficie de aproximadamente 526 000 ha (Ver punto 4. 11), que forman parte de las 591 000 ha del denominado bosque seco. El potencial de producción de LE para dicha superficie se estima en alrededor de 1,6 106 toneladas verdes (30 por ciento de humedad). Las especies tradicionales de este tipo de bosque son Prosopis y Acacia.

17.18. Este estudio (44) incluye una estimación de la mano de obra necesaria para una Finca de Energía de unas 80 000 ha. El cálculo asume que la plantación y el cuidado se efectúan con herramientas manuales, que el corte se realiza mediante métodos de trabajo intensivo y que los rollizos son transportados mediante tracción animal hasta un camino colector. El total de mano de obra requerida, en equivalente 220 días-hombre/año, es el siguiente:

AÑO

HOMBRES/AÑO

1

4590

2

4851

3

4976

4

4976

5

4076

6

586

7 a 30

586 (hombres cada año)

17.19. Investigaciones efectuadas en el año 1986 45 destacan que el bosque seco estaría en condiciones de abastecer, como máximo, la demanda de dos años de madera para la producción de CV, o sea alrededor de 8,0 106 metros cúbicos, ya que el crecimiento del mismo, sin manejo alguno, estaría en el orden de magnitud de dos a tres metros cúbicos por hectárea/año. La misma investigación informó que la superficie deforestada en 1986 para la producción de LE y CV totalizó aproximadamente 81 500 ha.

45 Comisión Nacional Técnica Forestal. Informe Dendroenergético de la República Dominicana. Santo Domingo, 1986.

17.20. Según la OLADE 46, en 1970 la estructura (por ciento) de las ofertas totales de energía primaria y secundaria, fueron las siguientes:

46 OLADE. SIEE, 1992.

ENERGIA PRIMARIA

ENERGIA SECUNDARIA

FUENTES

(%)

FUENTES

(%)

HE

5,9

EE

7,0

LE

51,5

CV

8,1

BZ

42,6

Derivados del PE

84,9

TOTALES (%)

100,0

TOTALES (%)

100,0

Como puede observarse, las energías primarias de origen biomásico constituyeron 94,1 por ciento de la oferta total de éstas. En cuanto a las energías secundarias, se destaca la alta dependencia respecto al PE, con el agravante de que es totalmente importado. Esta situación se hace más intensa en 1980, al aumentar la participación del PE sobre la oferta total de energía primaria, alcanzando un orden de magnitud de 54,1 por ciento, y se agudiza en 1990 con una participación de SS por ciento. En cuanto a la participación de la LE y BZ, en el año 1980 de la de LE alcanza un valor de 26,2 por ciento y la del BZ totaliza 17,6 por ciento. En el año 1990 la LE incrementa su participación a un 29,7 por ciento y el BZ cae abruptamente a 7,4 por ciento como resultado de la crisis azucarera.

17.21. En cuanto a la oferta total de energía secundaria, la estructura (por ciento) de las fuentes fue la siguiente:

FUENTE

1970

1990

GL

2,6

3,6

NF

26,0

22,4

KE

3,5

6,1

DO y GO

18,3

23,7

Comb. Pesados

34,5

32,3

EE

7,0

9,7

CV

8,1

2,2

TOTAL (%)

100,0

100,0

TOTAL (103 Tep)

1234,0

3280,5

La oferta de CV presenta dos etapas: una, desde 1973 a 1986 en cuyo transcurso crece a una tasa promedio anual acumulativa 2,37 por ciento y otra, definidamente decreciente que se manifiesta entre 1986 y 1990 con una tasa -16,1 por ciento anual, reflejando así la instrumentación de las políticas ya descriptas. En cuanto a las fuentes sustitutivas, como en el caso de otros países de la región se destacan el GL, KE y EE, determinados cada una de ellas por los niveles de ingresos de la población.

17.22. En lo que respecta a la estructura de las fuentes en el consumo energético final total, su evolución en el transcurso del período analizado fue la siguiente (en por ciento):

FUENTE

1970

1980

1990

LE


19,3

22,7

BZ


19,3

6,4

SUBTOTAL ENERGIA PRIMARIA *


38,6

29,1

GL

3,5

3,4

4,2

NF

35,4

16,8

25,0

KE

4,8

2,9

7,2

DO y GO

21,2

9,3

18,8

Comb. Pesados

14,4

14,7

3,6

EE

9,5

8,9

9,5

CV

11,0

5,3

2,6

SUBTOTAL ENERGIA SECUNDARIA

100,0

61,4

70,9

TOTAL

100,0

100,0

100,0

TOTAL Tep 103

904,2

2381,1

2801,5

* No informa consumo energético final de energía primaria.

Como puede inferirse, la participación del conjunto de las fuentes de biomasa disminuyó de 43,9 por ciento a 31,7 por ciento entre los años 1980 y 1990, lo que implicó en términos absolutos (en Tep) una disminución de 15,0 por ciento, o sea alrededor de 157,2 103 Tep.

17.23. La evolución de la participación de los sectores en el consumo energético final fue la siguiente (en por ciento):

SECTORES

1970

1980

1990

Transporte

40,0

23,7

32,9

Industrial

35,5

44,1

32,2

Residencial, Comercial y Publico

23,3

31,7

33,9

Agro-Pes-Min

1,2

0,5

1,0

Consumo Propio

0,0

-

-

TOTAL

100,0

100,0

100,0

En términos absolutos, la evolución descripta implicó los consumos energéticos (en 103 Tep) siguientes, en los años de corte del periodo analizado:

SECTORES

1970

1980

1990

Tasa Promedio aa 1990-80 (%)

Transporte

361,8

564,0

921,8

5,03

Industrial

320,7

1051,1

903,0

-1,50

Residencial Comercial y Público

211,1

754,1

950,2

2,33

Agro-Pes-Min

10,5

11,9

26,5

8,33

Consumo Propio





TOTAL

904,1

2381,1

2801,5

1,64

Como puede observarse, el sector determinante del sustantivo incremento del consumo energético en el lapso 1990-1980 es el de Transporte que, en el caso de República Dominicana, consume exclusivamente derivados de PE.

17.24. Los sectores consumidores de energía de biomasa son el Industrial y el Residencial. El primero, de LE y BZ y el segundo de LE y CV, siendo el único sector consumidor de esta última fuente. El consumo energético final de LE, BZ y CV (en 103 Tep) respecto al consumo energético total en ambos sectores, en el año 1990 fue el siguiente:

FUENTES

INDUSTRIAL

RESIDENCIAL COMERCIAL Y PUBLICO

TOTAL SECTORES

LE

127,12

508,35

635,34

BZ

179,17

0

179,17

CV

0

72,30

72,30

SUBTOTAL (1)

306,29

580,65

886,81

TOTAL DE FUENTES (2)

903

950,23

2801,5

BIOMASA TOTAL
(1)/(2)= %

33,9

61,11

31,65

NOTA: Las diferencias en decimales se debe a redondeos

En el sector Industrial disminuyó el consumo de BZ respecto al del año 1970 como consecuencia del comportamiento de la industria azucarera, generadora y principal consumidora de esta fuente.

La participación energética del conjunto de LE-BZ-CV en el consumo final energético en el año 1980 fue 43,9 por ciento y en el año 1990 31,7 por ciento, lo que implicó un aumento de la dependencia energética nacional respecto a los hidrocarburos. Las posibilidades de obtener aumentos sustantivos de hidroenergía o de otras fuentes de significativa importancia son débiles, con excepción quizás del desarrollo de las fuentes bioenergéticas.


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