Arnold, M. (1997) Trees as out-grower crops for forest industries; experiences from the Philippines and South Africa. Rural Development Forestry Netwok Paper 22a. Overseas Development Institute, Londres.
Aprovechando cierto número de estudios, Arnold presenta dos programas de pequeñas plantaciones forestales en Filipinas y Sudáfrica, que funcionan desde 1968 y desde mediados del decenio de 1980, respectivamente. En el programa denominado Agroforestry Tree Farming de la Paper Industries Corporation de Filipinas (PICOP), y tres programas de programas de pequeñas plantaciones forestales en KuaZulu-Natal, los propietarios de tierras están produciendo madera para empresas forestales de elaboración, y las empresas proporcionan un mercado seguro y una variedad de servicios de apoyo a los cultivadores. Señala cuál fue el origen de estos programas y cómo se han desarrollado, y analiza el impacto que han tenido en los cultivadores y en sus medios de vida.
Considera que los de programas de pequeñas plantaciones forestales son apropiados para las empresas forestales de elaboración cuando la madera se proporciona a un costo menor que otras posibilidades y con cierto grado de seguridad. La conveniencia de los programas para los cultivadores puede hacerse efectiva cuando éstos obtienen ingresos seguros de otras fuentes, cuando la tierra utilizada no se necesita para la producción de alimentos, cuando la plantación de árboles constituye una fuente estable de ingresos en función del precio de los productos y existe un mercado seguro, y se tiene acceso al asesoramiento técnico y a los insumos necesarios. La seguridad de la tenencia de la tierra es importante, aunque los títulos de propiedad de la tierra pueden no ser esenciales para ello. Por último, estos programas de pequeñas plantaciones pueden no ser adecuados para las personas que no poseen tierra o poseen tierras muy pequeñas y por consiguiente, pueden no estar al alcance de los grupos muy pobres, a menos que se establezcan acuerdos diferentes, proporcionándoles tierras para la plantación de árboles sin que se perjudique la producción de alimentos.
Se plantean problemas en los términos de los acuerdos entre los cultivadores y la empresa en lo que se refiere a la libertad de vender a otros compradores, el precio del producto, la disponibilidad de crédito, y los servicios de extensión y de apoyo. Arnold considera que estos problemas tienen su origen en una cuestión institucional más amplia, es decir la necesidad de establecer relaciones equilibradas y equitativas entre los cultivadores y las empresas. Considera que es necesario establecer asociaciones de cultivadores que tengan autoridad y capacidad para negociar en nombre de los cultivadores y puedan proporcionar muchos de los servicios necesarios que actualmente sólo pueden obtenerse de la empresa. Sugiere que los programas de pequeñas plantaciones forestales pueden aprender mucho de la industria agrícola, que tiene ya una larga historia de trabajo en el ámbito de estas relaciones.
Curtis, A. y Race D. (1998) Links between farm forestry growers and the wood processing industry: lessons from the Green Triangle, Tasmania and Western Australia. RIRDC Publication No. 97/41.
En este informe se esboza el carácter de los vínculos entre las pequeñas plantaciones forestales y la industria forestal en estas tres importantes regiones agrícolas y forestales de Australia, es decir, empresas mixtas, cooperativas y elaboración en la explotación agrícola. El estudio determinó que, desde el punto de vista de los cultivadores, es posible mejorar los actuales acuerdos vinculantes. Para los agricultores la principal preocupación era la incertidumbre acerca de la viabilidad económica de la explotación forestal, las perspectivas del mercado a largo plazo y una información fidedigna sobre el mercado, su capacidad para negociar con la industria, ingresos equitativos procedentes de empresas mixtas, estructuras del mercado, los beneficios de la explotación forestal en el caso de la degradación de tierras y de fuentes hídricas, y preocupaciones acerca de las disposiciones tributarias. Los resultados del estudio indicaron que era necesario desarrollar mercados regionales competitivos, facilitar una información fidedigna acerca de la industria, que la industria muestre su voluntad de ofrecer precios equitativos, y por consiguiente, que los cultivadores recibieran una proporción razonable de las utilidades. Además, la industria necesitaba también demostrar un compromiso a largo plazo para la explotación forestal en las regiones, ya sea mediante el desarrollo de la infraestructura de elaboración o la financiación de personal del campo. Por último, los cultivadores debían desarrollar una capacidad apropiada para negociar, o tener la posibilidad de escoger entre varios acuerdos de relación entre los cultivadores y la industria.
Higman, S., Bass, S., Judd, N., Mayers, J and Nussbaum, R. (1999) The sustainable forestry handbook. Earthscan: Londres, Reino Unido.
En este libro se plantean cuestiones relativas al desarrollo de una silvicultura sostenible. Se considera que los programas de pequeñas plantaciones ofrecen posibilidades para contribuir a una desarrollo forestal sostenible. Basándose en un examen de los programas de pequeñas plantaciones forestales en el Brasil, la India y Filipinas se determina toda una serie de beneficios para los cultivadores y las empresas. Se estima que los programas de pequeñas plantaciones tienen sentido económico, y aumentan el posible beneficio social procedente de la ordenación forestal, y por consiguiente fomenta el apoyo a los encargados de la ordenación forestal, incluidas las empresas, y el apoyo de otras partes, incluidas las comunidades. Se presenta una monografía del programa de la Swiss Lumber Company.
Makarabhirom, P. and Mochida, H, (1990) A study on contract tree farming in Thailand. Reprinted from Bulletin of Tsukuba University Forests No. 15.
En este documento se esboza el desarrollo histórico de la explotación forestal de carácter contractual. Ofrece una descripción general de los elementos de los contratos. Para las empresas de elaboración, el incentivo para concertar acuerdos con los productores de madera es la seguridad de obtener un suministro continuo de madera procedente de las pequeñas plantaciones. Se describen estudios de casos de explotación maderera contractual en relación con los términos contractuales, los objetivos de la empresa, las perspectivas de los agricultores y los problemas y posibilidades.
El estudio demostró que los agricultores participaban en acuerdos contractuales de explotaciones forestales cuando tenían problemas de baja producción o escasez de mano de obra. Los problemas planteados por los cultivadores eran la falta de asistencia financiera, el costo de los insumos (en particular los fertilizantes), escasos servicios de extensión, el hecho de que la empresa desalentara la diversificación de la producción agrícola y los elevados riesgos de producción. El autor consideró que la falta de un incentivo para que el agricultor se dedicara adecuadamente a la ordenación forestal era causa de una preocupación especial.
Mayers J (1999) Company - community forestry partnerships: a growing phenomenon. Artículo presentado para su publicación en Unasylva.
Toda un serie de asociaciones oficiales y oficiosas entre empresas del sector privado y comunidades están haciendo realidad conforme aumenta la importancia de las explotaciones forestales para la producción de bienes y servicios forestales. En su examen, las comunidades pueden abarcar agricultores y personas individuales, así como grupos comunitarios y cooperativas. Para comprender los tipos de acuerdos necesarios para establecer asociaciones equitativas, James Mayers estudia toda una serie de relaciones entre empresas y comunidades, incluidos los programas de pequeñas plantaciones forestales, y examina las ventajas y desventajas de estos fenómenos para la plantación de árboles fuera de los bosques. Hace algunas consideraciones relativas al desarrollo de una buena colaboración para dar seguridad a la producción de bienes y servicios forestales.
Hay diferentes programas de pequeñas plantaciones forestales, que es uno de los principales tipos de asociación. Si bien en algunos programas los cultivadores controlan la producción y la empresa paga el precio del mercado a la entrega del producto, en otros programas las empresas pueden tener un control considerable de la producción, o pueden establecer precios fijos para los productos.
Sappi, que es una empresa internacional de fabricación de pulpa y papel en Sudáfrica, ha organizado programas de pequeñas plantaciones con los agricultores desde el decenio de 1980. La empresa obtiene árboles de aproximadamente 260 agricultores blancos y 8 000 agricultores negros, que representan aproximadamente 88 000 ha en KuaZulu-Natal. Con arreglo a este programa, la empresa presta a los agricultores servicios de comercialización y producción, con inclusión de servicios gratuitos de conocimientos técnicos, capacitación en silvicultura y obtención de plantas de semilleros. En el contrato se establece también el acuerdo de compras. Los agricultores plantan árboles por su propia cuenta, reciben adelantos de la empresa para ayudarlos a sufragar los costos, préstamos que se deducen del precio de mercado pagado en el momento de la tala. Las ganancias obtenidas de los árboles son comparativamente mayores que otros usos de la tierra.
Un examen de las publicaciones disponibles sobre acuerdos relativos a asociaciones entre empresas y comunidades en el Brasil, India, Filipinas, Sudáfrica y Australia (Arnold 1997; Clarke, Magagula y von Maltitz, 1997; Curtis y Race 1998, Roberts y Dubois 1996) permitió conocer los siguientes elementos para lograr una asociación adecuada: la forma de compartir los riesgos entre los socios tiene que ser adecuada al contexto local; es necesario que en los acuerdos se tengan en cuenta las posibles fluctuaciones del mercado y, por consiguiente, de los precios; es menester que los cultivadores aumenten su capacidad de negociación para establecer asociaciones sólidas y equitativas; las asociaciones pueden tener un efecto negativo en algunos miembros de la comunidad; las asociaciones seguras pueden exigir una cooperación más amplia; los servicios de extensión y apoyo técnico son cruciales; la negociación con las comunidades representa un mayor desafío para las empresas, y es necesario aclarar y desarrollar la función que desempeña el gobierno.
Race D. (1999) Forest company - community partnerships: ingredients for success. Documento de deliberación basado en una reunión celebrada en el Instituto Internacional para el medio Ambiente y el Desarrollo (IIED), Londres, Reino Unido, viernes 9 de Abril de 1999.
En este documento, después de un examen de las publicaciones se esboza el contexto en que se han desarrollado las asociaciones entre empresas forestales y comunidades. El documento concentra la atención en los programas de pequeñas plantaciones y en las empresas mixtas, y reconoce que la autoelaboración, los intermediarios del mercado y las cooperativas de cultivadores son estrategias adicionales que se han desarrollado en la industria forestal cuando no se prefieren asociaciones contractuales. También se ha puesto de relieve los beneficios de las asociaciones, así como algunas de sus desventajas, para los cultivadores y la industria. En el documento se señalan las siguientes cuestiones fundamentales para la formación de asociaciones efectivas: la necesidad de contar con mercados competitivos, la existencia de acuerdos contractuales flexibles, de una evaluación adecuada de la estabilidad del mercado a largo plazo, y claridad en las funciones de las terceras partes que participan o apoyan estas asociaciones. En resumen, se identificaron cuatro ingredientes fundamentales para el establecimiento de asociaciones efectivas.
Roberts, S. y Dubois, O. (1996) The role of social/farm forestry schemes in supplying fibre to the pulp and paper industry. Hacia un ciclo de papel sostenible, Sub-estudio serie 6, Instituto Internacional para el Medio ambiente y el Desarrollo, Londres, Reino Unido.
En este informe se examinan programas sociales de silvicultura que suministran fibra de madera a la industria de la pulpa y el papel en el Brasil, la India y Filipinas, para determinar la razón por la que se establecieron estos programas, la forma en que se aplican y el posible éxito de los programas para los diferentes interesados.
Los términos y las condiciones de los programas sociales de silvicultura varían considerablemente. Los estudios indican que los programas sociales de silvicultura cumplen una función al suministrar fibra de madera a la industria. Sin embargo, no siempre la industria y los cultivadores han considerado que estos programas tengan éxito. Además de la necesidad de que los interesados participen en las negociaciones para definir los términos y condiciones y elaborar el programa, el éxito de estos programas también depende de las siguientes características para que los cultivadores participen en esta actividad: seguridad de la propiedad de la tierra, acceso al crédito antes de la tala, mayores ingresos en comparación con otros usos de la tierra, y mercados seguros para la madera. Las principales preocupaciones de los cultivadores eran la selección que tienen que hacer de las especies que plantan, sus derechos para determinar cuándo se procede a la tala y a quién se vende la madera, y el precio pagado por los árboles.
Shingi, P. (199/) Production and marketing of poplars in India: a case study.Centre for Management in Agriculture, Indian Institute of Management, Ahmedabad, India.
El estudio de caso de la WIMCO (Western India Match Company), una empresa manufacturera de fósforos en la India, se realizó para conocer los factores que llevan al establecimiento de vínculos entre el agricultor y la industria para la producción comercial de madera. Para lograr acceso a recursos adicionales de madera para la producción, su empresa promovió las plantaciones de álamos en tierras agrícolas. El estudio abarca la producción de álamos procedentes de programas agroforestales en tres estados del norte de la India.
El estudio demuestra que, después de interesar a un gran número de agricultores para que plantaran álamos, en 1983 se puso en marcha un programa conjunto en el que participaban agricultores de la WIMCO y el Banco Nacional de Agricultura y Desarrollo Rural. Se ofreció préstamos a los agricultores, y también árboles jóvenes, apoyo técnico y un mercado garantizado por la empresa. Las dificultades con que tropezaron los programas fueron diferentes según las regiones. Sin embargo, los cultivadores no estaban obligados a vender los árboles a la empresa. La inseguridad del suministro constituyó un problema importante para la empresa porque los agricultores vendían a otros compradores, y no pagaban los préstamos. Por consiguiente, la empresa modificó su estrategia, y concentró la atención en la producción de árboles jóvenes para la venta a los agricultores.
Vuokko R, y Otsamo, A. (1998). Social and technical considerations in establishing large-scale Acacia plantations on grassland and bushland in West Kalimantan, Indonesia. En Turnbull y otros: Recent developments in acacia planting. ACIAR Proceedings No. 82. Canberra, Australia.
En este documento técnico se estudia la plantación de Acacia mangim, A. crassicarpa y Eucalyptus pellita en Kalimantan Occidental, Indonesia, con arreglo a una empresa mixta entre una empresa finlandesa y dos empresas indonesias. La asociación trabaja en estrecha relación con las comunidades para garantizar su participación en la empresa en su calidad de titulares de derechos tradicionales de usuarios. Se describen los acuerdos de la empresa mixta, que incluyen el empleo, toda una serie de beneficios para la comunidad y el desarrollo agrícola, además de la propiedad de un porcentaje de la superficie plantada, y la empresa garantiza la compra de la madera al precio actual de la tala. La eficacia de la empresa mixta se demuestra por la participación de aldeas, y se está desarrollando sin dificultad. En ese momento la empresa mixta funcionaba en 50 aldeas y en plantaciones que cubrían 15 000 ha.