Las pesquerías continentales y marinas proporcionan más de un tercio del suministro mundial de pescado comestible. Aportan empleo y forma de ganarse la vida a millones de pescadores, sus familias y a trabajadores relacionados con las mismas. A diferencia de las grandes compañías y otras pesquerías industriales a gran escala, ellas usan más recursos locales y requieren menos gastos de energía, equipos, infraestructura y divisas. A menudo muestran una mejor relación costo/beneficio que las pesquerías en gran escala, contribuyendo de forma más efectiva a la autosuficiencia y economía nacionales y en la mayoría de los casos generan más beneficios sociales.
Dentro de los próximos veinte años, es muy probable que la demanda mundial de pescado comestible se duplique, hasta alcanzar los 110 millones de toneladas. Más de la mitad de esta cantidad tendrá que ser producida en países en desarrollo. Ahora la mayoría de estos países han establecido zonas económicas exclusivas (ZEE), lo cual les da la oportunidad de ejercer jurisdicción nacional sobre sus recursos pesqueros costeros y aquellos distantes de la costa, así como su forma de explotación.
Estos recursos en muchos casos, pueden ser explotados por los diferentes sectores de la pesquería nacional, incluyendo el sector tradicional de pequeña escala, el cual es típico de las áreas rurales. Con frecuencia las pesquerías en pequeña escala rurales pueden ser capaces de proporcionar la misma cantidad de pescado que otros sectores, con menor inversión de capital, menor capital de trabajo y mayor empleo por unidad de captura. En tales casos, por lo tanto, el apoyo y desarrollo de las pesquerías en pequeña escala podría dar como resultado la utilización de los recursos pesqueros nacionales lo que daría los mejores beneficios nacionales y sociales incluyendo tales aspectos como una disminución en el grado de urbanización no deseada.
Debido a la falta de inversiones en instalaciones (infraestructura), así como a las limitaciones artesanas, aparejos, materiales y métodos de pesca, y también como en algunos países, a la sobrepesca de los recursos costeros y continentales, la productividad física individual de los pescadores artesanales en los países en desarrollo es generalmente baja. Por razones similares, el nivel de desperdicio y despojo del pescado y productos pesqueros es a menudo alto. En algunas áreas, un tercio del pescado capturado quizás nunca llega a los mercados. Los grupos de pescadores a menudo viven en áreas remotas, con falta de acceso a provisiones y servicios para sus necesidades diarias, así como a mercados para sus productos. Ellos no obtienen el consejo y asistencia técnica que necesitan para mejorar su eficiencia. A menudo, les hace falta viviendas adecuadas, suministro de agua limpia y otros servicios sociales básicos. En muchos países, ellos llevan una vida precaria y aunque contribuyen en forma significativa al suministro nacional de alimentos, caen dentro de la categoría de personas desesperadamente pobres y desvalidas.
Los problemas que afectan las pesquerías en pequeña escala, han sido en forma creciente, el tema de discusiones y deliberaciones críticas entre las agencias nacionales e internacionales. Estos debates continuan a pesar del (o quizás debido al) hecho que, en los últimos treinta o cuarenta años, la participación de ayuda nacional e internacional dedicada a este sector, no ha producido un éxito duradero. La gran magnitud de esta tarea y la falta usual de personal del gobierno, así como de recursos financieros, son generalmente culpables del progreso limitado obtenido. Sin embargo, tras un examen más detallado, se han hecho evidentes errores y deficiencias importantes durante la planificación y conducción de los proyectos. Los problemas aparentes se pueden resumir como sigue:
(a) Competencia por los recursos. En muchas zonas los pescadores artesanales compiten entre sí por recursos limitados y en declive, o son forzados a competir con operarios de mayor escala industrial o comercial. Ante estas situaciones, los proyectos de desarrollo de las pesquerías en pequeña escala, orientados al incremento de las capturas sólo pueden tener éxito si los pescadores artesanales que compiten entre sí, se les proporciona acceso a zonas de pesca y-a recursos-pesqueros, que anteriormente no estaban a su alcance a través mejoras tecnológicas, o en casos de conflicto con pesquerías industriales, sólo si el acceso al recurso es regulado para beneficio de los pescadores artesanales. De lo contrario, el incremento de las tasas de captura podría solamente acelerar el agotamiento de los recursos y traería consigo el deterioro de los ingresos y forma de vida de la mayoría de los pescadores. La reglamentación o administración de la pesquería, sin embargo, es a menudo un tema altamente político el cual puede ser resuelto en beneficio de los pescadores artesanales sólo sí el gobierno está dispuesto a tomar las medidas legales, políticas y ejecutivas necesarias para la redistribución de los recursos. Esto puede ser llevado a cabo de mejor forma, integrando los programas de desarrollo con planes de administración de recursos nacionales y participatorios (ver también: Christy y Ben-Yami, 1982).
Sin embargo, los programas de desarrollo en comunidades pesqueras, no necesariamente tienen que estar orientados a un incremento de las capturas. Donde el recurso pesquero es una limitación, esto puede abarcar desde la disminución de los costos de producción y mejoras en la utilización, procesamiento y comercialización del pescado capturado, para proporcionar empleo alternativo a la gente pescadora (por ejemplo, la manufactura de objetos ornamentales con conchas, dientes y huesos de pescado, la crianza de aves de corral basada en residuos del pescado, o el cultivo de peces en estanques y jaulas). En resumen, cualquier actividad que pueda mejorar a la comunidad entera y sus miembros puede llegar a ser el objetivo para los programas de desarrollo.
(b) Nivel retrogrado de tecnología y desarrollo general. El nivel bajo de desarrollo en comunidades pesqueras rurales, en la màyoría de países en desarrollo, proviene del nivel económico, técnico, industrial, y educacional en general bajo del propio país. Es muy difícil el implementar programas de desarrollo exitosos, los cuales requieran operaciones a niveles técnicos y directrices muy diferen- tes y extraños a aquellos que generalmente predominan en el país y en particular en la comunidad concerniente. Mientras que tales proyectos podrían tener éxito en una empresa industrial/comercial meticulosamente planificada y administrada en forma estricta, con un gran aporte de personal altamente calificado, a menudo extranjero y de recursos financieros cuantiosos, sus probabilidades de éxito a nivel comunitario son casi nulas.
Por lo tanto, mientras se seleccionan opciones de tecnología y estructuras organizativas, para ser usadas en un proyecto comunitario, se debe juzgar con cuidado los antecedentes generales económicos, sociales, educacionales, culturales y tecnológicos. A estos factores limitantes se les debe dar la requerida prioridad aun a costa de una eficiencia técnica, operacional o comercial aparentemente óptimas, y por muy atractivo que pueda parecer en la hoja de planificación.
(c) Duración de los proyectos. Reflexionando, muchos de los proyectos diseñados para cambiar la forma de vida de la gente pescadora, rara vez han utilizado la planificación a largo plazo y una enfoque paso por paso.
Por ejemplo, en una comunidad pesquera donde los pescadores usan canoas para pescar cerca a la costa, sus zonas de pesca tradicionales pueden estar sobre-pescadas. Para adentrarse hacia aguas más profundas donde el pescado puede ser abundante, los pescadores necesitarían embarcaciones motorizadas mayores y aparejos de pesca más costosos. Cada embarcación de pesca necesitaría más tripulantes. Se desembarcaría más pescado para su procesamiento y comercialización. Todo esto requeriría créditos, servicios, infraestructura y nuevas formas de organización, desconocidas anteriormente y no disponibles en la comunidad. La nueva technología y el conocimiento técnico son sólo una parte del problema. Puede aparecer una gran interrogante con respecto a quién pertenecen los equipos, quién opera los servicios y quién se beneficiará más con el nuevo desarrollo. Los cambios pueden también afectar la forma de vida de la gente. Los pescadores tendrán que pasar más tiempo en el mar, sus esposas más tiempo en el mercado. La vida de la comunidad entera se vería afectada. Podrían desencadenarse nuevas fricciones y conflictos sociales y políticos. Algunas personas podrían ver afectada su antigua posición económica o puesta en riesgo su condición social por este cambio e intentarían boicotear el programa. El tratar con estos factores implica un proceso de cambio que podría requerir muchos años o quizás generaciones.
Mientras tanto, la comunidad se involucra con la tecnología desconocida y formas organizativas nuevas tales como cooperativas, planes de crédito, asociaciones de pescadores, etc., las cuales necesitan apoyo técnico y administrativo sostenido a largo plazo hasta que una nueva generación, la cual creció junto con el cambio esté lista para tomar posesión.
Desafortunadamente, tanto las agencias de desarrollo internacionales como las autoridades locales, cada una por motivos propios, muy frecuentemente prefieren apoyar proyectos de desarrollo que puedan ser planificados y ejecutados en períodos relativamente cortos. Es decir, proyectos, de dos a cinco años convenientes tanto administrativamente como financieramente para las agencias de desarrollo. Los políticos administradores consideran a los proyectos a largo plazo “de conclusión abierta”, una responsabilidad política. Una mezcla de impaciencia bien intencionada y orgullo local asume la forma de una esperanza patriótica para la independencia temprana de expertos técnicos extranjeros y de la experiencia administrativa extranjera. Prevalece la idea general de que los proyectos deben ejecutarse de manera rápida y enérgica, libre de incertidumbres y sin dejar cabos sueltos.
Pero intentar desarrollar a corto plazo lo que ha llevado a países industrializados generaciones para conseguirlo, es algo irreal. Sin lugar a dudas, el retiro prematuro del apoyo es una de las razones principales del fracaso de muchos de los proyectos iniciales. (Véase también: Ben-Yami, 1980).
(d) Falta de personal calificado. Una razón del fracaso que todavía persiste, es que muchos países en general, y sus departamentos de pesca en particular, son incapaces de proporcionar personal calificado para planificar, apoyar y ejecutar programas de desarrollo pesquero y trabajos de extensión en zonas rurales. En algunos casos, se han empleado extranjeros en proyectos de desarrollo rural, aunque el país disponía de especialistas nacionales adecuados. Esto ocurre cuando los salarios locales no son lo suficientemente altos como para motivar a los expertos nacionales a dejar atrás la comodidad y los atractivos de las ciudades. Las áreas que son imprescindibles para el desarrollo de la pesquería y donde más falta hace el personal calificado son: ingeniería mecánica y refrigeración, manipulación, procesamiento y comercialización del pescado, tecnología pesquera, construcción naval y por último, y aunque no menos importante, el crédito y la administración comercial.
(e) Servicios de extensión ineficaces. Las tareas principales de la extensión pesquera se pueden definir así: (i) transferir a los pescadores, hechos, información y conocimientos sobre el perfeccionamiento de nuevos métodos de pesca, manipulación del pescado, técnicas de procesamiento y equipo; (ii) informar y guiar a la gente pescadora y por lo tanto, facilitándoles el acceso al crédito y otra asistencia financiera; (iii) ayudarles a que se organizen para una mejor representación de sus puntos de vista e intereses y para una utilización racional de los recursos disponibles.
Un problema ampliamente extendido es la estructura y despliegue de los servicios de extensión pesqueros. Muchos países en desarrollo mantienen servicios grandes, en algunos casos contando con cientos de personal de extensión. Estos son sin embargo destinados en forma individual o en parejas en zonas remotas donde su mantenimiento y apoyo es costoso y dificil. Debido a su dispersión, falta de capacitación técnica, falta de equipo, transporte, o fondos para las operaciones diarias, apoyo y supervisión, es cuestionable su impacto real en el proceso de desarrollo así como el tipo y calidad de servicio que los pescadores necesitan y que ellos proporcionan. A menudo los extensionistas tienen problemas de comunicación serios, especialmente cuando provienen de antecedentes lingüísticos, tribales, religiosos, de clase, raciales, culturales o políticos, extraños u hostiles a los ojos de la gente pescadora.
El problema de extensión pesquera se empeora por el hecho que en muchos países en desarrollo, los trabajadores de extensión como parte de sus tareas son requeridos para recolectar estadísticas, proporcionar licencias sobre artes de pesca, recolectar rentas y hacer cumplir los reglamentos. Esto les reduce el tiempo y los recursos disponsibles para llevar a cabo un trabajo de extensión verdadero. Aún más, muchas de estas últimas tareas son vistas por la gente pescadora con suspicacia y aun con malicia, y al faltar la seguridad y confianza, hay poca probabilidad para un trabajo de extensión exitoso.
(f) Falta de consulta y participación de la gente local. Demasiados proyectos de desarrollo han sido disenados siguiendo un examen in situ relativamente corto de la situación, llevada a cabo por planificadores externos y ciertamente, algunos nunca han visitado la zona donde un proyecto iba a operar. Los planificadores muy raramente han consultado a la gente del lugar, para averiguar cuales son sus problemas, necesidades y prioridades y como ellos consideran que el proyecto puede ser mejor implementado. Aunque no todas las peticiones que, uno escucha en una aldea son realistas y factibles, si los planificadores hubiesen consultado más cuidadosamente con la gente del lugar, habrían descubierto de que forma los miembros de la comunidad y sus diversos sectores perciben sus propias necesidades y prioridades. Por ejemplo, en una comunidad con falta de agua potable, no tiene mucho sentido el comenzar cualquier proyecto de desarrollo, que no trate sobre el problema del agua. Si los planificadores hubiesen consultado cuidadosamente con la gente del lugar, habrían obtenido también una idea más clara de lo que se podría o no realizar bajo las condiciones locales. En muchos casos la falta de organizaciones populares, asociaciones, etc., dentro de las comunidades rurales, significa que no ha habido un mecanismo eficiente a través del cual, la gente del lugar pudiese dar a conocer sus puntos de vista. Esto también a contribuido a las dificultades durante el proceso de planificación para obtener consejo y participación local.
(g) Sociedad estratificada. Pocas comunidades pesqueras son homogéneas socialy económicamente. Hay gente que posee una o más embarcaciones, mientras otros pueden ser pobres, algunas veces migratorios, y jornaleros. Existen negociantes ricos y prestamistas que se hacen llamar pescadores, aun cuando sólo sea para ejercer control e influencia sobre las instituciones y organizaciones de pescadores. La mayoría de las sociedades en las aldeas están estratificadas y en una sociedad estratificada las organizaciones e instituciones abiertas para todos, raramente representan los intereses de los grupos más pobres y débiles, sino por el contrario reflejan los de aquellos que predominan.
Generalmente la gente de los grupos dominantes son los mejor preparados para absorber los beneficios de los programas de desarrollo. No es sorprendente que muchos de estos programas han dado como resultado beneficios para los más fuertes y ricos de la comunidad, a menudo a costa de los pescadores más débiles y pobres.
(h) Falta de comprensión de las tradiciones locales. Durante la planificación e implementación de muchos proyectos, los especialistas nacionales y extranjeros asignados a los mismos frecuentemente han fracasado al no querer comprender o aceptar tradiciones, custombres y valores culturales locales, los cuales, en mayor o menor grado afectan la respuesta de la gente del lugar a las ideas de cambio. Este a menudo ha dado como resultado la indiferencia, suspicacia y aun hostilidad para tal cambio.
Muchos de los problemas destacados anteriormente no son peculiares únicamente de las pesquerías en pequeña escala. El asunto de la participación de la gente en el desarrollo fue uno de los principales temas durante la Conferencia Mundial sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CMRADR). En una de las recomendaciones de la Conferencia se lee: “Las estrategias para el desarrollo rural pueden alcanzar su potencial pleno solamente a través de motivación, participación activa y organización a nivel de la población rural, o gente rural, con especial énfasis en los menos favorecidos”.
El concepto de la CMRADR puede resumirse como sigue:
La participación de la gente es tanto un objetiva como un instrumento. El principal objetivo del desarrollo exige que los beneficios deben en primer lugar llegar a los pobres en las zonas rurales. La participación de la gente debe ser tanto un objetivo como la clave de los recursos en la estrategia de desarrollo. Esto exige una activa participación de los pobres en zonas rurales en el proceso de desarrollo como agentes y como beneficiarios. La implicación directa de los propuestos beneficiarios en todas las fases del proceso es el instrumento más importante para un cambio duradero.
La gente por sí misma puede señalar sus necesidades y prioridades. Una participación real significa que las actividades de desarrollo no son impuestas a la gente. Su participación en la selección, diseño e implementación de actividades de desarrollo locales asegura que las necesidades prioritarias, tal como son percibidas por ellos serán satisfechas.
Para una participación efectiva la gente se debe organizar. Las actividades de desarrollo deben depender por lo tanto de organizaciones sociales y políticas (incluyendo a las autoridades locales), y otras instituciones que estén a nivel de base, las cuales sean capaces y autorizadas para tomar decisiones. Sin embargo para la toma de decisiones significativas, estas organizaciones deberán tener acceso a los recursos así como una influencia decisiva sobre su uso. El liderazgo de tales organizaciones deberá ser representativo y responsable.
Se necesitan organizaciones separadas para los pobres. Los pobres necesitan organizaciones separadas y cualquier conflicto que pueda surgir a partir de su fundación deberá ser resuelto de forma que beneficie a los pobres. En una organización mixta, raramente son reflejados los intereses verdaderos de los pobres. Algunas opciones para organizaciones de la gente en una comunidad pesquera se dan en la Figura 1 y son descritas en el proximo capítulo.
No existe una medicina simple, que pueda remediar todos los problemas y deficiencias enumerados anteriormente. Sin embargo, un enfoque más paciente, amplio, integrado y participatorio en la planificación e implementación de proyectos de desarrollo de las pesquerías en menor escala debería dar resultados positivos, los cuales no podrían ser posibles de otra manera. Más adelante, trataremos el tema de la participación de la gente con mayor detalle, en esta guía.