Una persona que está infectada de VIH/SIDA y no muestra síntomas de la enfermedad, no necesita seguir una dieta específica contra el VIH. No obstante, quien está infectado debe hacer todo lo posible para seguir unas pautas nutricionales sanas y equilibradas (como se explica en el Capítulo tres) a fin de cubrir sus mayores necesidades de proteína y energía y mantener su estado de nutrición.
Una vez que una persona que ha contraído el VIH/SIDA enferma, tendrá necesidades especiales, que se describen a continuación.
Cuando una persona se infecta con el VIH, el sistema de defensas del organismo - el sistema inmunitario - trabaja más intensamente para luchar contra la infección. Esto aumenta las necesidades de energía y nutrientes. La subsiguiente infección y fiebre incrementan también la demanda de alimentos por el organismo. Una vez infectada con el VIH, una persona tendrá que comer más para satisfacer sus necesidades suplementarias de energía y nutrientes. Estas necesidades aumentarán aún más a medida que se presentan los síntomas del VIH/SIDA.
El VIH/SIDA reduce la ingesta de alimentos
Los enfermos de VIH/SIDA a menudo no comen lo suficiente porque:
la enfermedad y los medicamentos que toman pueden reducir el apetito, alterar el sabor de los alimentos e impedir que el organismo los absorba;
síntomas como las inflamaciones de la boca, las náuseas y los vómitos dificultan tomar alimento;
el cansancio, el aislamiento y la depresión reducen el apetito y la disposición para esforzarse en preparar alimentos y comer normalmente;
no hay suficiente dinero para comprar alimentos.
El VIH/SIDA reduce la absorción de los alimentos
Los alimentos, una vez ingeridos, se descomponen por efecto de la digestión en nutrientes. Éstos pasan a través de las paredes del intestino al torrente sanguíneo y son transportados, según las necesidades del organismo, a los órganos y tejidos. Una de las consecuencias del VIH y de otras infecciones es que, al quedar dañadas las paredes del intestino, los alimentos ya no pasan bien a través de él y, por lo tanto, no son absorbidos.
La diarrea es una manifestación común en los enfermos de VIH/SIDA. Cuando una persona tiene diarrea, el alimento pasa por el intestino tan rápidamente que no se digiere adecuadamente, y por consiguiente se absorben menos nutrientes.
La menor ingesta y absorción de alimentos producen adelgazamiento y malnutrición.
Cuando una persona no come suficientes alimentos, o cuando los alimentos que consume son mal absorbidos, el organismo recurre a sus propias reservas de energía, que provienen de la grasa corporal y de las proteínas contenidas en los músculos. Por consiguiente, la persona adelgaza porque disminuye su peso corporal y su musculatura se reduce.
El adelgazamiento puede ser tan gradual que no resulte patente. Hay dos formas principales de averiguar si se está adelgazando:
Se pesa a la persona una vez a la semana siempre el mismo día y se lleva un registro del peso y de la fecha en que se realizó la medición (véase un ejemplo de hoja de registro del peso en el Anexo 4). Para un adulto promedio, una disminución grave de peso corresponde a una pérdida del 10 por ciento de su peso corporal o a 6-7 kg en un mes. Si no se tiene una balanza en casa, convendrá ponerse de acuerdo con un farmacéutico, clínica o centro médico local para efectuar la pesada.
Cuando los vestidos se vuelven holgados y ya no se ajustan bien al cuerpo.
Si una persona adelgaza, ha de tomar medidas para engordar y volver a su peso normal.
Se engorda comiendo más, o consumiendo mayores porciones y/o aumentando el número de comidas, y comiendo una variedad de alimentos, como se ha señalado en el capítulo anterior. A continuación se dan algunas indicaciones para engordar:
Comer más alimentos básicos como arroz, maíz, mijo, sorgo, trigo, pan, patatas, batatas, ñames y bananos.
Aumentar la ingesta de frijoles, productos de soja, lentejas, arvejas, cacahuetes, manteca de cacahuete y semillas como girasol y sésamo.
Consumir todos los tipos de carne, aves de corral, pescado y huevos, con la mayor frecuencia posible. La carne picada, el pollo y el pescado son fáciles de digerir. Los despojos (como riñones e hígado) pueden ser las carnes menos caras.
Comer refrigerios con regularidad entre las comidas. Son buenos refrigerios los frutos de cáscara, semillas, frutas, yogures, zanahorias, patatas fritas y bocadillos de manteca de cacahuete.
Aumentar poco a poco el contenido de grasa de los alimentos utilizando más grasas y aceites, y comiendo alimentos grasos: semillas oleaginosas como cacahuetes, soja y sésamo, aguacates y carne grasa. Si surgen problemas debidos a una ingesta de alimentos con elevado contenido de grasa (especialmente diarrea), reducir la ingesta de grasa hasta que desaparezcan los síntomas, para luego aumentarla gradualmente hasta llegar a un nivel en que el organismo la tolere.
Incorporar en la dieta más productos lácteos como leche entera, leche agria, mantequilla, yogures y queso.
Añadir leche en polvo a alimentos como gachas, cereales, salsas y puré de patatas. Sin embargo, no emplear leche en polvo para echar al café y té, porque no ofrecen las mismas ventajas nutricionales que la leche. Adviértase que a algunas personas les puede resultar difícil digerir la leche. Hay que evitar consumir leche si ésta provoca cólicos, la sensación de hartura o sarpullidos en la piel.
Añadir a los alimentos azúcar, miel, mermelada, jarabe u otros productos dulces.
Hacer las comidas lo más apetecibles posible.
En el Anexo 1 se dan recetas en que se siguen estas recomendaciones para engordar.
Aumentar el número de comidas y refrigerios durante el día. Si persiste la inapetencia o si la persona se encuentra enferma, sería una buena idea distribuir la ingesta alimentaria a todo lo largo del día. En el plan de comidas diarias deben incluirse los refrigerios.
Un refrigerio es un alimento nutritivo que es fácilmente asequible y que puede comerse sin mayor preparación. Buenos refrigerios son los frutos de cáscara, semillas, frutas, yogures, zanahorias, hojuelas de mandioca, hojuelas de cangrejo y bocadillos de manteca de cacahuete. Con al menos tres comidas al día y refrigerios entre ellas, las probabilidades de malnutrición o de adelgazamiento serán menores.
Si una persona necesita guardar cama, debe tener muy a mano alimentos y agua.
Las personas que proporcionan cuidados deben procurar que los familiares enfermos tengan preferencia, se alimenten con más frecuencia y reciban comidas complementarias para mantener su peso y su energía. Los alimentos deben servirse de forma atractiva. Las personas que proporcionan cuidados tienen que ser amables, y deben animar a menudo a la gente a que coma.
El ejercicio mejora el bienestar. El ejercicio periódico hace que una persona se sienta más activa, ayuda a aliviar el estrés y estimula el apetito. El ejercicio es la única forma de reforzar y potenciar los músculos. El organismo usa los músculos para almacenar la energía y la proteína que el sistema inmunitario puede utilizar cuando los necesite. Por lo tanto, el ejercicio es muy importante para mantener la salud de los enfermos de VIH/SIDA.
En algunos casos, las actividades cotidianas como la limpieza, el trabajo en el campo y la recogida de leña y agua proporcionen un ejercicio suficiente. Si el trabajo de una persona no entraña mucho ejercicio, se deberá diseñar un programa de ejercicios agradables que pueda formar parte de su vida diaria. El ejercicio no debe producir cansancio o estrés. Se recomiendan ejercicios de musculación suaves para formar músculos. Pasear, correr, nadar o bailar son también ejercicios convenientes. Los enfermos de VIH/SIDA tienen que procurar encontrar los ejercicios que les sean agradables y que convengan a su situación.
Prevenir el adelgazamiento durante la enfermedad y después de ella. La infección aumenta las necesidades de nutrientes del organismo. También reduce el apetito; los enfermos comen menos alimentos, lo que provoca adelgazamiento. Las recomendaciones para combatir la inapetencia, la diarrea, los vómitos, las inflamaciones bucales y las náuseas pueden verse en el Capítulo seis.
El tratamiento temprano de la infección es importante para mantener el peso corporal. Si la infección continua y los síntomas no mejoran dentro de unos días, es necesario acudirse a un médico, nutricionista, enfermero o agente local de salud para pedir asesoramiento y tratamiento.
Una vez superada la infección, y cuando se siente mejor, la persona debe comenzar de nuevo a comer de forma normal. Es importante recuperar el peso corporal perdido tan pronto como sea posible y restablecer las reservas nutricionales del organismo.
Trate de comer tres comidas sustanciosas al día, y refrigerios frecuentes entre las comidas
Las vitaminas y los minerales son indispensables para mantenerse sano. Protegen contra las infecciones oportunistas al asegurar que el revestimiento de la piel, pulmones e intestino se mantenga sano y que el sistema inmunitario funcione adecuadamente. Son particularmente importantes las vitaminas A, C, E, algunas vitaminas del grupo B y minerales como el selenio, el cinc y el hierro. Una dieta mixta, como la recomendada en el Capítulo tres, debería proporcionar estas vitaminas y minerales en proporciones suficientes. En el Anexo 3 se ofrece información básica sobre los micronutrientes, su función nutricional y los alimentos que los proporcionan.
La vitamina A es importante para mantener sano el revestimiento de la piel, pulmones e intestino. La carencia de vitamina A aumenta la gravedad de las enfermedades como la diarrea, mientras que las infecciones incrementarán la carencia de vitamina A en el organismo. Buenas fuentes de vitamina A son las hortalizas y las frutas verde oscuras, amarillas, naranjas y rojas. Éstas comprenden las espinacas, la calabaza, las hojas de mandioca, los pimientos verdes, los calabacines, las zanahorias, el amaranto, los melocotones vellosos, los albaricoques, la papaya y los mangos. La vitamina A también está contenida en el aceite de palma roja, el maíz amarillo, las batatas naranjas y amarillas, las yemas de huevo y el hígado.
La vitamina C ayuda a proteger el organismo de las infecciones y contribuye a la recuperación. Se encuentra sobre todo en los cítricos como naranjas, toronjas, limones y mandarinas. Las guayabas, los mangos, los tomates y las patatas son también una buena fuente de vitamina C.
La vitamina E protege las células y ayuda a resistir a las infecciones. Los alimentos que contienen vitamina E son las hortalizas de hojas verdes, los aceites vegetales, los cacahuetes y la yema de huevo.
Grupo de vitaminas B. Este grupo de vitaminas es necesario para mantener sano el sistema inmunitario y el sistema nervioso. Sin embargo, el organismo puede acusar carencias de estas vitaminas si se administran algunos medicamentos para el tratamiento de la tuberculosis. Entre los alimentos que contienen el grupo de vitaminas B en abundancia figuran los frijoles blancos, las patatas, la carne, el pescado, el pollo, la sandía, el maíz, los cereales, los frutos de cáscara, los aguacates, los brécoles y las hortalizas de hoja verde.
Hierro. La anemia ferropénica constituye un problema frecuente en muchos países, especialmente en mujeres y niños. Las hortalizas de hoja verde, las semillas, los productos de cereales de grano entero, las frutas secas, el sorgo, el mijo, los frijoles, la alfalfa, la carne roja, el pollo, el hígado, el pescado, los alimentos de origen marino y los huevos contienen abundante hierro.
El selenio es un mineral importante porque ayuda a activar el sistema inmunitario. Entre los alimentos ricos en selenio están los granos enteros de cereales, contenidos en el pan integral; el maíz y el mijo y los productos lácteos como leche, yogures y queso. También contienen abundante selenio la carne, el pescado, las aves de corral, los huevos y otros alimentos ricos en proteína, así como también la manteca de cacahuete, los frijoles secos y los frutos de cáscara.
El cinc es también importante para el sistema inmunitario. La carencia de cinc reduce el apetito. Entre los alimentos que contienen cinc figuran la carne, el pescado, las aves de corral, los mariscos, los cereales de grano entero, el maíz, los frijoles, los cacahuetes y la leche y productos lácteos.
Otras recomendaciones
Como el contenido de vitamina de los alimentos puede resultar perjudicado durante la cocción, es preferible hervir, cocer al vapor o freír las hortalizas sólo durante breve tiempo. Hiérvanse las hortalizas en poca agua y empléese ésta después para cocinar pues contiene grandes cantidades de vitaminas y minerales. Las hortalizas perderán parte de sus vitaminas y minerales si se remojan durante mucho tiempo.
Los revestimientos y granos y las leguminosas contienen vitaminas, sobre todo las del grupo B. Los cereales elaborados y refinados pierden muchas de sus vitaminas, minerales y proteínas; por lo tanto, los cereales de grano entero como los contenidos en el pan moreno y los cereales sin refinar contienen más vitaminas del grupo B que el pan blanco y los cereales refinados. Los cereales y el pan enriquecidos se prefieren por su mayor contenido vitamínico. Si una persona sufre de diarrea hay que evitar en cambio los granos y cereales no refinados porque estas fibras insolubles agravan la diarrea. Se recomiendan alimentos de fibras solubles como el banano. Las fibras se encuentran en muchos alimentos vegetales. Las fibras solubles ayudan a retener el agua en el intestino y, por consiguiente, atenúan la diarrea.
Cuando la ingesta de alimentos es escasa, los complementos multivitamínicos y minerales - a menudo en forma de píldoras - pueden ayudar a cubrir el aumento de las necesidades. No obstante, estos complementos a menudo no están disponibles, son caros y restan dinero a las compras de alimentos. Por consiguiente, sería preferible en la medida de lo posible proporcionar una buena dieta mixta más bien que comprar complementos alimenticios.
Si se consideran estos complementos necesarios, deben seguirse las siguientes pautas:
Examinar su ingesta de complementos vitamínicos y minerales con su agente de salud o nutricionista.
Tomar siempre las vitaminas con el estómago lleno. Sea constante y tómelas con regularidad.
Es probablemente más barato tomar un producto mixto que contenga minerales en lugar de varias píldoras que contengan distintas vitaminas y minerales. No obstante, el hierro puede ser contraindicado en los enfermos de VIH/SIDA pues puede aumentar la actividad de algunas bacterias. Por consiguiente, es mejor recurrir a complementos que no contengan hierro.
Tomar los complementos vitamínicos o minerales siguiendo las indicaciones que aparecen en la etiqueta. Tomar cantidades elevadas no procura beneficios mayores. Las dosis elevadas pueden provocar náuseas, vómitos, reducir el apetito, y causar patologías hepáticas y renales, así como interferir con el sistema inmunitario. Esto vale especialmente para la vitamina A, la vitamina E, el cinc y el hierro.
Los complementos de micronutrientes pueden ser útiles pero no pueden sustituir una dieta equilibrada y sana.
Hoja de resumen 2
Conservar el peso
Si usted está enfermo de VIH/SIDA necesitará más alimentos para restablecerse de la enfermedad. Cuando el organismo no obtiene suficientes alimentos, utiliza la energía y la proteína almacenadas en la grasa y los músculos. Esto produce adelgazamiento, hipotonía muscular y malnutrición: de estas afecciones uno tardará más en restablecerse. Una vez que se ha adelgazado, es difícil volver a recuperar peso.
¿Por qué los enfermos de VIH/SIDA no consumen alimentos suficientes?
La enfermedad y los medicamentos reducen el apetito, modifican el gusto de los alimentos, e impiden al organismo poder absorber los alimentos.
Los síntomas como inflamaciones de la boca, náuseas y vómitos dificultan comer.
El cansancio, el aislamiento y la depresión reducen el apetito y la voluntad de esforzarse en preparar los alimentos y comerlos con regularidad.
No se dispone de suficiente dinero para comprar alimentos.
Engorde comiendo más alimentos
Coma más alimentos básicos como arroz, maíz, mijo, sorgo, trigo, pan, patatas, batatas, ñames y bananos.
Aumente su ingesta de frijoles, productos de soja, lentejas, arvejas, cacahuetes, manteca de cacahuete y semillas, como girasol y sésamo.
Coma carne, pescado y huevos con la frecuencia con que se lo pueda permitir.
Aumente el contenido de grasa de los alimentos que consume empleando más grasas y aceites y comiendo alimentos grasos: semillas oleaginosas como cacahuete, soja y sésamo, aguacates y carne grasa. Si surgen problemas a causa de una elevada ingesta de grasa (sobre todo diarrea), redúzcala hasta que desaparezcan los síntomas y luego auméntela progresivamente hasta un nivel tolerado por el organismo.
Tome refrigerios con regularidad entre las comidas. Los buenos refrigerios son los frutos de cáscara, semillas, frutas, yogures, zanahorias, hojuelas de mandioca, hojuelas de cangrejo y bocadillos de manteca de cacahuete.
Agregue leche en polvo a los alimentos como gachas, cereales, salsas y puré de patatas. Sin embargo, evite utilizar leche en polvo para el café y té, pues no tienen las mismas ventajas nutricionales que la leche. Téngase en cuenta que algunas personas pueden tener dificultades para digerir la leche. Hay que evitarla si provoca cólicos, la sensación de hartazgo o sarpullidos en la piel.
Agregue azúcar, miel, mermelada o jarabe a los alimentos que consume.
Trate de consumir tres comidas abundantes al día y refrigerios frecuentes entre las comidas
Mantenerse activo y en forma
El ejercicio le ayudará a engordar adecuadamente
El ejercicio periódico refuerza los músculos, hace sentirse más vigoroso, ayuda a aliviar la tensión y estimula el apetito.
Hacer la limpieza, trabajar en el campo y recoger leña y agua son actividades que pueden proporcionar un ejercicio suficiente.
Encuentre un ejercicio que le plazca y conviértalo en parte de su vida cotidiana.
Caminar, correr, nadar o bailar son ejercicios convenientes.
Aumente su ingesta de vitaminas y minerales
El sistema inmunitario necesita vitaminas y minerales para funcionar bien. Cuando se está enfermo de VIH/SIDA, se necesitarán aún más vitaminas y minerales.
Coma una variedad de hortalizas y frutas a diario, ya que constituyen una fuente valiosa de vitaminas y minerales.
Tenga cuidado de no destruir vitaminas y minerales al cocer los alimentos. Hierva, guise o fría las hortalizas sólo por breve tiempo.
Los complementos multivitamínicos y minerales, normalmente en forma de píldoras, pueden servir, pero son caros y restan dinero a la compra de los alimentos.
El consumo de demasiadas vitaminas y minerales puede ser perjudicial. Si toma complementos multivitamínicos y minerales, siga las indicaciones que aparecen en la etiqueta.
Durante la infección
Es muy importante tratar de comer, aún cuando tal vez no desee hacerlo, para evitar adelgazar.
Trate la infección lo antes posible. Si se encuentra mal durante más de un par de días, consulte a un agente de salud.