Nicaragua se encuentra situada entre los 11º y 15º latitud Norte y entre los 83º y 87º de longitud Oeste, con una extensión aproximada de doce millones de hectáreas, de las cuales se estima que 6.2 millones son tierras de vocación forestal, predominando los bosques húmedos tropicales sobre el bosque tropical seco, prácticamente inexistentes, y los bosques de pinares, con una cobertura cercana al medio millón de hectáreas.
Serios problemas enfrenta en sector forestal del país, después de décadas de abandono y fallidos intentos de lograr constituirse en un eje fundamental para el desarrollo del mismo. El avance de la frontera agrícola y una industria primaria y obsoleta, han venido destruyendo y deteriorando los bosques, que hace cincuenta años duplicaban el área cubierta de la actualidad.
Muy poco ha variado en el último siglo la situación de los productos forestales en Nicaragua, especialmente en cuanto a su naturaleza, variedad, composición y grado de industrialización. Probablemente los dos cambios más importantes del período han sido la prohibición de exportación de troncos provenientes de bosques naturales, Decreto N°1381 del 26 de Septiembre de 1967, Artículo 29, por una parte, y la incorporación de un número mayor de especies, especialmente de aquellas provenientes de bosques húmedos tropicales, al proceso de industrialización primaria de la madera.
La prohibición de la exportación de troncos se da como resultado de las presiones internas e internacionales que se dieron en los años cincuenta para preservar los bosques nacionales. En esa época se exportaban cantidades no cuantificadas de troncos de caoba Swetenia macrophylla y cedro real Cedrella odorata, principalmente. Esta actividad la realizaban empresas de capital extranjero, con la colaboración de madereros nacionales, poseedoras de concesiones, sin que existan registros confiables sobre los volúmenes exportados, mas que aquellos referidos por la tradición oral.
La incorporación de un número cada vez mayor de especies a los procesos de industrialización se da con la paulatinamente con la introducción de la producción de contrachapados al país. Anteriormente se procesaban en la industria de aserradero, para consumo nacional y para la exportación, solamente unas cuantas especies valiosas, conocidas como tradicionales. La industria de contrachapado no escapa de esta costumbre, iniciando su producción con las mismas especies tradicionales, además de utilizar el pino proveniente del norte del país. Con el alejamiento de los bosques naturales de los centros de procesamiento, los contrachapados comienzan a incorporar nuevas especies de bosques húmedos, a fin de llenar con menor dificultad sus volúmenes mínimos de producción rentable.
Mientras estos dos eventos suceden, continúa siendo la producción de madera aserrada la principal actividad del sector forestal del país, constituyéndose en el principal rubro de exportación del sector. Durante los años sesenta y setenta se presentan tímidos intentos de desarrollo de la industria del mueble y se establece una planta productora de resinas de pino, extraídas a partir de tocones, en la región noreste del país. Durante ese período la innovación tecnológica más destacada es la introducción de hornos para el secado de la madera aserrada.
En los años ochenta se definió como elemento estratégico de desarrollo del sector, la diversificación de los productos de la industria maderera, sin embargo, los resultados prácticos fueron muy pobres, por efecto de la situación política económica presente en la región durante esos años, quedando la mayoría de esas ideas a nivel de estudios técnico económicos.
A partir de los noventa se reactiva la exportación de maderas preciosas aserradas, al tiempo que se incrementan los volúmenes exportados de madera aserrada de pino. Con las restricciones establecidas por el Estado a la exportación de las especies preciosas, se inicia con mucha cautela la prospección de mercados internacionales para las especies no tradicionales provenientes de bosques húmedos tropicales.

En los últimos años de la década pasada, ante los vaivenes constantes de las políticas forestales, el sector privado inicia nuevos intentos de diversificación de productos industriales de la madera, retomando el secado al horno de la madera aserrada y el dimensionamiento de la misma, especialmente para la producción de pisos. Al finalizar la década, se observan notables esfuerzos en el mejoramiento tecnológico de los artesanos de la madera, logrando avances en la calidad de la producción de muebles y artesanías locales.
A manera de ilustración de los pocos cambios habidos en el sector forestal en las últimas décadas, a continuación se presenta (Figura 1) la distribución de los aserraderos por regiones, llamando la atención, por una parte, la existencia de aserraderos en la región del Pacífico, donde ya no existen bosques comerciales, y el bajo porcentaje de centros de aprovechamiento en el Atlántico, donde se concentran la mayor parte de los recursos, por la otra.
Fuente: INAFOR.
El volumen de corta anual permisible (VCAP) de madera en rollo para el año 1996 fue de 386.000 m3, cifra que establece el ente regulador en función de la capacidad del bosque, bajo el criterio de obtener un rendimiento sostenible del mismo. Esta cifra se desglosa de acuerdo a la capacidad de las distintas regiones forestales, autorizándose los volúmenes mayores para la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN) (42.7%) y el Departamento de Nueva Segovia (15.5%), siguiendo en importancia el Departamento de Río San Juan (6.5%). El mismo volumen permisible asigna a los bosques latifoliados un 66% del mismo, mientras las coníferas alcanzan el 34%.
En cuanto a los volúmenes efectivamente aprovechados, el total de ese año fue de 267.000 m3, representando un 69.2% del volumen autorizado. A su vez, el volumen real de coníferas alcanzó 134.500 m3, entre tanto las latifoliadas llegaron a 133.000 m3, que refleja una subutilización de la capacidad del bosque húmedo, mientras las coníferas se exceden un poco del límite permisible. En términos de especies, el pino Pinus oocarpa, Pinus patula var. Tecunnumani, Pinus caribeae, alcanza el 50% de todo el volumen aprovechado, seguido de la caoba Swietenia macrophylla (13%) y del cedro macho Carapa guianensis (7%). Las zonas de mayor actividad son Nueva Segovia (42%) y la RAAN (15%), mientras el resto del país representa el 43%.
Las exportaciones en 1996 llegaron a 91.235 m3 para un ingreso de USD 20.0 millones, siendo la madera de pino aserrada en principal producto de exportación en términos de volumen (56.660 m3), seguido de la caoba (17.180 m3), Cedro Macho (6.300 m3) y Cedro Real (5.870 m3). Los principales destinos de las exportaciones son Honduras (46%), El Salvador (20%), República Dominicana (14%) y Cuba (8%).
Las áreas bajo manejo forestal aprobadas para 1996 llegaron a 181.800 hectáreas, con un fuerte incremento respecto a años anteriores en el bosque de latifoliadas y una reducción drástica en pinares. El área totales bajo manejo forestal acumuladas, tanto en pino como en latifoliadas, a partir de 1992 hasta 1996, es de 332.000 hectáreas, equivalentes al 8% del área total de bosques. Cabe mencionar que a partir de 1992 se establece como requisito para la autorización de operaciones forestales, la preparación de planes de manejo y planes operativos anuales.
Los registros de leña y carbón distan mucho de la realidad, denotando el poco control que se tiene sobre estos productos. Para 1996 se tienen autorizadas y controladas por el MARENA12, la cantidad de 22.726 toneladas métricas de leña, en tanto solo se registran 29,359 sacos13 de carbón.
Los productor madereros producidos en Nicaragua son de naturaleza muy simple. La madera aserrada y el contrachapado son los principales productos industriales, tanto como productos de consumo nacional como de exportación, siendo ambos productos de primera transformación. La leña, el producto de mayor consumo, generalmente no sufre ningún proceso de transformación, presentación o empaque.
El caso de la madera aserrada involucra un proceso muy primitivo, ya que una buena parte de ella se produce en aserraderos portátiles, trabajando en medio de los bosques, sin otro proceso más que la simple sierra de banda, es decir, sin contar siquiera con una reaserradora o una despuntadora. Aunque estas pequeñas sierras, de poca capacidad, tienen generalmente buen corte y poco ancho de corte (producción de aserrín), su fragilidad los obliga a procesar troncos de pequeño diámetro, o alternativamente, los obliga a usar una motosierra para partir los troncos mayores en piezas manejables por los operadores que cargan manualmente el aserradero. Todo este proceso que, por una parte dificulta el control de los mismos, dada su gran movilidad, por la otra, deja gran cantidad de desperdicios en el mismo bosque, con las consecuencias de todos conocidas.
En los aserraderos con planteles establecidos, de acuerdo con el registro de parque industrial que lleva INAFOR, los componentes del proceso siguen siendo los mismos de hace cincuenta años, una sierra principal (de banda, circular de dientes fijos, circular de dientes móviles), una reaserradora de sierras circulares múltiples y una despuntadora. En pocos casos poseen una tina para la aplicación de tratamiento de químicos por inmersión, así como muy pocos poseen procesamiento de subproductos, siendo el más común la producción de listones para la posterior producción de cabos de escobas. En todos los casos, el tratamiento por inmersión se usa exclusivamente en la madera de exportación.
La madera acepillada para construcción no se produce ni se comercializa en los mercados internos y de exportación. La madera secada al horno tampoco se exporta ni está disponible en el mercado local, salvo casos aislados de exportadores de tabloncillos para pisos y madera machihembrada. La situación es tan crítica que aún las más simples técnicas de secado al aire no son practicadas.
Existe producción de postes para tendidos eléctricos tratados con CCA, en dos plantas que también producen crucetas de madera aserrada con el mismo tratamiento, aunque la mayor parte de estos productos se importan de Honduras.
La gran industria del mueble no existe, siendo esta producción propia de pequeños talleres artesanales y no más de cuatro plantas con sus propios hornos de secado.
Durante el período 1993-1996 los volúmenes totales aprovechados de madera en rollo pasaron de 77.400 metros cúbicos a 185.000 metros cúbicos anuales, habiéndose incrementado los volúmenes aprovechados de pino, de 30.500 m3/año a 85.000 m3/año, mientras las latifoliadas incrementaban de 46.900 m3/año a 100,000 metros cúbicos anuales.
En el período analizado, la producción de madera aserrada pasó de los 29.400 m3/año a 87.000 m3/año, mientras la producción de contrachapados logró una leve recuperación, pasando de 200 m3/año en 1994 a 5.100 m3/año en 1996.
De acuerdo con las cifras de la Dirección Técnica de INAFOR, la capacidad instalada de aserrado existente en el país en el período 1995/1996 era de 1.546 m3 por día, habiendo llegado en 1997/1998 a 1.779 m3 diarios, mientras la capacidad productiva real para ese último año se calculaba en 1.233 m3 por día, procesados en 108 aserraderos existentes a esa fecha.
Superada la década de los ochenta, las exportaciones de madera se han recuperado de manera acelerada, de manera que han pasado de US$ 2,8 millones en 1990 a US$ 12.1 millones en 1995, incluidos los muebles y los productos manufacturados de papel. En términos de importancia relativa, las exportaciones del sector pasaron de 0.8% de las exportaciones industriales a un 4.2% de las mismas.
El país prácticamente no produce papel de ningún tipo, existiendo tan solo un molino que recicla papel periódico para transformarlo en papel higiénico, sin embargo, existe un libre mercado para la importación de este tipo de papel. Hasta hace pocos años, esta misma fábrica importaba el papel higiénico, para cortarlo y rebobinarlo en la forma usual para el consumo familiar.
Las estadísticas del Banco Central reflejan la producción de cajas de cartón para embalaje, producidas por una única planta ubicada en León, al occidente del país. Esta planta importa toda la materia prima requerida, especialmente papal kraft y similares. Los niveles de producción de cajas se muestran inestables durante el período 1990-1995, presentando un máximo de 11.9 millones de metros cuadrados, con una tendencia decreciente que registra una producción de solo 4.9 millones de metros cuadrados a fines del período mencionado. Es este caso tampoco existen restricciones a las importaciones, de manera que muchos de los grandes consumidores, como los productores de ron, jabones y mariscos, efectúan sus importaciones directamente.
El papel para impresión, sobre todo el que requieren los grandes diarios, es importado directamente por estas y otras editoriales, las que a su vez procesan revistas, informes y todo tipo de cartulinas y papel para escritura.
La producción de postes de pino tratado14, para uso en iluminación de calles y para telefonía, se han producido en el país de manera esporádica, de forma tal que las dos plantas de tratamiento existentes no logran cubrir la demanda doméstica. De hecho, se conoce que la mayor parte de estos postes se importan de Honduras. En los años ochenta, se conoció de una importación de pilotes para muelles, proveniente de Guyana, para la reparación y el mantenimiento en Puerto Cabezas.
No existe un sistema nacional de estadísticas forestales, sino que se ha ido recolectando información a partir de las actividades de regulación y control por parte de las diferentes modalidades que ha tenido el Servicio Forestal Nacional a lo largo del tiempo. Los esfuerzos de procesamiento y sistematización de esa información han sido iniciativas personales de los funcionarios de esa dependencia, conscientes de la necesidad de estos registros para las labores de planificación del sector. Es probablemente por esta razón, que las modalidades y prioridades que las estadísticas adquieren a lo largo de la historia, presente características de poca homogeneidad y falta de continuidad y estructuración, dependiendo del carácter o formación del funcionario de turno necesitado de información.
La información que por mayor tiempo se ha recolectado tiene que ver con las actividades de aprovechamiento forestal, con el otorgamiento de los permisos de corte y con la verificación de los hechos ocurridos en los frentes de corte. De ahí que sean los documentos relacionados con esta función, los que pudieran conformar las series históricas y arrojar elementos sobre los fenómenos ocurridos alrededor los cortes y el transporte de la madera en trozas en el país.
En los últimos veinte y cinco años, se recopila información sobre las actividades industriales de las empresas legalmente establecidas, registradas y organizadas. Estos informes industriales fueron diseñados para corroborar, a través de los productores de industriales de la madera, la veracidad de la información obtenida sobre las labores de campo en los frentes de corte.
Recientemente, a partir de la puesta en marcha de los planes de manejo forestal y de los planes operativos anuales, los que exigen a los profesionales forestales información, en muchos casos exagerada, sobre los propietarios de las tierras, la naturaleza de los bosques, las condiciones de los suelos y agua, las especies a aprovechar y a conservar, la maquinaria a utilizar, entre otras, se ha comenzado a construir una base de datos sobre las actividades que los dueños de bosques o madereros privados han planificado hacer para lograr un aprovechamiento sostenible de los bosques. Nuevamente se repite en fenómeno de que la información es obtenida a partir de un instrumento cuyo fin es otro de aquel que debería tener un sistema nacional de estadísticas e información forestal. El fin de los PGM y los POA´s es mejorar el aprovechamiento racional de los bosques, pero es a partir de estos que se obtiene la información más confiable sobre las buenas intenciones de los productores forestales y dueños de bosques.
Son dos las etapas en donde se genera la información que se maneja en el país, siendo en la fase de planificación de las actividades forestales, los planes de manejo y los planes operativos que presentan las empresas y dueños de bosques para la aprobación de las oficinas regionales de INAFOR. En la fase de las operaciones forestales, las fuentes son los reportes de marcaje de árboles, las guías forestales, el informe de transporte de trozas y el informe mensual de producción y consumo de las industrias formales, todas vinculadas con el proceso productivo y transporte de productos madereros. Para las cifras de exportaciones, las más confiables son las que provienen del CETREX, la ventanilla única que facilita los trámites de exportación y las de la Dirección General de Aduanas, dependencia del Ministerio de Hacienda y Crédito Público. Esta misma dependencia controla los registros de productos e insumos importados.
Los planes de manejo aprobados, y en especial los planes operativos, son condición indispensable para iniciar cualquier operación forestal legítima. Estos planes son elaborados por técnicos e ingenieros forestales, conteniendo información sobre el dueño del bosque, ubicación, departamento, municipio, área a afectar, volumen a aprovechar por año clasificado por especie y prácticas silviculturales. Tanto INAFOR como MAGFOR llevan estadísticas detalladas por departamento y por municipio, del número de planes, área bajo manejo y del volumen de madera en rollo a ser aprovechado. Es así como el Informe Técnico (1994-1999) preparado por la Oficina de Estadística Forestal de la Dirección Técnica de INAFOR que en el bosque latifoliado se establecieron 153 planes de manejo en el año 1998, con un área total de 84.953 hectáreas, mientras en los bosques de pino, el número de planes de manejo alcanza su máximo en 1996, con 155 planes cubriendo un área neta de manejo forestal de 8.558 hectáreas.
El marcaje de los árboles por parte de los técnicos de INAFOR es un requisito a cumplir previo a la tala de los árboles autorizados en el plan operativo. Los resultado de los árboles marcados, especies y volúmenes se reportan a la oficina regional del instituto, constituyendo una fuente primaria al inicio de la fase de las operaciones forestales.
Con el fin de verificar y controlar la madera en rollo talada y transportada, se utilizan las guías forestales, conocidas localmente como remisiones, en las que el dueño del bosque o el beneficiario del plan operativo, indican los volúmenes, dimensiones y especies transportadas en cada camión. Las remisiones son solicitadas a los transportistas por la policía o por los inspectores de INAFOR en los diferentes puestos de control que existen a lo largo de las distintas carreteras para controlar el clandestinaje de la madera. Todas las remisiones llegan a INAFOR, donde se procesan para asegurar que los volúmenes transportados coinciden con los volúmenes autorizados. La industrias forestales no están autorizadas a recibir madera sin las correspondientes remisiones, ya que de otra forma se le aplican sanciones y multas contempladas en el reglamento forestal 45-93. Las remisiones constituyen una segunda fuente en el proceso de las operaciones forestales.
Todas la industrias formales tienen obligación de presentar a INAFOR, un informe mensual de producción de madera, indicando volúmenes, especies y dimensiones, así como la madera en rollo consumida, indicando las remisiones a las cuales corresponde esta producción.
El Instituto Nacional Forestal (INAFOR) es la institución encargada de recolectar la información en las diferentes regiones y procesos del aprovechamiento forestal. Es así como, a partir de los Planes Generales de Manejo Forestal (PGM) y de los Planes Operativos Anuales (POA), se otorgan los permisos de aprovechamiento, indicando en los mismo, además de la información geográfica, las especies y volúmenes de madera a ser aprovechados. Las delegaciones regionales de INAFOR, también autorizan permisos de aprovechamiento para pequeños volúmenes y para autoconsumo. Esta es la fuente primaria del volumen potencial de madera en rollo a ser aprovechada cada año.
En el caso de la leña, pese a que las normas técnicas establecen que los aprovechamientos de leña deben hacerse en base a planes de manejo, en la práctica los que se establece es el otorgamiento de permisos de aprovechamiento y transporte de leña en pequeña escala, para lo cual se establece un canon determinado que paga el leñador o el transportista.
En el caso de los aprovechamientos de madera para fines industriales, INAFOR establece el uso de las remisiones, en las que se indican los volúmenes y especies de madera en rollo a ser transportadas en cada camión. Este es uno de los principales mecanismos de verificación de los volúmenes aprovechados, al tiempo que constituye la fuente principal del cálculo de los volúmenes reales aprovechados.
Las industrias forestales requieren registrarse en INAFOR para poder obtener su permiso de operación, lo que permite tener estadísticas sobre la situación del parque industrial, su nivel tecnológico, capacidad utilizada y puestos de trabajo generados por este sector. Otro elemento de control, es el informe que estas industrias brindan mensualmente sobre sus actividades de acopio de madera en rollo y el procesamiento de la misma, siendo de esta forma la fuente más confiable sobre la producción industrial.
A nivel de comercio exterior, el Banco Central de Nicaragua, la Dirección General de Aduanas adscrita al Ministerio de Hacienda y Crédito Público y el Ministerio de Fomento, Industria y Comercio registran estadísticas de las importaciones y exportaciones de los productos industriales. Este último tiene también a su cargo el otorgamiento y registro de concesiones forestales, además de administrar los incentivos a las exportaciones de productos no tradicionales, entre los que se incluyen varios de madera procesada.
La producción industrial de productos madereros de alto volumen en Nicaragua, es producida por unos 75 aserraderos y dos plantas de contrachapados. Los aserraderos, en una gran proporción móviles y de poca capacidad, con una capacidad instalada total del 300.000 m3 al año, se encuentran operando a un 60% de su capacidad instalada. Las plantas productoras de contrachapados operan también a muy baja capacidad y la industria del mueble prácticamente no contribuye a la producción global.
A fin de abastecer estas industrias, el aprovechamiento de madera en rollo ha ido incrementándose a lo largo de la última década, llegando en 1995 a 150.000 m3ssc por año, y a 267.000 m3ssc anuales en 1996. Las exportaciones de los productos industriales, por su parte, han incrementado de USD 1.7 millones en 1992 a USD 14.9 millones en 1995 a USD 20.0 millones en 1996.
Sin embargo, el principal uso de la madera es la leña, a niveles equivalentes a más de diez veces el consumo de la industria, con volúmenes estimados de 3.3 millones de metros cúbicos, en base a un consumo per cápita de 0.85 tm por año, constituyéndose en 94.3% del abastecimiento energético del país. Estudios especializados demuestran que el ahorro de divisas que el sector forestal representa en el suministro energético llega a niveles de USD 140 millones anuales. De esta forma, la leña se establece como el producto forestal más importante de Nicaragua, no solo desde el punto de vista del volumen de madera involucrado, sino por ser la fuente más importante de energía para cocción de alimentos a casi dos millones de personas, con el agravante de ser utilizada a niveles bajísimos de eficiencia. La producción de carbón vegetal, a niveles estrictamente artesanales, apenas alcanza un 6% de la madera extraída con fines energéticos.
Desde el punto de vista de los problemas, la leña se constituye en el producto forestal más crítico, cuando se analiza la presión que su demanda pone sobre los bosques naturales, tanto primarios como secundarios, por parte de la población rural de más bajos ingresos.
Existen en la actualidad dos experiencias sobre la utilización de plantaciones forestales para fines energéticos, ambas en el marco de la co-generación, en dos ingenios azucareros, el Ingenio Victoria de Julio y el Ingenio San Antonio.
La plantaciones con fines energéticos se iniciaron a mediana escala a mediados de los ochenta, cuando las empresas más importantes del país, en ese entonces de propiedad estatal, bajo el liderazgo de la Corporación Forestal del Pueblo (CORFOP), dieron gran importancia al establecimiento de las mismas, llegando incluso a constituir empresas especializadas en la producción de leña y carbón vegetal, operando en la región seca del Pacífico del país. Se estima que unas 5,000 hectáreas de tierras se emplearon en esta actividad, en algunos casos bajo la modalidad de sistemas agroforestales y silvopastoriles, especialmente en terrenos marginales agotados por el cultivo intensivo del algodonero.
Las plantaciones del Ingenio Victoria de Julio también se iniciaron a mediados de los ochenta, como complemento en el uso de la tierra dedicada a la producción de caña de azúcar, aprovechando las áreas intermedias que quedaban al utilizar el sistema de riego de pivote central. La leña proveniente de las plantaciones sería utilizada para complementar la generación eléctrica en base al bagazo de la caña. El diseño original de la planta generadora estaba calculado para 30 Mw de capacidad.
En la actualidad el Ingenio Victoria de Julio, luego de un proceso de privatización, se encuentra en propiedad de inversionistas nicaragüenses y europeos, habiendo llegado con su programa de plantaciones a 3.700 hectáreas, en base principalmente a eucalipto Eucaliptus camaldulensis y Leucaena leucocephala. A inicio de los noventa fue suspendido el programa de plantaciones.
El Ingenio San Antonio es propiedad del grupo económico más fuerte de Nicaragua, siendo además el de mayor antigüedad y capacidad. A partir de 1993 decidieron implementar un programa de co-generación con una capacidad de 14.0 Mw, para lo cual han establecido a la fecha 4.000 hectáreas de plantaciones, utilizando principalmente eucaliptos Eucaliptus camaldulensis. La primera cosecha para efectos de prueba tuvo lugar en 2000, alcanzando 115 hectáreas con una productividad promedio de 98 Tm/ha y rendimientos máximos de 222 metros cúbicos por hectárea. En este momento se encuentran realizando investigaciones intensas para determinar la factibilidad de introducir nuevas variedades.
En materia de la industria convencional, productora de madera aserrada y contrachapados, merece destacar la persistencia de Plywood de Nicaragua S.A. (PLYNIC), con más de 35 años de operación ininterrumpida, aunque con una capacidad nominal de producción de 24.000 m3 anuales, se encuentra operando en la actualidad a niveles mínimos, consecuencia del desabastecimiento ya tradicional de materia prima.
A inicio de los años noventa, se instaló en Puerto Cabezas, en el noreste del país, la empresa Maderas y Derivados de Nicaragua S. A. (MADENSA), con el propósito de manejar 36.000 hectáreas de bosque húmedo tropical y desarrollar una industria moderna en consonancia con los productos del bosque, para lo cual elaboró y obtuvo aprobación del plan de manejo forestal (Awas Tingni) y su correspondiente programa de desarrollo industrial. MADENSA se constituyó desde su inicio en el principal exportador de madera aserrada, exportando al caribe especies preciosas tradicionales, como la caoba y el cedro real. Posteriormente logró expandir su canasta de productos, ofertando madera seca al horno, molduras, pisos, forros para casas, marcos de puertas y productos similares, incorporando al mismo tiempo, con relativo éxito, nuevas especies como el cedro macho Carapa guianensis, guapinol Hymenaea courbaril, santamaría Calophyllum brasiliense, nancitón Hyeronima alchorneoides, cortés Tabebuia chrysanta, almendro Dipteryx panamensis, quebracho Lysiloma divaricatum, níspero Manilkara achras, entre otras. En la actualidad MADENSA produce 7.500 metros cúbicos anuales de madera procesada, con 18 especies, comercializando de éstos, 2.500 m3 con proceso de secado al horno y generando exportaciones del orden se los USD 4.0 millones por año.
A mediados de los noventa se estableció en la Región Autónoma del Atlántico Norte, la empresa de capital coreano Sol del Caribe S. A., con el objeto de aprovechar las maderas provenientes de un bosque húmedo tropical de la región noreste del país, en una extensión de 42.000 hectáreas, para lo cual elaboró y obtuvo la aprobación del plan de manejo forestal (Cerro Wakambay) y del correspondiente programa de desarrollo industrial. Esta empresa inició sus inversiones con una planta de aserraderos en la comunidad de Betania, en las proximidades del Río Wawa, a la altura del cruce de la carretera a Puerto Cabezas. El plantel de Betania nunca logró entrar en producción comercial y fue posteriormente abandonado, sin embargo, los inversionistas coreanos lograron establecer una planta de contrachapados en la ciudad de Rosita, vendiendo posteriormente la mayoría de sus intereses a empresarios locales. En la actualidad la planta de Rosita opera intermitentemente a causa de los problemas de inestabilidad en la seguridad ciudadana que impera aún en esa zona.
No existe en el país un sistema nacional de información sobre productos forestales. Es más, todo el sistema de recopilación de datos se basa en un enfoque de regulación y control, sin tener un diseño para fines estadísticos, sino más bien, con un propósito punitivo, para contrarrestar el comercio clandestino de madera e imponer sanciones a los infractores.
Los informes de obligatorio cumplimiento que se solicitan a los diferentes actores involucrados en el sector forestal no responden a una necesidad de llevar registros confiables, no fueron diseñados para recopilar información, sino para establecer un sistema de registros cruzados a fin de detectar a los infractores de la ley. Paradójicamente, si bien es cierto esta información se capta, existe muy poca capacidad para efectuar los registros cruzados, de manera que este objetivo tampoco se cumple.
Si bien es cierto se han hecho esfuerzos para mejorar las estadísticas a disposición del público, no se conoce de ninguna iniciativa encaminada a resolver este problema definitivamente. Se sabe que existe información procesada que únicamente circula a nivel de instituciones del Estado, argumentándose que no se ponen a disposición del público por sus altos costos de impresión. Todo esto en cuanto a los productos forestales propiamente dichos, ya que existe información abundante y detallada en relación a los planes de manejo, para ciertos años, dado que éstos son requisitos insoslayables para la autorización de las operaciones de aprovechamiento.
Prácticamente existen dos tipos de información, vinculadas a dos períodos de tiempo. Por una parte se encuentra la información tradicional, que se ha recopilado por décadas, como es la proveniente de las remisiones forestales, y por la otra, se encuentra la información que detallan los planes de manejo forestal y los planes operativos anuales, los que entran en vigencia a partir de 1992. Esta última es probablemente la más confiable, especialmente desde el punto de vista de la planificación forestal.
Por todos estos factores apuntados las estadísticas del sector forestal del país, no tienen el grado de confiabilidad necesario, dado que para los productores del sector, como para los miembros de la institución nacional que administra el sector forestal del Estado, estas estadísticas son producto de la desconfianza entre las partes del sistema, unos trata de atrapar a los productores forestales y estos de burlar la capacidad e inteligencia de los que ejercen la administración forestal del Estado.
Las estadísticas sobre productos forestales que se tienen a disposición del público son muy pocas, valga decir que en los informes mensuales sobre las cuentas nacionales que publica mensualmente el Banco Central de Nicaragua,15 se menciona únicamente el rubro de la silvicultura dentro de las actividades primarias de los componentes del PIB.
Estos mismos informes, probablemente los más confiables de país, abundantes en información detallada mensual sobre producción, precios, exportaciones, importaciones y empleos generados de distintos rubros de la producción nacional, tales como caña de azúcar, arroz, frijoles, maíz, sorgo, etc., no hacen referencia en ninguna parte a los productos forestales madereros. Es más, en la información detallada sobre la producción industrial que aparece dentro de los rubros importantes de ese sector, solamente se menciona la producción de cajas de cartón para embalajes. En cuanto a los productos de la rama de materiales de construcción, pese a la importancia que dentro de los mismos tienen la madera aserrada y los contrachapados, la situación de la información es similar.
En vista de la ausencia de registros continuos en las estadísticas forestales, se señalan a continuación tres hitos que permiten formarse una idea del rumbo que han tenido los bosques y la industria forestal en el país, mencionando que de todos ellos, solo el último se encuentra disponible con relativa facilidad.
En el año 1950 llega a Nicaragua la primera misión de FAO con el fin de trazar, en cooperación con las autoridades locales, un plan de mejoramiento económico en la producción agrícola. Entre los miembros de dicha misión se encontraban dos especialistas forestales, fungiendo como autoridad silvícola el Sr. R. D. Garver, Director del National Survey of Forest Resources, del Servicio Forestal de la Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos. El informe de esta misión dedica un capítulo a la situación de la silvicultura, presentando un magnífico análisis de sobre los tipos, volúmenes y áreas cubiertas de bosques, dando recomendaciones sobre políticas y prácticas silviculturales y la organización necesaria para la conservación y el desarrollo del sector forestal.

Además de los valiosos aportes del informe de FAO para el ordenamiento de los bosques, la misión analiza la capacidad instalada en aserraderos y en producción de troncos para la exportación y recoge información correspondiente al período 1938 a 1948. Hace un recuento del tipo, cantidad y ubicación de los aserraderos, estableciendo que 50 se encuentran en la zona de bosques caducifolios y 10 en la de bosques perennifolios. La capacidad instalada en el Pacífico, para 1948, la calcula en 13.5 millones de pies tablares por año, mientras los aserraderos del Atlántico los coloca en el rango de producción de 10.000 a 50.000 pies tablares por día. Presenta también información detallada sobre la producción y exportación de madera aserrada, señalando el año 1947 como el máximo del período, con 28.5 millones de pies y con un valor de USD 1.7 millones, de un total de USD 20.9 millones de las exportaciones nacionales. El 90% de las exportaciones las constituían la madera aserrada de pino, caoba y cedro real, aunque se tenían exportaciones de maderas tintóreas como la mora Chorophora tictorea y el palo de Brasil Haemathoxylum brasiletto, aparte de volúmenes considerables de cocobolo/ñambar Dalbergia tucurensis. Las importaciones de papel y productos de papel ascendían a USD 657.346 en ese mismo año. En la Figura 2, a continuación, se muestran los datos de las exportaciones de madera recopilados por la misión.
En el año 1974, el Banco Central de Nicaragua organizó un equipo de especialistas, incluidos economistas, ecólogos e ingenieros forestales, quienes trabajaron durante un año para realizar un diagnóstico sobre la situación forestal del país, tendiente a lograr una definición de la protección y desarrollo de los recursos naturales. El resultado del trabajo de este equipo se publica en Julio de 1975 con el título Programa Forestal-Reporte y Análisis de Resultados, donde se plantea la creación del Instituto de Recursos Naturales (IRENA) con miras a adoptar una serie de medidas coherentes para proteger el potencial de los recursos naturales que el país posee, mitigar las consecuencias de las acciones pasadas, e iniciar investigaciones que sirvan de base para desarrollar esos recursos y su contribución a la producción nacional. El IRENA no fue fundado sino hasta 1979, con el triunfo de la revolución sandinista.
Entre los grandes temas que incluye el Programa Forestal, además de los antecedentes históricos, en los que analiza desde la época de los piratas y el arribo de los ingleses al Caribe, hasta en inicio de las exportaciones de pino, las empresas madereras y aquellas que combinaban la producción de madera con el banano y la caña de azúcar, pasando por la zarzaparrilla Smilax sp, el contrabando y el dominio inglés asociado con los mískitos (nativos de Centroamérica), se encuentra una descripción detallada de la situación geográfica, geología, suelos y clima del país. Dedica un capítulo al inventario que se practicó durante la elaboración del estudio, con aspectos metodológicos y discusión de resultados, y por otra parte, el panorama económico de la actividad forestal, incluidas las prácticas de extracción, inventarios, demandas de tierras y prácticas comerciales.
Un capítulo realmente novedoso para esa época es el referente a la ecología, denominándolo ¨La Crisis Invisible, en el que abarca temas como los agentes contaminantes, la erosión de las tierras productivas y el efecto del monocultivo del algodón, hasta analizar el efecto de los incendios forestales y quemas agrícolas, sin dejar de mencionar la contaminación del Lago de Managua y la destrucción y contaminación de los manglares. Este capítulo fue escrito por destacados científicos nicaragüenses, jóvenes en ese entonces, que aún hoy, continúan haciendo valiosos aportes a la conservación del medio ambiente y su sostenibilidad. Finalmente, como se mencionó anteriormente, termina con la propuesta organizativa que daría respuestas al desarrollo económico del sector forestal y a la protección de los ecosistemas del país.
El Programa Forestal incluyó la realización de un inventario de latifoliada en el Atlántico y analiza con profundidad el período de 1960 a 1974, además de investigar con buen detalle las cifras históricas, incluidas con gran detenimiento, las correspondientes a los siglos XIX y XX. El Programa presenta abundancia de información para el período analizado, sobre el valor agregado de la silvicultura, aserraderos e industria maderera, así como la relación de estos con el PIB nacional. De esta forma establece para 1973, la relación valor agregado de silvicultura/PIB en 0.49%, mientras la de los aserraderos representa el 0.65% y la industria maderera el 0.59%. Del mismo modo compara los valores agregados con los valores brutos de producción, llegando a 64.5% en silvicultura, 53.% en aserraderos y 59.5% en industria forestal. Las exportaciones para 1974 se calculan en USD 8.85 millones, incluidas tablas, manufacturas y muebles de madera, con una participación de 2.33% en las exportaciones totales.
En el período analizado por el Programa Forestal, utilizando precios constantes de 1958, analiza separadamente la contribución de los sectores de silvicultura, aserríos e industria maderera, por medio del valor agregado de cada uno de ellos. De acuerdo a estas cifras, el mayor crecimiento lo experimenta el subsector de la industria maderera, al lograr cuadruplicar su producción en el período, seguida de los aserríos, que prácticamente la duplican, y finalmente, la silvicultura logra un crecimiento de 1,5 veces en 14 años (Figura 3).

Como puede observarse, era lógico el interés y la preocupación de los economistas de la época por analizar a fondo el comportamiento del sector, dada su clara y franca tendencia al crecimiento, llamando especialmente la atención el rápido desarrollo de la industria maderera, en este caso, influenciada por la producción de contrachapados.
En relación al empleo, el Programa señala una drástica reducción del mismo en las áreas de silvicultura y aserríos, al pasar de 1.062 puestos de trabajo en 1968 a solo 567 en 1973, mientras en la industria maderera ocurre lo contrario, pasando la población empleada de 465 personas en 1968 a 1.045 en 1973, representando en ambos años una participación entre el 6% y el 7.7% de los empleos totales en la industria manufacturera. Aunque se observa en este período un crecimiento modesto en el empleo (5.5%), llama la atención la recomposición del mismo, sugiriendo un traslado de la mano de obra de la industria primaria hacia la producción de segunda transformación.
En materia de exportaciones, en términos monetarios corrientes, analiza con detenimiento el período 1968 a 1973, estableciendo éstas para el año 1968 en un valor total de 11.8 millones de Córdobas (C$)16, las que crecen aceleradamente hasta llegar a C$ 51.6 millones en 1973, indicando con mucha precisión las especies o grupos de especies exportados y su destino. En la Figura 4, se muestra el desarrollo de las exportaciones por grandes grupos de especies.
Como se puede observar, las exportaciones de pino Pinus oocarpa y Pinus caribeae y pinabete Pinus maximinoi, representan más de la mitad de los valores exportados, con una tendencia fuerte al crecimiento, mientras la caoba y el cedro real, con valores relativamente modestos, muestran un ligera tendencia negativa. En el caso de las otras especies no coníferas, las estadísticas se refieren principalmente al roble Quercus oleoides y al nogal Junglan olanchana, llamando la atención una única exportación de nogal en el año 1971, que alcanza casi los C$ 2.0 millones, coincidiendo con el inicio de operaciones de una fuerte empresa estadounidense en el sector central norte del país. El destino de la caoba se concentra en Canadá y Estados Unidos, entre tanto, El Salvador se destaca como el principal comprador de cedro real, mientras en las coníferas, aparte de Estados Unidos que se define como el destino mayoritario, destacan también los mercados de Alemania, Holanda, Jamaica, Panamá y Puerto Rico. Para las maderas especiales, como el guayacán Guayacum sanctum, ñámbar Dalbergia tucurensis y las maderas tintóreas Chlorophora tictorea, el principal destino era Europa.
No es sino hasta el año 1997 en que se publica el Boletín Estadístico Forestal 1992-1996, por la Dirección General Forestal del MARENA, acontecimiento que no se ha vuelto a repetir desde entonces, pese a la intención expresada por sus autores de estar suministrando información en forma periódica. Este boletín constituye, sin lugar a dudas, la fuente única y más confiable de estadísticas forestales de los últimos años.

El boletín refleja la tendencia de la recolección de las estadísticas forestales en la década pasada, ya que con el inicio de la implementación de los planes de manejo forestales, se da inicio también a la captura de abundante información que los mismos brindan sobre la naturaleza del bosque, extensión de los mismos, especies, número de árboles y volúmenes existentes y a aprovechar. Igualmente se incorpora el registro de las empresas existente, con buena información sobre las características de las mismas, sin embargo, se mantienen las serias deficiencias sobre las cifras productivas, especialmente en cuanto a los productos finales.
Este boletín está organizado en dos partes, cubriendo la primera el período correspondiente a 1992 – 1995 y la segunda, está concentrada en el año 1996. La primera parte comprende siete capítulos, con el orden siguiente:
- Leña y carbón
- Aprovechamiento forestal
- Industria forestal
- Protección forestal
- Manejo forestal
- Viveros forestales
- Programa fondo de apoyo a la silvicultura (FONDOSILVA)
La segunda parte presenta un ordenamiento similar, aunque concentrado en un solo capítulo.
El capítulo de leña y carbón registra únicamente los volúmenes de transporte autorizados, generalmente otorgados en la región occidental del país, donde se dedica especial atención a la protección de los bosques secos, fuente natural de los leñadores que abastecen a esta región, la más poblada del mismo. Es así como el Boletín señala una significativa disminución del transporte de leña, colocando el volumen anual en 34.664 toneladas métricas, destinado en su mayor proporción a los departamentos de Managua y León, y teniendo como origen, los municipios de San Francisco del Carnicero y Las Maderas, muy próximos a la capital. Aquí es necesario mencionar que esta cifra está totalmente alejada de la realidad nacional, ya que todos los estudios sobre el sector forestal atribuyen en 0.85 toneladas métricas el consumo per cápita del país, por lo que este volumen debería situarse alrededor de los tres millones de toneladas anuales, evidenciando no solo la poca confiabilidad de estos registros, sino el poco control del Estado en esta actividad que tanto perjudica a los bosques tropicales. La situación del carbón vegetal es muy parecida, ya que los volúmenes autorizados se calculan en 41.081 sacos por año.
El aprovechamiento forestal se refiere a la madera en trozas extraída para fines de procesamiento industrial, indicando el boletín la existencia de un volumen de corta anual permisible (VCAP) para todo el país, el cual se basa en existencias de bosques por zonas, de forma que se puede orientar la explotación forestal hacia las regiones que cuentan con mayores recursos. Para 1995 el VCAP autorizado fue de 400.000 metros cúbicos, de los cuales el 50% se estableció para la Región Autónoma del Atlántico Norte, el 20% para la Región Autónoma del Atlántico Sur, un 10% para los departamentos del centro norte productores de coníferas, el 7% para la zona de Río San Juan y el resto, para los otros departamentos del país.
El volumen aprovechado se define como el resultante de la medición final de la madera en rollo, una vez el árbol ha sido descopado y desramado. En este volumen también se incluye madera que no pudo ser extraída, por razones climáticas, en el ciclo forestal anterior. Para 1995 el volumen aprovechado de las principales especies forestales fue de 67.373.12 metros cúbicos, a lo que debe añadirse 6.914.42 m3 correspondientes a la categoría de otras especies latifoliadas, para llegar a un volumen final de 74.287.54 m3. Esta situación indica una razón de aprovechamiento de tan solo el 18.5% del volumen autorizado, sin entrar la publicación a detallar las causas de este nivel tan bajo. La madera de pino alcanzó 49.081.14 m3, que representa el 66% del total aprovechado.
Para el año 1996, el volumen autorizado fue de 386.050 m3, de los cuales el 66% debería corresponder a especies latifoliadas y el 34% a madera de pino. El volumen real aprovechado fue de 267.289.60 m3, correspondiendo a un índice de aprovechamiento del 69%, sin indicar el Boletín las causas de una variación tan drástica de un año a otro. En términos de especies, el volumen de pino correspondió a un 50.3%, sobrepasando lo programado no solo en términos porcentuales sino también en cifras absolutas. En el resto de estos capítulos se dan detalles de la distribución por regiones y departamentos.
Las exportaciones experimentaron un crecimiento acelerado entre 1992 y 1996, pasando de un volumen de 4.657 m3 en el primer año hasta llegar a 55.389 m3 en 1995 y a 91.235 m3 en 1996, atribuyendo ese crecimiento a la estabilización de los cánones de explotación, eliminación de los impuestos sobre las exportaciones y a la creación de incentivos para la exportación de los productos no tradicionales, incluida la madera. Se atribuye también a que el ordenamiento exigido para el aprovechamiento ha propiciado la introducción a los mercados internacionales de un número cada vez mayor de especies.
En términos de generación de ingresos, las exportaciones pasaron de USD 1.7 millones en 1992 a USD 14.9 millones en 1995 y a USD 20.8 en 1996, ocupando siempre en términos de volumen el primer lugar el pino (62%), seguido de la caoba (19%), el cedro macho (7%) y el cedro real (6%). Los principales compradores fueron Honduras (46%), El Salvador (20%), República Dominicana (14%) y Cuba (8%).
Los capítulos restantes actualizan información sobre la industria forestal, indicando el tipo de aserradero, su ubicación, capacidad instalada y producción actual por día. Se considera muy novedosa la información sobre la protección forestal, indicando el número de incendios por región y por año, indicando las afectaciones en términos de áreas afectadas. Llama igualmente la atención la cantidad de información sobre los planes de manejo forestales y los planes operativos anuales, así como los datos de producción de plántulas en viveros y resultados de programas de apoyo a la reforestación por parte de los productores privados. Es muy positivo el hecho de que los incendios forestales disminuyeron de 2.529 a 1.511 entre 1993 y 1995, reduciéndose así mismo, las áreas afectadas por los mismos, de 41.102 hectáreas a 24. 467 hectáreas en el mismo período. Es también importante señalar la existencia de 248 viveros produciendo más de 8.5 millones de plántulas en 1995.
En cuanto a la opinión de los usuarios de las estadísticas, en consultas que se hicieron a distintos empresarios forestales sobre la retroalimentación y la utilidad de las estadísticas forestales, se concluye que existe una gran disparidad entre el esfuerzo que realizan la industrias organizadas en remitir obligatoriamente todo tipo de información sobre todas la etapas del proceso productivo a las oficinas regionales de INAFOR y la información que ellos reciben a cambio. Los empresarios consideran que la retroalimentación es nula. Por otra parte, aunque no existe una publicación periódica sobre estadísticas forestales, algunos empresarios consideran que las publicaciones de INAFOR, pese a ser esporádicas resultan ser de mucha utilidad, ya que constituyen cifras oficiales para elaborar sus proyecciones de mercado y sustentar sus estudios económicos y solicitudes de crédito ante el sistema financiero.
Aunque INAFOR tiene una oficina de atención al público y ha elaborado algunos informes sobre las estadísticas forestales, es el Ministerio Agropecuario y Forestal el que brinda información actualizada por medio de su página web, entre otras, sobre planes de manejo, planes operativos, exportaciones y producción de productos forestales y, en general, sobre la industria forestal. Esta página web en la actualidad está proporcionando información sobre los planes generales de manejo y planes operativos correspondientes al período Enero-Agosto de 2000, detallando para los PGMF la cantidad de planes, el área total, número de especies a aprovechar, áreas bajo manejo y volúmenes totales y volúmenes unitarios a aprovechar, clasificados por zonas forestales.
En el caso de los planes operativos, además de la información contenida en los PGMF, se indica el número de POA´s solicitados y autorizados, además de los volúmenes totales correspondientes a estas dos categorías, precisando los volúmenes unitarios por árbol, por hectárea y por permiso, siempre clasificado por zonas forestales.
Para la industria forestal, la información comprende el número de industrias con permisos de operación aprobados, clasificados por departamentos, además del número y tipo de aserraderos en cada zona forestal, indicando la cantidad de personal empleado, con su correspondiente calificación. La capacidad instalada, capacidad real, capacidad ociosa y número de aserraderos por departamentos, ocupa un lugar destacado en la página web. Finalmente, las exportaciones mensuales por país de destino y las importaciones mensuales de productos forestales por país de origen, completan el detalle de la información de productos madereros más asequible a la población que cuentan con acceso a una red.
Se propone el desarrollo de un programa de información forestal, mediante el cual se atenderá la demanda por información sectorial confiable para la planificación y la toma de decisiones. Igualmente se pretende, articular las iniciativas y acciones del Estado, el sector privado, las universidades, centros de investigación y de desarrollo tecnológico, y demás instituciones que realizan investigación, para generar y hacer disponible el conocimiento y la información técnica y científica sobre los ecosistemas forestales, su oferta, su uso, manejo, aprovechamiento e industrialización, a través de un sistema nacional de información y estadística forestal.
• La propuesta para el sistema de información forestal, debe estar fundamentada en un cambio de actitud de las partes involucradas en el sector forestal, partiendo de un nuevo enfoque para la consecución del monitoreo y seguimiento de la actividad forestal. Este nuevo enfoque, debe tener como meta u objetivo principal eliminar el sistema policial conque se maneja la regulación y el control forestal hasta la fecha. Debería propender a la autorregulación y el autocontrol, a través de utilizar el fomento forestal como la política que incentive este cambio conceptual. Debe establecerse también un nuevo clima de confianza entre los productores privados y el Estado, de manera que la información sea útil y rentable para los primeros, por una parte, y segura y confiable para función gubernamental, por la otra. Es de importancia para la estructuración de la nueva visión del sector forestal, que se dirija la planificación hacia lo que soñamos del sector forestal de forma integral, y no solamente bajo la visión de solucionar los problemas actuales, con lo cual la planificación se limita y circunscribe, y posteriormente tiende a desactualizarse cuando los problemas se solucionan o se agravan.
• Se concibe el sistema de información forestal como un elemento vital dentro de la estrategia para el desarrollo del sector y como tal, se debe establecer su creación oficial dentro de un marco institucional, con las conexiones interinstitucionales que le permita estar ligado y armonizado con el Instituto Nicaragüense de Estadísticas y Censos (INEC) y otras instituciones que manejan información sectorial. El sistema de información forestal nacional, debe establecer la base conceptual del significado de contar con una excelente información que permita al sector forestal conocer los pormenores de sus ramificaciones y que realmente se dimensionen sus aportes al PIB. Además la sociedad debe percibir los beneficios económicos no solo del aporte forestal del bosques, sino también los servicios ambientales, sociales y culturales.
12 Ministerio del Ambiente y Recursos Naturales, bajo cuya autoridad se
encontraba la Dirección General Forestal, predecesor inmediato del actual
INAFOR.
13 Sacos de 25
kg.
14 La tecnología
usada en el país es en base a vacío y presión, usando sales de CCA.
15 Indicadores
Económicos. Gerencia de Estudios Económicos. BANCO CENTRAL DE NICARAGUA.
16 Durante el
período analizado el tipo de cambio se mantuvo constante, a una tasa de C$
7.00= US$ 1.00