El gusano barrenador del ganado (Cochliomyia hominivorax) ha existido en el continente americano desde tiempos inmemoriales. La difusión del parásito a lo largo de la frontera entre México y los Estados Unidos llevó a los dos países a la firma de un convenio internacional, en 1972, encaminado a la erradicación de la plaga de sus respectivos territorios. El resultado exitoso de esta cooperación internacional, que culminó en 1991 al declararse México libre del gusano barrenador del ganado, constituye al mismo tiempo uno de los grandes logros de la sanidad animal en este siglo. Se afrontaron grandes dificultades para conseguirlo: superar las barreras lingüísticas, movilizar a los animales a zonas libres del parásito y acceder a selvas, cañadas y áreas montañosas donde se localiza el parásito. Fue necesario mejorar la producción, distribución y dispersión aérea de los insectos estériles. Con la erradicación de la plaga se ha logrado reducir el costo de producción en los alimentos de origen animal que forman parte de la dieta de la población de América Latina, sin afectar las reservas forestales ni perjudicar el medio ambiente.