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III.  DOCUMENTOS DE REFERENCIA

1.   LIMITES DE LA APLICACION DE LA TEORIA Y LOS CONCEPTOS LIMNOLOGICOS A LAS ZONAS FLUVIALES DE ANEGAMIENTO Y SU PRODUCCION ICTICA (por P.B. Bayley)

INTRODUCCION

Este documento tiene por objeto suscitar un debate sobre los conceptos fundamentales de la limnología y sus diferencias según se refieran a lagos propiamente dichos, ríos o zonas fluviales de anegamiento.

Tradicionalmente, la limnología se ha ocupado de los lagos propiamente dichos, en los que las fluctuaciones del nivel del agua son limitadas. Los estudios se han restringido ulteriormente al prestar atención sobre todo al subsistema pelágico, en el que es relativamente más fácil tomar muestras y preparar modelos. Esta unilateralidad ha sido contrarrestada en cierto modo por Wetzel (1975 y bibliografía en él citada), que ha sostenido que la producción litoral es la que desempeña la función más importante en la aportación de insumos orgánicos en la mayor parte de los lagos.

Su texto se ha tomado como punto de partida para la exposición que aquí se hace, en la que se ha tenido también en cuenta la experiencia del autor en la cuenca del Amazonas y en un lago importante de Africa.

RIOS Y ZONAS FLUVIALES DE ANEGAMIENTO

Los ríos no se han tenido en cuenta durante cierto tiempo, debido en parte al deseo de los limnólogos de estudiar sistemas relativamente cerrados. Además, la mayor parte de los estudios han versado sobre sistemas de zonas templadas, donde las zonas de anegamiento son insignificantes o han sido eliminadas.

En las regiones templadas ha sido posible, en general, establecer divisiones aceptables entre sistemas lénticos y lóticos, cosa que no es fácil ni conveniente en las zonas fluviales de anegamiento. Muchos procesos de producción - en particular los relativos a las macrofitas emergentes - tienen lugar en medida importante en ambos subsistemas y las especies ícticas que constituyen la mayor parte de la biomasa utilizan regularmente ambos habitat durante distintas partes de su ciclo vital.

En esos procesos influyen también en forma considerable interacciones abióticas, como la hidrología y la distribución de los nutrientes asociadas con ella. La distinción entre componentes lénticos y lóticos no lleva siempre a un mejor conocimiento de los aspectos funcionales de las zonas fluviales de anegamiento.

Por tanto, se tratará de estas últimas como de una unidad dinámica.

LAGOS Y ZONAS FLUVIALES DE ANEGAMIENTO

Los conceptos limnológicos que pueden resultar más útiles para entender los procesos de producción en las zonas fluviales de anegamiento son los relativos a las zonas litorales/eulitorales de los lagos. Wetzel (1975) ha afirmado que, en la mayor parte de los lagos, el aporte de elementos orgánicos y nutrientes procedente de la producción de macrofitas emergentes es mayor, de ordinario, que el de todas las demás fuentes juntas. En el caso de las zonas fluviales de anegamiento, esa afirmación peca más bien por defecto.

En ambos sistemas, la mayoría de los nutrientes proceden directamente del substrato del fondo, en cuyas capas superiores se encuentran de ordinario grandes concentraciones. En asociación con las partes sumergidas de las macrofitas se hallan grandes cantidades de perifiton y perizoon, y la considerable “biomasa” de detritos derivada principalmente de las plantas contiene microorganismos detritívoros en gran número.

Muchas zonas fluviales de anegamiento tienen áreas forestales importantes que se inundan regularmente y contribuyen en forma significativa a la producción de los individuos de mayor talla de algunas especies ícticas. Este biótopo no se encuentra en los lagos propiamente dicho, pero es posible que los mecanismos que intervienen sean similares, en general, a los que influyen en la producción alóctona en los torrentes con densa cubierta forestal. A pesar de la importante producción de frutos y hojas de un biótopo forestal inundado, el autor estima que la producción orgánica total por unidad de superficie es mucho menor que en las zonas abiertas de anegamiento en las que predominan las macrofitas emergentes.

Las diferencias cuantitativas más importantes entre la producción de los lagos y la de las zonas fluviales de anegamiento se verán en la exposición que sigue.

DIFERENCIAS FUNCIONALES ENTRE SISTEMAS Y EFECTOS EN LA PRODUCTIVIDAD DE LAS ZONAS FLUVIALES DE ANEGAMIENTO

Los mecanismos que intervienen en los procesos de producción de los distintos sistemas aquí considerados son con toda probabilidad cuantitativamente iguales o muy similares, pero se expresan en forma diferente, como se indica a continuación:

a)   Diferentes subseries de mecanismos predominan en cada sistema

Para citar un caso extremo, en un lago grande la producción de fitoplancton puede ser más importante que la “producción litoral”, pero en zonas de anegamiento de dimensiones análogas o mayores predomina sin duda alguna esta última. En general, ello se debe más bien al gran porcentaje de aguas turbias, que es propio de los grandes ríos tropicales y limita la producción de fitoplancton, que a diferencias en las concentraciones de nutrientes disueltos.

De igual forma, es de prever que la producción bentónica de algas será menos importante que en los lagos, ya sean tropicales o templados.

En las zonas fluviales de anegamiento, la aportación directa de nutrientes disueltos, procedentes de los ríos, es probablemente más importante para “completar” el sistema en vista de los beneficios a largo plazo, que para controlar la producción de año en año. La decantanción localizada de sólidos permite el desarrollo de fitoplancton/zooplancton, que puede ser importante para los peces jóvenes de algunas especies, pero en términos de la producción total no representa más que una pequeña parte.

La producción de macrofitas flotantes que toman elementos nutrientes de la columna de agua es mucho más importante (por ejemplo, Eichhornia, Pistia y las fases flotantes de Papsalum repens; véase Junk (1970)) que la producción de fitoplancton. Sin embargo, el autor considera que esta producción es aparentemente insignificante, comparada con la de macrofitas emergentes enraizadas en el sustrato. En todo caso, es probable que sean más los nutrientes que liberan el terreno apenas inundado que los que se obtienen directamente del agua. Ello dependerá también del grado de inundación. Las macrofitas terrestres que se anegan anualmente contribuyen en forma importante a la aportación de elementos orgánicos al medio acuático (en particular Gramineae), además de ofrecer alimento y refugio a los peces jóvenes.

El ciclo de transformación de los detritos de macrofitas en las zonas fluviales de anegamiento es mucho más rápido que en la zona litoral de los lagos, dado que los encallamientos, la acción secante del sol y el aire (y a veces los incendios) y el nuevo anegamiento permiten un mayor predominio de la descomposición aeróbica y de los mecanismos de mineralización. Cuando falta la destrucción por el fuego o no hay herbívoros terrestres apropiados, buena parte de la descomposición tiene lugar en el agua, lo que determina una elevada DOB y limita la distribución de los peces (Universidad de Idaho et al., 1971).

El acceso a fuentes alóctonas de alimentos es menor que en los lagos o los ríos, pero es considerable cuando la crecida invade pastizales, zonas de matorrales o bosques. Durante ese proceso, también la aportación de compuestos orgánicos solubles puede ser más importante. El material alóctono transportado por los torrentes puede transformarse en sustancias más aprovechables como alimento antes de llegar a los lagos o los grandes ríos, pero, en todo caso, tiene poca importancia en las zonas fluviales de anegamiento.

Las consideraciones que preceden indican que en las zonas fluviales de anegamiento predominan, en muchos casos, series diferentes de mecanismos.

b)  Los efectos dinámicos en las series de mecanismos que determinan la producción son muy diferentes en las zonas fluviales de anegamiento y en los lagos o ríos

En las zonas fluviales tropicales de anegamiento, los ciclos de crecida (de ordinario anuales) influyen más radicalmente en los procesos de producción que las variaciones estacionales de temperatura en las zonas templadas. La idea popular de que en los trópicos se consigue una elevada producción a lo largo de todo el año es totalmente falsa si se aplica a las zonas fluviales de anegamiento. La mayor parte de las especies ícticas interrumpen totalmente la alimentación durante sus migraciones, que a menudo pueden prolongarse más de medio año durante las temporadas de bajada de las aguas y de estiaje.

Este “invierno fisiológico” es más severo que en los lagos y ríos de zonas templadas, en los que los procesos de producción y la alimentación prosiguen incluso muy avanzados los meses más fríos, aunque a ritmo menor. Incluso las especies propias de zonas anegadas que no realizan movimientos migratorios por razones de reproducción, distribución o protección se encuentran con que sus fuentes potenciales de alimentos están durante ese período fuera del agua, exceptuadas, evidentemente, las especies piscívoras superiores y las parásitas.

Se ha arguido con buenas razones (Wetzel, 1975) que, en un sistema lacustre, el ciclo macrofitas emergentes-detritos que se produce en la zona litoral aumenta la estabilidad del sistema. Ello es posible, tanto a corto como a largo plazo, por razón de la estabilidad física del biótopo y por la naturaleza de los mecanismos que intervienen. En la zona litoral de un sistema fluvial de anegamiento, en cambio, la estabilidad a corto plazo no es posible a causa del desplazamiento continuo de esa zona, que da lugar a mecanismos de producción que la mayor parte del tiempo están mucho más alejados de los niveles de equilibrio que en el caso de los lagos. La temporada de crecida da lugar al equivalente acuático de una carrera desenfrenada por la supervivencia, en la que tanto las plantas como los peces se esfuerzan por mantenerse al paso con un ambiente en rápida expansión y rico en alimentos que se halla en un estado continuo de desequilibrio a breve plazo. La situación es más parecida a la de un embalse recién inundado que a la de un lago o un río.

La estabilidad a largo plazo de un sistema fluvial de anegamiento depende sobre todo de la posibilidad de predecir el régimen de crecida. Los máximos y mínimos anuales y el ritmo de la crecida pueden variar considerablemente en los sistemas de América del Sur (observ. personal) y de Africa (Welcomme, 1975), con considerables repercusiones en la producción de macrofitas y de peces. Es también probable que pequeñas variaciones anuales del movimiento de las aguas influyan en forma diferencial en las estrategias de desove, determinando algunos cambios en la distribución de la biomasa de especies ícticas.

A pesar de estos efectos desestabilizadores, hay que añadir que los sistemas fluviales de anegamiento serían aún más inestables si no fuera por la vasta reserva de materia orgánica y nutriente acumulada en los detritos, que mitiga hasta cierto punto los efectos de las fluctuaciones anuales de la producción de macrofitas, aunque su disponibilidad de año en año para la alimentación de las especies detritívoras dominantes depende - también en este caso - del grado de crecida de las aguas.

CONCLUSIONES Y ENFOQUES SUGERIDOS

Cualquiera de los efectos susodichos en las subseries de mecanismos puede dar lugar a relaciones muy diferentes entre la densidad de una parte funcional (por ejemplo, concentración mineral, carbono disuelto/en partículas o biomasa de una planta o animal) y su flujo o producción en los sistemas fluviales de anegamiento, por un lado, y los lagos o los ríos, por otro. Otros factores no considerados aquí, como los efectos en la mortalidad de los peces y en su vulnerabilidad, repercuten también en forma distinta en la productividad íctica posterior.

Es evidente que en los sistemas fluviales de anegamiento los procesos de producción son más complejos que en las zonas litorales lacustres, por el carácter más dinámico de los primeros y la mayor dificultad de predecirlos. Además, son aún poco conocidos, y muchas de las suposiciones que se han presentado en los párrafos anteriores no pueden apoyarse todavía en datos firmes. Ello quiere decir que intentar preparar un modelo del sistema creando series de mecanismos estudiados por separado es aún más absurdo y muy costoso.

El primer paso necesario, bien que poco elegante, ha de consistir en afrontar el problema en general y en forma comparativa, recurriendo en gran medida a métodos estadísticos. Se ha emprendido ya la identificación de algunas importantes fuerzas impulsoras y reguladoras, como el grado de crecida (Universidad de Michigan et al., 1971; Kapetsky, 1975; Welcomme, 1975). Las comparaciones entre sistemas y, con las adecuadas precauciones, dentro de los sistemas pueden ayudar en la preparación de modelos (por ejemplo, Welcomme y Hagborg, 1977) que permitan al menos definir los probables límites.

Es esencial proceder a evaluaciones más exactas y completas de los recursos, por ejemplo utilizando técnicas de telepercepción combinadas con la obtención de información directa en tierra. Disponiendo de datos limnológicos y de índices de la producción íctica (por ejemplo, buenos datos de captura y esfuerzo), las comparaciones entre sistemas permitirán individuar algunas variables importantes.

Los programas de muestreo limnológico habrán de concentrarse en el conocimiento de las variabilidades de los componentes del sistema y de sus cantidades totales durante diferentes fases del ciclo de crecida. Los programas de muestreo ideados para comprobar hipótesis relativas a mecanismos aislados tienden a estar viciadas por ideas preconcebidas y cuando la lista de las variables medidas es limitada pueden pasarse por alto interacciones significativas. El autor no desea condenar el laudable deseo de comprobar mecanismos hipotéticos, pero sugiere que es aún demasiado pronto para intentar estudios tan detallados en sistemas tan complejos hasta que dispongamos de más orientaciones estadísticas que permitan determinar qué series de mecanismos son las más significativas.

BIBLIOGRAFIA

Junk, W.J., 1970 Investigations on the ecology and production biology of the floating meadows (Paspalo Echinochloetum) on the Middle Amazon. Part 1. The floating vegetation and its ecology. Amazoniana, 2(4):449–95

Kapetsky, J.M., 1974 Growth, mortality and production of five fish species of the Kafue River floodplain, Zambia. Ph.D. Thesis, University of Michigan, 194 p.

University of Idaho et al., 1971 Ecology of fishes in the Kafue River. Report prepared for FAO (acting as executing agency for the UNDP). Moscow, Idaho, University of Idaho, FI:SF/ZAM.11, Tech.Rep., (2):66 p.

University of Michigan et al., 1971 The fisheries of the Kafue River flats, Zambia, in relation to the Kafue Gorge Dam. Report prepared for FAO (acting as executing agency for the UNDP). Ann Arbor, University of Michigan, FI:SF/ZAM.11, Tech.Rep., (1):161 p.

Welcomme, R.L., 1975 The Fisheries ecology of African floodplains. CIFA Tech. Pap., (3)51 p.

Welcomme, R.L. y D. Hagborg, 1977 Towards a model of floodplain fish populations and its fishery. Environ.Biol.Fish., 2(1):7–24

Wetzel, T.G. 1975 Limnology. Philadelphia, W.B. Saunders, 743 p.

2.   EVALUACION DE LAS POBLACIONES DE PECES Y PREDICCION DE LAS CAPTURAS EN LOS GRANDES RIOS (por J. Holčik)

INTRODUCCION

Se han descrito métodos muy diversos para la evaluación de las poblaciones ícticas y la predicción de las capturas futuras, pero sólo unos pocos pueden aplicarse en los grandes ríos. La principal razón es que los ecosistemas fluviales pueden considerarse inestables en comparación con los ecosistemas de aguas permanentes. Son, además, mucho más sensibles a diversos factores del ambiente circunstante, incluidas las actividades del hombre. Por otro lado, los procedimientos para el muestreo de ambientes fluviales no están suficientemente desarrollados, si se les compara con los aplicables en los lagos. Debido a ello, faltan casi totalmente estudios que se ocupen de estimar las poblaciones ícticas y su rendimiento, si se exceptúan las evaluaciones de algunas especies migratorias, como los salmónidos o los esturiones. La lista siguiente de métodos ha de considerarse más bien como una selección arbitraria que como una enumeración completa y se ha hecho teniendo en cuenta la sencillez de los métodos y la posibilidad de aplicarlos con rapidez.

EVALUACION DE POBLACIONES DE PECES

La velocidad de la corriente, la naturaleza del fondo y de las orillas, los obstáculos al fluir del agua y la intensidad de la navegación son los principales factores que determinan la elección de métodos adecuados para estimar las poblaciones ícticas. Lo esencial es conocer la eficiencia del arte utilizado en relación con el número de peces capturados y saber hasta qué punto la composición de las capturas corresponde a la composición de la población.

Métodos basados en la captura de una zona

Estos métodos se basan en la hipótesis de que el número de peces capturados en una zona determinada está en relación con el que se encuentra en toda la masa de agua o en el área ocupada por una especie determinada. Este método puede aplicarse en distintas formas:

Estimación de la población íctica a partir de los nuevos depositados:  En los ambientes fluviales, este método puede utilizarse solamente para las especies que ponen los huevos en un substrato y no para las que ponen huevos flotantes. Si se conoce de número de huevos que se encuentran en un frezadero, el número medio de huevos de la puesta de una hembra y la proporción de los sexos en el cardúmen de desovadores, el número de peces puede calcularse según la fórmula:

donde N = número de peces del cardúmen de desovadores, ne = número de huevos encontrados en la zona estudiada, n = fecundidad media de las hembras, y s = proporción de los sexos, y:

donde = media de los huevos muestreados, a = superficie muestreada y A = superficie total del frezadero. Aunque el método se ha utilizado originalmente para peces que ponen huevos pelágicos (Hensen y Apstein, 1897) y se ha aplicado sobre todo en las pesquerías marinas, puede utilizarse también en aguas dulces, como han descrito Rothschild (1961) y Bastl (1977). Un estudio de la teoría en que se basa este método y de su aplicación en la práctica puede verse en los textos de English (1964) y Saville (1964).

Estimación basada en los datos de captura:  Este método se utiliza mucho en las pesquerías marinas (Nikolsky, 1965) y sólo raras veces en lagos (Jefimova, 1967; Turner, 1975), pero parece ser adecuado también para ambientes fluviales (Allen, 1951; Williams, 1965). El modo de calcular el número de la biomasa íctica es esencialmente el mismo que en la ecuación (1), pero ha de tenerse en cuenta la eficiencia del arte utilizado:

donde P = población estimada, n = número de peces muestreados, K = eficiencia del arte empleado, A y a = superficie total y superficie muestreada, respectivamente. Las mayores dificultades se encuentran para definir la constante K, que depende no sólo del tipo de arte sino tamoién de la especie de peces de la talla de los peces, de su estado fisiológico, de la hora del día, del tiempo atmosférico y de otros factores.

Métodos de captura y esfuerzo:  La densidad relativa de una población de peces, e indirectamente también su número, puede determinarse mediante un “índice de eficiencia de la explotación”, en la forma sugerida por Leopold y Dabrowski (1975). Dicho índice se obtiene dividiendo la captura total de peces de una masa de agua, por ejemplo un río o un tramo del mismo, por la suma de la intensidad de pesca de todos los tipos de arte utilizados. La intensidad de pesca o explotación de un arte es el producto de su esfuerzo ordinario de pesca por el número de días durante los cuales se utiliza: la unidad patrón de esfuerzo de pesca es un arte convencional que captura 1 kg de peces por día. Como los autores han hecho notar, este índice puede utilizarse no sólo para obtener la captura por unidad de superficie o la intensidad por unidad de superficie, sino también para conseguir una evaluación más adecuada de la situación de una población de peces en una masa de agua. Aunque originalmente este método se preparó para los lagos, y en ellos se ha utilizado (Bonar, 1977), parece ofrecer buenas posibilidades también en los ríos. Como es natural hay otros muchos métodos basados en los datos de captura y esfuerzo de pesca, que han sido descritos por Beverton y Holt (1957), Robson y Regier (1967), Gulland (1969) y Ricker (1975).

Método de dos capturas de Seber-Le Cren:  Cuando se hacen dos capturas sucesivas, c1 y c2, en una población, utilizando el mismo esfuerzo, la estimación del volumen de la población, , viene dada por la siguiente fórmula:

y la variante:

cuyo error standard es:

Según los autores (Seber y Le Cren, 1967), el uso de este método depende de las siguientes condiciones:

  i)  que p (p = (c1 - c2)/c1) sea suficientemente grande para tener efecto significativo en n,

 ii)  que p sea constante, es decir, que el esfuerzo de pesca sea igual en las dos capturas y que los peces que queden después de la primera operación de pesca sean tan vulnerables a la captura como los capturados en la primera operación de pesca,

iii) que no se produzca reclutamiento, mortalidad, inmigración o emigración entre las dos operaciones de pesca, y

iv) que los peces de la primera captura no se devuelvan a la población o, si se devuelven vivos, que se marquen para poder no tenerlos en cuenta al contar la segunda captura.

Este método ha sido utilizado por Mann et al. (1972) para estimar el número de peces jóvenes en el río Támesis. El área, cercada con una red, debe conocerse bien y han de tomarse dos muestras, c1 y c2, en rápida sucesión.

Estimaciones basadas en estadísticas de captura y datos biológicos

Cuando existen pesquerías desarroladas, la estimación de la población íctica puede hacerse utilizando estadísticas de captura y datos biológicos sobre la población. Sólo dos métodos se han preparado específicamente para pesquerías fluviales o se han utilizado en ellas.

Método de Backiel:  Backiel (1971) sugirió un método sencillo que utiliza las estadísticas de captura, los datos sobre mortalidad y la relación entre producción y biomasa (P/B):

donde Bc = captura anual, Bm = biomasa eliminada por causas de mortalidad natural y K = coeficiente P/B.

Si no hay datos suficientes para calcular la mortalidad natural y el coeficiente P/B, pueden aplicarse las siguientes hipótesis, perfectamente razonables:

i)  Se supone que la captura y la biomasa de peces eliminada por mortalidad natural son del mismo orden de magnitud y, por tanto, la mortalidad total es la suma de ambas cifras;

ii)  La mortalidad viene equilibrada por el reclutamiento y el crecimiento, de acuerdo con el concepto de Russell (1931) de población íctica explotada, según el cual la población se mantiene constante.

iii) El coeficiente P/B varía dentro de una gama estrecha, que va de 0,5 a 1,0 o poco más.

Las dos primeras hipótesis se utilizan generalmente en la práctica. Por cuanto se refiere a la relación P/B, Huet (1964) supuso que en la mayor parte de los ambientes fluviales la producción es aproximadamente el 50% de la biomasa, o sea P/B = 0,5. Mann (1965), al evaluar sus propios datos, procedentes del río Támesis, se declaró de acuerdo con Huet, y también Backiel utilizó esa cifra en su estimación de la producción de peces depredadores del río Vístula. Parece ser, sin embargo, que esta razón puede ser mayor, variando entre 0,6 y 0,9 en los ríos de zonas templadas (Mann, 1965, Backiel, 1971; Holčik et al., 1975). Mann et al. (1972) hallaron que, en el río Támesis y el el caso del alburno, el rutilo, el leucisco y el “dudgeon”, el coeficiente P/B era, respectivamente, 1,92, 1,12, 1,75 y 1,94, es decir, mayor de lo que se había calculado antes. En este ejemplo se incorporaron en el cálculo huevos y alevines. Según datos procedentes de los lagos de Cuba (Holčik, 1970), el lago Kariba (Balon, 1974) y el río Kafue (Kapetsky, 1974), parece que en los ríos tropicales el coeficiente P/B varía de 0,7 a 1,3. La razón P/B es muy sensible a las fases iniciales del ciclo vital, como se ve en el caso del Támesis, y ello ha de tenerse muy en cuenta al presentar datos de este tipo.

Según Backiel (1971), la evaluación de poblaciones de peces realizada con este sencillo procedimiento puede resultar muy próxima a las realizadas con procedimientos más complicados y que exigen más tiempo, aunque sólo se disponga de estadísticas de captura. Se puede prever, sin embargo, que cuando haya diferencias en la intensidad de pesca entre los años de aguas altas y aguas bajas, la población puede resultar subestimada o sobreestimada, respectivamente.

Método bioestadístico:  El método bioestadístico puede utilizarse en pesquerías desarrolladas en las que se realicen reconocimientos ictiológicos organizados para evaluar las poblaciones de especies comercialmente valiosas. El método clásico de Derzhavin (1922) ha sido considerablemente perfeccionado más tarde por Boiko (1934 y 1964), Monastyrsky (1940), Chugunov (1935) y Fry (1949). El concepto, con explicaciones y ejemplos, puede verse en Rocker (1971 y 1975).

Estimaciones basadas en el mercado

En los grandes ríos, donde la situación de las poblaciones ícticas varía mucho según las variaciones del nivel del agua, la evaluación de una población con métodos de marcado y recaptura sólo es posible en raros casos. El método podría utilizarse en masas de agua de zonas de anegamiento, como lagos o brazos laterales, en momentos en que la descarga hacia el cauce principal es estable o está en disminución (Holčik y Bastl, 1975). Recientemente, sólo Williams (1965), Koops (1975) y Raymond y Collins (1975) han empleado este método para estimar poblaciones ícticas en el Támesis, el Elba y el Columbia, respectivamente, pero todos esos ríos tienen un régimen de aguas relativamente estable. Los principios, limitaciones y varios aspectos relativos a las exigencias del muestreo y a la aplicación práctica de los métodos de marcado y recaptura pueden verse en los trabajos de Robson y Regier (1964 y 1968) y en el manual de Ricker (1975).

Método de Huet

Aunque muy sencillo y, a primera vista, muy aproximativo, el método descrito por Huet (1949 y 1964) puede servir para evaluar la ictiomasa aproximada de un río, según la fórmula siguiente:

K = B × L × k.................(5)

donde K representa la productividad anual del agua en kilogramos por kilómetro de río, L la anchura media del curso de agua en metros, B la “capacidad biogénica” y k el coeficiente de productividad. Los valores de B van de 1 a 3 en aguas que contienen poco alimento para los peces, de 4 a 6 en aguas de contenido medio de alimentos y de 7 a 10 en aguas ricas en alimentos. El coeficiente k es el producto de k1 (temperatura media anual), k2 (acidez o alcalinidad del agua) y k3 (tipo de población íctica) (véase Cuadro 1 en Huet, 1964). El valor de producción así obtenido, dividido por el coeficiente P/B, da un valor aproximado de la ictiomasa en kg/km (Mann, 1965).

Este método ha sido mejorado por Lassleben (1977) y se ha utilizado para evaluar las capturas de peces en tramo alemán del Danubio (Kölbing, 1978). Lassleben calculó el coeficiente k3 (tipo de la comunidad íctica) según la superficie ocupada por especies limnófilas (brema) y reófilas (barbo), respectivamente, asignando un valor 2 a las primeras y 1 a las segundas. Cuando ambos grupos de especies se encuentran juntos y en las faenas de pesca experimental se obtienen capturas con una proporción P1 de especies limnófilas y Pr de especies reófilas, pueden emplearse las siguientes ecuaciones generalizadas:

en este caso, el valor conjunto de k3 es: k31r = (% superficie1 × k31) + (% superficie1 × k3r)

Se ha hallado que las cifras y las capturas estimadas para la región examinada del Danubio eran muy próximas.

Este método, que puede considerarse útil para estimar la captura potencial de un río, puede mejorarse aún como sigue:

 i)  La extrapolación de los valores de k1 (gradiente de temperatura) puede hacerse con la ecuación:

k1 = -0,6671 + 0,1667°C

ii)  Basta el simple porcentaje entre especies reófilas y limnófilas para determinar el coeficiente k3:

iii) La capacidad biogénica (B) del río puede evaluarse utilizando la biomasa de invertebrados bentónicos en vez de la cantidad de vegetación acuática. Según Albrecht (1953 y 1959), los cursos de agua con una biomasa de zoobentos de menos de 60 kg/ha pueden considerarse pobres, los que tienen una biomasa de 60 a 300 kg/ha, medios, y los de biomasa entre 300 y 700 kg/ha, buenos. Dividiendo estos valores entre distintos grados de B,1-3 (pobre), 4-6 (medio) y 7-9 (bueno), y calculando la ecuación de regresión, se obtuvieron las siguientes ecuaciones para estimar B:

B = 0,00 + 0,05 Bb

para valores de la biomasa bentónica (Bb) de 60 kg/ha e inferiores, y:

B = 0,35158 + 0,45469 log Bb

para valores de la biomasa bentónica de 60-700 kg/ha.

El ejemplo siguiente muestra como los resultados conseguidos con este método corresponden a los valores reales. En el brazo Zofin del Danubio, más abajo de Bratislava (1,2-3,8 ha de superficie), la biomasa media de invertebrados bentónicos en los años 1971-73 era de 357 kg/ha (B = 6,443) y la temperatura anual media, de 11,3°C (k1 = 1,217); el agua era rica en minerales (k2 = 1,5) y el porcentaje de especies limnófilas y reófilas era 87,4 y 12,5, respectivamente (k3 = 1,875). Por tanto:

k = 6,443 × (1,217 × 1,5 × 1,875) × 10 = 220,53 kg/ha

La producción real de ese brazo del Danubio en el período en cuestión fue de 244,83 kg/ha. La biomasa estimada de la población fue 220,53/0,68 = 324,31 kg/ha y la biomasa real de 353,97 kg/ha.

PREDICCION DE LAS CAPTURAS

Los métodos que se utilizan en ictiología para predecir las capturas futuras son varios y pueden agruparse en tres categorías, según la naturaleza de los datos utilizados (Nikolsky, 1965). Además de los modelos estadísticos, basados en el análisis de las capturas en relación con la dinámica de población de determinadas especies, se utilizan también métodos bioestadísticos, principalmente en la U.R.S.S. (Malkin, 1978 y Protopopov, 1978). Pero esos métodos son complicados y sólo se ha hecho un intento de predecir la captura de todo el taxoceno fluvial vulnerable a la pesca. Por razones de simplicidad y rapidez, es mejor utilizar métodos sencillos, basados en correlaciones estadísticas entre algunos parámetros ambientales y las capturas.

Predicciones basadas en los parámetros ambientales y las capturas

Según han mostrado muchos autores, como Antipa (1912), Stanković y Janković (1971), Ivanov (1956), Holčik y Bastl (1973, 1976, 1976a), Welcomme (1975) y Welcomme y Hagborg (1977), la dinámica de las poblaciones ícticas y las capturas, en los grandes ríos, están en función directa del régimen hidrológico. Resolviendo ecuaciones de regresión basadas en algunos índices hidrológicos (como nivel del agua, amplitud anual y duración de las crecidas) del año anterior y los datos de captura del sucesivo, pueden preverse las capturas de peces del año siguiente (Welcomme, 1975, Holčik y Bastl, 1977). A pesar de su sencillez, con este método pueden obtenerse resultados bastante exactos y, si se mejora añadiendo otros términos a la regresión, parece prometedor.

Predicciones basadas en la relación entre una fracción de la captura y la captura total

Este método ha sido sugerido por Leopold (1972) para prever las capturas de Coregonus albus en los lagos de Polonia, pero quizás pueda aplicarse también en los ríos. Leopold halló que existían relaciones estadísticamente significativas entre determinadas fracciones de la captura de C. albula en el año n-1 y las capturas totales en el año n. Para hacer la previsión, utilizó la regresión múltiple siguiente:

P = a + bCS + cCm.................(6)

donde P = captura prevista, Cs = captura en la temporada de desove en el año n-1 y Cm = suma de las capturas durante la temporada de máximo rendimiento en el año n-1. En el caso de C. albula, Cs = captura en el mes de noviembre, y Cm = suma de las capturas de mayo a septiembre. Halló también que podía utilizarse la regresión linear de la captura desde el período de desove del año n-1. Parece ser que una combinación de este método con el método “ambiental” anterior puede aplicarse en las pesquerías fluviales.

Para evaluar la calidad (Q) de la predicción, Andreev et al. (1977) sugieren la fórmula siguiente:

donde r2 = coeficiente de determinación de la correlación entre la captura real y la prevista. Cuanto mayor es el valor de r, menor el índice calculado de calidad y, por tanto, mejor será la previsión. Para evaluar la exactitud de la predicción (Ap), los mismos autores sugieren la fórmula:

para calcular el valor medio absoluto de Ap, donde P = captura prevista y C = captura real. El resultado, multiplicado por 100, da la diferencia percentual media entre la captura prevista y la captura real.

RECOLECCION DE DATOS

Para el muestreo pueden utilizarse la mayor parte de los artes de pesca conocidos. Además de artes convencionales, como redes de cerco, redes de enmalle, artes de enredo, trampas y redes de arrastre (Steinberg y Dahm, 1975), la pesca con equipo eléctrico (Penczak y Zalewski, 1973; Micha et al., 1975) e incluso el uso de Rotenone pueden dar buenos resultados (Hocutt et al., 1973).

Ha de prestarse especial atención a las estadísticas pesqueras, que pueden servir tanto para evaluar las poblaciones como para predecir las capturas. Siempre que sea posible, las estadísticas deben ofrecer datos sobre las capturas de determinadas especies en todo el río y, además, sobre las capturas en secciones específicas del mismo río que se distingan por sus características abióticas. Es también importante que los datos sobre las capturas estén desglosados por zonas (río o área de anegamiento) y por épocas del año. Los datos deben incluir: capturas hechas con cada clase de arte, número y tipo de los artes, número de pescadores y embarcaciones, y número de días de pesca. En los ríos en los que las pesquerías deportivas tengan importancia, es necesario disponer de estadísticas sobre la pesca con caña.

Es preciso hacer también observaciones sobre la ecología de los peces, particularmente sobre algunos aspectos de su actividad estacional, como migraciones longitudinales o laterales, época del desove y zonas de reproducción, movimientos relacionados con las variaciones del régimen hidrológico, etc.

Disponer de datos sobre algunos parámetros no biológicos, como temperatura, nivel de agua, descarga, duración de la crecida, momento en que comienza y llega a su culminación y superficie inundada, puede tener importancia crucial para muchos problemas relacionados con la evaluación de las poblaciones y la predicción de las capturas.

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3.   ESTADISTICAS - PLANIFICACION DE ENCUESTAS Y RECONOCIMIENTOS (por G. Bazigos)

En los países en desarrollo, las pesquerías que operan en aguas continentales se clasifican como economías de pequeñas unidades de pesca. La pesca en ríos y cuencas fluviales es estacional y muy móvil. En concreto, la movilidad de las unidades de pesca puede dividirse en las dos categorías siguientes:

a)  Movilidad periférica, es decir, movimientos de las unidades locales de pesca que tienen lugar dentro del área estudiada.

b)  Movimientos de entrada/salida de las unidades de pesca en el área estudiada durante la temporada o temporadas principales de pesca.

Debido al carácter dinámico de las pesquerías y a la vasta distribución espacial de las unidades de pesca, los sistemas de reconocimiento estadístico basados en un “enfoque masivo”1 dan de ordinario muy malos resultados.

Para preparar sistemas eficaces de recogida de datos estadísticos es preciso tener en cuenta tanto las peculiaridades de las poblaciones estudiadas como los problemas prácticos que encuentran los países en desarrollo.

En los países de tecnología desarrollada, para recoger la información necesaria se emplean reconocimientos regulares a gran escala. En concreto, los sistemas de reconocimiento a gran escala utilizados pueden agruparse en los dos ámbitos siguientes:

a)  Reconocimientos básicos (Rb) - su objeto es recoger información sobre el volumen, estructura y distribución espacial de la industria pesquera en estudio. Según el volumen, la estructura orgánica y la naturaleza de la industria, los reconocimientos pueden hacerse desde el aire o por vías terrestres o acuáticas, o combinando ambos sistemas. Para obtener información sobre las variaciones de la industria pesquera con el pasar del tiempo se hacen además reconocimientos básicos regulares, basados en un sistema de rotación bien definido.

b)  Reconocimientos regulares por muestreo para la evaluación de las capturas - su objeto es facilitar regularmente estimaciones de los insumos (esfuerzo de pesca) y los resultados (captura) de las pesquerías en estudio.

La eficiencia de los reconocimientos regulares a gran escala depende, entre otras cosas, de la eficiencia del plan de reconocimiento preparado. Se ha demostrado que, empleando un sistema de preestratificación de la zona en estudio, el costo de los reconocimientos disminuye y la exactitud de las estimaciones obtenidas aumenta. En las cuencas fluviales, conviene utilizar mapas topográficos a escala 1:50 000. Utilizando criterios adecuados para la estratificación, la zona en estudio puede dividirse en “estratos hidrológicos” y cada uno de éstos puede subdividirse en áreas hidrológicas homogéneas.

Utilizando los resultados de un reconocimiento básico regular pueden hacerse estimaciones del nivel de localización de la industria pesquera dentro de las zonas hidrológicas establecidas en los distintos períodos de un año hidrológico. Para la ulterior estratificación de las zonas hidrológicas se usa como criterio la estructura observada de concentración espacial de las embarcaciones de pesca. Se obtienen así las que aquí hemos llamado subzonas hidrológicas.

Para la selección de las unidades que han de muestrearse, para el reconocimiento de evaluación de las capturas, en las zonas hidrológicas establecidas, se utiliza un plan de muestreo en varias fases, con probabilidades desiguales. En concreto, se emplea un método de muestreo en el espacio y en el tiempo.

1  Enfoque masivo: Con este método de reconocimiento, los datos se obtienen enviando sobre el terreno centenares de encuestadores estadísticos, para cubrir, en el mayor grado posible, la zona en estudio

Las estimaciones de los elementos estudiados se hacen ante todo por períodos del año hidrológico y las estimaciones para todo el año hidrológico se obtienen sumando las correspondientes a las distintas partes del mismo.

Para mejorar la exactitud de los datos obtenidos se comprueban con los datos de las descargas. De esa manera, se dispone también de una base para calcular la variante entre los distintos encuestadores y confirmar su labor sobre el terreno.

4.   LA PESCA Y LA ORDENACION PESQUERA EN LOS GRANDES RIOS TROPICALES AFRICANOS, ESPECIALMENTE EN NIGERIA (por J.B.E. Awachie)

INTRODUCCION

Hoy día es ya evidente que, en los ríos tropicales, la pesca y las demás actividades pesqueras se ajustan estrechamente al régimen hidrológico. Las diferencias específicas y geográficas en la amplitud y duración de las migraciones longitudinales y laterales que los peces de los ríos y las zonas de anegamiento efectúan en respuesta a las crecidas anuales o bianuales (como en el sistema del Níger) han ofrecido una base para el surgir de florecientes pesquerías indígenas desde la antigüedad.

Se han hallado además muchos métodos eficaces para explotar las formas ícticas juveniles, debido quizás a las características ecológicas particulares de las poblaciones ícticas de las zonas de anegamiento, para las cuales la temporada de aguas altas constituye el período de más intensa actividad biológica (reproducción, alimentación intensa y crecimiento), con el consiguiente aumento de la ictiomasa, debido sobre todo al rápido crecimiento de los peces jóvenes de ese año. Además, la mayor parte de las especies de las zonas de anegamiento tienden a tener ciclos vitales anuales o muy breves, madurando en un año y estando ya en condiciones de desovar en la crecida siguiente (Lowe-McConnell, 1977).

Ese cuadro clásico de las pesquerías de los grandes ríos tropicales y sus zonas de anegamiento está experimentando en la actualidad rápidos cambios debido a varios factores, entre los que cabe destacar:

 i)  la creciente demanda de proteínas de pescado y la consiguiente intensificación de la pesca, con el empleo de artes y técnicas mejores y más modernos;

ii)  la desecación de los cauces de los ríos y de las zonas de anegamiento debido a la construcción de presas y sistemas de riego y control de inundaciones. El futuro de las pesquerías de los grandes ríos, dependerá, pues, de la medida en que puedan mitigarse los efectos negativos que los factores indicados tienen para la productividad del sistema, asegurando el elevado nivel deseable de rendimiento sostenible.

En este trabajo nos ocuparemos sobre todo, dentro del marco general de los problemas que tienen planteados las pesquerías de los grandes ríos, de los aspectos de pesca y ordenación.

EMBARCACIONES Y ARTES

Es indudable que el grado de desarrollo de la tecnología pesquera disponible y la eficacia con que se aplique puede ser importantísimo para determinar la captura de las pesquerías fluviales, tanto en el cauce principal del río como en las zonas de anegamiento. En Nigeria, por ejemplo, la introducción de embarcaciones y artes nuevos, modernos y, a primera vista, mejores no se ha traducido a menudo en un aumento de las capturas. Esto ha podido observarse no sólo en el sistema del Níger-Benue, sino también en los ríos Ogun y Oshun, al sudoeste, y en el Yedseran y el complejo Yobe/Hadejia, en el nordeste del país. Es necesario, pues, subrayar la necesidad de modificar los artes y las embarcaciones teniendo en cuenta las necesidades ambientales (es decir, la necesidad de utilizar tecnología apropiada), ya que sólo así podrán conseguirse los resultados deseados.

Embarcaciones

La embarcación de pesca más utilizada todavía hoy es la canoa tradicional, hecha con un tronco ahuecado y accionada a remo (Awachie y Hare, 1978). Las dimensiones de la canoa varían según la zona del río en que se utilice. En general, en el cauce principal del río se utilizan canoas mayores y en las zonas de anegamiento canoas de menores dimensiones y más manejables.

Recientemente se han introducido embarcaciones de tablas en las zonas bajas y más abiertas de los grandes ríos. Las barcas de fondo plano construidas con madera contrachapada que algunos tecnólogos de la FAO/PNUD han preparado en Baga, sobre el lago Chad, teniendo en cuenta las necesidades operativas de las zonas de anegamiento poco profundas, lagunas, etc., se están ensayando en la actualidad en varios grandes ríos de Nigeria.

Si estas embarcaciones contribuirán o no, y en qué medida, a aumentar la producción pesquera en las zonas fluviales de anegamiento, está aún por ver. Es importante señalar que esas barcas pueden llevar cajas para la conservación del pescado en frío.

Tipos de artes y su distribución

Una de las características más sorprendentes de las pesquerías fluviales es la variedad de artes que se utilizan. Prácticamente todos los métodos principales de captura de peces están representados. Quizás ello se deba a la variedad, también muy grande, de especies y hábitat que se encuentran en los ríos tropicales y sus zonas de anegamiento.

Predominan los artes pasivos, como trampas, cercados, redes fijas y palangres. Durante la estación, y en algunos sistemas, los artes activos, como esparaveles, cercos de playa, balanzas o medios mundos y salabardos, pueden ser muy importantes para explotar determinadas poblaciones de peces (Stauch, 1966; FAO/Naciones Unidas, 1969; Welcomme, 1971; Awachie, 1976). Reed et al. (1967) han descrito detalladamente los artes comúnmente utilizados en los principales sistemas fluviales de Nigeria. A propósito de su distribución general y su empleo en los grandes ríos, Awachie y Hare (1978) han observado que a medida que se avanza aguas arriba por una cuenca fluvial los artes de pesca van siendo menos variados y complejos y se tiende sobre todo al uso de trampas tradicionales y lanzas. Los datos disponibles sobre otros sistemas fluviales tropicales de Africa indican que, en los grandes ríos, los principales métodos utilizados para explotar los recursos pesqueros son trampas, redes de enmalle, redes de playa y venenos. Estos datos coinciden con las conclusiones más generales a que ha llegado Lagler (1971) estudiando los grandes ríos.

Problemas en el uso de los artes

Entre los problemas más importantes que se oponen al aprovechamiento máximo de los tipos de artes indicados para la producción pesquera en los grandes ríos y en sus zonas de anegamiento cabe destacar los siguientes:

 i)  Dificultades financieras para adquirir equipo de la calidad necesaria y en la cantidad precisa;

ii)  Rápido deterioramiento de algunos artes en los ambientes tropicales cálidos (Awachie y Walson, 1978);

iii)  Selectividad de los artes y eficacia para la explotación de distintas poblaciones y hábitat;

iv)  Dificultad de uniformar los artes (tipos, dimensiones y malla, etc.) que resultan más adecuados para determinadas especies y hábitat/medios ambientes.

Muchas veces, al pensar en la introducción de nueva tecnología para aumentar la producción, no se tiene en cuenta la eficacia de los artes. Igual que sucede con las embarcaciones, la eficacia de un arte, en un medio ambiente fluvial, no siempre está en función de su complejidad. En las pesquerías de las llanuras anegadas, por ejemplo, varios dispositivos y métodos indígenas han resultado más eficaces en determinados hábitat que otros artes más comunes. Como ejemplos pueden citarse el uso de trampas y palangres arponeros en los arroyos y canales, y el aprovechamiento de pozas, etc. en las zonas pantanosas o lagunares (Welcomme, 1971; Awachie, 1976). Conviene, pues, mejorar la tecnología indígena que resulta eficaz.

Dado que entre los elementos que determinan la eficacia de un arte figuran ante todo los derivados de su estructura, con el consiguiente problema de selectividad, y los debidos a la nabilidad con que se utiliza y las exigencias particulares del hábitat en cuestión, es claro que para preparar procedimientos de ordenación con miras a aumentar la producción de pescado es esencial recoger datos comparativos sobre el funcionamiento de los artes y embarcaciones en diversos hábitat fluviales o de zonas de anegamiento.

ACTIVIDAD PESQUERA

Hidrología y estacionalidad

La característica principal de las pesquerías de los grandes ríos tropicales es la estacionalidad, que a su vez está en relación con los fenómenos hidrológicos que determinan la sucesión de períodos de agua alta y baja. Estos períodos corresponden a las temporadas de capturas bajas y altas, respectivamente, como demuestran las observaciones hechas directamente y las actividades de pesca experimental (Awachie y Walson, 1978). Welcomme y Hagborg (1977), sin embargo, han establecido que, en una pesquería sencilla, como las que existen en la mayoría de los ríos y zonas anegadas tropicales, las características de la bajada de las aguas, especialmente el volumen de éstas y la superficie que queda cubierta durante el período de estiaje, pueden tener gran importancia para determinar la ictiomasa y la captura en el mismo año.

Todas estas generalizaciones tienen consecuencias vitales para la preparación de procedimientos adecuados de ordenación, como se verá más adelante.

Mano de obra y productividad

La explotación pesquera de los ríos y zonas anegadas del Africa tropical se hace tradicionalmente sobre todo a nivel artesanal. Como ya se ha observado, una de las características más notables de las pesquerías artesanales es el empleo de una vasta variedad de artes, que permite explotar al máximo la vasta gama de especies y hábitat de los grandes ríos. Algunos estudios recientes, en particular los realizados por Welcomme (1975, 1976) y Welcomme y Hagborg (1977), han indicado que, incluso por razones teóricas, es muy posible que las pesquerías artesanales sean las que mejor respondan a las necesidades particulares de las llanuras anegadas tropicales.

Por lo dicho, puede apreciarse claramente que la disponibilidad de mano de obra para la pesca es un problema muy importante para la producción pesquera de los grandes ríos, especialmente en las zonas en desarrollo de los trópicos. Los pescadores y el personal de extensión resultan insuficientes y no están bien preparados, y todo ello se refleja en la productividad.

La mayoría de los pescadores se dedican a la pesca sólo a tiempo parcial, y en la estación adecuada, aportan una contribución importante a las actividades pesqueras. Pero, al tener que dedicar la mayor parte de su tiempo a otra ocupación, en general la agricultura, no pueden o no quieren invertir en la producción pesquera el tiempo, capital, etc. que sería necesario.

Los pescadores que se dedican exclusivamente a la pesca son pocos: en los sistemas del bajo Níger y del Anambra, la relación entre pescadores a jornada completa y pescadores a tiempo parcial durante la temporada de crecida puede ser de sólo 1:10. Los pescadores a jornada completa, en Nigeria, proceden sobre todo de las zonas costeras y del delta del Níger y son principalmente pescadores migratorios, que se desplazan aguas arriba cuando el río empieza a crecer y vuelven a sus bases permanentes durante la temporada de estiaje. Dado el escaso apoyo técnico que reciben del poco numeroso personal de extensión existente, su productividad, razonablemente elevada, depende de los artes indígenas que emplean y de lo bien que conocen los ríos y las llanuras anegadas.

La necesidad de preparar mano de obra para el sector pesquero es evidente. El objetivo debe ser familiarizar a los habitantes de esas zonas con los sistemas fluviales locales y con los sistemas de pesca utilizados en los cauces de los ríos y en las zonas de anegamiento.

Estadísticas pesqueras y productividad

Los datos disponibles sobre la productividad, la población estable y la captura de algunas zonas de anegamiento de Africa - Níger, Benue, Sokoto, Senegal, Ouémé, Shire, Barotse, llanuras de Kafue, Massili y Okavango - han sido analizados por Welcomme (1975). Como era de esperar, los datos muestran que la productividad y las capturas son mayores en las zonas anegadas que en el cauce principal del río. Sin embargo, es muy posible que las cifras de las capturas comerciales en 12 zonas fluviales de anegamiento de Africa, aunque ofreciendo una orientación util, disten mucho de ser exactas, al menos por lo que se refiere al Níger nigeriano y al Benue, dada la poca fiabilidad de los procedimientos utilizados en esas zonas para recoger y transmitir estadísticas de captura. Como probablemente ese mismo inconveniente se encuentra, en grados diversos, en otros sistemas fluviales tropicales, es claro que la recogida de estadísticas pesqueras fidedignas durante largos períodos de tiempo, que constituye una base necesaria para el desarrollo y la ordenación de las pesquerías fluviales, debe figurar en cabeza en la lista de las actividades que han de realizarse para individuar los problemas de las pesquerías de los grandes ríos y encontrarles solución. Como es natural, para ello es necesario formar adecuadamente al personal correspondiente y coordinar los procedimientos de recogida y comunicación de datos.

NOTAS SOBRE LA ORDENACION

No se ha determinado aún cuales son los procedimientos funcionales de ordenación que han de utilizarse en los grandes ríos del Africa tropical. La necesidad urgente de emplear técnicas científicas de ordenación para la explotación de los ricos recursos pesqueros fluviales del continente, como se ha hecho en algunos de los grandes lagos africanos (por ejemplo, el Victoria y el Tanganika), se hace sentir desde hace tiempo. Por desgracia, y a diferencia de lo que sucede en algunos de los lagos mencionados, los datos científicos basicos sobre la biología y la ecología de los peces y las pesquerías de los grandes ríos antes de que sufrieran modificaciones son totalmente inexistentes o demasiado escasos para ser de utilidad en la planificación de actividades de desarrollo y ordenación. Como Welcomme y Hagborg (1977) han señalado con razón, es curioso que casi todos los estudios que se han hecho hasta la fecha hayan tenido por objeto predecir los efectos de la ordenación y la construcción de presas o intentar comprender y mejorar una pesquería que estaba deteriorándose.

Partiendo de la situación actual de nuestros conocimientos, la ordenación de las pesquerías fluviales y de la explotación pesquera de las zonas de anegamiento - para aumentar al máximo el rendimiento sostenible, especialmente en los países en desarrollo, donde tan grande es el déficit de proteínas animales de la población del interior - ha de tener plenamente en cuenta los elementos siguientes:

i)  Parámetros ambientales que intervienen en la productividad de los ríos y las llanuras anegadas, especialmente la posición clave de la hidrología. Los ensayos hechos sobre el terreno han mostrado que un sistema seguro para aumentar la producción pesquera durante el estiaje es mantener alto el nivel del agua (FAO/Naciones Unidas, 1969; Awachie, 1973 inter alia). Con medidas tan baratas para conseguir ese resultado en el cauce principal y en las llanuras anegadas como son la construcción de presas y pequenos terraplenes de tierra en torno a las depresiones y lagunas de las zonas anegadas o la canalización del agua de los embalses hacia las zonas de anegamiento, se dispondrá de útiles instrumentos de ordenación.

ii)  Dinámica de población y producción pesquera, y necesidad de regular y proteger las fases vulnerables del ciclo de formación, reconstitución y crecimiento de la población. La explotación pesquera en el momento en que comienza la crecida puede perjudicar gravemente a las poblaciones, ya que se eliminan hembras grávidas en migración y se reduce el número de hembras reproductoras. Soulsby (1959) y Cadwalladr (1965) han hecho notar el colapso de algunas poblaciones deLabeo en dos ríos diferentes por haber pescado esa especie en las primeras fases de la crecida. Cuando sea oportuno, es conveniente imponer una temporada de veda durante el tiempo en que las aguas empiezan a crecer. De igual forma, pueden establecerse temporadas de veda para impedir la destrucción masiva de los peces jóvenes de aquellas especies que son necesarias para repoblar los estanques y lagunas, tanto naturales como artificiales, de las llanuras anegadas, como se verá más adelante. Baste mencionar a este propósito que, aunque en los ambientes fluviales africanos las normas de regulación de la pesca, cuando existen, apenas se aplican, el valor de los lagos de las llanuras anegadas como santuarios de peces para repoblar ríos o tramos de ríos excesivamente explotados se va reconociendo gradualmente. Conviene señalar que esta función ha sido desempeñada desde siempre por la institución tradicional de los “lagos sagrados”, donde la pesca está prohibida, que existen aún hoy en muchas zonas fluviales del sur de Nigeria.

Por lo que se refiere a las medidas de control de los artes, no es probable, en general, que resulten eficaces en los grandes ríos y en las llanuras anegadas, debido a las características del ambiente fluvial y al modo y nivel de explotación. De todas formas, la protección de algunas especies o de los peces jóvenes, para impedir que se exploten excesivamente con artes manejados con demasiada intensidad, como las balanzas atalla en el sistema Níger-Benue, es posible por la breve duración de la pesquería (Awachie y Walson, 1978).

iii) Fases de producción, “aguas altas y bajas”, necesidades de mano de obra/artes y prestación de los servicios necesarios. Por lo general, el almacenamiento de las redes de enmalle y los palangres, que resultan muy eficaces en los ambientes indicados, es en la actualidad totalmente inadecuado. Mejorando los artes y las embarcaciones y disponiendo de mano de obra mejor preparada se conseguirá mejorar la producción pesquera en el cauce principal y en los grandes lagos o lagunas de la zona de anegamiento.

iv) Utilización del río y de la zona de anegamiento para fines diversos y medidas para contrarrestar posibles efectos negativos. Poco a poco todos van llegando a convenir en que los daños a las pesquerías se pueden reducir al mínimo, si no eliminarse del todo, organizando encuentros, durante la fase de planificación, entre los encargados de formular las políticas, quienes han de llevarlas a la práctica (especialmente los ingenieros) y los especialistas en biología pesquera.

ACUICULTURA

Zonas de anegamiento

La acuicultura en las zonas de anegamiento de los grandes ríos se considera en estas páginas como una medida de ordenación cuyo objeto es explotar al máximo los recursos pesqueros existentes en ellas. La piscicultura puede practicarse en estanques excavados o en las aguas lénticas naturales de las zonas anegadas. En este último caso, la acuicultura puede considerarse como una extensión natural del procedimiento que consiste en mantener el agua lo más alta posible durante la estación seca en una superficie lo más vasta posible de la zona de anegamiento con miras a aumentar la producción pesquera (Awachie, 1968, 1973; Reed et al., 1967). Las técnicas que han de utilizarse para establecer y administrar granjas piscícolas de tipo tradicional para el cultivo de peces en estanques son relativamente bien conocidas, pero su difusión en Africa se ha visto obstaculizada por la falta de experiencia, la carencia de alimento para peces o la insuficiencia de los abastecimientos de peces, la dificulted de facilitar regularmente pececillos para semilla, por falta de piscifactorías eficientes, y la falta de capitales para iniciar esas actiyidades o la poca disponibilidad a invertirlos en ese tipo de empresa.

Por el bajo costo de su establecimiento, los lagos y estanques naturales de las zonas de anegamiento han atraido recientemente la atención de las comunidades pesqueras locales. En el sistema Níger-Benue, Awachie (1976) ha estudiado la evolución de las aguas lénticas de las zonas de anegamiento hasta convertirse en estanques piscícolas, su nivel actual de desarrollo, los procedimientos utilizados para su ordenación y las perspectivas de aumentar en el futuro la producción pesquera.

Según sus dimensiones, su ciclo vital y su emplazamiento en las zonas de anegamiento, los lagos y charcas naturales pueden utilizarse como estanques piscícolas estacionales o permanentes, mientras las ciénagas y lagunas someras que conservan el mínimo de agua necesario durante la estación seca pueden ponerse en semicultivo para aumentar su rendimiento.

Los procedimientos propuestos para explotar la piscicultura en los diversos tipos de aguas lénticas existentes en las llanuras anegadas se han resumido en el Cuadro 1. Algunos de los sistemas propuestos para transformar esas aguas naturales en estanques piscícolas de distintos tipos (Awachie, 1976) pueden verse en el Apéndice 1. Como se desprende de lo dicho hasta ahora, los procedimientos de ordenación, igual que en las pesquerías de captura, se basan en la manipulación de i) el ciclo hidrológico, ii) algunas características de la morfología de las zonas de anegamiento, y iii) las características biológicas de las especies locales que pueden utilizarse para piscicultura.

Las ventajas de este tipo de cultivo respecto de los estanques piscícolas tradicionales son obvias, por el pequeño número y poca entidad de las contrucciones necesarias, que pueden hacerse con materiales locales baratos, y por la posibilidad de sembrar especies locales, cuya semilla puede obtenerse fácilmente durante la estación de pesca gracias a las muchas y eficientes pesquerías de formas juveniles ya existentes. Si se desea conseguir un aumento de la producción de peces mediante cultivo, lo mejor es aprovechar el potencial acuícola de los estanques y lagos naturales de las zonas de anegamiento, tanto más habida cuenta de la cautela y la poca disponibilidad que muestran los pescadores y los empresarios locales cuando se trata de invertir en granjas piscícolas artificiales de tipo tradicional, por lo bajos beneficios que de ordinario producen. En Nigeria persiste aún hoy esa actitud, a pesar de la política del Gobierno de conceder préstamos específicamente para piscicultura, en condiciones muy favorables, por medio del Banco de Desarrollo Agrícola.

Cauce principal

Entre los pueblos ribereños del bajo Níger se practica el cultivo de peces, en medida limitada, en kraals o recintos separados del cauce principal del río (o de los grandes lagos y lagunas) con medios poco costosos. En recintos o corrales experimentales de peces de ese tipo sembrados con varias combinaciones de Clarias, Tilapia y Parophiocephalus se obtuvieron en 1968/69 rendimientos de 900–2 060 kg/ha/año. Los resultados mostraron también que el policultivo de tilapia y de especies carnívoras muy apreciadas, como los ofiocéfalos, ofrecen buenas posibilidades. El cultivo en corrales, donde la morfología de los ríos lo permite, contribuirá a aprovechar al máximo el potencial pesquero de los ríos tropicales.

Ensayos pilotos

Nunca se insistirá demasiado en lo importante que es, para promover con éxito la explotación piscícola de las aguas de los cauces fluviales y de las llanuras anegadas, realizar ensayos de producción bien planificados en varias zonas ecológicas y geográficas de cuencas fluviales tropicales. Igualmente importante es disponer de una base organizativa para llevar a la práctica esos ensayos. A este propósito hay que observar que en Nigeria no ha sido posible realizar desde 1974 los estudios previstos de viabilidad para determinar las zonas aptas para ese tipo de actividades, debido a la reestructuración política del país (de 12 a 19 Estados). y a la política de establecer nuevos organismos multifuncionales encargados de las cuencas fluviales y lacustres para promover el desarrollo integrado de todos los recursos de tierras y aguas, incluida la pesca, en las zonas de su competencia.

Cuadro 1 - Sistema propuesto para introducir la piscicultura en las aguas de las zonas de anegamiento permanente (de Awachie, 1976)
Tipo de la masa de aguaMínimo efectivoCultivo indicadoActividad de precultivo indicadaPeces/cultivo indicados
Lagunas profundasPerennesFundamentalmente sin alimentoPesquería inicialDe crecimiento rápido, monocultivo o policultivo
Lagunas somerasEstacionales
(6 meses aprox.)
IntensivoPesquería inicialDe crecimiento rápido, monocultivo
LagosPerennesSin alimento o intensivoPesquería inicialEspecies comerciales, monocultivo o policultivo
Estanques grandesPerennesIntensivoPesquería inicialEspecies comerciales, monocultivo o policultivo
Estanques pequeñosEstacionales
(6 meses aprox.)
IntensivoPesquería inicialDe crecimiento rápido, monocultivo
CharcasEstacionales (3–6 meses)IntensivoPesquería inicial o nadaDe crecimiento rápido o en estanques-vivero
Ciénagas grandesPerennesSin alimento o parcialmente alimentadoNadaSilúridos, policultivo
Ciénagas pequeñasEstacionales
(6 meses, aprox.)
Sin alimento, con fertilizantesNadaViveros de poblaciones naturales, policultivo
Arrozales inundadosEstacionales
(6 meses, aprox.)
Con fertilizantes, sin alimentoNadaViveros de tilapia, etc.

Los proyectos piloto deben proponerse, entre otros, los objetivos siguientes:

 i)  Determinar la posibilidad de transferir al Africa tropical las técnicas de cultivo ya existentes para llanuras anegadas.

ii)  Preparar procedimientos aceptables para aprovechar para la acuicultura en ríos y llanuras anegadas desechos de distintos tipos, teniendo en cuenta todos los parámetros pertinentes, especialmente el abastecimiento de agua potable para consumo humano y los aspectos de sanidad pública.

iii) Realizar estudios detallados de economía comparada sobre varios métodos de cultivo, para determinar cuáles son los procedimientos de producción más económicos y viables en las diversas condiciones sociales. Es preciso prestar la necesaria atención a factores tan importantes en los ambientes tropicales como la reducción de los costos iniciales de capital y los costos de los alimentos en el cultivo intensivo, la función de los molinos locales y los desechos agrícolas en la producción de alimentos protéicos de bajo costo, la eficiencia comparativa de la producción de especies ícticas locales herbívoras y carnívoras en sistemas de monocultivo y policultivo, etc.

iv) Evaluar las necesidades de investigaciones en materia de acuicultura y de servicios de extensión, teniendo presente la escasez actual de mano de obra bien preparada y experimentada, y los sistemas mejores de capacitación habida cuenta de las circunstancias.

v) Estudiar de nuevo los factores que han obstaculizado la creación de cooperativas de pescadores en el Africa tropical, por el gran potencial que esos grupos ofrecen para aumentar la producción cuando están asentados sobre sólidas bases. Es evidente que el establecimiento de cooperativas activas contribuirá a mejorar el bienestar social de los pescadores, la mayoría de los cuales trabajan en pequeña escala y a tiempo parcial, y a eliminar otros obstáculos en materia de tecnología pesquera, distribución y financiación.

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

De este breve esbozo de los problemas de la producción y la ordenación pesquera en los grandes ríos tropicales pueden sacarse las siguientes conclusiones y recomendaciones:

 i)  Es necesario afrontar en forma integrada la planificación de las estrategias de desarrollo destinadas a mejorar la explotación, elaboración y distribución de los recursos pesqueros y para mejorar la situación y la calidad de vida de los pescadores continentales en el ambiente rural en que viven.

ii)  La preparación de una tecnología pesquera adecuada para aumentar la producción habrá de llevar consigo, como actividad colateral, la puesta al día de los artes y embarcaciones tradicionales de pesca que han resultado eficaces en ese ambiente y la adopción de otros nuevos que respondan a la necesidad de operar con eficacia teniendo presente la gran variabilidad morfológica de los ríos y de las zonas de anegamiento. La maniobrabilidad de las embarcaciones y los artes constituye un requisito importante para reducir al mínimo los costos; por ejemplo, las nuevas embarcaciones de tabla, de fondo plano y poco calado, resultan eficaces no sólo para atraversar los ríos y las ciénagas sino también para transportar considerables cantidades de pescado en cajas refrigeradas sin rozar frecuentemente con el fondo.

iii) No existen en el Africa tropical procedimientos bien documentados para la ordenación de los grandes ríos. La preparación de esos procedimientos se ha visto impedida por la falta de datos básicos sobre la biología del ambiente natural antes de ser modificado y sobre los peces y la pesquería. En todo intento de formular técnicas apropiadas para ordenar la explotación pesquera han de tenerse en cuenta los parámetros hidrológicos clave, las poblaciones de peces y la compleja dinámica de su composición por especies, y el enfoque tradicional local de la regulación de la pesca. Es claro que normas tales como el establecimiento de temporadas de veda y de santuarios de peces, que tienen ya una larga tradición, resultarán instrumentos eficaces para ordenar la explotación de pesquerías amenazadas. Por lo que se refiere, en cambio, al control de los artes, no es fácil que esas medidas tengan éxito hasta que se haya modificado en forma significativa el nivel artesanal de la explotación pesquera.

iv) Las zonas anegables de los ríos tropicales, con su vasta red de ciénagas, lagunas, lagos y estanques, ofrecen grandes posibilidades para la acuicultura. Además del cultivo tradicional en estanques excavados, que exige grandes inversiones de capital, los estanques naturales y las charcas ofrecen excelentes posibilidades para desarrollar el cultivo de peces con poco costo. Para aprovechar plenamente esas posibilidades será necesario preparar una tecnología apropiada para transformar y aprovechar con poco costo esas aguas, teniendo en cuenta los parámetros ambientales y sociales pertinentes, como se ha indicado más arriba.

v) Los proyectos piloto constituyen un requisito sine qua non para preparar la tecnología necesaria y establecer procedimientos de ordenación para la pesca y la piscicultura. Contribuirán, además, a eliminar otros obstáculos importantes para la producción pesquera, en especial el bajo nivel educacional y económico de la comunidad pesquera.

BIBLIOGRAFIA

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Awachie, J.B.E., 1973 On conservation and management of inland water resources of Nigeria. 1. Natural lakes and ponds with special reference to their utilization for fishery development. In First Symposium on Environmental Resource Management in Nigeria. Ile-Ife, University of Ife Press

Awachie, J.B.E., 1976 Fish culture possibilities on the floodplain of the Niger-Benué drainage system. CIFA Tech. Pap., (4) Suppl.1:256–81

Awachie, 1978 J.B.E. y L. Hare, The fisheries of the Anamabra, Ogun and Oshun river systems in southern Nigeria. CIFA Tech.Pap., (5):170–84

Awachie, 1978 J.B.E. y E.C. Walson, The Atalla fishery of the lower Niger, Nigeria. CIFA Tech. Pap., (5):296–311

Cadwalladr, D.A., 1965 The decline in the Labeo victorianus Blgr. (Pisces: Cyprinidae) fishery of Lake Victoria and an associated deterioration in some indigenous fishing methods in the Nzoia river, Kenya. East Afr.Agric.For.J., 30(3):249–56

FAO/UN, 1969 Report to the Government of Nigeria on fishing technology relating to river and swamp fisheries of Northern Nigeria. Basado en los trabajos de William Reed, Especialista en tecnología pesquera FAO/AT. Rep.FAO/UNDP(TA), (2711):90 p.

Lagler, K.F., 1971 Capture, sampling and examination of fishes. IBP Handb., 3:7–44

Lowe-McConnell, R.H., 1977 Ecology of fishes in tropical waters. Londres, Edward Arnold, 64 p.

Reed, W. et al., 1967 Fish and fisheries of Northern Nigeria. Zaria, Northern Nigeria, Ministry of Agriculture, 226 p.

Soulsby, J.J., 1959 Status of the Lake Mweru fishery. Rep.Jt.Fish.Res.Organ., (8), 1958:30–8

Stauch, A., 1966 Le bassin camerounais de la Bénoué et sa pêche. Mém.ORSTOM Paris, (5):152 p.

Welcomme, R.L., 1971 A description of certain indigenous fishing methods from southern Dahomey. Afr.J.Trop.Hydrobiol.Fish., 1(2): 128–40

Welcomme, R.L., 1975 The fisheries ecology of African floodplains. CIFA Tech.Pap., (3):51 p. Publicado también en francés

Welcomme, R.L., 1976 Extensive aquaculture practices in African floodplains. CIFA Tech.Pap., (4) Supl.1:248–55

Welcomme, R.L. y D. Hagborg, 1977 Towards a model of a floodplain fish population and its fishery. Environ. Biol.Fish., 2(1):7–24

APENDICE 1

Programa propuesto para transformar los estanques de llanuras anegadas en estanques piscícolas
(de Awachie, 1975)

ACTIVIDADES DE CULTIVO ESTACIONALES

a)   Viveros estacionales (poblaciones naturales)

Para ampliar las funciones de vivero natural de las fadamas, pueden realizarse sucesivamente los trabajos siguientes:

i)Canales de entrada/salida con diques/cerco/malla
ii)Sacar los peces adultos
iii)Añadir alevines de distintas especies pescados en el río con balanzas
iv)Fertilizar los estanques y echar alimento, según sea necesario o posible
v)Sacar/clasificar/distribuir los alevines al cabo de 2–3 meses

b)   Piscifactorías/viveros estacionales (especies seleccionadas)

i)Colocar un filtro en el canal de entrada/salida al comenzar la crecida
ii)Echar reproductores o larvas de la especie deseada
iii)Fertilizar y echar alimentos, según sea necesario
iv)Sacar los alevines al cabo de 2–3 meses

c)   Estanques de cría (poblaciones naturales)

i)Cerrar los canales de entrada/salida al comenzar a bajar las aguas
ii)Si se desea, permitir la “explotación de los charcos” para eliminar los peces adultos
iii)Añadir larvas/alevines de especies diversas pescados en el río con balanzas
iv)Cultivar intensivamente: echar fertilizantes y alimentos
v)Sacar los peces al cabo de 6–9 meses, cuando el agua es ya demasiado baja para ellos

d)   Estanques de cría (especies seleccionadas)

i)Colocar un filtro en los canales de entrada o cerrarlos, para excluir a la población natural
ii)Echar larvas/alevines
iii)Utilizar sistemas intensivos o extensivos de cultivo, según sea posible
iv)Sacar los peces al cabo de 6–9 meses

ACTIVIDADES DE CULTIVO PERENNES

e)   Piscifactorías/vivero (especies seleccionadas)

Primer año:i)Cerrar el estanque al retirarse el agua
ii)Añadir larvas/alevines de distintas especies pescados en el río con balanzas
iii)Proceder a la explotación de los charcos al principio de la estación seca, recolectando con balanzas la mayor parte de los peces (3–4 meses)
iv)Echar reproductores o larvas de la especie seleccionada
v)Inducir artificialmente la reproducción fuera de temporada, en la medida de lo posible
vi)Aplicar sistemas intensivos de cultivo
vii)Retirar los alevines antes de la crecida siguiente
Segundo año etc.:viii)Echar reproductores o larvas de la especie elegida
ix)Dejar entrar las aguas de la crecida para estimular la reproducción natural, cuando sea oportuno
x)Repetir los trabajos indicados en i), iv), vi) y vii)

f)   Granjas de cría (especies seleccionadas)

Primer año:i)y ii) como en el anterior
iii)Aplicar sistemas de cultivo extensivos/intensivos/semiintensivos, según el lugar
iv)Sacar los peces al cabo de 3–4 meses (pesquería de charcos en la estación seca) con balanzas
v)Sembrar alevines de especies de crecimiento rápido para criarlos en régimen de monocultivo o policultivo
vi)Aplicar sistemas intensivos de cultivo
vii)Retrasar la entrada del agua de la crecida con presas baratas de tierra
viii)Sacar los peces al cabo de 6–9 meses
Segundo año etc.:ix)Dejar el agua de la crecida mediante compuertas dotadas de filtros
x)Sembrar de nuevo alevines de la especie deseada
xi)Repetir los trabajos indicados en vi), vii) y viii)

Los programas de conversión indicados se proponen servir de orientación y pueden modificarse según las necesidades dictadas por los parámetros culturales locales.

5.   PROBLEMAS PESQUEROS QUE PLANTEA EL APROVECHAMIENTO DE LOS GRANDES RIOS PARA FINES MULTIPLES (por V.R. Pantulu)

INTRODUCCION

Los grandes ríos constituyen valiosos recursos naturales: ofrecen posibilidades para la producción de energía hidroeléctrica, contienen gran variedad de organismos explotables, permiten al hombre disponer de agua para diversos usos, en particular para el riego, sirven para eliminar desechos, y constituyen canales de navegación. Por todas esas posibilidades, el nombre ha tendido a asentarse en las orillas de los grandes ríos, que se han visto sometidos a una creciente presión demográfica con los consiguientes conflictos derivados de la multiplicidad de usos. En este trabajo se analizarán algunos de los usos principales de los grandes ríos y los problemas pesqueros de ellos derivados, atendiendo especialmente a la zona tropical. La finalidad última de toda actividad que se proponga aprovechar los recursos es mejorar el tenor de vida de la población. Por ello, en todo plan ideal de aprovechamiento de las aguas ha de tenerse en cuenta la necesidad de conseguir un desarrollo equilibrado, prevenir los conflictos derivados de la multiplicidad de usos y resolverlos de manera compatible con el medio ambiente. Es, pues, necesario proyectar los problemas futuros en un plan de aprovechamiento múltiple del agua. En el estado actual de nuestros conocimientos, cualquier previsión de los problemas pesqueros derivados de la multiplicidad de usos del agua será más bien fruto de inferencias y conjeturas que resultado lógico de premisas claras. La excepcional importancia nutricional y económica de las pesquerías de los grandes ríos obliga a los especialistas en ciencias pesqueras a reunir información básica mediante estudios intensivos de los ríos que se tenga intención de “desarrollar”.

Los problemas pesqueros derivados de los diferentes usos de los ríos variarán, como es obvio, según el tipo de aprovechamiento y la naturaleza de los cambios que determine en el hábitat fluvial, en la disponibilidad de alimentos para los peces, en las zonas de desove, en las zonas de cría y en el ambiente vital en general. Estos cambios, a su vez, tendrán distintos efectos en las diferentes especies de peces: algunos podrán resultar beneficiadas, otras quizás no resientan en absoluto de esos cambios y otras pueden resultar perjudicadas, según el ciclo de vida de cada una, sus necesidades ecológicas, su comportamiento y su adaptabilidad. Por ello, conocer la influencia que un tipo determinado de aprovechamiento del agua tendrá en la vitalidad de cada una de las especies ícticas, es importante, en último término, para evaluar los problemas pesqueros del uso de los ríos con fines múltiples. No hay que olvidar, a este propósito, el posible sinergismo de diferentes usos del agua, uno de los cuales puede exacerbar o mitigar los efectos de otro.

Los problemas pesqueros creados por un tipo determinado de uso de las aguas dependerán, como es natural, de las actividades que ese uso lleve consigo. Dichas actividades son factores causales potenciales, que pueden determinar cambios que en el último término repercutan en la pesquería. Por ello, la vinculación entre esas actividades y sus consecuencias para las pesquerías naturales de una zona geográfica han de estudiarse sistemáticamente, considerando los distintos usos uno por uno. Hay que identificar las relaciones causales que puedan resultar significativas y, cuando sea posible, determinar la dirección y magnitud de sus posibles repercusiones. Con esos conocimientos, se podrá advertir a los planificadores de las consecuencias que los programas de aprovechamiento múltiple de las aguas tendrán para los sistemas acuáticos y la pesca.

APROVECHAMIENTO MULTIPLE DE LAS AGUAS: FORMAS, OBJETIVOS Y CONSECUENCIAS

Entre las formas más importantes de aprovechamiento de los grandes ríos que generalmente entran en conflicto con los intereses pesqueros pueden citarse las siguientes:

-  desarrollo agrícola (incluido el riego)

-  desarrollo industrial (incluida energía hidroeléctrica)

-  control de inundaciones

-  mejora de la navegación y abastecimiento de agua a las zonas urbanas.

Entre esas diversas formas de aprovechamiento, el desarrollo agrícola e industrial pueden considerarse las principales, ya que, historicamente, son las que mayores beneficios han reportado al hombre.

Con cada una de esas formas principales de aprovechamiento de los ríos se persigue un objetivo específico. El objetivo del desarrollo agrícola puede ser aumentar la producción agrícola en toda la zona en un porcentaje determinado por unidad de tiempo. El objetivo del desarrollo industrial puede ser iniciar o potenciar industrias orientadas al aprovechamiento de la electricidad, de los productos agrícolas o de las posibilidades de transporte acuático (por ejemplo, fluvial) en esa zona. Esos objetivos se conseguirán mediante la ordenación de la explotación de las aguas y otras medidas subsidiarias.

Partiendo de las formas de aprovechamiento, objetivos y medios pueden identificarse seis grupos de actividades que pueden influir en forma significativa en la productividad de una pesquería. Cada uno de esos grupos incluye actividades de construcción y medidas de ordenación de carácter continuo, y puede tener consecuencias peculiares, directas e indirectas, para la pesquería. Dichos grupos de actividades son los siguientes: i) construcción de presas; ii) desarrollo agrícola; iii) desarrollo industrial; iv) control de inundaciones; v) mejora de la navegación y vi) abastecimiento de agua para usos domésticos.

i)  Construcción de presas

Aunque la construcción de una presa no representa un fin en sí mismo, sino un medio para conseguir alguna de las cinco finalidades que pueden perseguirse en el aprovechamiento del agua, o todas ellas, muchos problemas pesqueros derivados del uso de las aguas son consecuencia directa o indirecta de la construcción de presas y otras estructuras materiales de regulación de aguas.

Las actividades de construcción llevan consigo grandes desplazamientos de tierras para rellenar las presas y crear nuevas instalaciones portuarias, la contratación o importación de mano de obra para la construcción, la creación de poblados, al menos temporales, para alojar a esa mano de obra, y la desviación e interrupción temporal de la corriente del río para poder llevar a cabo los trabajos de construcción. Puede ser necesario, además, sacar la vegetación de parte o todo el terreno que se inundará con la construcción de la presa, reasentar en otra parte a la población que vive esa zona, e inundar todas las tierras comprendidas en el embalse hasta el nivel máximo establecido. Posteriormente puede ser preciso construir nuevos poblados, industrias e instalaciones portuarias.

ii)  Desarrollo agrícola

Uno de los objetivos principales del aprovechamiento de los recursos hídricos es aumentar la producción agrícola aplicando técnicas intensivas de cultivo. Para ello puede ser preciso controlar la crecida de las aguas en las zonas potencialmente productivas y regar las tierras durante la estación seca para poder cultivarlas todo el año y recoger varias cosechas.

La agricultura de regadío exige construir canales o acueductos de otro tipo y hace fluir por esos canales el agua procedente de un embalse, etc. Para que se haga realidad la posibilidad de recoger varias cosechas que la agricultura de regadío ofrece, puede ser necesario, además, aplicar fertilizantes, mecanizar los trabajos, aumentar notablemente la producción pecuaria, diversificar los cultivos y probablemente, desecar vastas zonas de lagos, estanques y charcas naturales poblados de peces.

Los planes de desarrollo agrícola exigen además reducir la salinidad de las tierras de labor en las regiones deltaicas, para aumentar su potencial de producción. Para ello será preciso construir diques sobre el mar y en las orillas de los ríos para impedir las inundaciones, drenar las aguas salobres de esas tierras, utilizando compuertas automáticas y bombas, aumentar el caudal de agua en el río durante la estación seca, para evitar la penetración de aguas salobres río arriba, y regar las tierras rescatadas, mediante canales, con agua dulce procedente de zonas más altas del río. Entre las actividades subsidiarias cabe destacar la producción intensiva en zonas actualmente no aprovechadas, para l o que serán necesarios más fertilizantes y plaguicidas, etc.

iii) Desarrollo industrial

En las presas construidas primordialmente para producir energía hidroeléctrica es necesario utilizar compuertas y turbinas para producir energía, construir líneas de alta tensión hasta los principales centros urbanos, y regular el caudal del río para mantener durante todo el año el mínimo necesario para que puedan funcionar las presas hidroeléctricas situadas aguas abajo y para la navegación.

De ordinario, las industrias que surgen en las cercanías de las presas se orientan al aprovechamiento de la electricidad, de los productos agrícolas y de las posibilidades de transporte fluvial. Las industrias basadas en el aprovechamiento de la electricidad se servirán de la energía hidroeléctrica para producir hierro y acero, carburo cálcico, soda cáustica, cloruros, aleaciones de hierro, cobre, ácido fosfórico, estaño y, en particular, aluminio. Las industrias de aprovechamiento de los productos agrícolas crecerán paralelamente con el desarrollo planificado de la agricultura y producirán plaguicidas, fertilizantes y otros productos químicos, piensos para el ganado y para peces, medicinas veterinarias, herramientas, o se dedicarán a la elaboración de alimentos y la extracción de aceite. Las industrias basadas en el transporte fluvial aprovecharán la mejora de la navegación para explotar los recursos minerales y madereros - elaboración de minerales (cobre, mineral de hierro, carbón, sal de roca y concentrados de estaño) y de madera (rollizas, contrachapados, pasta y papel y astilleros) - y para exportar productos de otras industrias o importar materiales para ellas.

Entre las actividades primarias asociadas con el desarrollo industrial figurarán la construcción de fábricas; la creación de comunidades urbanas, con los correspondientes servicios de sanidad pública; el consumo de recursos hídricos; y un aumento del tráfico comercial fluvial. Entre las actividades secundarias pueden citarse el aumento de los desechos industriales en suspensión en el aire o en el agua; la producción de mayores concentraciones de desechos urbanos y municipales; y el aprovechamiento acelerado de los recursos de tierras, tanto directamente, para las industrias mismas y los servicios que necesitan, como indirectamente, para uso de las poblaciones industriales urbanas. El empleo de agua para fines industriales y urbanos aumentará con el pasar del tiempo, habrá de programarse y, en último término, pondrá límites al desarrollo.

iv) Control de inundaciones

El control de las inundaciones estacionales en las zonas bajas del río forma parte integrante de muchos planes de aprovechamiento del agua, como corolario necesario del desarrollo agrícola o de la urbanización. Lo que con ello se persigue es reducir o eliminar las inundaciones estacionales de las tierras de aluvión, particularmente en las zonas bajas de la desembocadura y en las áreas costeras, para poder explotar esas tierras con mayor intensidad. El nivel máximo de inundación se reduce con una redistribución más uniforme del caudal entre la estación húmeda y la estación seca, que se consigue almacenando las aguas en embalses durante la primera. La construcción de diques permite poner fin a las inundaciones causadas por el viento y las mareas en las zonas costeras y, completándola con sistemas de traída de agua dulce, drenaje y bombeo, permite rescatar para la agricultura zonas de marisma poco profundas.

El control de las inundaciones fluviales incluye algunas actividades primarias y subsidiarias que pueden influir en la productividad pesquera. Entre las actividades primarias pueden citarse la construcción de diques para evitar que el río salga de su lecho y el represamiento de aguas con varios tipos de embalses. Como actividades subsidiarias cabe señalar la sustitución de arroz transplantado por arroz flotante y otros esfuerzos agrícolas e industriales.

v) Mejora de la navegación

En algunos programas de aprovechamiento de aguas se mejoran las posibilidades de navegación para hacer posible el transporte comercial río arriba, para lo que se requiere una profundidad mínima de 3 m. Entre las actividades primarias que son necesarias para ello figuran: la construcción de esclusas en las cataratas, rápidos y embalses que eventualmente haya en el río; la inundación de las cataratas y rápidos construyendo presas, para limitar la construcción de esclusas a los solos embalses; el dragado regular del cauce del río y de las rías de la desembocadura; y el aumento del caudal durante la estación de estiaje, sirviéndose del agua contenida en los embalses, para mantener una profundidad que permita la navegación. Como actividades subsidiarias cabe destacar el aumento de las instalaciones portuarias fluviales y del tráfico de embarcaciones, la construcción de instalaciones para manipular la nueva producción industrial y hacer posible las operaciones de dragado en el futuro, y la eliminación del material dragado y de las descargas de petróleo, aguas negras y otros materiales vertidos por los barcos de transporte.

vi) Abastecimiento de agua a las ciudades

El crecimiento demográfico va acompanado de una incesante migración de la población hacia las zonas urbanas, que se ve acelerada por aquellos aspectos de los programas de desarrollo de recursos hídricos que promueven la industrialización y la urbanización. En consecuencia, las necesidades de agua en las ciudades para usos domésticos, fabriles e industriales y para los diversos servicios, aumentan sin cesar. Esas necesidades pueden atenderse almacenando aguas en superficie, explotando las aguas subterráneas, trayendo agua mediante acueductos y, en algunas zonas, con plantas de desalinización, cuyo número va en aumento a pesar de lo costosas que aún resultan. A menudo, esas actividades primarias han de ir acompañadas de alteraciones importantes del ecosistema, como construcción de grandes embalses en zonas remotas, desviación de parte del caudal de sistemas fluviales vecinos, o de todo él u otros medios, como reciclaje del agua para utilizarla de nuevo en diversas formas. Como actividades asociadas pueden citarse el tratamiento de las aguas para mejorar su calidad y el tratamiento de las aguas negras e industriales para permitir utilizarlas de nuevo.

PROBLEMAS PESQUEROS

Como ya se ha indicado, los problemas pesqueros derivados del aprovechamiento de los ríos para usos múltiples diferirán según cuáles sean esos usos y dependerán, además, de la distribución geográfica, la abundancia, y las adaptaciones fisiológicas y de comportamiento de las especies de peces que allí se encuentren. Por ello, cuando se conocen las consecuencias del uso de los ríos para fines múltiples - en la medida en que el estado actual de nuestros conocimientos nos permite inferirlas -, es posible explorar las posibles repercusiones que tendrán en la biomasa y en la captura y determinar lo que ello representará para la economía. Es importante, pues, conocer los posibles efectos en determinadas especies de peces.

Desde el punto de vista de la adaptación de los peces al medio ambiente pueden distinguirse dos sectores generales en las pesquerías fluviales: las pesquerías del cauce principal y las de los tributarios, que, a su vez, pueden subdividirse en:

  i)  pesquerías en cursos de agua rápidos de zonas altas

 ii)  pesquerías en zonas inundadas de llanura

iii)  pesquerías costeras y de estuarios.

En cada una de esas pesquerías, además, las repercusiones serán distintas según se trate de peces migratorios o sedentarios y de distribución amplia o limitada, de peces que desoven en el cauce principal o en las zonas inundadas, con huevos pelágicos o que construyan nidos, etc.

Peces del cauce principal

Es de prever que las asociaciones de peces del cauce principal del río resulten afectadas negativamente por el desarrollo agrícola, industrial o urbano. Los efectos iniciales del represamiento del caudal del río pueden ser críticos para algunas especies y beneficiosos para otras. Las razones de ello son muchas, pero, en general, es de suponer que esos efectos serán de consecuencia de: i) la reducción o aumento general, a menudo en forma radical, del hábitat preferido; ii) la disminución o aumento de los alimentos naturales (insectos, moluscos y otros invertebrados fluviales, algas planctónicas, y plantas superiores); iii) la reducción o aumento de las zonas aptas para la freza (superficies rocosas abiertas con abundante agua, en movimiento y bien oxigenada, para algunas especies, o vastas zonas de aguas lentas para otras, como las que sueltan los huevos en el agua); y iv) la modificación cuantitativa de las zonas que les sirven de refugio (que puede permitir el acceso a los depredadores).

Entre los principales factores que pueden determinar esos cambios cabe destacar la hidrología, el flujo de sedimentos, al contenido en nutrientes y la concentración de biocidas o sustancias tóxicas.

a)   Hidrología:  La construcción de presas y su puesta en funcionamiento modificará la hidrología de las zonas del río situadas aguas abajo. Las crecidas estacionales se reducirán, para mantener el caudal dentro del lecho del río. Las zonas de anegamiento, que ofrecen a los peces espacio para reproducirse y alimentarse, se reducirán mucho, si no desaparecerán del todo, en algunos tramos del río, y en forma significativa en otros - si las medidas de control de inundaciones son eficaces. Las características cualitativas del agua de las crecidas pueden resultar modificadas, incluidas algunas que son importantes porque representan advertencias biológicas para los peces. La variación del momento de la crecida puede influir en el comienzo de ambas migraciones, longitudinales y laterales, para reproducirse y en su duración.

Es evidente que, para las especies que realizan migraciones longitudinales en los sistemas fluviales, las presas representarán un problema. De todas formas, los organismos migratorios constituyen un caso especial y, por tanto, sus problemas no han de confundirse con la incapacidad general de las especies que viven en el cauce principal, para sobrevivir en los embalses o aguas abajo de ellos. Por ejemplo, los peces que emigran aguas arriba, al concentrarse al pie de las presas, serán extraordinariamente vulnerables a una explotación excesiva, al menos inicialmente, y ello vendrá a sumarse a los efectos negativos de las presas, que les impiden desplazarse hacia sus frezaderos. La regulación del caudal podría reducir también el período de crecimiento de los pececillos en las aguas de criadero, por lo común en las zonas anegadas residuales. La velocidad de flujo del agua se reducirá y, en concomitancia, aumentará la temperatura media del agua. Estos cambios afectarán a las especies sensibles a las variaciones de la temperatura y de la corriente. Por otro lado, el caudal estacional de estiaje se aumentará, para favorecer la navegación y reducir la salinidad en las zonas bajas del río, y también sostendrá un nivel mayor de poblaciones de peces de estiaje que lo normal y contribuirá a impedir una concentración peligrosa, en el agua, de las sustancias tóxicas descargadas junto con los desechos.

b)   Carga de sedimentos:  La construcción de embalses modificará también la carga de sedimentos, principalmente en los canales principales del río. El contenido en sedimentos influye en los sistemas acuáticos de producción biológica porque limita la penetración de la luz y, por tanto, regula la fotosíntesis. Además, contribuye a la formación de hábitat potencialmente productivos en las zonas de aguas someras e inundadas estacionalmente, y transporta algunos nutrientes hacia las partes bajas del río. Por todo ello, la reducción del contenido en sedimentos modificará significativamente los ecosistemas existentes aguas abajo. Además, la acción socavadora del río, arrancando sedimentos del pie de la presa, tenderá a eliminar habitat y zonas de alimentación de las especies fluviales de fondo. La mayor claridad del agua favorecerá también a algunos peces depredadores.

El dragado y canalización de los ríos para facilitar la navegación vendrá a sumarse a las modificaciones de la carga de sedimentos. El dragado eliminará hábitat y zonas de alimentación en cantidad considerable, pero, por otro lado, pondrá en suspensión grandes cantidades de sedimentos, que contrarrestarán en cierta medida la disminución de la carga de sedimentos y la mayor actividad de los depredadores. Además, la pesca resultará facilitada al abrirse grandes espacios en los que podrán utilizarse redes de izar o redes agalleras de deriva. La eliminación del material de dragado podrá plantear también algunos problemas, por ejemplo si la tierra sacada se vierte en aguas próximas poco profundas, que los peces utilizan como frezaderos o criaderos.

c)   Nutrientes:  Al igual que los demás sedimentos, los nutrientes tienden a quedar retenidos en los embalses y no son transportados aguas abajo. Si bien ello contribuye a aumentar el potencial productivo de la pesquería del embalse, las posibilidades de pesca aguas abajo disminuyen. Por otro lado, otros nutrientes llegarán al agua por escorrentía de los fertilizantes y restos orgánicos de las nuevas zonas agrícolas de explotación intensiva establecidas río abajo, con las descargas de desechos orgánicos procedentes de las zonas urbanas y con las aguas ricas de nutrientes de las capas bajas del embalse, cuando se les dé salida. Esa elevación del contenido de nutrientes puede tener efectos positivos para la pesquería, aumentando la productividad general del río y su capacidad de alimentar a los peces, a condición de que la concentración no sea excesiva. Los desechos animales contribuirán a aumentar la productividad, excepto cuando la concentración sea excesiva, como en las cercanías de grandes criaderos de aves de corral, corrales de concentración de bovinos para el transporte y mataderos. El exceso de nutrientes, como en los casos indicados, puede causar una eutroficación excesiva y un rápido aumento de la demanda bioquímica de oxígeno, que hará esos tramos del río inhabitables para los peces. La afluencia total de nutrientes al mar procedentes de esas fuentes puede aumentar en forma significativa, y es necesario estudiar detenidamente los efectos que eso tendrá en los peces y pesquerías de los estuarios.

d)   Biocidas y otras sustancias tóxicas:  Tal vez más importante que la variación del contenido de nutrientes sea el aumento de la concentración de biocidas. Las actividades industriales - fábricas de papel, fábricas textiles, complejos químicos - en las proximidades del río o de sus tributarios, pueden influir negativamente en las poblaciones de peces, como es bien sabido. También el aumento de la navegación puede tener repercusiones, por la contaminación derivada del vertimiento de productos petrolíferos, aguas de sentina y aguas negras de las embarcaciones. Las industrias que necesitan agua están emplazadas expresamente junto al agua corriente, para poder descargar los productos químicos de desecho y abastecerse de agua dulce. Las descargas, pues, incluirán desechos tóxicos y aguas residuales templadas, que, al aumentar la temperatura del agua del río, representan un contaminante para muchas especies fluviales. El aumento de la escorrentía de plaguicidas - debido especialmente a que las variedades de alto rendimiento cultivadas intensivamente necesitan grandes cantidades de plaguicidas, por la sensibilidad inherente del monocultivo y la menor resistencia genética a las plagas de insectos, que es propia de las variedades de alto rendimiento - contrarrestará en parte ese aumento del potencial de producción. El uso de plaguicidas afectará más directamente a los peces que viven en arrozales, canales, estanques y en el cauce principal del río; afectará a los organismos de los niveles tróficos superiores del sistema de producción acuático y, en último término, reducirá el índice de reproducción y hará aumentar la mortalidad de los peces. La transferencia de los plaguicidas al hombre por contacto corporal, por la cadena alimentaria o a través del agua potable plantea algunos problemas especiales.

La disminución de la carga de sedimentos antes mencionada, puede servir también para modificar la distribución de las sustancias tóxicas en el agua del río, dado que los sedimentos tienden a absorber las sustancias tóxicas.

Peces de los tributarios

Los peces de los cursos de agua tributarios resultarán probablemente menos afectados por la construcción de embalses en el río principal. En su mayoría, las especies que viven en los tributarios tienen una zona de distribución muy vasta, por todos los pequeños cursos de agua, y poseen, por tanto, gran adaptabilidad y gran tolerancia a distintos medios ambientes, dada la variedad de hábitat en que viven y los importantes cambios estacionales que se producen en esas aguas. Muchas de esas especies pueden vivir incluso en aguas lentas o estancadas y pueden resultar beneficiadas por la construcción de embalses. De todas formas, los elementos del desarrollo agrícola e industrial que pueden afectar negativamente a las especies que se encuentran en el río principal pueden influir también en las especies que viven en sus tributarios, e incluso más perjudicialmente, porque la capacidad de dilución de éstos es menor que la del ancho cauce del río. No hay que confundir, sin embargo, las especies que, viviendo en los tributarios, tienen una vasta zona de distribución con las formas que se encuentran sólo en los tributarios de montaña, de corriente rápida, ya que estas últimas tienen exigencias biológicas más perentorias, como corriente rápida y elevado contenido de oxígeno disuelto en el agua, y pueden verse considerablemente afectadas si quedan sumergidos en un embalse determinados tramos de los cursos de agua que son esenciales para su supervivencia. Estas especies no tienen la adaptabilidad necesaria para aclimatarse a la vida en un embalse. Así pues, algunas especies desaparecerán de las aguas represadas, aunque es posible que algunas poblaciones sigan establecidas en zonas situadas aguas arriba de la presa, y quizás incluso aguas abajo, dado que en general no tienen hábitos migratorios y, por ello, no tienen que atravesar los embalses para dirigirse a las zonas de reproducción. Algunas de las especies que se encuentran en los tributarios resultarán beneficiadas por la agricultura (por ejemplo, por los fertilizantes), pero varias podrán resultar perjudicadas. En las aguas donde se encuentran peces de torrentes de montaña (como Homaloptera spp., Glyptothorax spp., Scaphiodonichthys acanthopterus en el Sudeste de Asia), el aumento de la turbidez del agua y del contenido de materias orgánicas que es propio de las zonas agrícolas puede tener efectos adversos. Un exceso de nutrientes y de material en descomposición puede reducir substancialmente el nivel del oxígeno disuelto, por debajo de lo que algunas de esas especies necesitan. Este grupo de especies no se beneficiará de las actividades de desarrollo de igual forma que las especies que tienen una vasta zona de distribución, porque, en general, carecen de la tolerancia ambiental de éstas últimas. La adaptabilidad y/o buena tolerancia son requisitos fundamentales para que una especie esté distribuida ampliamente en los distintos hábitat que se encuentran en las aguas de una cuenca fluvial.

CONCLUSION

De cuanto precede resulta claramente que los problemas pesqueros derivados del aprovechamiento de los ríos con fines múltiples son complejos y variados. La capacidad de prever las posibles repercusiones que tendrán en las pesquerías los usos previstos del río contribuirá notablemente a maximalizar los beneficios procedentes de todos los usos deseados; en caso contrario, los beneficios derivados de un uso concreto quedarán contrarrestados por las pérdidas que se registrarán en las pesquerías, que pueden ser considerables. En la cuenca del Mekong, por ejemplo, donde se hizo un estudio relativamente completo de los posibles efectos del desarrollo integrado de la cuenca fluvial en las pesquerías, se calculó que, tan sólo en un tramo del río de 85 km, las pérdidas para la pesquería serían de unas 2 000 tone-ladas métricas de pescado al año, con un valor de mercado de $EE.UU. 1,05 millones. Por desgracia, los estudios de ese tipo, que se proponen evaluar los problemas pesqueros derivados del aprovechamiento de los ríos para fines múltiples, son pocos y demasiado espaciados. De todas formas, el ejemplo citado permite apreciar la magnitud de las pérdidas que pueden producirse y la necesidad de preparar un programa equilibrado de desarrollo para esos ríos, basado en estudios intensivos, como los hechos en el río Mekong, de modo que sea posible incrementar los beneficios y contrarrestar las pérdidas con otras actividades.

6.   POSIBLE ALTERNATIVA PARA EL DESARROLLO DE LAS CUENCAS FLUVIALES EN LAS SABANAS FORESTALES DE AFRICA1 (por T. Scudder)

INTRODUCCION

Este breve comentario tiene por objeto mostrar hasta qué punto los principales proyectos de desarrollo de cuencas fluviales que se realizan en Africa propenden a favorecer el desarrollo del sector urbano-industrial a expensas de las zonas rurales, que es donde se construyen las presas y demás estructuras de regulación del agua. En las zonas rurales, las consecuencias que esas actividades de desarrollo tienen en los sistemas económicos de los residentes, incluida la agricultura y la pesca, son más negativos de lo que tendrían que ser. Por esa razón, se añaden algunas sugerencias para conseguir que los proyectos de desarrollo de cuencas fluviales resulten más eficaces para el desarrollo, tanto urbano como rural.

IMPORTANCIA DE LOS HABITAT FLUVIALES Y LACUSTRES PARA LAS POBLACIONES DE LAS SABANAS DE AFRICA

En Africa, las sabanas forestales cubren del 40 al 80 por ciento del continente, según como se defina ese tipo de hábitat. Constituyen la sabana más extensa del mundo que está atravesada por varios grandes ríos, en especial el Senegal, el Níger, el Nilo y el Zambezi, todos los cuales están sufriendo modificaciones debido a la construcción de grandes presas, canales y, en algunos casos, estructuras de riego. Muchos de los países que se encuentran en medio de esa sabana disponen de un sólo sistema fluvial, que la mayoría de las veces constituye el corazón de la nación. La manera en que se utilice ese sistema tendrá repercusiones para el futuro de la población y de todo el ecosistema, que se harán sentir por muchas generaciones. Igual que el Orange, el Limpopo y el Chari-Logone, estos ríos fluyen, durante gran parte de su recorrido, a través de sabanas. Al mismo tiempo, su régimen anual está determinado por el sistema de precipitaciones estacionales asociado con la vegetación de las sabanas forestales. Aunque hay excepciones parciales, como los casos en los que el caudal del río se hace más uniforme después de atravesar grandes pantanos o zonas húmedas, los regímenes de estos ríos se caracterizan por la existencia de grandes fluctuaciones anuales, con una crecida de dimensiones importantes que se produce todos los años a finales de la estación de las lluvias o después de ella. En estos ríos, la variación del caudal puede ser superior a 1:10. En esas circunstancias, la construcción de presas para controlar el caudal del río debe ir acompañada de la creación de grandes embalses, como ha sucedido, por ejemplo, con las presas de Kariba, Volta y Assuan en los ríos Zambezi, Volta y Nilo. Equilibrando el caudal a lo largo del año, esas presas terminan de hecho con las crecidas anuales y ello hace necesarias algunas profundas modificaciones en la forma de vida, íntimamente entrelazada con la subida y bajada anual de las aguas, de las poblaciones que se encuentran aguas abajo.

Como ejemplo de las repercusiones negativas que el desarrollo de cuencas fluviales puede tener para las poblaciones que viven aguas abajo de una presa puede citarse el proyecto de la presa de Kainji. Adeniyi (1973) ha hallado que la eliminación de la inundación anual ha reducido gravemente las cosechas que los agricultores recogían aguas abajo durante la estación seca y las capturas de los pescadores. Al desaparecer las inundaciones, millares de hectáreas dejaron de cultivarse y sólo a lo largo del río Nupe resultaron afectadas más de 20 000 familias. Por lo que se refiere a la pesca, los ingresos de los pescadores, en las tres aldeas estudiadas por Adeniyi, disminuyeron al acabarse las inundaciones en 73, 60 y 47 por ciento, respectivamente. Según los datos tomados en un punto de descarga por el proyecto de investigación del lago Kainji, las capturas anuales disminuyeron en más del 50 por ciento.

1  Este documento es, casi en su totalidad, un extracto del trabajo titulado “African River Basin Development and Local Initiatives in Savanna Environments” (Desarrollo de cuencas fluviales africanas e iniciativas locales en ambientes de sabana), que será publicado en breve en “Human Ecology in Savanna Environments”, David R. Harris, editor (Londres y Nueva York, Academic Press)

Las repercusiones negativas se extendieron río abajo, llegando hasta el extremo del delta del Níger. Según Awachie (véase este informe), para 1970 la cuenca del bajo Anambra, que hasta entonces había producido el 70 por ciento del pescado de agua dulce y la yuca producidos en Nigeria, había perdido el 60 por ciento de su producción pesquera y la de yuca se había reducido en 100 000 toneladas.

EL DELTA INTERIOR DEL NIGER: EJEMPLO CONTEMPORANEO DE UN SISTEMA LOCAL, COMPLEJO Y PRODUCTIVO DE APROVECHAMIENTO DE TIERRAS Y AGUAS

En el delta interior del Níger, como en la cuenca del lago Chad, varios grupos étnicos han ido elaborando a lo largo del tiempo una complicada serie de relaciones que han salvaguardado la calidad del ambiente, han sostenido a una población humana importante y han mantenido una paz razonable entre pastores, agricultores sedentarios (que, en número cada vez mayor, poseen reses de ganado) y pescadores profesionales. El sistema, en su conjunto, es complejo y dinámico: cada grupo de productores utiliza un repertorio de técnicas diversas, que se modifican en el tiempo según los recursos de mano de obra, las necesidades de ordenación y las condiciones ambientales y sociopolíticas locales.

Aunque el número de personas y animales varía, en los años cincuenta, según Gallais (1967) utilizaban el delta interior 300 000 peul (fulani) con más de tres millones de reses, 70 000 agricultores y 80 000 pescadores. El número de pastores peul y de sus reses aumenta gradualmente durante la estación seca, mientras durante la estación de las lluvias los pastores se desplazan tierra adentro, alejándose del sistema fluvial. Por lo que se refiere a los agricultores, los años de inundación “normal” cultivan unas 100 000 ha de tierras anegadas en el delta interior. En septiembre, inmediatamente antes de que comience la crecida, se siembran variedades africanas de arroz flotante que se adaptan a la subida de las aguas alargando sus tallos. Más tarde se siembran también variedades no flotantes, aprovechando zonas más elevadas en las que el agua es menos profunda.

Pasando al máximo de la crecida, comienza el ciclo de cultivo de la bajada de las aguas. Mientras la zona de distribución del cultivo de arroz durante la crecida es en Africa occidental relativamente estrecha, los cultivos de “decrecida” son comunes en todas las zonas desérticas y de sabana del continente. Aunque quizás el caso más conocido sea el de Egipto, el cultivo de “decrecida” es también importante a lo largo de los ríos Senegal (donde se cultivan quizás unas 120 000 ha después de una inundación “normal”) y Níger (de Guinea a Nigeria) y en la cuenca del lago Chad, y lo era hasta hace poco en el Gwembe Tonga, antes de su desviación en relación con la presa de Kariba. Los cultivos de cereales, legumbres y cucurbitáceas varían de zona a zona, y dentro del delta interior los cultivos principales son mijo perla (Pennisetum) y durra (Sorghum), el primero de los cuales se siembra en la parte más alta de las tierras dejadas libres por las aguas, por ser más resistente a la sequía. Por lo que se refiere a los pescadores, que son principalmente de los grupos bozo y somono, sus capturas anuales han arrojado cifras de hasta 100 000 toneladas.

Sistemas locales de producción de alimentos como éste han sostenido a millones de personas durante milenios sin repercusiones ecológicas negativas. Durante los períodos de sequía aumenta la importancia de las cuencas fluviales y lacustres, especialmente para los pueblos de pastores. Aunque en esos períodos se produce una notable reducción del caudal y el nivel del agua, que hace aumentar la presión sobre los pastizales restantes y multiplica las posibilidades de conflictos, nunca se instirá lo bastante en la importancia que los valles de los ríos Senegal y Níger y la cuenca del lago Chad han tenido para los pueblos de pastores durante la reciente sequía saheliana.

Esos sistemas, que funcionan a bajo costo, requieren gran cantidad de mano de obra y combinan el riego natural con la explotación ganadera y pesquera, merecen más estudio y atención del que se les ha dedicado hasta la fecha. Para quienes viven en esos sistemas, los proyectos de riego en gran escala con grandes inversiones de capital no representan la respuesta mejor para elevar el nivel de vida, ya que en Africa el número de agricultores y trabajadores que participan en esos proyectos suele ser relativamente pequeño y a menudo sin demasiada rentabilidad (Barnett, 1977; Sørbø, 1977). Además, los costos financieros de esos proyectos aumentan rápidamente, a causa de la inflación y por la creciente conciencia de la necesidad de “sistemas mucho mejores de avenamiento para reducir el peligro, siempre presente, de encharcamiento y salinidad. A este propósito no será inoportuno observar que datos recientes recogidos por la FAO muestran que al menos el 50 por ciento de las tierras de regadío del mundo son salinas y que todos los años dejan de cultivarse varios centenares de millares de hectáreas sólo a causa de la salinidad” (Brokensha et al., 1977). En esas circunstancias, el potenciamiento de los sistemas existentes de aprovechamiento de tierras y aguas basados en las fluctuaciones naturales de los sistemas fluviales tropicales merece cada día mayor atención.

REPERCUSIONES SOCIOECONOMICAS DEL DESARROLLO DE CUENCAS FLUVIALES PARA LAS POBLACIONES LOCALES

Las repercusiones a breve plazo que los proyectos de desarrollo de cuencas fluviales a gran escala han tenido hasta la fecha en la forma de vida y los sistemas económicos de la población - como en el caso de la población multiétnica del delta interior del Níger - han sido en su mayor parte negativas. Con ocasión de los proyectos de construcción de las presas de Kariba, Volta (Ghana), Kainji (Nigeria) y Kossou (Costa de Marfil), más de 200 000 residentes de sabanas tuvieron que abandonar las futuras cuencas de los embalses. Si bien el reasentamiento obligatorio derivado de los proyectos de desarrollo de cuencas fluviales seguirá planteando problemas a la población y a los gobiernos (Scudder, 1976), los principales proyectos actualmente en preparación en el Africa occidental - para los sistemas del Níger, el Senegal y el Chari-Logone - afectarán negativamente a millones de usuarios que residen aguas abajo, a menos que se modifique radicalmente el plan del proyecto. Según el proyecto en su forma actual, la presa de Manatali, en el río Senegal, reducirá radicalmente los cultivos de “decrecida” aguas abajo, que en la actualidad se extienden, en los años buenos, sobre 100 000 ha. Es cierto que los planificadores tienen la intención de sustituir esas tierras con 400 000 ha de regadío, con grandes inversiones de capital, pero serán necesarias varias generaciones para poner esas tierras en cultivo. Entretanto, al uniformarse el caudal a lo largo del año, disminuirán la producción agrícola y el pastoreo durante la estación seca, y lo mismo sucederá con las descargas de pescado. Aún suponiendo que la población local participe en los proyectos de regadío (y no hay ninguna garantía de que será así), ¿ qué van a hacer entre tanto? Las presas que se construyan en el Níger pueden tener efectos aún más graves en el delta interior, y las presas del sistema del Chari-Logone tendrán gravísimas consecuencias para los agricultores, pastores y pescadores que utilizan la cuenca del lago Chad. La primera fase del proyecto del canal de Jonglei, en el Sudán, podría constituir el primer proyecto importante de desarrollo de una cuenca fluvial que tenga consecuencias positivas para la población local, pero incluso en ese caso el resultado final dependerá de decisiones que aún no se han tomado sobre el trazado del canal y la naturaleza de la segunda fase.

El núcleo de la cuestión es que, en la mayoría de los casos, los planificadores no tienen en cuenta los intereses de las poblaciones que habitan en la cuenca fluvial o lacustre, incluidas las gentes que ocupan la zona donde más tarde se extenderá el embalse y las que residen aguas abajo a lo largo del río. Por otro lado, menor atención aún se ha prestado a las repercusiones que la construcción de grandes presas y canales tendrá para los componentes físicos y bióticos del ecosistema. Las razones que han determinado esa situación son varias, en especial: la tendencia de las políticas nacionales a favorecer a los consumidores de las zonas urbanas, la concentración exclusiva en el desarrollo de los recursos hidráulicos, en cuanto distinto del desarrollo integrado de los recursos humanos y de tierras y aguas de toda la cuenca; y el síndrome de “desarrollo desde arriba” unido al “mito del campesino conservador”.

Políticas nacionales que favorecen a los consumidores de las zonas urbanas

La propensión por las zonas urbanas en las actividades de desarrollo que se realizan en el tercer mundo, fenómeno que ha sido analizado por Michael Lipton (1977), se manifiesta con especial virulencia en el Africa tropical, a pesar de que en todos los países las poblaciones rurales constituyen la mayoría, con porcentajes que van de un 60 por ciento (en Zambia, por ejemplo) a más del 90 por ciento de la población total en los países más pobres del Sahel. Con excepción, quizás, de Tanzanía y la Costa de Marfil, las estructuras de precios y otras políticas nacionales favorecen a los consumidores de las ciudades a expensas de los productores rurales, como se ha documentado en varios países, entre ellos el Sudán, Kenya y los seis países sahelianos. La construcción de grandes presas constituye un ejemplo clásico de esa unilateralidad, ya que se trata fundamentalmente de proyectos con una única finalidad: producir energía hidroeléctrica, que se destina casi exclusivamente al sector urbano-industrial. De hecho, ninguno de los proyectos ya realizados o previstos de construcción de grandes presas en las sabanas forestales de Africa prevé trabajos importantes de electrificación en las zonas rurales, aunque el caso de Kossou podría constituir una excepción a esta generalización. Los habitantes de las zonas rurales, como es obvio, se dan cuenta de esa tendencia y ésa es una de las razones por las cuales, en toda Africa, tantas personas convergen hacia las zonas urbanas.

Prioridad a la ordenación de los recursos hídricos y la producción de energía eléctrica

Excepto en el Sudán y en Sudáfrica, la justificación económica de las grandes presas construidas hasta ahora en los bosques africanos de sabana consistía exclusivamente en la producción de energía hidroeléctrica para el sector urbano-industrial. Entre los posibles ejemplos pueden citarse las presas de Kariba, Volta y Kainji. En los casos que constituyen una excepción, la ordenación hidráulica sigue siendo la principal consideración, sólo que a la producción de energía hidroeléctrica se añade la realización de proyectos de regadío con grandes inversiones de capital o, como en el caso de Sudán, se da a estos últimos la precedencia sobre aquélla. En otras palabras, los criterios actuales de planificación y construcción han aprisionado a los gobiernos dentro de un tipo determinado de desarrollo que les impide llevar adelante otras alternativas. Más concretamente, la adopción de una estrategia que maximalice la producción de energía puede hacerse a expensas de otros medios más productivos de obtener energía, incluido el desarrollo de la agricultura, la ganadería y la pesca.

Un caso sobresaliente es el plan hidroeléctrico de Kafue, en Zambia. Según Williams (1977), “el principal problema es que el desarrollo del potencial hidroeléctrico se ha planificado sin tener en cuenta la necesidad de agua para el riego, excepto en escala secundaria”. Además, es poco lo que se ha hecho para aprovechar las posibilidades de desarrollo pesquero del embalse inferior, a pesar de que con antelación suficiente se habían presentado recomendaciones técnicas pidiendo que se iniciara un programa de construcción de terraplenes que habría permitido aumentar las descargas de pescado al hacer posible la explotación pesquera de una zona más vasta. En su evaluación de la situación, los miembros del Comité de investigación de la cuenca del Kafue, de la Universidad de Zambia, se declararon convencidos de que “los planes de desarrollo deben reconocer que, en último término, las necesidades biológicas y agrícolas pueden arrollar a los demás factores: en particular, que la productividad biológica de un área como las llanuras de Kafue puede a la larga resultar más importante para la humanidad que el valor a corto plazo de esa llanura transformada en un embalse para la producción de energía eléctrica” (Williams y Howard, 1977).

El síndrome de “desarrollo desde arriba” unido al “mito del campesino conservador”

El desarrollo de las cuencas fluviales constituye un ejemplo típico del síndrome de “desarrollo desde arriba”, una especie de “imposición” económica con la cual los planificadores nacionales, apoyados por la finanza y los expertos internacionales, imponen estrategias determinadas de desarrollo a la población local sin que ésta pueda intervenir prácticamente en su planificación, ejecución, administración o evaluación, a pesar de que son ellos los que más riesgos corren. En general, tanto los planificadores internacionales como los nacionales tienden a creer en el mito del “campesino conservador”, que presenta a los agricultores y pescadores locales como una masa homogénea de conservadores enemigos de toda innovación y apegados a sus costumbres, a pesar de que los estudios sociológicos hechos después de la segunda guerra mundial presentan exactamente el cuadro contrario (véase, por ejemplo, Bates, 1978 y Hill, 1970).

RACIONALIDAD Y DINAMISMO SOCIOECONOMICOS DE LOS SISTEMAS LOCALES DE APROVECHAMIENTO DE TIERRAS Y AGUAS

La racionalidad y el creciente dinamismo socioeconómico de los sistemas socioculturales de Africa pueden ilustrarse perfectamente con el ejemplo de los dinka y los nuer del Nilo, en la región de Sudd, considerados todavía (especialmente los nuer) por la mayoría de los planificadores y estudiosos familiarizados con el Sudán como unos de los pueblos más conservadores del mundo. Aunque quizás esa imagen reflejara exactamente la situación existente antes de la independencia del Sudán, en 1956, las inundaciones de principios de los años sesenta y los disturbios civiles que se terminaron con el acuerdo de Addis Abeba de 1972 han contribuido notablemente a abrir las sociedades de esos dos pueblos a los estímulos exteriores.

Debido a la reducción de la cabaña de ganado que se produjo en los años sesenta y principios de los setenta a causa de las inundaciones, los combates y la supresión de los servicios veterinarios, los dinka y los nuer comenzaron a dedicarse en número cada vez mayor a la pesca para subsistir y atender sus crecientes necesidades de dinero. A pesar de que, antes, los nilóticos que poseían ganado despreciaban la pesca como ocupación principal, hoy no sólo se ha comercializado la pesca sino que es muy posible que constituya la fuente más importante de capital para otras actividades comerciales. En 1976, durante mi viaje por varios poblados nuer en las proximidades del trazado del canal de Jonglei, encontré menos de diez tiendas rurales, todas ellas de propiedad de gente nuer y hechas con materiales locales. A mi retorno, en 1978, encontré más de 20, tres cuartas partes de las cuales habían sido capitalizadas gracias a la pesca. Lo mismo vale para la zona de Adok Ador, al oeste del Nilo. También ahí los pescadores más afortunados se esfuerzan por diversificar sus operaciones lo antes posible, abriendo una o más tiendas y entrando en el comercio de ganado. Aunque no siguen pescando personalmente, prosiguen las faenas de pesca contratando un patrón y varios trabajadores y utilizan los beneficios para mejorar la estructura y el surtido de sus tiendas para aumentar sus rebaños, que utilizan para uso familiar y con fines comerciales. Entre los nuer occidentales, los conductores de ganado recorren actualmente grandes distancias y conocen perfectamente los distintos precios; algunos hacen 400 km para llegar a Juba y otros van aún más lejos, hasta Yambio, cerca de la frontera entre Sudán y Zaire.

UNA ALTERNATIVA DE DESARROLLO: CONSTRUIR PRESAS QUE BENEFICIEN A LA POBLACION LOCAL

Teniendo en cuenta que, en la mayoría de los casos, es la producción de energía hidroeléctrica para consumo urbano la que permite costear los gastos que lleva consigo el desarrollo de una cuenca fluvial, ¿ existe hoy día la posibilidad de beneficiar a la población local sin socavar la viabilidad financiera del proyecto? A falta de análisis de costosbeneficios, esta pregunta no puede responderse ni en un sentido ni en otro. Quisiera, de todas maneras, examinar brevemente una opción que permitiría aumentar suficientemente la productividad biológica en algunos proyectos para justificar una reducción de la producción hidroeléctrica. Dicha opción consiste en regular la bajada de las aguas en el embalse situado a espaldas de la presa simulando al mismo tiempo una inundación aguas abajo. Debidamente ejecutado, ese sistema permitirá aumentar significativamente la producción agrícola, pecuaria y pesquera de quienes residen en la cuenca del embalse y aguas abajo a lo largo del río. Tendrá además repercusiones positivas en el medio ambiente y contribuirá a una mayor igualdad social, aunque la justificación de esta opción habrá de ser económica y será preciso que al comparar las pérdidas debidas a la menor producción de energía eléctrica con las ganancias derivadas del aumento de la producción agropecuaria (incluida la pesca), estas últimas resulten mayores. Dado que no se han realizado análisis de este tipo en relación con el desarrollo de cuencas fluviales en el Africa tropical, es muy necesario, en el futuro, ampliar la gama de las posibles alternativas de aprovechamiento de las aguas de manera que incluyan la regularización de la bajada de las aguas y la simulación de inundaciones.

Aunque la amplitud de la bajada de las aguas en un embalse varía todos los años, en función ante todo del agua que llega a él, e igualmente varían los puntos máximo y mínimo y las fechas en que comienza y termina la bajada de las aguas, la superficie que anualmente queda descubierta en los mayores embalses africanos es de varias decenas de millares de ha. En el lago Volta, por ejemplo, los expertos que participan en el programa PNUD/FAO/Ghana de investigación en el lago Volta han estimado la superficie total que las aguas dejan al descubierto en más de 80 000 ha, la mitad de las cuales podrían cultivarse.

El cultivo de las tierras que el agua deja libre temporalmente es una forma de cultivo de “decrecida” que supone pocos costos, absorbe mucha mano de obra y es análogo a los sistemas de riego natural ya practicados por las poblaciones locales en muchas cuencas fluviales. Por ello, no se prevé que surjan grandes problemas para promover la explotación sistemática de esas tierras en los embalses. Aunque será preciso mejorar los servicios de extensión y mercadeo y otros insumos, los recursos humanos y, a menudo, las vías de comunicación necesarias existen ya. A pesar de todos sus efectos negativos para la población local, la construcción de grandes presas acelera su incorporación en un sistema regional o nacional. Desde este punto de vista, las carreteras transitables en todo tiempo que se construyen para llegar a las presas y que figuran entre las mejores de Africa, constituyen un factor importante.

En Kariba, como en otras partes, los agricultores locales han intentado seguir utilizando el sistema anterior de cultivo de decrecida en las superficies que el agua de los embalses descubre estacionalmente, pero los mayores riegos que ese cultivo entraña impiden su extensión (Scudder, 1972). Y lo mismo sucede en otros embalses, dado que los agricultores no tienen manera de saber si la bajada de las aguas durará bastante para permitirles recoger lo sembrado. Cuando los agricultores han perdido sus cosechas en varias ocasiones, tienden a limitar el cultivo de la cuenca del embalse, durante la estación de las lluvias, a las zonas situadas por encima del punto de subida máxima del agua, llevando el agua a mano hasta sus campos en caso de que el nivel descienda con demasiada rapidez durante la estación seca. Excepto por algunas huertas aisladas, las posibilidades de cultivar las vastas zonas que las aguas dejan libres estacionalmente no se aprovechan.

La solución de este problema consiste en regular la bajada anual de las aguas durante la última parte de la estación seca y el comienzo de la estación de las lluvias, para garantizar a los agricultores un mínimo de días antes de que el nivel del agua del embalse vuelva a aumentar. Habría que decir a los agricultores no sólo cuando pueden sembrar, sino aconsejarles qué hortalizas cereales o cultivos forrajeros podrán madurar en el tiempo a su disposición. Los beneficios que se conseguirían, en términos de producción, justicia social y empleo, podrían ser considerables. En Kossou, por ejemplo, de 5 000 a 10 000 familias podrían sostenerse con parcelas de 1–2 ha. El cultivo no tendría que limitarse a la estación seca y el comienzo de la estación de las lluvias (aunque durante ese período los precios serían mejores), ya que, al subir el agua, podrían cultivarse variedades flotantes de arroz. Los beneficios podrían aumentarse además con otras actividades de producción, en particular cría de ganado y construcción de estanques piscícolas (que constituirían un suplemento de la explotación pesquera del embalse).

El más grave obstáculo para la cría de ganado en la mayor parte de las sabanas de Africa es la escasez de agua y piensos en el momento culminante de la estación seca, razón por la cual muchos pastores y agricultores se mueven con sus rebaños hacia los ríos y las zonas húmedas en ese período. Por la mayor longitud de sus riberas, los grandes embalses africanos contribuyen a aumentar no sólo la disponibilidad de agua durante la estación seca sino también la disponibilidad de alimentos para el ganado. Los embalses de las sabanas, además, pueden ofrecer posibilidades para la piscicultura, aunque quizás sean demasiado oligotróficos para la cría de peces en jaula (Coche, 1977). Será necesario hacer experimentos empleando piensos suplementarios y podría pensarse en construir pequeñas compuertas en algunas de las numerosas ensenadas que se encuentran a lo largo del embalse. Dichas compuertas, abriéndose, dejarían entrar el agua y los peces al subir el nivel del agua. Más tarde, al bajar el nivel del embalse, podría retenerse el agua en los “estanques piscícolas” hasta el momento de extraer los peces.

La bajada anual de las aguas se utilizaría también para simular y regular una inundación limitada aguas abajo del embalse, aplicando una estrategia intencional de ordenación. A diferencia de lo que sucedía antes de la construcción de la presa, esa inundación simulada eliminaría los extremos que se producían anteriormente, cuando los campos que se encontraban aguas abajo resultaban totalmente arrasados por el agua o, al contrario, se reducían enormemente por el prolongarse de la sequía. Removiendo en buena parte los principales obstáculos que limitan los sistemas existentes de producción, el mejor control de las aguas y la simulación de inundaciones permitirían aumentar la productividad, mientras en la actualidad la forma de administrar los embalses existentes en Africa reduce significativamente la productividad de los usuarios que se encuentran aguas abajo. Aunque la eliminación de los puntos extremos de las inundaciones podría tener consecuencias ecológicas negativas, serán de todas formas menores que las que es de prever se produzcan al uniformar el caudal a lo largo de todo el año. Si bien la productividad pesquera podría reducirse en cierta medida, se evitaría la drástica reducción que se produce cuando se eliminan prácticamente las inundaciones anuales.

El mayor costo que esta alternativa supondría consiste en la necesaria disminución de la producción de energía eléctrica, ya que para simular las inundaciones será necesario que parte de las aguas del embalse pasen por las compuertas de descarga en vez de por las turbinas. Se reducirá así el volumen del agua embalsada, y lo mismo sucederá cuando, para regular la subida de las aguas dentro del embalse, sea necesario hacer salir por las compuertas el agua procedente de lluvias tempranas excepcionalmente intensas, para evitar que los campos se inunden antes de que termine el período de agua baja garantizada. Aunque quizás la magnitud de esa pérdida sea demasiado grande para modificar el régimen de las presas existentes y tal vez incluso para modificar el diseño de las presas previstas para el futuro, la decisión ha de basarse en atentos estudios, que tengan por meta hallar la solución óptima y ampliar el ámbito de los proyectos de desarrollo de cuencas fluviales de modo que se tenga en cuenta una gama más vasta de alternativas para el desarrollo integrado de los recursos humanos y de tierras y aguas de toda la cuenca y de la región limítrofe. A este propósito es importante recordar que Africa posee un porcentaje importante (40 por ciento) del potencial hidroeléctrico mundial. En el sur, el centro y el oeste de Africa ese potencial se distribuye ya mediante redes internacionales, de manera que la riqueza de energía eléctica del continente debería permitir a los planificadores tener en cuenta una gama más vasta de usos (en especial para aumentar la producción biológica de energía mediante la agricultura, la ganadería y la pesca) aún en el caso de que la producción de energía hidroeléctrica se reduzca en algunos lugares. Por lo que se refiere a las principales zonas de tierras húmedas, como el delta interior del Níger y el Sudd, sobre el Nilo, ha de prestarse mucha mayor atención a su ordenación que a su avenamiento.

REFERENCIAS

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Barnett, T., 1977 The Gezira scheme: an illusion of development. Londres, Frank Cass

Bates, R.H., People in villages: micro-level studies in political economy. Presentado para publicación a World Polit., 1978

Brokensha, D.W., M.M. Horowitz y T. Scudder, 1977 The anthropology of rural development in the Sahel: proposals for research. Binghampton, N.Y., Institute for Development Anthropology, Paper 4

Coche, A.G., 1977 Premiers résultats de l'élévage en cages de Tilapia nilotica (L) dans le Lac Kossou, Côte-d'Ivoire. Aquaculture, 10:109–40

Gallais, J., 1967 Le delta intérieur du Niger: étude de géographie régionale. Dakar, Institute Fondemental de l'Afrique Noire, 2 vols.

Hill, P., 1970 Studies in rural capitalism in West Africa. Cambridge, Cambridge University Press

Lipton, M., 1977 Why poor people stay poor: urban bias in world development. Cambridge, Mass., Harvard University Press

Scudder, T., 1972 Ecological bottlenecks and the development of the Kariba Lake basin. In The careless technology: ecology and the international development, editado por M. Taghi Farvar y J.P. Milton. Garden City, New York, Natural History Press, pp. 206–35

Scudder, T., 1976 Social impacts of river basin development on local populations. In River basin development: politics and planning. Actas del Seminario Interregional de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de Cuencas y Zonas Intermedias. Budapest, Instituto de Documentación y Enseñanza Hidráulica, vol. 1:45–52

Sørbø, G.M., 1977 How to survive development: the story of New Halfa. Monogr. Ser. Dev. Stud. Res. Cent. Univ. Khartoum, (6)

Williams, G.J., 1977 Transferred water use in the Kafue Flats. In Development and ecology in the Lower Kafue Basin in the nineteen-seventies. Lusaka, Universidad de Zambia, Documentos del Comité de Investigación de la Cuenca del Kafue

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