La República Oriental del Uruguay, situada en la zona templada de América del Sur, tiene un área terrestre de 176.215 km2 y con 500 kms. de costas a lo largo del Río de la Plata y el océano Atlántico, limita con la República Federativa de Brasil y la República Argentina.
Su población, de aproximadamente 3,3 millones de personas, es de origen europeo; la tasa de alfabetización es del 97%. Un 89% vive en áreas urbanas, cerca del 42% reside en el área metropolitana de Montevideo. La tasa de crecimiento de la población promedió el 0,6% anual para el período 1985 – 1996, siendo una de las más bajas de Sudamérica.
En el período 1996-2000 la economía del país ha mostrado un comportamiento muy variable: luego de la recesión de 1995, el período 1996 – 1998 se caracterizó por fuerte crecimiento, estabilidad de precios y continuación de la mejora en el área fiscal, con crecimiento promedio anual del PBI del 5,1%, la tasa de inflación anual cayendo al 8,6% a fines de 1998 y déficit fiscal del 0,8% del PBI. Sin embargo, Uruguay entró en una fase de recesión en 1999, disparada fundamentalmente por la recesión económica de Argentina, la devaluación en Brasil y la continua caída en el precio de los commodities. En la segunda mitad de 1999 una fuerte sequía afectó al sector agropecuario al tiempo que la situación económica global se complicó con un aumento internacional del precio del petróleo que el país importa en su totalidad (ver Gráficos 1 y 2). Esto aparejó una caída del producto real de un 2,8% en 1999, un aumento del déficit fiscal al 3,8% del PBI y una tasa de desempleo del 11,4%. La inflación, sin embargo, se redujo al 4,2% al final del año.
En 2001, la tasa de crecimiento anual del PBI ha sido - 3,1% (PBI per cápita de US$ 5.585 ese año). En contrapartida, la tasa de inflación ha disminuido persistentemente en 1990 – 2001 como consecuencia de un plan de estabilización basado en el tipo de cambio. Por último, la tasa de desempleo a nivel nacional aumentó de 11,9% en 1996 a 15,3% en 2001 (Tabla 1).
Fuente: Banco Central del Uruguay
Fuente: Instituto Nacional de Estadística
Si se observa la composición sectorial del PBI al año 2000, la mayor contribución proviene del sector financiero, de seguros y servicios públicos, seguido por la industria manufacturera; comercio, restaurantes y hoteles; transportes y comunicaciones; y el sector agropecuario (ver Cuadro 1 del Anexo 2).
Fuente: Banco Central del Uruguay
En los dos últimos años de análisis, se aprecia una caída importante del PBI del sector agropecuario, industrial y comercial mientras que la pesca se recuperó luego de una importante caída en 1999 (ver Cuadro 2 del Anexo 2).
En el Cuadro 3 del Anexo 2, se presentan cifras sobre la composición del PBI por gasto, desagregado en consumo del Gobierno, consumo privado, gasto en inversión, exportaciones e importaciones de bienes y servicios así como la participación del ahorro. Se aprecia dentro del producto un alto porcentaje del consumo privado promediando más del 70% en el período estudiado, mientras que las exportaciones y las importaciones conforman alrededor del 19% y 20% del producto, respectivamente.
En relación al comercio exterior, continuó el proceso de integración económica regional en el marco del MERCOSUR, (que desde 1991, establece una zona de libre comercio junto a Argentina, Brasil y Paraguay con ciertas barreras comerciales que pertenecen al régimen de transición). La implantación del MERCOSUR ha incrementado el comercio regional y la inversión extranjera en el país. Sin embargo, el saldo en la balanza comercial ha empeorado en los últimos cinco años de un déficit de casi US$ 690 millones en 1996 a más de US$ 900 millones en el año 2000 (Cuadro 4 del Anexo).
El territorio uruguayo es una vasta llanura ligeramente ondulada de clima templado propicia para las actividades agrícolas y ganaderas. Este sector representa un 10% del producto bruto del país, pero su importancia para el total de la economía es sustancialmente mayor ya que ofrece la mayor parte de las materias primas para la industria manufacturera, es el mayor exportador, aunque emplea aproximadamente al 5% de la fuerza de trabajo.
La ganadería (principalmente carne y lana), representó el 45% del producto sectorial en el año 2000, en tanto los cereales (fundamentalmente trigo y arroz) representaron un 30%. La evolución del sector agropecuario muestra que la agricultura y la ganadería crecieron durante el período 1994 – 1996. En 1997, el sector se contrajo un 6,1% así como en la primera mitad de 1998; durante la segunda mitad de 1998 se recuperó al 5,2%, tendencia que continuó en parte de 1999, comenzando luego a mostrar los efectos negativos de la caída de los precios internacionales de los commodities y una nueva sequía. Cerrando el año 1999 el sector tuvo una caída de 7,2.
Las exportaciones de los productos sectoriales se desempeñaron satisfactoriamente entre 1988 y 1998 aumentando un 160%, de 700 millones a 1,85 billones de dólares. la composición de estas exportaciones cambió durante el período. Mientras pieles y cueros disminuyeron su participación, las de origen vegetal han tenido comportamientos volátiles y las de origen animal han mantenido su participación. El mayor crecimiento correspondió a la madera y subproductos que creció de poco más de 10 millones de dólares exportados en 1988 a casi 100 millones de dólares en 2000.
El destino de las exportaciones ha cambiado sustancialmente durante el período. En sub-sectores más industrializados (alimentos procesados, papel y celulosa), aumentó la importancia de los socios del MERCOSUR a mediados de los noventa, con Argentina como principal destino. Para los productos de madera, los países escandinavos fueron los destinos principales en los ochenta, en la segunda mitad de los noventa otros países europeos comenzaron a ocupar lugares de importancia (especialmente España e Italia).
En relación al empleo, durante la década de los ‘90 del 6% al 9% del empleo en los centros urbanos del interior del país ocurrió en la agricultura, la pesca y el sector minero. Sin embargo, en los últimos años el desempleo en dichos sectores ha sido mayor que en la economía como un todo, fundamentalmente porque el producto del sector agropecuario ha caído más que el del total de la economía durante la actual recesión (Cuadro 5 del Anexo 2).
La historia de la forestación en Uruguay podría dividirse en dos etapas: a) la primera que abarca desde los orígenes hasta el año 1987 y, b) la segunda etapa a partir de ese momento con la puesta en práctica de la nueva Ley de Desarrollo Forestal 15.939, en diciembre de 1987.
Hasta el año 1988, la silvicultura en Uruguay se limitaba a unas 31 mil hectáreas plantadas (17 mil hectáreas de eucaliptos, 11 mil con pinos y 3 mil de otras especies menores). En el total de bosque implantado hasta 1988, dos departamentos acumulaban el 60%, Rivera implicaba un 36% y Paysandú el 24%. Sumando Río Negro (9%) y Tacuarembó (8%) se obtiene que más del 77% de la silvicultura uruguaya previa a la vigencia de la segunda Ley Forestal se concentraba en cuatro departamentos ubicados en una franja desde el norte hacia el noroeste del país. En la actualidad, la superficie de bosques, incluidos naturales e implantados, se estima en 1.350.000 hectáreas (7,7% de la superficie total del país). El índice de bosques per cápita es de 0,4 hectáreas.
En la década del ‘80 la extracción total de madera tuvo un comportamiento dinámico. La madera utilizada como leña pasó de 600 mil toneladas anuales en 1980 a 1,7 millones en 1988, con un fuerte aumento a partir del año 1982 cuando la industria manufacturera comenzó a incorporar leña como fuente de energía (entre 1986-1995 la leña fue la principal fuente de energía industrial: implicando un tercio del consumo total y superando a las fuentes tradicionales como el fuel oil y la electricidad). Por el lado de los rollos industriales, en los primeros años de la década la extracción fue de 220 mil toneladas anuales saltando bruscamente en 1986 a 300 mil toneladas (madera aserrable). La madera para pulpa siguió una trayectoria más moderada en torno a las 120 mil toneladas anuales. En conjunto, los rollos industriales duplicaron su producción en la segunda mitad de los ‘80, alcanzándose extracciones en el entorno de 2,4 millones de toneladas anuales.
Fuente: Dirección Forestal (MGAP)
En cuanto al comercio exterior, el período previo a la ley forestal de 1987 – 88 se caracterizó por la ausencia de exportaciones, excepto en el rubro papel en el que se logró vender un promedio de 10 toneladas al año en los 80, equivalentes al 17% de la producción papelera. Más aún, Uruguay era un país netamente importador de productos forestales.
El primer impacto del nuevo marco legal se percibió en la superficie dedicada a la implantación de bosques bajo régimen promocional. En el quinquenio anterior a la vigencia de la ley, la forestación aumentó en 13 mil hectáreas (60%) mientras que en el quinquenio posterior se multiplicó por 3 alcanzando casi las 170 mil hectáreas. Durante el período 1995 – 1999 la forestación en Uruguay aumentó un 130%, llegando a más de 500 mil hectáreas.
La superficie total forestada en los diez años posteriores a la ley de promoción asciende a 451 mil hectáreas, equivalente al 40% de la superficie boscosa del país y al 94% del bosque implantado a lo largo de toda la historia. Hacia fines de 1999, la superficie total implantada en Uruguay ascendía a 482 mil hectáreas y en el año 2000 había alcanzado las 532.000 hectáreas (de acuerdo a las Declaraciones Juradas de los propietarios de bosques ante la Dirección Forestal, MGAP).
La forestación al amparo del marco promocional de 1987 se orientó principalmente hacia los eucaliptos. Hacia fines de 1999, de las 482 mil hectáreas implantadas los bosques de eucalipto ocupaban el 77% y los de coníferas el 22%.
Fuente: Dirección Forestal (MGAP)
Fuente: Dirección Forestal (MGAP)
La forestación de los ‘90 disminuyó la concentración regional de las plantaciones anteriores: a) los dos departamentos que hasta 1988 concentraban el 60% de lo plantado (Rivera y Paysandú) representan sólo el 29% de la superficie forestada luego de esa fecha; b) la participación relativa de Tacuarembó y Río Negro en las plantaciones nuevas aumentó significativamente (de 17% a 32% del total); c) los cuatro departamentos que hasta 1988 concentraban el 77% del total, durante la vigencia del régimen promocional implicaron el 61% de lo forestado; d) cuatro departamentos que antes del 1989 ocupaban sólo el 1,5% de lo forestado recibieron casi un 25% de las nuevas plantaciones: Lavalleja (9,5%), Florida (5,3%), Soriano (4,8%) y Cerro Largo (4,6%). Durazno y Maldonado pasaron del 5,5% al 9,4% del total y;e) la zona sur del país (Colonia, San José, Canelones y Rocha) perdió 10 puntos de participación relativa en la forestación, de 14% a 4% del total (véase Cuadros 6 al 9 del Anexo 2).
A fines de los ‘90 las extracciones totales de rollizos superaron los 5 millones de m3 anuales (crecimiento promedio de 4% acumulativo en cada uno de los últimos 15 años). La producción de leña continúa ocupando un lugar primordial en el destino de las extracciones, con más de 2 millones de toneladas por año, pero su participación en el total viene descendiendo de 90% en 1980 a 65% en 1998. El país tuvo el mayor crecimiento relativo en la región en producción de rollos industriales (superior al 15% acumulativo anual desde mediados de los ’80). En los últimos años Uruguay ha tenido una reducción en términos absolutos en la producción de tableros de madera y un incremento en la producción de madera aserrada, que alcanzó 280 mil m3 anuales.
En cuanto a las exportaciones, a partir de 1990 la venta de rollos tuvo un crecimiento explosivo, superando las 800 mil toneladas en los últimos años, en particular trozas para pulpa, por lo que prácticamente la mitad de la producción de rollos industriales está siendo exportada. El crecimiento de la producción de madera aserrada generó una corriente exportadora superior al 35% acumulativo anual, hasta superar los 100 mil m3 exportados en el último año, más del 20% de lo producido en el país (Cuadro 10 del Anexo).
También se incrementaron las exportaciones de papel y cartón, superando las 50 mil toneladas en 1999, 40% del total producido (véase Cuadro 11 del Anexo). En 1999, el total de las exportaciones forestales reportaron cerca de US$ 100 millones (4,4% del total de las exportaciones uruguayas ese año). En el año 2000 las exportaciones forestales superaron la barrera de los US$ 100 millones. Durante los ‘90, las exportaciones de madera para pulpa se dirigieron en su casi totalidad a Europa (España el 48% del total, Noruega el 29%, Finlandia el 11% y Portugal el 6%). La madera aserrada se vendió a Italia (55%), Estados Unidos (30%) y Japón (8%). La pulpa de madera tuvo un destino regional (Brasil 44%, Argentina 37% y Chile 19%), al igual que las exportaciones de papel y cartón (Argentina en un 68%, Brasil 25%, Paraguay 3% y Chile 2%).
Las importaciones de productos forestales muestran un crecimiento en toda la última década, con una fuerte incidencia de las compras de papeles, que se cuadriplicaron en el período, representando en promedio el 60% del valor total importado. Las compras de madera aserrada tuvieron un fuerte incremento en el último trienio, al igual que las de madera terciada, llegando a promediar un 18% y un 5% respectivamente. Otro rubro de importancia viene dado por la pulpa para papel, cuyas compras en valor se duplicaron en el período, superando el 10% del total importado. En el último quinquenio, las importaciones de productos forestales fueron superiores a los US$ 75 millones anuales. Dos tercios de las compras uruguayas de papel y cartón tiene origen regional (Argentina y Brasil principalmente), un 15% proviene de Norteamérica (USA y Canadá) y otro tanto de Europa. La pulpa de madera se compra en un 70% en la región y el resto en Estados Unidos, mientras que las maderas y sus manufacturas que importa Uruguay tienen un origen eminentemente regional (85%) (Véase Cuadro 12 del Anexo 2).
Fuente: Dirección Forestal (MGAP)
Históricamente, el saldo del comercio exterior de productos forestales fue negativo en unos 15-18 millones de dólares anuales. Esa tendencia se revierte en 1997, en que se igualan los flujos, y a partir de entonces el saldo comercial es crecientemente positivo (US$ 18 millones en 1999).
La producción de madera aserrada en Uruguay ha venido aumentando en forma persistente desde fines de la década de los 80, ubicándose actualmente en torno a los 280 mil m3 al año. El consumo anual aparente de madera aserrada (producción + importaciones – exportaciones) se mantuvo en torno a los 340 mil m3 a lo largo de la última década; por tanto, el aumento de la producción se ha traducido en un aumento de las exportaciones.
En resumen, luego de más de 10 años de vigencia de la ley de promoción forestal, el sector logró un crecimiento significativo en la superficie forestada. Comenzó a desarrollar procesos industriales primarios, particularmente madera aserrada, y también a generar volúmenes exportables de madera en bruto y a aumentar las exportaciones de madera aserrada, papel y cartón.