La Unidad Federal de Rendimiento Sostenido de los Vallecitos, Nuevo México

La historia de la Unidad Federal de Rendimiento Sostenido de los Vallecitos sirve de ejemplo de la incapacidad del enfoque de unidad de rendimiento sostenido para subvenir a las necesidades de las comunidades locales. Establecida en 1947 en el bosque nacional Carson de Nuevo México, el objetivo declarado de dicha unidad era proporcionar "el apoyo permanente máximo posible a la comunidad de los Vallecitos y zonas cercanas". Si se exceptúan algunos años, la historia de la unidad revela un conflicto crónico entre las comunidades locales y el Servicio Forestal, la frustración de las comunidades por haber sido excluidas de la toma de decisiones en materias que les interesaban, y que no mejoren la situación económica de las comunidades locales en grado notable.

La región de Nuevo México donde se halla ubicada la unidad fue colonizada por los españoles en siglo XVII, y mucha gente del lugar desciende de los primitivos colonos españoles. A finales del siglo XIX, un tribunal sobre reclamaciones territoriales establecido por la Federación otorgó al Gobierno estadounidense la propiedad de la zona y en 1906 dichas tierras se incorporaron al nuevo sistema de reservas forestales y se incluyeron en el bosque nacional Carson en 1908, año de su creación. Sin embargo, mucha gente del lugar nutre viejas quejas sobre la propiedad de esas tierras que ellos creen le fueron arrebatadas injustamente, incluso las tierras ahora administradas como bosque nacional.

Aunque la extracción comercial de madera llegó a la zona a principios del siglo XX, el pastoreo siguió siendo la utilización primordial del bosque nacional por parte de los residentes del lugar. El Servicio Forestal notó que ese pastoreo excesivo constituía un problema y a mediados de los años cuarenta puso en marcha un programa de reducción del pastoreo que provocó hostilidad contra el Servicio Forestal por parte de los residentes locales. El Servicio Forestal, motivado en gran parte por la esperanza de que los puestos creados por una unidad de rendimiento sostenido compensasen los efectos de la reducción del pastoreo para la población local, proyectó y estableció la unidad de rendimiento sostenido de los Vallecitos. Con respecto al plan elaborado por el Servicio Forestal, la madera de la unidad se cortaría y elaboraría por un único concesionario, el cual establecería un aserradero local y emplearía a los residentes.

La primera empresa concesionaria seleccionada por el Servicio Forestal nunca cumplió las condiciones de su destinación y su propietario desapareció al cabo de seis meses. El Servicio Forestal no designó a otra empresa en los cinco años siguientes, a pesar de los denodados esfuerzos desplegados por la gente del lugar a favor de un solicitante, rechazado por el Servicio Forestal porque su capacidad no bastaba para elaborar suficiente madera a fin de conseguir que se aplicara la reglamentación forestal. La empresa que luego eligió el Servicio Forestal violó las condiciones de su designación a lo largo de sus cinco años de funcionamiento, que terminaron cuando el aserradero quedó reducido a cenizas, causando un enorme conflicto. De 1957 a 1972, la unidad no tuvo un concesionario designado. En 1972, se designó a una empresa que había hecho gestiones para que suprimiera la unidad y evitar así sus condiciones especiales, en particular la de tener que emplear a gente del lugar. Aunque se le ha acusado reiteradamente de prácticas de empleo injustas para los residentes, el concesionario sigue siendo el mismo.

Tras décadas de agitaciones y promesas quebrantadas, el Servicio Forestal ha sido el arquitecto y el gestor de la unidad, comportándose con las comunidades locales como "autócrata benévolo" con autoridad exclusiva sobre la unidad. A pesar de sus fracasos, el Servicio se ha mantenido aferrado a una estrategia, dominada por la preocupación de establecer normas forestales, donde se prevé que los flujos sostenidos de madera que van a parar a una única empresa que emplea personas del lugar, producirá una satisfacción en la comunidad por lo que respecta a la administración forestal. Aunque el Servicio Forestal ha tratado a veces de suprimir la unidad, nunca ha pensado en aplicar una estrategia alternativa. Ha rechazado cualquier sugerencia, tanto las procedentes de su personal como las de los oficiales superiores del Departamento de Agricultura y senadores de los Estados Unidos, y de la gente del lugar, para establecer mecanismos que aseguren a la población local el poder compartir los procesos de adopción de decisiones y gestión practicados por la unidad. Hay autores que aducen que la unidad habría tenido mayor éxito si el Servicio Forestal, en lugar de administrarla a favor de la comunidad, la hubiese administrado junto con la comunidad, estableciendo mecanismos para la adopción compartida de decisiones y de colaboración.