COAG/2005/7 |
COMITÉ DE AGRICULTURA |
19º período de sesiones |
Roma, 13-16 de abril de 2005 |
BIOENERGÍA |
Tema 7 del Programa provisional |
II. Energía para el desarrollo
III. La bioenergía en favor del desarrollo de la agricultura y la silvicultura
IV. La bioenergía en el debate internacional
V. Actividades de la FAO en curso de ejecución
VI. Cuestiones fundamentales de interés para la FAO y sus Estados Miembros
VII. Enfoque de un plan ampliado de trabajo de la FAO sobre bioenergía
VIII. Opiniones del Comité de Montes y del Comité de Agricultura
1. Para conseguir los objetivos de desarrollo del Milenio fijados por las Naciones Unidas no se puede prescindir de servicios de energía limpia y segura. No obstante, cerca de dos mil millones de personas, que en su mayoría viven en las zonas rurales de los países en desarrollo, aún carecen de electricidad o de otros servicios de energía modernos y dependen en gran medida de la leña y el carbón vegetal para atender necesidades básicas como cocinar o calentarse. A nivel internacional, los derivados del petróleo constituyen la otra fuente principal de energía y, si bien han permitido desarrollar la industria, han sido también causa de muchos de los problemas ambientales de nuestra sociedad moderna.
2. Además de ofrecer una importante fuente de energía alternativa para el mundo, la producción y utilización de biocombustibles guardan relación con un sinfín de cuestiones, como la ordenación de cultivos y los sistemas agrícolas, la seguridad alimentaria, el aprovechamiento de la tierra y el desarrollo rural, la ordenación forestal sostenible, la conservación de la biodiversidad y la mitigación del cambio climático. Si se administra de modo adecuado, el uso más sostenido de biocombustibles puede contribuir al mismo tiempo a la prestación de servicios de energía más limpia, al desarrollo sostenible y a la reducción de los problemas ambientales.
3. Aunque la competitividad económica de los biocombustibles frente a los combustibles fósiles representa un desafío principal, existen otros numerosos problemas relacionados con una multitud de aspectos institucionales y cuestiones tecnológicas que deberían recibir la atención prioritaria de la FAO.
4. A los fines de la presente exposición, se entiende por “bioenergía” la conversión de biomasa en energía, como por ejemplo la dendroenergía derivada de los árboles y la agroenergía derivada de cultivos agrícolas no madereros. En este documento se estudian las ventajas y las oportunidades ofrecidas por un incremento en el uso de bioenergía que pueden contribuir a, entre otras cosas, diversificar las actividades agrícolas y silvícolas, aumentar la seguridad alimentaria y reducir la pobreza. También se solicitan opiniones acerca de cómo la FAO y otras organizaciones podrían contribuir a promover un cambio en los sectores agrícola y forestal mediante la integración de actividades relativas a la bioenergía en el marco de los actuales sistemas de producción agrícola y maderera.
5. El petróleo es la fuente predominante de energía primaria, pues representa más del 35 por ciento del consumo comercial total de energía primaria en el mundo. El carbón se sitúa en el segundo lugar (~23 por ciento del consumo mundial de energía primaria) y el gas natural en el tercer lugar (~21 por ciento). Estas emisiones de combustibles fósiles son la causa principal de los gases de efecto invernadero que provocan el recalentamiento del planeta y, por ende, el cambio climático. La leña y el carbón vegetal, sumados a otros biocombustibles, corresponden a cerca del 10 por ciento del consumo mundial total de energía primaria. La energía nuclear representa el 7,6 por ciento de ese consumo, y la hidroenergía y otras fuentes energéticas renovables (geotérmica, solar y eólica) el 2,7 por ciento y el 0,7 por ciento, respectivamente.
6. Cuatro de cada cinco personas que carecen de electricidad viven en el medio rural de los países en desarrollo, sobre todo en Asia meridional y en el África Subsahariana. En las zonas rurales de esta última región, las mujeres cada día recorren en promedio cinco kilómetros cargando unos 20 kg de leña, y más del 92 por ciento de la población no dispone de electricidad. Además, el número de personas que subsisten con menos de 1 dólar estadounidense al día coincide aproximadamente con el de las personas que no tienen acceso a energía comercial: es decir, dos mil millones. La instalación de una red de energía eléctrica para unos cuantos hogares de un entorno rural puede suponer un costo de hasta 0,70 dólares estadounidenses por kilovatio-hora, lo que equivale a siete veces el costo de suministro de electricidad en una zona urbana.
7. En este contexto, una mayor proporción de bioenergía1 y sus dos componentes principales, la dendroenergía y la agroenergía,2 puede ayudar a prestar servicios de energía más limpia a fin de satisfacer las necesidades energéticas que se acaban de exponer.
8. Cabe la posibilidad de que este siglo presencie un cambio importante en la economía, que podría dejar de basarse en los combustibles fósiles para pasar a la bioenergía, en cuyo ámbito la agricultura y la silvicultura serían las fuentes principales de biomasa para producir biocombustibles como la leña, el carbón vegetal, los gránulos, el bioalcohol etílico, el biodiesel y la bioelectricidad.
9. En los hogares de los países en desarrollo, la leña y el carbón vegetal siguen siendo la fuente de energía predominante. Sin embargo, también en países desarrollados como Finlandia, Suecia, Austria y Australia, la dendroenergía está cobrando auge como opción energética en la industria, ya que es fácil de obtener localmente y es inocua para el medio ambiente. Las empresas forestales de estos países están ampliando sus actividades tradicionales de producción maderera para abarcar también estas nuevas oportunidades de mercado energético. La dendroenergía se recaba no sólo de los residuos madereros sino también de los combustibles leñosos que se obtienen como producto primario de la reforestación y la aforestación.
10. Los biocombustibles líquidos han adquirido importancia en los últimos decenios en el Brasil y más recientemente en Europa, los Estados Unidos, el Japón y otros países pertenecientes a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), especialmente en el sector de los transportes. Al mismo tiempo, la función de la agricultura como fuente de recursos energéticos es cada vez más importante. Las hipótesis desarrolladas en relación con los Estados Unidos y la Unión Europea indican que la sustitución de hasta un 13 por ciento de combustibles derivados del petróleo con biocombustibles líquidos (bioalcohol etílico y biodiesel) es un objetivo plausible a corto plazo, teniendo en cuenta la tierra agrícola disponible. De hecho, diversas agroindustrias, como las plantas azucareras, ya utilizan el bagazo como fuente de calefacción y electricidad industriales, lo que les permite ser autosuficientes. Algunas de ellas también producen alcohol etílico y suministran electricidad a la red de energía eléctrica. Las agroindustrias que elaboran bananas, arroz, trigo, sorgo, yuca y muchos otros cultivos poseen un considerable potencial bioenergético. Gracias a las tecnologías para la producción de combustibles sintéticos a partir de la biomasa y sus aplicaciones respecto de las pilas de combustible se está despertando interés en el uso de cultivos energéticos rotatorios en el ámbito de actividades agrícolas muy intensivas. De ese modo, se utilizarían almidones y otros carbohidratos como base para la producción de bioalcohol o biodiesel, en lugar de recurrir a procesos más sencillos basados en el azúcar.
11. Los gobiernos y el sector privado de los países desarrollados y de numerosos países en desarrollo muestran interés creciente por incrementar el uso de biocombustibles derivados de la biomasa agrícola y forestal.
12. La biomasa es una fuente de energía fácil de obtener localmente y capaz de generar electricidad, calor y potencia a partir de combustibles líquidos, gaseosos o sólidos, que pueden contribuir a sustituir los combustibles fósiles importados, hecho que redundaría en una mayor seguridad energética nacional y una diversificación más amplia de las fuentes de energía.
13. Como fuente de energía neutral respecto de las emisiones de dióxido de carbono, los biocombustibles pueden ayudar a mitigar el cambio climático mediante la sustitución de los combustibles fósiles, siempre y cuando se produzcan de manera sostenible, y también mediante la retención de carbono en los bosques y suelos que estaría favorecida por las actividades de reforestación y forestación y el mejoramiento de las prácticas de ordenación de la tierra y los bosques. Sin embargo, la capacidad de la bioenergía para reducir la emisión de gases de efecto invernadero varía en función de cómo se utiliza la biomasa. En ocasiones, la generación de bioenergía puede llegar incluso a resultar en un valor energético neto negativo.
14. El aprovechamiento de residuos sin explotar y el establecimiento de plantaciones y cultivos energéticos pueden resolver otros problemas de carácter ambiental. Ese tipo de plantaciones y cultivos (en particular los cultivos perennes) pueden ayudar a prevenir la erosión del suelo porque su cubierta reduce el impacto de la lluvia y el transporte de sedimentos. Asimismo, los cultivos energéticos anuales permiten diversificar y expandir los cultivos. También es posible rehabilitar las tierras deforestadas, degradadas y marginales como plantaciones bioenergéticas, lo que podría combatir la desertificación y aumentar la producción de alimentos. Si bien los residuos agrícolas adquieren valor económico cuando se recurre a un mayor volumen de biomasa para producir energía, es necesario dejar una cantidad de residuos en el suelo suficiente para asegurar la protección de éste y la sostenibilidad de los usos de la tierra. Esta cantidad dependerá de las condiciones climáticas y de las rotaciones de los cultivos específicos. Es igualmente importante evitar posibles consecuencias nocivas para el medio ambiente a causa de un mayor uso de biomasa, como son la extracción excesiva de leña o el establecimiento de monocultivos en gran escala.
15. Del mismo modo, el aumento del uso de biomasa para producir energía podría beneficiar al desarrollo económico y la reducción de la pobreza, sobre todo en las zonas rurales, debido al interés que suscitaría en las empresas pequeñas y medianas por invertir en las nuevas oportunidades comerciales relacionadas con la producción, la preparación, el transporte, el comercio y el uso de biocombustibles, y porque generaría ingresos (y empleo) para quienes viven en las zonas interesadas o en sus cercanías. En efecto, la producción de bioelectricidad tiene más posibilidades de generar empleo que cualquier otra fuente renovable de energía, pues puede multiplicar la creación de empleos directos con respecto a los que ofrece la producción de electricidad mediante fuentes tradicionales, pero con menores costos de inversión por cada nuevo empleo.
16. En muchos países, es posible producir grandes cantidades de biocombustibles a partir de los bosques y los residuos de los aserraderos o de los cultivos agrícolas y los desechos agroindustriales. No obstante, en general es sumamente difícil disminuir la diferencia de precios entre los combustibles fósiles y los biocombustibles cuando dichos precios se fundamentan en un análisis de los costos directos, y aun a pesar de que, a causa de la reciente volatilidad de los precios internacionales del petróleo, la bioenergía (y las materias primas que se producen con ella) hoy resulta más interesante. Ahora bien, si los beneficios colaterales de la bioenergía mencionados anteriormente se internalizan debidamente, pueden compensar la diferencia de precios que los separa de los combustibles fósiles. Así, por ejemplo, el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) previsto por el Protocolo de Kyoto podría ofrecer incentivos adicionales para establecer plantaciones energéticas, así como oportunidades de transferencia de tecnologías.
17. Convendría que las actividades de investigación y desarrollo propiciaran la reducción de los costos de producción, una mayor eficiencia de la conversión de energía y una rentabilidad más elevada de la bioenergía. Por ejemplo, mediante la investigación es posible crear oportunidades para utilizar una gama más amplia de biomasas lignocelulósicas procedentes de los aserraderos, las agroindustrias y los desechos urbanos, así como de residuos forestales y agrícolas. La innovación en las tecnologías bioenergéticas reviste particular interés para los países en desarrollo, toda vez que les daría la posibilidad de superar algunos de los problemas de dependencia de los combustibles fósiles experimentados por casi todos los países industrializados. Los rápidos avances en las opciones tecnológicas podrían representar para esos países una ocasión para utilizar y comercializar nuevas tecnologías con relativa rapidez, a condición de que cuenten con políticas adecuadas, fuertes incentivos comerciales y un mercado firme para las mismas.
18. Los sistemas bioenergéticos son relativamente complejos, son de carácter interdisciplinario e intersectorial y dependen de las características de cada lugar. Por consiguiente, no es sencillo solucionar los problemas conexos; para ello, hace falta integrar la producción de biocombustibles en las actividades agrícolas y forestales tradicionales, además de una contribución sinérgica de diversas instituciones que se ocupan de los sectores agrícola, forestal, energético, industrial y ambiental.
19. En los últimos decenios, la bioenergía y otras energías renovables han sido objeto de diversas declaraciones y compromisos internacionales sobre desarrollo sostenible, a saber:
20. La FAO posee más de 20 años de experiencia en diversos ámbitos bioenergéticos, cuyas actividades se han referido en particular a la leña (y otras formas de dendroenergía) y los recursos agroenergéticos, contando entre ellas la labor sobre políticas realizada en el marco de su Programa Ordinario y, en algunos países, la prestación de asistencia directa mediante su programa de campo. La cooperación entre los departamentos ha sido decisiva para orientar y llevar a cabo tales actividades. En el sector de la bioenergía se ha dedicado especial atención a estas cuatro líneas de actuación:
Generación y difusión de información sobre producción, comercio y utilización de bioenergía mediante:
Asistencia técnica a los Estados Miembros
21. Se han formulado proyectos y se han prestado servicios de asesoramiento a los países a los niveles tanto nacional como local, con vistas al diseño y la ejecución de políticas, estrategias, programas y proyectos relacionados con la agroindustria y la energía en el espacio rural.
Evaluación de mecanismos de financiación y finanzas para el fomento de la bioenergía
22. Se han hecho diversas propuestas a la Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) encaminadas a incrementar el número de actividades agrícolas y bioenergéticas que son idóneas para recibir financiación con arreglo al Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kyoto. Está en elaboración una guía para dar a conocer mejor las oportunidades de desarrollo de actividades agrícolas en el marco de dicho Protocolo.
Cooperación con asociados nacionales, regionales e internacionales
23. La FAO trabaja en asociación con diversas organizaciones intergubernamentales, como las siguientes: Agencia Internacional de Energía, Banco Mundial, Organización Latinoamericana de Energía, Banco Africano de Desarrollo, Comisiones Económicas para África, Asia y el Pacífico, y América Latina y el Caribe, Consejo Mundial de la Energía y Banco Interamericano de Desarrollo. Asimismo ha establecido acuerdos de colaboración con el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) a fin de promover la competitividad y el uso eficiente de la bioenergía en las agroindustrias pequeñas y medianas. Colabora también con centros de investigación y desarrollo y universidades, como los de Itajuba (Brasil), Utrecht (Países Bajos), Shenyang (China), San Carlos (Filipinas), la UNAM (México) y el Imperial College (UK). Del mismo modo, se han emprendido actividades de colaboración con organizaciones de las Naciones Unidas como el Departamento de las Naciones Unidas de Asuntos Económicos y Sociales, el PNUD, el PNUMA, la UNESCO, la ONUDI, entre otros, en el contexto de los preparativos de la CMDS y, más recientemente, en el ámbito del establecimiento de UN Energy en calidad de mecanismo interinstitucional responsable ante la CDS, cuya vicepresidencia desempeña la FAO.
24. La ventaja comparativa de la FAO en el campo de la bioenergía estriba en la función que cumple como principal organismo de las Naciones Unidas para la silvicultura y la agricultura, con el mandato de:
25. Es posible determinar tres esferas principales que merecen atención especial a fin de aprovechar plenamente el potencial de la bioenergía: políticas e instituciones; capacidad, y cuestiones técnicas y económicas. A continuación se enumeran para cada una de ellas los principales factores que obstaculizan un eficaz desarrollo del sector, a los niveles mundial y nacional.
26. Políticas e instituciones:
27. Capacidades:
28. Cuestiones técnicas y económicas:
29. Por razones prácticas, la FAO se propone mantener su labor en torno a los dos componentes principales de la bioenergía, a saber: la dendroenergía y la agroenergía. El Departamento de Montes seguirá a la cabeza de la esfera de dendroenergía y el Departamento de Desarrollo Sostenible se ocupará de la agroenergía. En particular, se desplegarán esfuerzos para movilizar el considerable volumen de competencia profesional interdisciplinaria presente en esos dos departamentos así como en el Departamento de Agricultura, el Departamento Económico y Social y el Departamento de Cooperación Técnica. Si bien, hasta la fecha, la FAO ha realizado un gran número de actividades en el campo de la bioenergía, se aconseja que, a partir de ahora, esta esfera tenga más prominencia y se aborde con un planteamiento más integrado. Igualmente, es preciso fortalecer los enfoques intersectoriales que promueven las sinergias entre los dos componentes citados. Es posible afianzar la colaboración en las siguientes esferas de trabajo:
30. La colaboración multidisciplinaria podría fortalecerse mediante por lo menos una de estas opciones:
31. Se solicita la orientación del Comité de Montes y del Comité de Agricultura acerca del rumbo que debería seguir en el futuro la labor de la FAO en estas esferas, en particular sobre la conveniencia de:
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1 . Bioenergía: toda energía producida a partir de biocombustibles. Biocombustible: combustible derivado directa o indirectamente de la biomasa. Biomasa: material de origen orgánico (excluido el material incrustado en formaciones geológicas y convertido en fósil), como: leña, carbón vegetal, desechos y subproductos agrícolas, cultivos energéticos, estiércol animal, biogas, biohidrógeno, bioalcohol, biomasa microbiana, entre otros. La bioenergía comprende todos los recursos dendroenergéticos y agroenergéticos.
2 Los recursos agroenergéticos son los subproductos agropecuarios (paja, hojas, tallos, cáscaras, caparazones, abono orgánico, estiércol y otros subproductos derivados de la elaboración de alimentos o productos agrícolas y de los mataderos) y los cultivos energéticos (las plantas cultivadas específicamente para producir energía), como caña de azúcar, remolacha, sorgo dulce, aceite de palma, colza y otras semillas oleaginosas, así como diferentes tipos de grasas, como el miscanthus (Miscanthus giganteus), el pasto aguja (Panicum virgatum) y la hierba cinta (Phalaris arundinacea). Los recursos dendroenergéticos son la leña, el carbón vegetal, los residuos forestales, el licor negro y cualquier otra fuente energética de origen arbóreo.