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RESUMEN DEL ESTADO ACTUAL DEL MANEJO Y ORDENACIÓN FORESTAL EN CHILE

Marco legal e institucional

La primera iniciativa legal tendente a fomentar y regular el uso de los recursos boscosos en Chile, es la Ley de Bosques (Decreto Supremo Nº 4.363 de 1931). Algunas de las primeras normas se encuentran actualmente derogadas, pero sus beneficios continúan vigentes para las plantaciones realizadas antes de 1974. También son importantes las normas establecidas en Decreto DFL Nº 294, de 1960, que se refiere a la organización del Ministerio de Agricultura y en el numeral 8° artículo 32º de la Constitución Política de la República.

Con el Decreto Ley N° 701 de 1974, se crea la Corporación Nacional Forestal, CONAF y se inicia una nueva etapa de desarrollo forestal. Dicha Ley fue reformada por el Decreto Ley Nº 2.565 en 1979 y modificada posteriormente por la Ley Nº 19.561 de 1998. Lo relevante de esta evolución histórica, aparte de incentivar y fomentar las plantaciones, radica en la obligación de los propietarios de contar con un plan de manejo aprobado por la CONAF, cuando se desee intervenir en un bosque natural o en plantaciones forestales.

Para instrumentalizar y normalizar la implementación del Decreto Ley 701 y sus reformas, se promulga el Reglamento General (Decreto Supremo Nº 193, del 12/06/98). Después se introducen reformas con el Decreto Supremo N° 259, que define las normas especiales del plan de Manejo de Bosque Nativo, en términos de tipos de cortas según rango de pendiente y los diferentes tipos forestales y sus técnicas silviculturales de intervención.

El Reglamento General, tiene por objetivo, entre otros: dar cumplimiento a los requisitos para optar al pago de bonificaciones por las actividades de poda y raleo efectuadas por pequeños propietarios forestales, conforme a lo establecido en la letra e) del artículo 12° del Decreto Ley (Sustituido por Art. Único Nº 1, letra A) del DS 265, de 2000.

El Reglamento también contiene normas para pequeños propietarios, que podrán elaborar y firmar su plan de manejo forestal, cuando la superficie total de bosques existentes en el predio sea igual o inferior a 10 hectáreas y el plan de manejo tenga por objeto la corta o explotación total o parcial de ellos. CONAF tiene 120 días para pronunciarse sobre la solicitud del plan de manejo forestal.

Los tipos forestales alerce y araucaria son regidos por los decretos Nº 490, de 1976, y Nº 43 de 1990. De igual forma, las especies forestales queule, ruil, pitao, belloto del norte y belloto del sur seguirán regidos por el Decreto Supremo Nº 13, de 1997.

El 1994 se promulgó la Ley Nº 19.300, Bases Generales del Medio Ambiente, con el objetivo de asegurar el derecho constitucional a vivir en un ambiente libre de contaminación, estableciendo un marco jurídico al cual debe sujetarse la actividad productiva de los sectores público y privado, determinando una mayor aceptación de los productos chilenos en los mercados internacionales, en los cuales se exigen ciertos requisitos ecológicos y estándares ambientales.

En este cuerpo legal se obliga a todo proyecto susceptible de "causar impacto ambiental", a someterse al sistema de evaluación de impacto ambiental, (SEIA). Los proyectos vinculados al sector forestal que se clasifican como susceptibles de causar impacto ambiental son: “proyectos de desarrollo o explotaciones forestales en suelos frágiles, en terrenos cubiertos de bosque nativo, industrias de celulosa, pasta de papel y papel, plantas “astilladoras”, elaboradoras de madera y aserraderos, todos de dimensiones industriales". Estos Proyectos sólo pueden ser ejecutados, previa evaluación de su impacto ambiental, y los ejecutores deben presentar un Estudio o una Declaración de Impacto Ambiental (FIA-DIA) ante la respectiva Comisión Regional del Medio Ambiente (COREMA).

La obligación de presentar uno u otro instrumento, depende de los efectos, características y circunstancias de cada Proyecto, que está asociado a la magnitud del Proyecto. Posteriormente en el D.S. Nº 30, de 1997, del Ministerio Secretaría General de la Presidencia, se estableció el Reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, que regula los proyectos que deben someterse al SEIA.

Historia de la ordenación forestal

Chile posee unos 75 millones de hectáreas; en 13,4 millones hay bosque nativo; 14,1 millones están conformados por áreas silvestres protegidas; y 2,1 millones de plantaciones forestales, de las cuales el 75% corresponde a Pinus radiata y el 17% a Eucalyptus spp. De los 13,4 millones de hectáreas de recurso forestal nativo, sólo un 38,2% (5,9 millones ha.) se consideran como bosques productivos. Los tipos forestales con mayor cobertura son: el siempre verde (4,3 millones de has.), lenga (3,4 millones), Coihue de magallanes (1,8 millones), Roble-raulí-coihue (1,3 millones). Respecto de la productividad, dicho recurso aporta sólo 9,7% (2,4 millones m3ssc) del total del consumo de trozas en la industria generadora de las exportaciones forestales del país, ya que el bosque nativo no cuenta con alternativas tecnológicas rentables que ofrecer; además de estar aislado. La propiedad de la tierra se encuentra en poder de miles de propietarios, especialmente pequeños y medianos productores.

En los tiempos de la colonia, los bosques nativos fueron destruidos y deteriorados en forma masiva. La práctica del floreo, actividad donde se extraen los mejores individuos del bosque, degradó grandes superficies. La situación no cambió con la Independencia del país, las talas indiscriminadas y los incendios forestales, destruyeron gran parte de los bosques del sur de Chile, con la finalidad de habilitar tierras para la agricultura o ganadería. Algunas de las especies más afectadas fueron roble, laurel y olivillo. Esta situación se extendió hasta la primera mitad del siglo XX y produjo el surgimiento de grandes superficies de renovales (bosques secundarios), que se constituyó en un recurso con gran potencial forestal, producto de la calidad y vigor de los nuevos individuos que conformaron el bosque. (Lara, et al 1999)

A partir de la segunda mitad del siglo XX, con el desarrollo del mercado maderero mundial, Chile continúa con la explotación de sus bosques nativos. Extensas superficies de este bosque se sustituyeron por las especies P. radiata y E. globulus. En la década de los 80, las astillas demandaron mucha madera para el mercado mundial, que se extrajo no sólo de bosques degradados, sino también de bosques de alta calidad, incluyendo renovales. La extracción, se realizó sin asegurar la regeneración del bosque.

Probablemente la única especie que ha tenido una historia de manejo silvicultural más completa ha sido la lenga, en la Región de Magallanes; sin embargo, existe una gran cantidad de estudios y ensayos tendentes a recomendar las mejores prácticas para ordenar el bosque nativo de manera sostenible. Estas prácticas varían si el bosque es natural, o si proviene de plantaciones artificiales.

Dentro de los diferentes tipos forestales que conforman el bosque nativo en Chile, uno de los géneros con mayor distribución en el territorio nacional y una gran cantidad de especies comerciales, son los bosques de Nothofagus. La gran versatilidad de este género influyó en su utilización masiva como madera aserrada hasta fines de los años 60, cuando fue desplazada por la madera de P. radiata. El aprovechamiento comercial se realizaba a través de continuos floreos, práctica que consiste en extraer los mejores ejemplares del bosque sin considerar aspectos silvícolas para regenerar el recurso.

El manejo forestal de bosques artificiales en Chile se realiza cada vez con prácticas más intensivas de silvicultura. Esta condición se ha generado fundamentalmente debido a que el principal patrimonio forestal del país está en manos de grandes empresas forestales, y lo que ellas realizan, define en gran medida la tendencia de la gestión de dichos recursos.

Entre 1885 y 1930, la tasa de forestación fue de 150 ha/año, pero aumentó a 16.000 ha. de 1930 a 1972. Entre 1974 a 1985 la tasa de forestación anual se incrementó a 71.000 ha., alcanzando 95.000 ha/año entre 1986 a 1995, con un récord de 130.000 ha. en 1992. A partir de 1996, las tasas descienden en forma brusca llegando a promediar 30.000 ha/año. La mayor parte de las plantaciones son propiedad de grandes empresas forestales (Arauco posee 527.000 ha., CMPC más de 518.000 ha., y Terranova 80.000 ha.).

En 1999 las exportaciones chilenas alcanzaron un total de $EUA 15.615,5 millones (FOB). De esta cifra, el sector forestal contribuyó con la generación de $EUA 2.033,5 millones, siendo el segundo sector exportador del país después del cobre.

Las especies más plantadas son P. radiata, y E. globulus. Se planta con densidades iniciales de 1.000 a 1.600 árboles por hectárea, después de las primeras lluvias. Se aplica fertilizante preventivo con boro en suelos graníticos y rojo arcillosos y se establece la plantación en curvas de nivel. Normalmente la producción de plantas se realiza en macetas o contenedores y la preparación del sitio considera al menos una buena preparación del suelo y un adecuado control de la competencia.

El tratamiento óptimo de preparación de suelo, es la combinación de subsolado y surcado, favoreciendo así la remoción del suelo, la formación de surcos en curvas de nivel, la eficiencia en la conservación de la humedad del suelo y la disminución de vegetación competidora.

Las podas constituyen una actividad fundamental, dado el objetivo de producción que se pretende. La primera poda se realiza entre el cuarto y sexto año de edad y cuando el rodal alcanza una altura total dominante (ATD) de 5 a 6,5 metros. Posteriormente se realizan de dos a cinco podas, hasta alcanzar una altura máxima de 6,5 a 8,3 metros de fuste libre de ramas, cuando los árboles logran una ATD de 10 a 13 metros. La altura de poda en estas intervenciones alcanza al 60% de la altura total de cada individuo.

El raleo es una práctica silvicultural importante en las plantaciones, y el primero de ellos es de desecho o sin destino comercial. El segundo raleo (primer raleo comercial) se realiza cuando el rodal alcanza una ATD de 11 a 17 metros (9 a 12 años) y se extrae un volumen de 15 a 65 m3/ha. dependiendo del sitio. En algunos casos se realiza un segundo y tercer raleo comercial cuando el bosque alcanza una ATD de 18 a 21 metros (13 a 16 años). La cosecha final o corta final se realiza entre los 24 y 30 años, obteniéndose una productividad media de 300 a 500 m3/ha. Se extraen todos los individuos cuyo diámetro inferior supere los 7 a 10 cm.

El manejo de rebrotes en las plantaciones, especialmente con eucaliptos, es esencial. Después de la tercera rotación, el rendimiento de los tocones comienza a disminuir. Cuando la mortalidad alcanza el 25 a 30%, los rendimientos decaen fuertemente. En este caso, se renueva toda la plantación, o al menos, se efectúa replante.

Objetivos actuales de la ordenación forestal

De acuerdo con la legislación vigente, el plan de manejo u ordenación es un instrumento que regula el uso y aprovechamiento racional de los recursos naturales renovables de un terreno determinado, con el fin de obtener el máximo beneficio de ellos, asegurando al mismo tiempo la conservación, mejoramiento y acrecentamiento de dichos recursos y su ecosistema. En la normativa vigente, existen cuatro tipos de planes de manejo que regulan las intervenciones en el recurso forestal del país: Para Bosque Nativo, En Plantaciones Forestales, Corta de Bosque Nativo para Recuperar Terrenos con Fines Agrícolas y Corta y Reforestación de Bosques para Ejecutar Obras Civiles.

Prácticas actuales de ordenación forestal

Para mejorar las deficiencias en la elaboración y ejecución de los planes de manejo, CONAF elaboró normas de manejo para diferentes tipos forestales de bosque nativo y también para plantaciones, a partir de 1994. Dichas normas corresponden a pautas genéricas de intervención a las que se adhieren los propietarios, comprometiéndose a cumplir las prescripciones técnicas señaladas en cada caso.

Las prácticas actuales de manejo incluyen: medidas de protección alrededor de cursos de agua; protección de laderas con pendiente mayor o igual a 60% por más de 30 metros; protección de suelos delgados, o sitios de mala calidad, turbas, vegas o mallines. En todos los caminos públicos deberá dejarse una franja de protección en ambas orillas; Medidas de Protección en las áreas de intervención.

Los propietarios se comprometen a respetar lo siguiente: faja de protección de 15 metros de ancho en cursos intermitentes; exclusión del ganado hasta que la regeneración de los rodales intervenidos alcance una altura de 2,5 metros; cercamiento de los rodales a intervenir; normas para campamentos; protección contra incendios forestales y contra plagas y enfermedades.

Por otra parte, el Ministerio de Agricultura ha establecido una serie de Áreas de Protección, donde es posible encontrar bosques siempre verdes. En general, las normas de protección y conservación incluyen: exclusión del ganado en áreas especiales, restricciones o prohibición de uso del fuego. Chile cuenta además con normas especiales para plantaciones de pino insigne y especies exóticas similares (raleo, corta o explotación y reforestación), normas de ordenación aplicables a plantaciones de eucaliptos y especies exóticas similares (corta o explotación y reforestación).

Programas especiales e incentivos que facilitan la ordenación forestal

Actualmente el único programa específico de incentivos forestales (bonificaciones y franquicias tributarias), está dirigido al manejo de plantaciones, otorgando bonos a pequeños propietarios para la primera poda y raleo (en base al Decreto Ley N° 701). Por tal razón, a principios de 1985 se comenzó a discutir el Proyecto de Ley sobre recuperación del bosque nativo y fomento forestal. Dicha iniciativa lleva un largo período de discusión y análisis, en diferentes esferas gubernamentales y legislativas, acumulando una demora de 8 años desde que fue aprobado por el poder ejecutivo en 1992.

Tendencias de la ordenación forestal

En Chile es posible constatar una evolución positiva a través del tiempo, en términos de investigación, desarrollo de políticas de fomento y normativas de control, tendentes a la ordenación sostenible de los recursos forestales, a pesar de que existe en la actualidad un desequilibrio importante entre el desarrollo alcanzado en plantaciones (géneros Pinus y Eucalyptus) y la ordenación del recurso forestal nativo. Trascendentes han sido los resultados de la implementación del Decreto Ley N° 701 y las normas para el manejo del bosque nativo y las plantaciones.

A pesar de las deficiencias, la tendencia de la ordenación forestal en Chile en el corto y medio plazo, estará marcada por importantes hitos, que consignarán las pautas futuras de regulación y ordenación sostenible del recurso, sobre la base de un consenso nacional, que consiga la participación de todos los agentes sectoriales vinculados al recurso.

A pesar de que el manejo de las plantaciones en Chile, ocupa hoy un alto nivel tecnológico, la tendencia más importante en cuanto a la ordenación forestal, tiene relación con la certificación forestal de bosques naturales y plantaciones, existiendo en la actualidad un número importante de procesos en marcha, entre los cuales es posible mencionar los trabajos desarrollados por el FSC y la Organización Internacional de Normalización (ISO: norma ISO/TR 14.061:1998 Información para apoyar a las organizaciones forestales en el Uso de Sistemas de Gestión Ambiental basados en las normas ISO 14.001 e ISO 14.004) que están involucrando, con resultados concretos, a las principales empresas del país.

La Certificación Forestal está siendo aceptada a nivel mundial por todos los grupos interesados, incluyendo la totalidad de los agentes sectoriales que participan en la cadena productiva del bosque, desde los propietarios del recurso hasta los compradores finales, además de los grupos sociales. En este sentido, el gobierno de Chile, consciente de la importancia económica, social y ambiental de dichos procesos, ha impulsado y fomentado el desarrollo privado de dichas iniciativas, en el entendido de que contribuyen y complementan la actividad reguladora del Estado en materias forestales, con miras a lograr la sostenibilidad del Sector Forestal.

Temas especiales de interés sobre ordenación forestal

A pesar de los logros importantes en el establecimiento de plantaciones, el aumento en la producción forestal y las exportaciones, hay que señalar que existen importantes deficiencias respecto a la ordenación del bosque nativo, que deben ser superadas. Entre los principales problemas relacionados con la ordenación de los bosques naturales destacan: la carencia de una política forestal que regule e incentive el manejo (u ordenación) sostenible del recurso; las intervenciones forestales con objetivos de corto plazo que persiguen el máximo beneficio, sin considerar la dinámica propia del recurso; y la incapacidad operativa del servicio forestal del Estado para fiscalizar el cumplimiento de la ley.

Ordenación sostenible: Simultáneamente al proceso de Certificación forestal, el gobierno de Chile, a través del CONAF se incorporó al Grupo Intergubernamental de trabajo sobre criterios e indicadores para la conservación y ordenación sostenible de los bosques templados y boreales, conocido con el nombre de "Proceso de Montreal". Este tratado fue creado en Ginebra, Suiza, en 1994 con la misión de establecer y aplicar criterios e indicadores aceptados internacionalmente para la conservación y ordenación sostenible de los bosques templados y boreales. Posterior a ello, en la VI reunión celebrada en Santiago de Chile, en febrero de 1995, los gobiernos de diez países ratificaron un conjunto de criterios e indicadores para la conservación de los bosques y el manejo sustentable (u ordenación sostenible) de los bosques. Esa declaración de respaldo se conoce con el nombre de "Declaración de Santiago".

La Declaración de Santiago representa un importante paso para llevar a la práctica los Principios Forestales de la Cumbre de la tierra CNUMAD y la Agenda 21, y para consolidar el compromiso contraído por los países consumidores de maderas tropicales en enero de 1994, en el sentido de lograr la meta de la ordenación sostenible de sus respectivos bosques para el año 2000. En este contexto, y considerando que Chile está inserto en el carácter global de dichos procesos, es posible concluir que las tendencias que marcarán la silvicultura y la ordenación de los bosques actuales y futuros del país, estarán regulados por estos principios, logrando la confianza necesaria de la sociedad, sobre la utilización sostenible de nuestros recursos naturales a través del tiempo.

Sistema de evaluación de impacto ambiental: la promulgación de la ley Nº 19.300, sobre Bases del Medio Ambiente, marcó un hito importante en la ordenación forestal chilena, al imponer por normativa la elaboración y aprobación por parte del estado, de un estudio de impacto ambiental, antes de intervenir a nivel industrial, en un recurso forestal nativo. Sin lugar a dudas, dicho marco reglamentario, inserto en la dinámica globalizadora de la certificación forestal y el desarrollo de acuerdos internacionales en torno a la ordenación sostenible de los bosques, marcará las tendencias futuras del manejo forestal en Chile.


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