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Los riesgos emergentes relacionados con el medio ambiente y las nuevas tecnologías

(Preparado por la Secretaría Mixta FAO/OMS)

Tema 5.3 del programa

GF 02/12

1. Riesgos ambientales relacionados con la agricultura convencional

La agricultura y la naturaleza ejercen una fuerte influencia mutua. Durante siglos, la agricultura ha contribuido a crear y conservar una variedad de hábitat seminaturales de gran valor, que han dado forma a buena parte de los paisajes existentes en el mundo y que acogen una gran proporción de su riqueza zoológica. Además, la agricultura sustenta una variada comunidad rural, que no sólo es un archivo fundamental de la cultura internacional, sino que también desempeña una función básica en la conservación del medio ambiente.

La agricultura es una actividad cuya importancia no se reduce a la simple producción de alimentos. A lo largo de la cadena de producción, se dan procesos que pueden afectar al entorno natural y, por consiguiente, de forma directa o indirecta, a la salud y al desarrollo humanos. Por ejemplo, un uso intensivo de plaguicidas y fertilizantes, prácticas incorrectas de drenaje o de riego, un alto grado de mecanización o una utilización inadecuada de la tierra pueden provocar una degradación ambiental. No obstante, el abandono de las actividades agrarias también puede poner en peligro el patrimonio ambiental, debido a la pérdida de hábitat seminaturales, así como de la biodiversidad y de los paisajes asociados a dichas actividades. De igual forma, las repercusiones de los sistemas de producción agrícola en la salud humana, ya sea de forma directa (salud laboral de los agricultores) o indirecta (salud de los consumidores a través de los alimentos) son consideradas cada vez más como un elemento que forma parte de la evaluación global de los riesgos ambientales relacionados con la agricultura.

Los vínculos entre la riqueza del entorno natural y las prácticas agrícolas son complejos. Aunque muchos hábitats valiosos se mantienen gracias a la agricultura extensiva y una gran variedad de especies silvestres dependen de ella para su supervivencia, la agricultura también puede provocar la pérdida de fauna y flora silvestres debido a prácticas agrícolas inadecuadas o a una utilización inapropiada de la tierra.

Los debates sobre los posibles efectos medioambientales futuros de las nuevas tecnologías en el ámbito de la producción alimentaria deberán partir necesariamente de la actual situación de las repercusiones de la agricultura en el medio ambiente, incluidos los efectos en la salud humana que se derivan de éstas, teniendo en cuenta que las actuales tendencias de la agricultura convencional se reflejarán probablemente en los objetivos de la producción alimentaria moderna.

1.1 Aspectos fundamentales de la contaminación ambiental y del agotamiento de los recursos[23]

La agricultura contribuye al problema de los gases de efecto invernadero. Las tres fuentes principales de emisión de gases de efecto invernadero en la agricultura son las siguientes: las emisiones de N2O (óxido nitroso) procedentes del suelo, principalmente debidas al uso de abonos nitrogenados; las emisiones de CH4 (metano) procedentes de la fermentación intestinal y las emisiones de CH4 y N2O procedentes de la gestión del estiércol. Entre las medidas que se están estudiando a este respecto cabe destacar las siguientes: el fomento de una aplicación más eficiente de los abonos para reducir el uso total de estos últimos, el compostaje y la mejora de los sistemas de digestión anacróbica (por ejemplo, para la producción de biogás) para tratar los residuos y los subproductos biodegradables; y un nuevo hincapié en la producción de biomasa, la labranza de conservación y la agricultura ecológica. Un mayor desarrollo de la biomasa agrícola renovable podría contribuir a reducir las emisiones de los sectores de la energía y el transporte, lo cual beneficiaría al mismo tiempo al sector agrario.

Contaminación del agua por nitratos de origen agrícola: la mejora de las prácticas agrarias está destinada a reducir la contaminación.

Plaguicidas: se ha demostrado que su uso tiene repercusiones en el medio ambiente y en los ecosistemas al reducir la biodiversidad, especialmente mediante la reducción de la presencia de malas hierbas, insectos, que suelen ser elementos importantes de la cadena alimentaria (por ejemplo, para los pájaros). Además, la salud humana puede verse perjudicada por el contacto directo o indirecto con los plaguicidas (por ejemplo, a través de los residuos que dejan en los productos agrícolas y el agua potable). Se están investigando, tanto en el ámbito nacional como internacional, diversos sistemas para reducir la necesidad del uso de plaguicidas, especialmente la lucha integrada contra las plagas, la agricultura ecológica o, en algunos casos, los cultivos modificados genéticamente[24].

Los procesos de degradación del suelo, como la desertización, la erosión, la disminución de materia orgánica, la contaminación (por ejemplo, por metales pesados), el sellado, la compactación, la pérdida de biodiversidad y la salinización, pueden privar al suelo de su capacidad para realizar sus principales funciones. Tales procesos de degradación pueden ser el resultado de prácticas agrarias inadecuadas, como una fertilización desequilibrada, una captación excesiva de aguas subterráneas para regadío, un uso incorrecto de los plaguicidas, una utilización de maquinaria pesada o un sobrepastoreo. Las medidas destinadas a prevenir la degradación del suelo comprenden las ayudas a la agricultura ecológica, la labranza de conservación, la protección y el mantenimiento de las terrazas, una utilización más segura de los plaguicidas, la gestión integrada de cultivos, la gestión de sistemas de pastoreo de baja intensidad, la reducción de la densidad de ganado y la utilización de compost certificado.

El regadío también puede originar problemas medioambientales, como el exceso de extracción de agua de los acuíferos subterráneos, la erosión, la salinización del suelo y la alteración de los hábitat seminaturales preexistentes, así como otros efectos indirectos derivados de la intensificación de la producción agrícola que posibilita el regadío.

Conservación de la biodiversidad: En los últimos decenios, se ha acelerado en todo el mundo el declive (e incluso desaparición) de especies, así como de los hábitat, ecosistemas y genes relacionados (es decir, la biodiversidad). Las pérdidas de biodiversidad tienen consecuencias directas en la seguridad alimentaria cuando éstas afectan a los organismos relacionados con la alimentación y a variedades empleadas en la selección. Además, las prácticas de la agricultura intensiva, incluidos los sistemas modernos de mejoramiento genético, han conllevado una notable reducción de las variedades locales, adaptadas a las especificidades locales, así como de los conocimientos tradicionales.

La evaluación de las repercusiones de la agricultura en el medio ambiente requiere el uso de modelos globales que permitan integrar múltiples fuentes de información[25]. Los debates científicos que se han celebrado con anterioridad han concluido que las soluciones utilizadas en el ámbito de las explotaciones agrícolas han contribuido a resolver algunos problemas ambientales, pero no son suficientes para alcanzar objetivos medioambientales a largo plazo. Para ello, se requieren innovaciones en el sistema con mayores niveles de integración, en las que, por ejemplo, se busquen oportunidades para negociar sistemas de reciclaje mediante la vinculación de sectores dentro de la agricultura y de otros ámbitos que inciden en el medio ambiente, como los sistemas de transporte[26].

A raíz del debate público, se han formulado nuevos conceptos para las políticas de interacción entre la agricultura y el medio ambiente en muchos países, incluida una mejora del sistema de supervisión pública y de responsabilidad con respecto a la sostenibilidad[27] [28].

La Evaluación de ecosistemas del Milenio es un programa de trabajo internacional que el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, presentó en junio de 2001 y que pretende satisfacer las necesidades de las instancias decisorias y del público en general en materia de información científica sobre las consecuencias de los cambios en el ecosistema para el bienestar de los seres humanos y las opciones existentes para afrontar esos cambios. Esta Evaluación se centra en los servicios de los ecosistemas (esto es, los beneficios que la población obtiene de los ecosistemas), el modo en que los cambios en dichos servicios han afectado al bienestar de los seres humanos, el modo en que los cambios en los ecosistemas pueden afectar a la población en los próximos decenios así como en las posibles medidas que podrían adoptarse a nivel local, nacional, o mundial para mejorar la ordenación de los ecosistemas y contribuir, de este modo, al bienestar de los seres humanos y a la mitigación de la pobreza[29].

Los trabajos relativos a los indicadores agroambientales han proporcionado información sobre la situación actual y los cambios en las condiciones del medio ambiente en la agricultura. También han permitido una mejor comprensión de los vínculos entre las causas y las repercusiones de la agricultura en el medio ambiente, mediante el estudio de la reforma de las políticas agrarias, la liberalización del comercio y las medidas ambientales. Todo ello contribuye a la supervisión y evaluación de la eficacia de las políticas destinadas a solucionar los problemas agroambientales.[30] La OCDE ha realizado un examen de la labor empírica sobre las repercusiones en el medio ambiente de las políticas y prácticas agrarias en los países de la OCDE[31]. Los indicadores sobre la salud ambiental apuntan a que varias prácticas agrarias tienen repercusiones directas o indirectas en la salud humana, a través de sus efectos ambientales. Los peligros pueden adoptar muy diversas formas, completamente naturales en principio o derivadas de actividades e intervenciones humanas[32].

1.2 Enfoques sobre la protección ambiental y valores que deben protegerse

En 1992, el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB, ratificado por 188 países), definió un instrumento jurídicamente vinculante para la protección de la biodiversidad y la utilización sostenible de los recursos biológicos[33]. De conformidad con este Convenio, el término biodiversidad significa "la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte" (CDB, 1992[34]). Los objetivos del Convenio sobre la Diversidad Biológica son "la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos". El tratado reconoce el gran valor de la diversidad genética y biológica.

La diversidad biológica está estrechamente relacionada con los intereses humanos. La biodiversidad es sumamente importante por muy distintas razones: los valores intrínsecos de las especies en la naturaleza, la gran variedad de plantas, animales y microorganismos utilizados en todo el mundo en la agricultura y otras actividades humanas, como recurso genético para el cuidado de la salud, la agricultura y la producción de alimentos. Además, es una fuente importante de beneficios económicos, estéticos y culturales. El bienestar y la prosperidad del equilibrio ecológico de la tierra, así como de la sociedad humana, dependen directamente del nivel y de la situación de la diversidad biológica[35].

El naturalismo y la protección de la naturaleza: algunas de las dificultades relacionadas con la protección ambiental proceden de la diversidad de interpretaciones y connotaciones de la idea de naturaleza. Especialmente en el debate de los consumidores sobre la creación de los organismos modificados genéticamente, la idea de la necesidad de proteger la naturaleza no se suele definir de forma precisa, sobre todo debido a las diferencias en la comprensión del concepto de naturaleza, que va desde el concepto de medio silvestre hasta el de entorno humano, pasando por la flexibilidad de los sistemas naturales[36] y las ideas sobre el naturalismo[37]. En la actualidad, especialistas de ética intentan aclarar la situación utilizando definiciones claras, independientemente de la escuela de la que procedan (informe de Nuffield).[38]

Los niveles de protección pueden variar en función de los objetivos perseguidos, que abarcan desde el mantenimiento de los servicios que prestan los ecosistemas hasta la plena conservación de las especies en peligro de extinción o de las áreas frágiles protegidas. La homogeneización biótica, que disminuye las biotas regionales y la diversidad funcional, disminuiría la capacidad de recuperación al reducir la variedad disponible de respuestas específicas de las especies a los cambios ambientales, como las sequías, los contaminantes o las especies invasivas[39]. Por ello, se precisan diferentes criterios de protección para los distintos objetivos de gestión y contextos socioecológicos. Los vínculos entre la protección ambiental y la salud humana, a través del control de los efectos directos e indirectos del deterioro ambiental en la salud, son factores que se deben integrar en estas ecuaciones, siendo la seguridad alimentaria en particular uno de los indicadores directos.

2. Las nuevas tecnologías emergentes en la producción alimentaria

Tras la adopción de tecnologías de mejoramiento de híbridos, los nuevos objetivos en materia de mejoramiento genético incluyeron métodos para la introducción de una mayor variabilidad genética mediante distintos sistemas de mutagénesis, tales como la mutagénesis química o la irradiación, y distintas formas de cultivos de tejidos. Los progresos logrados en dicho ámbito dieron lugar a los métodos actuales más avanzados de las biotecnologías modernas: la producción de organismos a través de la modificación genética, mediante la introducción de un material genético definido, recombinante o nuevo, mediante vectores y métodos de transformación. Dichos organismos reciben normalmente el nombre de organismos modificados genéticamente (OMG). La mejora de la metodología para el desarrollo de los OMG mediante la recombinación homóloga podría terminar reduciendo las posibilidades de la aparición de efectos no deseados (incluido en la salud) derivados de la inclusión al azar de nuevos genes en el genoma mediante tecnologías modernas. De igual forma, la mejora de los métodos para la contención molecular de los genes recombinantes puede reducir los problemas de dispersión no deseada de los genes.

Las evaluaciones contradictorias y una comprobación incompleta de los beneficios, riesgos y limitaciones de los alimentos modificados genéticamente, realizadas por distintos organismos científicos, comerciales, públicos y de consumidores, han dado lugar a controversias nacionales e internacionales con respecto a su uso inocuo para el consumo humano y a la seguridad de su liberación en el medio ambiente. Un ejemplo de ello es el reciente debate sobre la ayuda alimentaria proporcionada a varios países del África austral que contenía material modificado genéticamente en 2002. Este debate internacional se ha centrado a menudo en la salud humana y en la seguridad ambiental de estos nuevos productos.

En la actualidad, sólo se han autorizado algunos cultivos alimentarios para su consumo humano y su comercialización en los mercados internacionales de piensos y alimentos. Se trata del maíz resistente a los herbicidas e insectos (maíz Bt), la soja resistente a los herbicidas, el aceite de colza (de nabina) y el algodón resistente a los insectos y herbicidas (principalmente un cultivo de fibra, aunque el aceite de semillas de algodón refinado también se utiliza para el consumo humano). Además, la administración de varios Estados ha aprobado diversas variedades de papaya, patata, arroz, calabaza, remolacha azucarera y tomate para el consumo humano y su liberación en el medio ambiente. Los nuevos progresos en el ámbito de los cultivos modificados genéticamente producirán probablemente una gama de cultivos con unos perfiles nutricionales enriquecidos[40]. En la actualidad, se está experimentando con diversos rasgos nuevos en laboratorios y en ensayos sobre el terreno en varios países, pero es improbable que éstos se introduzcan en el mercado en los próximos años. Buena parte de dichos rasgos está directamente relacionada con la salud humana, y tiene en el "arroz dorado", rico en beta-caroteno (precursor de la vitamina A), su ejemplo más conocido. Otros ejemplos con repercusiones en la salud humana son aquellos rasgos que permiten eliminar alérgenos y antinutrientes, así como alterar los perfiles de los ácidos grasos y aumentar el contenido antioxidante. Todos los productos nuevos relacionados con estos posibles beneficios para la salud deberán ser examinados naturalmente mediante rigurosas evaluaciones de los riesgos ambientales y de la inocuidad de los alimentos.

Un análisis de los riesgos y repercusiones de las prácticas de producción alimentaria resultantes de la utilización de métodos modernos de biotecnología debe reflejar todos los avances realizados en dicho ámbito, basándose en los conocimientos de la biología moderna y teniendo en cuenta que la definición de biotecnología moderna no suele estar estandarizada.

La lucha integrada contra las plagas debe examinarse en el contexto de la biotecnología moderna, debido al uso de métodos biotecnológicos avanzados. Las definiciones de lucha integrada contra las plagas abarcan una gran variedad de planteamientos: desde el uso inocuo de los plaguicidas hasta la eliminación del uso de prácticamente todos los plaguicidas. Los métodos adecuados a este respecto deberían utilizarse de una forma integrada y sólo se debería recurrir a los plaguicidas "cuando sea necesario" y como último recurso dentro de una estrategia de lucha integrada contra las plagas. En ese tipo de estrategia, deberían considerarse detenidamente las repercusiones de los plaguicidas en la salud humana, el medio ambiente, la sostenibilidad del sistema agrario y la economía. Según la FAO, los programas de lucha integrada contra las plagas tienen por finalidad lograr una mayor independencia, ingresos más elevados para los agricultores, así como ahorros en las importaciones del extranjero para los Estados. Dichos programas también permiten que los agricultores puedan tomar decisiones fundamentadas con respecto a la gestión de sus cultivos[41].

En ocasiones también se percibe la agricultura ecológica como una tecnología moderna de la producción alimentaria, en la que los agricultores que suscriben esta idea persiguen objetivos similares a los de la lucha integrada contra las plagas, pero se pronuncian más claramente a favor de la integridad, la autodeterminación y la coevolución[42]. Aunque la agricultura ecológica afecte de forma intrínseca a la utilización de productos químicos agrícolas, las consideraciones con respecto a la inocuidad de los alimentos derivadas de estas prácticas no aportan una contribución exclusivamente positiva a la ecuación general de la salud.

2.1 Riesgos ambientales relacionados con la producción alimentaria basada en tecnologías de modificación genética

Principios de la evaluación de los riesgos ambientales (ERA): En muchas legislaciones nacionales, los componentes de la evaluación de los riesgos ambientales de los organismos alimentarios modificados genéticamente incluyen las caracterizaciones biológicas y moleculares de la inserción genética, la naturaleza y el contexto ambiental del organismo receptor, la importancia para el medio ambiente de los nuevos rasgos de los organismos modificados genéticamente y la información sobre las características geográficas y ecológicas del entorno en el que se produce su introducción. La evaluación de los riesgos se centra especialmente en las posibles consecuencias en la estabilidad y diversidad de los ecosistemas, lo que también incluye la capacidad supuesta de invasión, los flujos verticales u horizontales de genes, otras repercusiones ecológicas, los efectos en la biodiversidad, y la repercusión de la presencia de material modificado genéticamente en otros productos[43].

El concepto de familiaridad también se ha introducido a nivel internacional en el contexto de la inocuidad ambiental de las plantas transgénicas. Dicho concepto facilita las evaluaciones de riesgos y de inocuidad, ya que estar familiarizado significa disponer de la información suficiente para poder emitir un juicio sobre la inocuidad o los riesgos (U.S. NAS, 1989). El concepto de familiaridad también puede utilizarse para señalar las prácticas de gestión adecuadas, incluso para decidir si las prácticas agrarias normales son apropiadas o si deberían adoptarse otras prácticas para gestionar los riesgos (OCDE, 1993). El Centro Internacional de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIIGB) ha realizado un resumen cronológico de la labor realizada por las organizaciones internacionales en materia de seguridad de la biotecnología[44].

En la actualidad, el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología del Convenio sobre la Diversidad Biológica es el único instrumento normativo internacional que trata específicamente los posibles efectos negativos en el medio ambiente de los organismos modificados genéticamente (conocidos como organismos vivos modificados (OVM) en el marco del Protocolo). El Protocolo sobre Seguridad de la Biotecnología abarca los movimientos transfronterizos de cualquier alimento modificado genéticamente que se ajuste a la definición de OVM. EL Anexo III del Protocolo especifica los principios generales y la metodología para la evaluación de los riesgos de los OVM. El Protocolo establece un conjunto de normas y procedimientos internacionales armonizados destinados a asegurar que los países cuentan con la información necesaria, a través del sistema de intercambio de información denominado "Centro de Intercambio de Información de la Biotecnología". Dicho sistema de información, alojado en Internet, permite que los países puedan adoptar decisiones fundamentadas antes de autorizar la importación de OVM. El Protocolo también vela por que los envíos de dichos organismos vayan acompañados de la debida documentación de identificación. Aunque este Protocolo es la base fundamental de la reglamentación internacional sobre los OVM, no trata específicamente la cuestión de los alimentos modificados genéticamente, y su ámbito de aplicación no abarca los alimentos modificados genéticamente que no se ajustan a la definición de un OVM. Además, las consideraciones sobre cuestiones relacionadas con la salud humana que en él se incluyen son limitadas, debido a que su tema central es la biodiversidad, de conformidad con el ámbito de aplicación del propio Convenio.

Posibles efectos no deseados de los OMG en organismos no objetivo, en los ecosistemas y en la biodiversidad: los posibles riesgos para el medio ambiente incluyen los efectos no deseados en organismos no objetivo, en los ecosistemas y en la biodiversidad. Se han desarrollado cultivos modificados genéticamente resistentes a los insectos, mediante una variedad de toxinas insecticidas procedentes de la bacteria Bacillus thuringiensis (Bt). Los efectos perjudiciales para los insectos beneficiosos o una inducción más rápida de los insectos resistentes (dependiendo de las características específicas de las proteínas Bt, de la expresión en polen y de las áreas de cultivo) han sido estudiados en el marco de la evaluación de los riesgos ambientales (ERA) de varios cultivos modificados genéticamente protegidos contra los insectos. Estas cuestiones se estudian dentro del marco de las estrategias de supervisión y en la gestión mejorada de la resistencia frente a las plagas, que pueden afectar de forma intrínseca a la inocuidad de los alimentos a más largo plazo. Según un documento elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Nacional para la Protección del Medio Ambiente (ANPA) de Italia de 2000[45], se pueden aplicar mayores dosis de herbicidas después de una situación de emergencia en los cultivos tolerantes a los herbicidas, con objeto de evitar las aplicaciones periódicas que preceden a las situaciones de emergencia y reducir el número de aplicaciones de herbicida necesarias. En determinadas situaciones agroecológicas, tales como una alta concentración de malas hierbas, la utilización de cultivos tolerantes a los herbicidas ha conllevado una reducción cuantitativa de los herbicidas utilizados, en otros casos no se ha notificado ninguna reducción de herbicidas o ni siquiera la necesidad de aumentar el uso de éstos[46].

Cruce de genes: se ha señalado la incidencia de cruces de transgenes en campos donde se cultivan plantas modificadas genéticamente para ser comercializadas, incluidas la colza y la remolacha azucarera; y ello también ha quedado probado en la liberación experimental de algunos de estos cultivos, incluidos el arroz y el maíz. El cruce de genes podría provocar la transferencia no deseada de genes, tales como los genes resistentes a los herbicidas, a cultivos no objetivo o a malas hierbas, lo que generaría nuevos problemas en la lucha contra las malas hierbas. Las consecuencias resultantes de este cruce de genes pueden producirse previsiblemente en regiones en las que un cultivo modificado genéticamente tenga una distribución simpátrica y un período de afloración sincronizado, con un alto grado de compatibilidad con una variedad de malas hierbas o especie silvestre afín a las plantas cultivadas, como se ha demostrado por ejemplo con el arroz[47]. En vista de las posibles consecuencias del flujo de genes procedentes de los OMG, se está estudiando la utilización de técnicas moleculares para inhibir el flujo de genes y éstas se están desarrollando.

Animales modificados genéticamente: La posibilidad de que algunos peces y otros animales modificados genéticamente puedan escapar, reproducirse en el entorno natural e introducir genes recombinantes en las poblaciones silvestres es la cuestión que se aborda en el informe de un estudio reciente de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos de América[48]. Los insectos, mariscos, peces y otros animales modificados genéticamente que pueden escapar fácilmente se desplazan con rapidez y forman poblaciones silvestres muy pronto. Por ello, despiertan cierta preocupación, sobre todo si logran mejores resultados reproductivos que sus homólogos naturales. Por ejemplo, es posible que los salmones transgénicos con genes modificados para acelerar su crecimiento, que hayan sido liberados en el entorno natural, puedan competir con mayor fortuna por la comida y el apareamiento que los salmones silvestres, lo que pondría en peligro las poblaciones silvestres. La utilización de una población entera de peces hembra estériles modificadas genéticamente podría reducir el entrecruzamiento entre las poblaciones nativas y las de criaderos, un problema usual en la utilización de peces no modificados genéticamente en los criaderos en jaulas y redes en el océano. La esterilidad elimina la posibilidad de que se propaguen los transgenes en el entorno, pero no elimina todos los posibles daños ecológicos. La triploidía monosexual es el mejor método existente de esterilización de peces y mariscos, aunque es imprescindible disponer de procedimientos estrictos de verificación de la triploidía[49].

Microorganismos modificados genéticamente: se ha comprobado la transferencia de genes entre bacterias pertenecientes a distintas especies, géneros o incluso familias en el suelo y en otros sistemas. Tales transferencias de genes se producen entre microorganismos corrientes en todos los ecosistemas, y también se han demostrado entre microorganismos modificados genéticamente y otros microorganismos, por ejemplo con los genes resistentes a los antibióticos. La transferencia de genes antibióticos a microorganismos presentes en los alimentos y a microorganismos de importancia clínica es un efecto no deseado que afecta a la inocuidad de los alimentos, aunque debido a la bajísima frecuencia de tales transferencias la preocupación que ello pueda suscitar será muy escasa. Sólo se ha autorizado una limitada liberación de microorganismos modificados genéticamente (por ejemplo, Pseudomonas y Rhizobia), principalmente con el objetivo de investigar la propagación y destino de los microorganismos en la naturaleza. En algunos casos se ha comprobado que ciertas poblaciones bacterianas modificadas genéticamente liberadas han persistido en el suelo durante años. Se están investigando las posibles consecuencias de ello para las comunidades naturales de microorganismos del suelo. Varios factores obstaculizan la evaluación de los riesgos en esos ámbitos, como por ejemplo la escasez de conocimientos sobre los microorganismos autóctonos en el entorno (en la actualidad, sólo un 1% aproximado de las bacterias del suelo cuentan con una descripción taxonómica), la existencia de mecanismos de transferencia naturales entre microorganismos y las dificultades para controlar su propagación (Consulta FAO/OMS de expertos sobre alergenicidad de los alimentos obtenidos por medios biotecnológicos, 2001)[50].

Especificidad regional en las evaluaciones de inocuidad: La obtención de resultados contradictorios con respecto a los beneficios o desventajas de un mismo cultivo modificado genéticamente puede ser debida a distintas condiciones agroecológicas en distintas regiones. Por ejemplo, la utilización de cultivos resistentes a los herbicidas y el consiguiente empleo de herbicidas podría ser perjudicial en una explotación agrícola de pequeñas dimensiones con una rotación de cultivos extensiva y una baja incidencia de plagas. Sin embargo, el moderado empleo de herbicidas asociado a esas plantas modificadas genéticamente podría ser beneficioso en otros contextos agrícolas, en los que puede suponer una disminución del uso de herbicidas. En la actualidad, no hay pruebas concluyentes sobre las ventajas o costos ambientales derivados de dichos cultivos que puedan generalizarse para todos los cultivos modificados genéticamente. Las consecuencias pueden variar notablemente entre los distintos rasgos modificados genéticamente, los diferentes tipos de cultivos y los distintos contextos locales, incluidas las características ecológicas y agroecológicas.

En 1999, el Gobierno del Reino Unido solicitó a un consorcio independiente de investigadores que investigara cómo podía afectar la explotación de cultivos modificados genéticamente a la abundancia y diversidad de las variedades silvestres cultivadas, en comparación con la explotación de las variedades convencionales de esos mismos cultivos[51]. El grupo de investigación concluyó que existían diferencias para la abundancia de las variedades silvestres entre los campos de cultivos modificados genéticamente y los campos de cultivos convencionales, dependiendo de la especificidad del cultivo modificado genéticamente y del lugar del análisis; pero no había una tendencia general a favor o en contra de los cultivos modificados genéticamente. Los investigadores hicieron hincapié en que las diferencias halladas no se debían únicamente al hecho de que los cultivos habían sido modificados genéticamente, sino a que dichos cultivos modificados genéticamente ofrecían nuevas posibilidades a los agricultores para luchar contra las malas hierbas, ya que utilizaban otros herbicidas y los aplicaban de forma distinta.

Vigilancia de la salud humana y de la seguridad ambiental: En el futuro, cabe que se apruebe la producción generalizada de determinados organismos modificados genéticamente, aunque puede que ello no siempre incluya la posibilidad de introducirlos también en la cadena de suministro de alimentos para el consumo humano. Ejemplos de ello podrían ser las plantas o animales utilizados para la producción de medicamentos. En dichas situaciones, será importante estudiar si deben aplicarse o no medidas de supervisión después de la comercialización, ante la posibilidad de una propagación ambiental no deseada de los animales modificados genéticamente o de sus transgenes, en el caso de que ello pudiera representar algún peligro para la inocuidad de los alimentos.

Un requisito previo para cualquier tipo de sistema de supervisión son los instrumentos de identificación o rastreo de los OMG o de los productos derivados de OMG en el medio ambiente o en la cadena de alimentación. En algunos países se están utilizando técnicas de detección (tales como la reacción en cadena de polimerasa) para controlar la presencia de OMG en los productos alimentarios, con objeto de facilitar la aplicación de los requisitos de etiquetado de los productos modificados genéticamente y vigilar los efectos de éstos en el medio ambiente. Ya se han realizado algunos intentos para estandarizar métodos analíticos de rastreo de los OMG, por ejemplo para utilizarlos en las normas de la ISO.

En la Consulta mixta de expertos OMS/FAO sobre la evaluación de la inocuidad de los alimentos derivados de animales modificados genéticamente, incluidos los peces, que se celebró en el año 2003, se señaló la necesidad de la Vigilancia después de la comercialización y, por lo tanto, de sistemas de rastreo de los productos en casos específicos.

Pre-market risk assessment:

Evaluación de los riesgos antes de la


comercialización

Post-market monitoring:

Supervisión después de la comercialización

Surveillance before GMP Commercialisation:

Vigilancia antes de la comercialización del producto modificado genéticamente

(e.g. biodiversity monitoring)

(p. ej., control de la biodiversidad)

General surveillance:

Vigilancia general

Contained use:

Utilización confinada

Decision based on ERA I:

Decisión basada en la ERA I

Limited release:

Liberación limitada

Decision based on ERA II:

Decisión basada en la ERA II

Case-specific monitoring:

Supervisión de casos concretos

Decision based on ERA III:

Decisión basada en la ERA III

Risk assessment if needed:

Evaluación de los riesgos en caso necesario

Lab/Greenhouse:

Laboratorios/Invernaderos

Field trials

Ensayos sobre el terreno

Commercial cultivation:

Cultivo para su comercialización

Approval for limited release:

Autorización para la liberación limitada

Approval for placing on the market:

Autorización para la comercialización

Renewal of consent:

Renovación del consentimiento

Time:

Tiempo

2.3 Posibles efectos de los OMG en la salud humana por medio de su impacto ambiental

Muchos países han subrayado la necesidad de evaluar los efectos indirectos de la utilización de OMG en la producción de alimentos. En un informe de la OMS y del ANPA se examinan los posibles peligros para la salud ambiental resultantes de la liberación de OMG en el medio ambiente. En dicho informe se indica que los efectos en la salud son "un índice integral de la sostenibilidad ecológica y social"[52]. Por ejemplo, la producción de sustancias químicas o de enzimas por microorganismos modificados genéticamente confinados (como aditivos químicos, farmacéuticos o alimentarios) ha contribuido notablemente a la disminución del uso de energía, así como de los residuos tóxicos y sólidos en el medio ambiente, lo que ha permitido una importante mejora de la salud y desarrollo humanos. Otro ejemplo de los resultados beneficiosos para el entorno humano de la utilización de cultivos modificados genéticamente es la reducción del empleo y contaminación ambiental de los plaguicidas, así como de la exposición humana a los mismos, que se ha comprobado en algunas áreas. Ello ha quedado demostrado especialmente mediante la utilización del algodón Bt resistente a los plaguicidas, al quedar probado que disminuye la intoxicación por plaguicidas en los trabajadores agrícolas[53]. El cruce de plantas modificadas genéticamente con cultivos convencionales o parientes silvestres, así como la contaminación de los cultivos convencionales con material modificado genéticamente, pueden tener un efecto indirecto en la inocuidad y seguridad de los alimentos mediante la contaminación de los recursos genéticos[54]. Las Directrices del Codex para la evaluación de la seguridad de los alimentos modificados genéticamente incluyen el análisis de posibles efectos no deseados, teniendo en cuenta que los efectos en el medio ambiente pueden provocar efectos indirectos no deseados en la salud humana[55].

2.4 Métodos fitogenéticos modernos y efectos en la diversidad

Las estrategias de mejoramiento genético de los cultivos dependen en gran medida de la conservación de la diversidad de los cultivos y de los parientes silvestres. Muchos métodos de biotecnología convencional y moderna pueden interferir en la diversidad de los organismos que tienen importancia para los avances en el mejoramiento genético. En los cultivos, esos métodos pueden concentrarse a menudo en el posterior desarrollo de un número reducido de líneas selectas únicamente. La mayoría de las variedades autóctonas adaptadas al entorno local no seguirán propagándose. El sistema de protección de los derechos de propiedad intelectual también interfiere en la diversidad de los cultivos. Hay una creciente preocupación pública y científica ante la posibilidad de que se produzca una rápida disminución de la diversidad, por ejemplo, de las variedades locales. Por otro lado, los métodos modernos de biotecnología pueden propiciar la diversidad en situaciones en que las posibilidades de cría convencional son difíciles, debido a la esterilidad y las plagas, como en el ejemplo estudiado sobre los bananos[56].

Leyenda:


Ordenadas:

Diversidad genética

Abcisas:

Inicio de domesticación


Fitogenética moderna (Asia 1900)


Antes de la agricultura

Curvas de arriba a bajo:

Poblaciones silvestres


Variedades locales


Líneas modernas


Colecciones ex situ

Históricamente, los países en desarrollo han proporcionado recursos fitogenéticos de forma gratuita a los bancos de genes de todo el mundo. En la actualidad, las políticas internacionales atribuyen una gran importancia a la propiedad nacional de tales recursos. Un aspecto importante para el potencial de la investigación agrícola en el futuro es el acceso de los investigadores a los recursos genéticos, de forma que se reconozcan las contribuciones de los agricultores a la conservación y utilización sostenible de dichos recursos.

El Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, aprobado en una conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación en noviembre de 2001, constituye el marco jurídico que regula los recursos de los que dependen la seguridad alimentaria y la agricultura sostenible. El Tratado establece una directiva sobre la conservación y el uso sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura y dispone la distribución justa y equitativa de los beneficios que se deriven de su utilización, en consonancia con el Convenio sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas. El Tratado también regula los derechos de los agricultores.

El Tratado establece un Sistema multilateral de acceso y distribución de los beneficios para los cultivos fundamentales, y subraya la interdependencia de los países con respecto a los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. Asimismo, alienta a los países en desarrollo ricos en recursos genéticos a colocar germoplasma en el Sistema multilateral de acceso y distribución de los beneficios. Los usuarios del material firmarán un Acuerdo de transferencia de material, que recogerá las condiciones de acceso y de distribución de los beneficios mediante un fondo establecido en el marco del Tratado. A cambio, los propietarios de los recursos genéticos obtendrán una parte de los beneficios derivados de la utilización y desarrollo de los mismos en forma de información, transferencia de tecnología y creación de capacidad.

3. Interacción entre riesgos ambientales, riesgos alimentarios y aspectos socioeconómicos

La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional ha informado de que, entre los años 1975 y 2000, el mundo perdió el 22 por ciento de sus tierras con alto potencial agrícola. Ello equivale a 600 000 millas cuadradas, superficie equivalente a la de Alaska. Dicha pérdida resulta alarmante ya que, con el aumento de la presión demográfica, la producción agrícola tendrá que extenderse a tierras con un potencial medio y bajo, que no sólo son menos productivas sino también más frágiles y propensas a degradarse. La degradación del suelo se produce principalmente debido a la deforestación, las actividades agrarias, el sobrepastoreo y la sobreexplotación. Las manifestaciones biofísicas incluyen la erosión y la pérdida de la capacidad de retención de agua. Pero lo más importante (y lo más complejo) son los aspectos sociales y económicos. De hecho, algunas personas consideran que la degradación del suelo es un problema socioeconómico, más que biofísico. Por ejemplo, el aumento de la población incrementa la demanda de tierras de cultivo, lo que suele conllevar deforestación, períodos de barbecho más cortos y un cultivo ininterrumpido. Las políticas económicas a muy corto plazo suelen empeorar la situación al alentar a los agricultores a adecuar nuevas tierras para el cultivo, en lugar de proteger las tierras que ya se cultivan. Los acuerdos que no aseguran la tenencia de la tierra disuaden a los agricultores de realizar inversiones a largo plazo, que son necesarias para la conservación de los recursos[57].

Las consecuencias de la liberalización del comercio: La aplicación o reforma de las políticas agrarias y comerciales acarrea un complejo conjunto de efectos ambientales (algunos de ellos negativos, otros positivos, y que a veces se reflejan en las cuestiones de inocuidad de los alimentos). Las repercusiones de un comercio agrícola más liberalizado en la calidad ambiental dependen de una serie de factores, como la combinación de los productos básicos después de la reforma, el nivel de producción, los cambios en los insumos de producción, el aprovechamiento de la tierra, los cambios técnicos y la capacidad de la base de recursos naturales para asimilar los efectos de la producción. El efecto adicional de esos cambios con respecto a la inocuidad de los alimentos dependerá, en muchos casos, de la existencia de sistemas de inocuidad de los alimentos, así como de la experiencia relativa a la nueva o mayor producción de alimentos básicos.

Una mayor liberalización del comercio permite mejorar el acceso a los mercados para los productos que estaban sujetos anteriormente a restricciones cuantitativas (tales como los contingentes u otros obstáculos no arancelarios), así como aproximar los precios a los precios mundiales. Los recursos se redistribuyen a medida que los precios se ajustan a las condiciones del mercado y reflejan la disponibilidad de recursos tales como la tierra cultivable, la mano de obra y otros insumos agrícolas. A medida que los precios varían, los agricultores responden modificando su combinación de cultivos y su utilización de insumos, así como comprando o vendiendo tierras e invirtiendo en nueva maquinaria. En aquellos países donde las reformas provoquen un aumento en los precios fijados por los productores, los agricultores responderán aumentando la producción, intensificando el aprovechamiento de la tierra y/o incrementando la utilización de los insumos químicos[58].

Además, las consideraciones de orden comercial y sanitario están estrechamente relacionadas entre sí. La utilización de normas internacionales para los alimentos comercializados, centradas en la inocuidad de los alimentos, pero también muy probablemente en las cuestiones ambientales en un futuro, podrán mejorar no sólo los alimentos comercializados a nivel internacional, sino también los alimentos locales y, por consiguiente, la salud de los consumidores locales. Ello, a su vez, favorecerá tanto la salud como el desarrollo social y económico (situación en la que todos salen ganando). La cooperación entre los organismos internacionales, con el objeto de centrar el desarrollo en dichos ámbitos, queda ilustrada con la creación del Servicio de Elaboración de Normas y Fomento del Comercio[59], que representa un esfuerzo conjunto de la OMS, la FAO, la Organización Mundial del Comercio, la Organización Mundial de Salud Animal (OIE) y el Banco Mundial. Se espera que dicho Servicio proporcione los medios necesarios para que los países en desarrollo refuercen sus sistemas cumpliendo con las normas internacionales, en beneficio tanto de los alimentos para la exportación como para el consumo local.

4. Aspectos éticos de la evaluación de los riesgos ambientales

En un informe de la FAO sobre las cuestiones éticas relacionadas con la agricultura y la alimentación se recapitulan los acuerdos internacionales relativos a la naturaleza y a la producción de alimentos. Entre dichas cuestiones éticas se incluyen el valor de los alimentos, el valor de un mejor bienestar, el valor de la salud humana, el valor de los recursos naturales y el valor de la naturaleza, mientras que el Convenio sobre la Diversidad Biológica reconoce que la propia naturaleza debe ser valorada como tal. El resumen de estos objetivos muestra que todos los argumentos fundamentales que se suelen estudiar en una evaluación de riesgos y beneficios de la biotecnología alimentaria, sobre todo la mejora de la productividad para aumentar la producción alimentaria, la equidad, la salud y la protección de la naturaleza, se entrecruzan e interfieren entre sí, por lo que se requiere una fuerte consideración ética[60], [61].

Se reconoce a nivel internacional que la evaluación, gestión y comunicación de los riesgos son elementos fundamentales de la gestión de los posibles riesgos emergentes relacionados con las nuevas tecnologías de producción alimentaria, en la que debe llevarse a cabo la evaluación de riesgos sobre la base de "su fundamentación científica". Sin embargo los debates sobre el empleo de la precaución (denominada por algunos países "principio cautelar") y la necesidad de respetar otros factores legítimos alejados de la evaluación científica de los riesgos han sido objeto de controversias[62].

En la Consulta de Expertos de la FAO sobre inocuidad de los alimentos, bromatología y cuestiones éticas conexas, que se celebró en Roma en el año 2002, se lograron progresos científicos en dichas cuestiones. En aquella ocasión, los expertos convinieron en que la evaluación de riesgos se basaba en la ciencia, pero las pruebas y los análisis científicos no siempre podían dar respuestas inmediatas a las cuestiones planteadas. Muchas de las pruebas científicas son provisionales, ya que los procesos científicos establecidos incluyen la verificación y reverificación de los resultados con el fin de obtener el nivel de seguridad requerido. Normalmente las decisiones adoptadas se defienden amparándose en bases "científicas", y algunas veces también en costos y beneficios económicos, los cuales ofrecen aparentemente una prueba objetiva y comprobable de que la elección es "correcta". Las decisiones que se basan explícitamente en principios y valores éticos pueden ser, sin embargo, igualmente defendibles, si la sociedad acepta ampliamente los supuestos éticos utilizados para fijar las políticas. El énfasis en la ciencia y la exclusión de los argumentos éticos para fundamentar las decisiones pueden polarizar el debate científico.

Un grupo formado por científicos y representantes de ONG y de la industria, procedentes de varios sectores, formularon el primer planteamiento en materia de inocuidad que reclamaba una negociación interactiva entre investigadores, miembros de la industria, representantes de los poderes públicos y consumidores para formular las normas sobre inocuidad. Dichas normas harían de la inocuidad un criterio presente en los debates sobre desarrollo desde el principio y no al final, justo antes de la notificación del producto, e incluirían la supervisión después de la comercialización, la capacitación y la administración[63].

La dependencia de factores de importancia directa para la evaluación de los riesgos de los productos resultantes de las nuevas tecnologías con respecto a los factores socioeconómicos o éticos será tratada en las tentativas de lograr una evaluación integral de las posibles consecuencias, en el marco de un proyecto que la OMS está llevando a cabo en la actualidad[64]. Además, en la Consulta mixta de expertos OMS/FAO sobre la evaluación de la inocuidad de los alimentos derivados de animales modificados genéticamente, incluidos los peces, que se celebró en el año 2003, se propuso un análisis que incluía criterios éticos utilizando una matriz ética[65]; y recientemente se ha propuesto la utilización de principios de beneficencia y de no maleficencia, de justicia y de imparcialidad, así como de elección y de autonomía en la toma de decisiones, con vistas a una evaluación metodológica estructurada[66].

5. La función de las organizaciones internacionales, la creación de capacidad y la coordinación

Los productos obtenidos mediante distintos métodos de biotecnología moderna ya se comercializan en los mercados locales o internacionales. Se han mejorado los cultivos, animales o microorganismos en función de los objetivos agrícolas, en los casos en que dichos organismos podían manifestar características específicas con respecto a su inocuidad o utilidad en diferentes ámbitos agroecológicos, socioeconómicos o culturales. En un mercado de producción agrícola globalizado es muy probable que se comercialicen a nivel internacional los productos derivados de estos organismos, por lo que las medidas de seguridad del Protocolo sobre Seguridad de la Biotecnología serán importantes para prevenir riesgos. No obstante, las posibilidades del protocolo se limitan a los movimientos transfronterizos de los OVM y a sus efectos directos en la diversidad. Además, puede ser difícil lograr la suficiente capacidad técnica para llevar a cabo análisis exhaustivos en muchos países en desarrollo. Por otro lado, la necesidad de intercambiar de forma coordinada información local, así como internacional, con respecto a parámetros complejos requiere unos medios técnicos y científicos sofisticados. La capacidad de la Comisión del Codex Alimentarius para proseguir su labor sobre los principios y directrices acordados a nivel internacional para establecer un marco de análisis de los riesgos de inocuidad de los alimentos será fundamental para lograr un verdadero avance mundial en este ámbito, integrar los distintos aspectos de la evaluación de las nuevas tecnologías agrarias y asegurar que las consideraciones sobre la salud humana siguen siendo prioritarias. Todo ello precisará, en último término, la adopción de medidas para la creación de capacidad en algunos países, así como una intensa participación de los organismos internacionales en actividades de supervisión coordinadas, en la recogida de datos y en el análisis de los mismos. Para avanzar con éxito y equidad en esa dirección será esencial una cooperación decidida de las organizaciones internacionales, especialmente de los organismos de las Naciones Unidas, será esencial.

Prevención de la contaminación deliberada y respuesta frente a ésta

(Preparado por la Secretaría de la FAO/OMS)

Tema 5.4 del programa

GF 02/13

Resumen

La contaminación intencionada de los alimentos con fines políticos, financieros y de otra índole constituye una amenaza real y actual; asimismo, la contaminación deliberada de los alimentos en un lugar podría tener consecuencias mundiales para la salud pública. Los Estados Miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han expresado su preocupación acerca de que podrían introducirse agentes químicos, biológicos y radionucleares en alimentos y otros posibles vehículos con el fin de hacer deliberadamente daño a las poblaciones civiles, y han solicitado a la Organización que les proporcione instrumentos y apoyo para aumentar su capacidad de reacción. Como respuesta, la OMS ha preparado varias directrices, que incluyen orientación para prevenir la contaminación deliberada de los alimentos y responder frente a ésta.

A pesar de que todas las emergencias relacionadas con la inocuidad de los alimentos, con inclusión de los casos deliberados y fortuitos, podrían gestionarse mediante las infraestructuras existentes de inocuidad de los alimentos, se necesitan medidas razonables de prevención, junto con una preparación básica, a fin de abordar los peligros que implica la contaminación intencionada. Los países deberían integrar en los programas existentes la consideración de actos de sabotaje alimentario de manera que aseguren la inocuidad de sus suministros de alimentos. El fortalecimiento de la infraestructura relacionada con la inocuidad de los alimentos contribuirá a que los países aumenten su capacidad con objeto de disminuir la incidencia de todas las enfermedades transmitidas por los alimentos que son causadas por agentes químicos y microbianos y responder adecuadamente ante todos los casos de contaminación. Asimismo, una mejor coordinación entre los sistemas existentes de lucha contra enfermedades transmisibles permitirá que los sistemas de vigilancia, preparación e intervención incluyan los sistemas de medición necesarios para detectar en el momento oportuno brotes de enfermedades transmitidas por los alimentos y proporcionar información pertinente a fin de facilitar una intervención rápida y eficaz.

A efectos de responder en un modo rápido y eficaz, los países necesitan sistemas de alerta, preparación e intervención para las amenazas contra la salud pública derivadas de casos reales o posibles de contaminación deliberada del suministro de alimentos. La coordinación entre la OMS, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y otras organizaciones internacionales y regionales con respecto a los casos que comportan una contaminación deliberada debería considerarse parte del fortalecimiento de los sistemas nacionales para responder a todas las emergencias relacionadas con la inocuidad de los alimentos. En concreto, los países deberían participar activamente en la red de la OMS de autoridades en materia de inocuidad de los alimentos para situaciones de emergencia (INFOSAN Emergencia) como primera medida para crear los medios y los vínculos básicos en orden a hacer frente a este problema.

Prevención de la contaminación deliberada y respuesta frente a ésta

1. Introducción

Las amenazas de criminales y otros grupos antisociales que tienen por objetivo la inocuidad del suministro de alimentos son ya una realidad. Durante los dos últimos decenios, los Estados Miembros de la OMS han mostrado una preocupación cada vez mayor por la posibilidad de que agentes químicos y biológicos, así como materiales radionucleares se utilicen deliberadamente para hacer daño a las poblaciones civiles. En los últimos años, los ministerios de salud de varios países han aumentado el estado de alerta con respecto al uso malévolo y deliberado de agentes que pueden propagarse a través del aire, el agua o los alimentos.

En 2002, la Asamblea Mundial de la Salud, al reconocer dichas amenazas contra las poblaciones civiles, solicitó a la OMS que proporcionara instrumentos y apoyo a los países a fin de fortalecer sus sistemas nacionales de intervención ante el uso intencionado de agentes biológicos, químicos o radionucleares[67]. Además, solicitó a la OMS que continuara publicando directrices internacionales e información técnica sobre medidas de salud pública recomendadas para hacer frente a los posibles incidentes. Como respuesta, la OMS ha preparado varias directrices, que incluyen orientación para prevenir la contaminación deliberada de los alimentos y responder frente a ésta.[68]

Todos los países deben tener sistemas básicos para prevenir o impedir la contaminación intencional de sus suministros de alimentos y, en caso de que ocurra, intervenir rápidamente para reducir al mínimo los posibles efectos negativos sanitarios, económicos y de otro tipo de dicha contaminación. No obstante, las contramedidas específicas deben considerarse sólo un aspecto de un programa más amplio y exhaustivo de inocuidad de los alimentos en contextos nacionales y mundiales. La Estrategia mundial de la OMS en materia de inocuidad de los alimentos[69] abarca un enfoque preventivo en relación con la inocuidad de los alimentos, con una mayor vigilancia y una intervención más rápida en casos de brotes de enfermedades transmitidas por los alimentos y de contaminación química. Dicho enfoque podría ampliar considerablemente la capacidad de los países para proteger la inocuidad de sus suministros de alimentos contra amenazas naturales y accidentales, al tiempo que proporciona un marco para abordar la contaminación deliberada de los alimentos.

Para los fines del presente documento, la contaminación deliberada de los alimentos se define como un acto o amenaza de contaminación intencional de alimentos destinados al consumo humano con agentes químicos, biológicos o radionucleares con el objetivo de causar daños a poblaciones civiles o su muerte y/o alterar la estabilidad social, económica o política. Los agentes químicos en cuestión pueden ser fabricados por el hombre o bien toxinas naturales, mientras que los agentes biológicos son microorganismos patogénicos, con inclusión de virus, bacterias y parásitos, que pueden ser infecciosos o no infecciosos. Los agentes radionucleares se definen en este contexto como productos químicos radioactivos capaces de causar daños cuando están presentes en niveles inadmisibles. En el presente documento se abarcan todos los alimentos, incluida el agua utilizada en la preparación de alimentos, así como el agua embotellada.

2. Prevención

Como ocurre con todos los problemas relacionados con la salud y la inocuidad, la prevención es normalmente la opción más conveniente, que se considera la primera línea de defensa frente a la contaminación deliberada. La base de la prevención es el conocimiento de esta posible amenaza y la aplicación de medidas básicas de seguridad y precaución. Mediante el trabajo en cooperación con el gobierno, la industria alimentaria está en la mejor posición para abordar rápidamente dichas amenazas a lo largo de todo el sistema de suministro de alimentos, desde la producción hasta el consumo. Las autoridades gubernamentales encargadas de la inocuidad de los alimentos pueden proporcionar la orientación necesaria y desempeñar otras funciones de coordinación para prestar asistencia a la industria, como en el caso del rastreo y la retirada de productos. Dado que en general los métodos de producción y los programas de calidad le pertenecen, la industria alimentaria dispone tanto del conocimiento como de la capacidad para disminuir la probabilidad de contaminación intencional de los alimentos, desde las materias primas hasta la distribución del producto. Los gobiernos deberían apoyar a la industria para fortalecer los sistemas de gestión de la inocuidad de los alimentos, con el fin de incluir la consideración de la contaminación intencional. Asimismo, los gobiernos contribuyen a promover la inocuidad de los alimentos con carácter preventivo, mediante diversos mecanismos voluntarios y reglamentarios.[70] Es importante señalar que varias de las actividades preventivas descritas en el presente documento se refieren a sistemas "industrializados" de producción alimentaria. También, aunque la producción industrializada es, seguramente, la que tiene más probabilidades de sufrir contaminación deliberada, es muy probable que los sistemas de producción más tradicionales, incluidos los sistemas con líneas de distribución cortas, presenten problemas que es necesario examinar por separado.

2.1 Fortalecimiento de los programas de gestión de la inocuidad de los alimentos

Los alimentos pueden ser contaminados de manera intencional por agentes químicos, biológicos o radionucleares en cualquier punto de la cadena alimentaria. Los programas de gestión de la inocuidad de los alimentos ofrecen la oportunidad de prevenir, detectar y combatir el sabotaje de alimentos. El conocimiento de las relaciones entre el sistema de producción, los ingredientes, las personas, los utensilios, el equipo y la maquinaria puede ayudar a indicar los puntos en los que se pueden producir fallos cruciales en el sistema. En el ámbito de este análisis podrían determinarse los métodos de sabotaje o el alcance de una amenaza, lo que proporcionaría la base para un análisis de riesgos. Los programas habituales gestión de la inocuidad de los alimentos en el marco de la industria alimentaria incluyen buenas prácticas agrícolas y de fabricación, así como sistemas de análisis de peligros y de puntos críticos de control (APPCC). Actualmente, se están utilizando cada vez más sistemas más nuevos basados en la evaluación científica del riesgo para elaborar opciones de reducción del riesgo a lo largo de la cadena de suministro de alimentos, de la granja a la mesa.

Los gobiernos deberían colaborar estrechamente con la industria a fin de incorporar en los programas de gestión de la inocuidad de los alimentos la prevención de la contaminación deliberada y la respuesta frente a ésta. No todos los países disponen de la infraestructura necesaria para prestar asistencia a la industria, sobre todo a las empresas pequeñas y menos desarrolladas, para aplicar dichos programas a lo largo de toda la producción, elaboración y preparación de alimentos. La creación de capacidad con respecto a dicha competencia es esencial para prevenir la contaminación deliberada y fortuita de los alimentos. Entre las medidas genéricas que los gobiernos pueden adoptar para prestar ayuda a la industria a este respecto se encuentran las siguientes:

La prevención de la contaminación deliberada no siempre exige alta tecnología o gastos enormes. Entre las medidas más eficaces que pueden adoptarse figuran la adquisición de un mayor conocimiento del problema y una mejora de la vigilancia. Se puede aumentar el conocimiento por medio de una auditoría de los programas de gestión de la inocuidad de los alimentos. En el caso de que se produzca un incidente, la información obtenida mediante una vigilancia temprana podría compartirse con la industria alimentaria para facilitar la adopción de medidas inmediatas con el fin de atender a las preocupaciones de los consumidores, así como contener y mitigar la amenaza.

2.2 Prevención en la industria alimentaria

El conocimiento y la capacidad para prevenir el sabotaje intencional de los alimentos los posee principalmente la industria alimentaria, y deben aplicarse en toda la cadena alimentaria. En la elaboración y el examen de programas de gestión de la inocuidad de los alimentos, que podrían variar desde los más rudimentarios hasta los más elaborados, es necesario considerar la posible contaminación por agentes químicos y biológicos así como por materiales radionucleares, y la interrupción de los suministros de alimentos.

La posibilidad de contaminación deliberada de los alimentos puede reducirse al mínimo aumentando la seguridad de las personas y las instalaciones. Todos los segmentos de la industria alimentaria deberían estudiar mejoras de seguridad y los planes de intervención para sus establecimientos. Por ejemplo, deben salvaguardarse las fuentes de las materias primas y las instalaciones de almacenamiento, así como los sistemas de transporte; el acceso a todas las zonas críticas de producción, elaboración, transporte y almacenamiento podrían controlarse y documentarse para reducir al mínimo las posibilidades de contaminación.

Por lo que respecta al personal, los empleadores podrían efectuar un cribado de su personal con el fin de asegurar que su formación y antecedentes profesionales son compatibles con la labor y responsabilidades que desempeña. Además, podría realizarse un examen selectivo de los trabajadores encargados del saneamiento, el mantenimiento y la inspección, que tienen acceso a zonas neurálgicas, con arreglo a un criterio de seguridad. Podrían crearse mecanismos adecuados a fin de que el personal pueda comunicar cualquier comportamiento o actividades sospechosas.

A pesar de que es imposible describir todas las posibles situaciones de sabotaje alimentario, la OMS ha elaborado unas directrices básicas para la industria alimentaria dirigidas a fortalecer los programas de gestión de la inocuidad de los alimentos con el fin de prevenir la contaminación deliberada de los alimentos por agentes nocivos[71]. En estas directrices se ofrecen varias opciones que la industria debería examinar, teniendo en cuenta los recursos disponibles y la amenaza detectada. Es necesario considerar en cada punto de la cadena alimentaria los riesgos probables, con objeto de asegurar la inocuidad del alimento elaborado. En varios documentos útiles preparados por algunos países[72] [73] [74] e industrias[75] se ofrecen ejemplos y directrices para analizar los riesgos en la producción y elaboración de alimentos determinados. No todos estos documentos pueden aplicarse íntegramente en empresas más pequeñas o en desarrollo, pero los principios generales de evaluación de la vulnerabilidad se aplican en todo tipo de empresas y en todos los sectores[76] [77].

3. Intervención

Si bien las medidas preventivas son esenciales, las posibilidades de contaminación deliberada de los alimentos son actualmente demasiado numerosas como para que sea posible su prevención completa. No obstante, programas de vigilancia y seguimiento rápidos y eficaces, junto con una adecuada preparación, pueden ser muy eficaces para responder a dichas amenazas. Muchos gobiernos tienen, o están creando, infraestructuras específicas destinadas a asegurar que los alimentos elaborados tanto para el consumo nacional como para la exportación satisfagan unas normas aceptables de inocuidad. El fortalecimiento de los programas nacionales de inocuidad de los alimentos exige que existan políticas nacionales y recursos que sustenten la infraestructura, y que la legislación alimentaria, los laboratorios de control de la contaminación de alimentos, la inspección de los productos alimenticios, la vigilancia de las enfermedades transmitidas por los alimentos, y la educación y capacitación en la materia sean adecuados y estén actualizados. Sobre todo, es preciso que la posibilidad de contaminación deliberada forme parte de las consideraciones de inocuidad.

A pesar de que la mayor parte de los conocimientos y la capacidad para prevenir las emergencias relacionadas con la inocuidad de los alimentos se encuadran en el marco de la industria alimentaria, los gobiernos tienen un cometido fundamental en la detección de casos reales o amenazas de contaminación de alimentos y la respuesta ante los mismos, así como con respecto a otras emergencias relacionadas con la inocuidad de los alimentos. En el caso de emergencias relacionadas con la inocuidad de los alimentos provocadas por un acto deliberado, las posibles consecuencias para la salud pública, la economía y la estabilidad política y social deben controlarse mediante un sistema de intervención en situaciones de emergencia que sea rápido y eficaz en todos los niveles. La eficacia de la respuesta depende en gran medida de los planes de preparación que se han elaborado y llevado a cabo mucho antes de que se produzca el incidente. En varias publicaciones de la OMS, se ha estudiado con cierto detenimiento la planificación de la preparación en materia de salud pública en situaciones de emergencia y, por tanto, no se examina en detalle en el presente documento.[78].

3.1 Evaluación de la vulnerabilidad

La naturaleza de un sistema de preparación e intervención se basa en una evaluación de amenazas específicas de contaminación intencional de los alimentos y su prioridad con respecto a otros problemas de salud pública. La determinación de las prioridades forma parte de una evaluación de la vulnerabilidad que, a su vez, se lleva a cabo en el marco de la elaboración de planes de preparación para casos de contaminación deliberada. Las amenazas podrían clasificarse de alto riesgo a bajo riesgo, según sus efectos sobre la salud y sus posibles consecuencias sociales, económicas y políticas.

La vulnerabilidad se evalúa sobre la base de las circunstancias científicas, económicas, políticas y sociales existentes en un país, con el fin de medir el alcance de una amenaza y establecer las prioridades en relación con los recursos. Se deben fijar las prioridades de modo que se asegure que las medidas adoptadas para hacer frente a la amenaza son proporcionales a la gravedad de las consecuencias que supone a la amenaza. La finalidad de una evaluación de vulnerabilidad es determinar las propiedades y las posibles consecuencias de la contaminación intencional de los alimentos por agentes nocivos, señalar las prioridades del caso y asignar recursos nacionales en una proporción consecuente con dichas prioridades. Expertos técnicos en alimentos e inocuidad de los alimentos deberían participar en cualquier evaluación de vulnerabilidad específica relativa a una contaminación deliberada. La información sobre la toxicología de los productos químicos y las características de los agentes microbianos es un componente fundamental de dicha evaluación, junto con una evaluación de la exposición potencial, que determinará los posibles efectos del agente.

3.2 Preparación como base para la intervención

La intervención en situaciones de emergencia causadas por una contaminación deliberada de los alimentos presenta similitudes con la correspondiente a emergencias que tienen su origen en una contaminación accidental. A menudo ambos casos no pueden diferenciarse, sobre todo en las fases iniciales del brote. Por estos motivos, los planes de preparación deberían incluir una intervención tanto en los casos deliberados como en los fortuitos. En los casos en que los planes de preparación comprenden ya las emergencias relacionadas con la inocuidad de los alimentos, es preciso incluir en ellos la contaminación deliberada, tratando de utilizar al máximo los recursos y la infraestructura ya existentes para la intervención en casos de emergencia. Los recursos y los protocolos relativos a una intervención médica, con inclusión del transporte rápido, suministros, personal y evacuación de pacientes, forman parte de la preparación de enfermedades transmisibles y ya han sido descritos en otras partes[79]. Un sistema bien formulado de intervención en situaciones de emergencia para la salud pública debería incluir también la capacidad de intervenir en los casos de contaminación de los alimentos. En la planificación de emergencias relacionadas con la inocuidad de los alimentos se deben señalar especialmente los siguientes puntos:

Respecto de los casos que implican una contaminación deliberada de los alimentos es muy importante, la interacción eficaz entre la intervención de emergencia y los componentes de aplicación de la ley. La planificación de la preparación puede incluir determinados requisitos del sistema jurídico penal, tales como una cadena señalada de custodia para cualesquiera especímenes y otras pruebas.

Los planes de preparación deberían ponerse a prueba con la participación de los organismos encargados de las intervenciones de emergencia en caso de contaminación deliberada de los alimentos. Todo componente nuevo debe probarse en función de una intervención eficaz en incidentes de contaminación deliberada. La evaluación de los resultados de casos reales y las actividades de intervención ante emergencias deberían utilizarse con objeto de señalar la necesidad de más recursos, ajustar las funciones de los diversos organismos y su interacción y mejorar los planes de emergencia.

El funcionamiento de los sistemas de vigilancia relativos para detectar grupos de enfermedades transmitidas por los alimentos y las investigaciones epidemiológicas para especificar el alimento y el agente peligroso dan una indicación de la capacidad del sistema para intervenir en los casos de contaminación deliberada. Una intervención oportuna en las emergencias alimentarias requiere un enlace eficaz entre la planificación de la preparación y los sistemas de intervención de emergencia en todos los organismos pertinentes. Se precisan vínculos con las autoridades de inocuidad de los alimentos para proporcionar apoyo especializado en relación con una investigación que puede comprender alimentos. La disponibilidad de inspectores y laboratorios cualificados de inocuidad de los alimentos son requisitos importantes de la preparación. Por ejemplo, el muestreo oportuno, el transporte y el análisis de alimentos sospechosos deberían abordarse como parte de los planes de preparación. Es preciso que los países hagan un inventario de la capacidad de sus laboratorios en relación con los agentes de posibles amenazas. Análisis rápidos de agentes poco comunes, tales como las dioxinas y la ricina, pueden facilitarse mediante programas internacionales, como el Programa Mixto de Vigilancia y Evaluación de la Contaminación de los Alimentos (SIMUVIMA/Alimentos), que mantiene una red de laboratorios para análisis de inocuidad de los alimentos en más de 80 países en todo el mundo.[80]

3.3 Fortalecimiento de la inocuidad de los alimentos en los sistemas existentes de intervención de emergencia en materia de salud pública

Los sistemas de preparación e intervención en materia de salud pública se ocupan principalmente de enfermedades transmisibles, y la mayor parte de los sistemas de intervención de emergencia no incluyen aún el posible uso de alimentos como vehículo de agentes de peligros. Pocos países son capaces de responder rápida y eficazmente a una contaminación deliberada en el estado actual de desarrollo de sus sistemas. La intervención en situaciones de emergencia relacionadas con la inocuidad de los alimentos puede iniciarse por una amenaza plausible o un hecho real de contaminación intencional de alimentos.

Una intervención eficaz de salud pública en un caso de contaminación intencional de alimentos dependerá de la oportunidad y la calidad de la comunicación entre numerosos organismos y sectores, incluidos los servicios de salud, las autoridades de salud pública a nivel local y nacional, médicos clínicos, especialistas en enfermedades infecciosas, laboratorios, centros de información toxicológica, anatomopatólogos forenses, y otros organismos y organizaciones, así como la industria alimentaria. Asimismo, una intervención eficaz en situaciones de emergencia debe formularse a medida de las circunstancias y debería incluir enlaces con los organismos encargados de aplicar la ley y los servicios de inteligencia, los sistemas de rastreo y retirada de alimentos, especialistas en evaluación de riesgos y la industria alimentaria, así como los sectores más tradicionales encargados de ofrecer asistencia sanitaria, laboratorios y servicios de emergencia.

Los vínculos entre los sistemas existentes nacionales de alerta e intervención y los sistemas de inocuidad de los alimentos permiten detectar de manera eficaz los casos en cuestión y responder a éstos. Una mayor conexión con los organismos encargados de la inocuidad de los alimentos permitirá el acceso a información pertinente acerca de productos alimenticios, métodos y técnicas analíticas para llevar a cabo pruebas con alimentos y agentes nocivos. Expertos en inocuidad de los alimentos podrían evaluar los riesgos asociados a productos químicos y peligros microbiológicos a fin de asegurar que la intervención es proporcional al riesgo. La identificación y retirada de los alimentos afectados son aspectos importantes de una intervención ante emergencias relacionadas con la inocuidad de los alimentos. Se necesita información relativa al rastreo para calcular la magnitud de la posible exposición y para retirar de la venta el alimento afectado. Asimismo podría ser útil para la investigación penal de un incidente de contaminación de alimentos. La industria alimentaria, en cooperación con las autoridades encargadas de la inocuidad de los alimentos, suele llevar a cabo las retiradas. Los organismos de cuarentena y aduanas disponen de la información sobre las importaciones de alimentos que se precisa para su rastreo y retirada y pueden realizar una incautación rápida de los alimentos en el punto de entrada. Es necesario que la cobertura "desde la explotación agrícola hasta la mesa" se incorpore a la planificación de la intervención ante emergencias relacionadas con la inocuidad de los alimentos, con inclusión de la contaminación deliberada del suministro alimentario.

Por último, es preciso considerar como parte del sistema de intervención la recuperación del sistema de suministro de alimentos. Es necesario verificar la eficacia de la intervención al retirar o descontaminar de otra manera los alimentos implicados antes de suavizar las medidas restrictivas y dar seguridades a los consumidores sobre la inocuidad del suministro de alimentos. A pesar de que las situaciones variarán, la toma de muestras y el análisis continuos serán probablemente un elemento común en la mayor parte de las situaciones de recuperación.

3.4 Comunicación

Una comunicación rápida y eficaz entre todos los elementos del sistema de intervención ante emergencias es fundamental, y debería incluirse en la planificación de la preparación. La comunicación con componentes internacionales, como la Red mundial de alerta y respuesta ante brotes epidémicos (GOARN)[81] y la red de autoridades en materia de inocuidad de los alimentos para situaciones de emergencia (INFOSAN Emergencia),[82] debería considerarse esencial a la luz de la posible difusión internacional de la enfermedad y el comercio del alimento. Recientemente la Comisión Mixta FAO/OMS del Codex Alimentarius ha proporcionado orientación para el intercambio de información durante las situaciones de emergencia relacionadas con la inocuidad de los alimentos.[83] A través de recursos seguros en Internet se puede facilitar la comunicación durante una intervención de emergencia.

Dado que los autores de la contaminación deliberada a veces tienen como objetivo propagar el pánico y el miedo en la población, es fundamental que, durante la emergencia relativa a la inocuidad de los alimentos, exista una buena comunicación con los medios de difusión y el público, por lo que ésta debería incluirse en la planificación de la preparación. Deberían darse a conocer al público comunicados de prensa oportunos y otro tipo de información a fin de prevenir la especulación injustificada y evitar los rumores. Con este propósito, son muy valiosos los expertos de inocuidad de los alimentos con buena capacidad de comunicación. Un enfoque equilibrado debería proporcionar información sin aumentar innecesariamente la ansiedad. Los aspectos culturales deberán tenerse en cuenta en las comunicaciones sobre las amenazas y la intervención ante el incidente. Una publicación de la FAO/OMS sobre la comunicación de riesgos relacionados con la inocuidad de los alimentos ofrece cierta orientación sobre esta cuestión.[84] Asimismo, en otras publicaciones de la OMS dan otras sugerencias para la comunicación en casos de brotes.[85]

Debería abrirse un canal de comunicación eficaz con los sectores pertinentes de la industria alimentaria a fin de compartir con las autoridades gubernamentales la información sobre los casos de contaminación deliberada. Para comunicarse con el público, algunas organizaciones industriales han elaborado protocolos para responder ante dichas amenazas y han formulado preguntas y respuestas modelo para hacer frente a esas situaciones.

4. Conclusiones

El elemento fundamental para prevenir la contaminación deliberada de los alimentos es fomentar el conocimiento de esta posible amenaza. Mediante el trabajo en cooperación con el gobierno, la industria alimentaria está en una posición ideal para hacer frente rápidamente a dichas amenazas a través de la aplicación de medidas básicas de seguridad y precaución. Las autoridades gubernamentales de inocuidad de los alimentos pueden proporcionar la orientación necesaria y desempeñar otras funciones de coordinación con objeto de prestar asistencia a la industria, como en el caso del rastreo y la retirada de productos.

Es preciso que la intervención de emergencia en casos de contaminación deliberada siga planes de preparación detallados y probados rigurosamente. Es necesario especificar claramente, como parte del plan, las funciones de los organismos principales, sean éstos organismos de sanidad que intervienen en caso de emergencia médica, organismos encargados de aplicar la ley cuando se trata de actos criminales, o las autoridades encargadas de la inocuidad de los alimentos que intervienen en casos de alimentos contaminados. Los planes de intervención de emergencia relativos a amenazas de contaminación de alimentos exigen un alto grado de cooperación entre los organismos gubernamentales de salud pública y los encargados de aplicar la ley, así como con la industria alimentaria. Los organismos responsables de la inocuidad de los alimentos pueden coordinar el rastreo y las retiradas de los productos y, por lo general, han creado vínculos sólidos con la industria alimentaria para retirar rápidamente de la circulación alimentos nocivos. Por último, debe destacarse la importancia de la fase de recuperación posterior al incidente a fin de restablecer lo antes posible la disponibilidad en el mercado del alimento inocuo. De nuevo, es necesaria una estrecha colaboración con la industria alimentaria con objeto de inspirar en los consumidores la confianza de que el incidente ha sido resuelto.

Unos pocos países desarrollados han adoptado medidas importantes para salvaguardar sus suministros de alimentos de la contaminación deliberada. Muchos países en desarrollo apenas están empezando a tomar medidas. No obstante, incluso en los casos en que se han adoptado las mejores precauciones, ningún país es invulnerable a emergencias relacionadas con la salud pública causadas por alimentos nocivos, teniendo en cuenta la posible contaminación natural, fortuita y deliberada. A consecuencia de la globalización del suministro mundial de alimentos, la coordinación de los esfuerzos en el ámbito internacional resulta cada vez más decisiva a fin de detectar rápidamente los casos, señalar los agentes patógenos y los alimentos causantes e intervenir rápida y eficazmente con miras a contener y paliar cualesquiera efectos nocivos para la salud y la economía. La gestión de las amenazas relativas a la inocuidad de los alimentos en el siglo XXI, incluida la contaminación deliberada, exige que los países mantengan sistemas de alerta sensibles y rápidos, planes de preparación detallados y minuciosamente probados, así como sistemas de intervención de emergencia rápidos y eficaces con vínculos con las redes internacionales pertinentes.

La comunicación y la información compartida mediante redes coordinadas internacionalmente permitirán una evaluación y gestión de riesgos oportunas. La coordinación entre la OMS, la FAO y otras organizaciones internacionales y regionales con respecto a casos que comporten una contaminación deliberada debe considerarse parte integrante del fortalecimiento de los sistemas nacionales para intervenir en las situaciones de emergencia relacionadas con la inocuidad de los alimentos. En concreto, los países deberían participar activamente en INFOSAN Emergencia como primera medida para establecer comunicaciones internacionales y crear las condiciones necesarias para hacer frente a este problema. La OMS está preparando actualmente un manual para los puntos de contacto de INFOSAN Emergencia que proporcionará una orientación práctica para la preparación e intervención en casos de contaminación deliberada.

Finalmente, es importante reconocer que si bien los países deben abordar todas las amenazas posibles para sus sistemas de producción de alimentos a consecuencia de la contaminación deliberada, es necesario mantener recursos para los brotes más tradicionales de enfermedades transmitidas por los alimentos, con inclusión de la llamada "epidemia silenciosa" que consiste en un gran número de casos esporádicos. Actualmente, estos brotes tradicionales causan grandes problemas para la salud y el desarrollo, sobre todo en los países en desarrollo. Ello resalta, una vez más, la necesidad de asegurar que los sistemas de prevención e intervención relacionados con la inocuidad de los alimentos se consideren en un modo completamente integrado, independientemente del origen del brote.


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