Un estudio reciente de fomento del riego en 15 países de la antigua Unión Soviética, elaborado por la Dirección de Fomento de Tierras y Aguas del Departamento de Agricultura de la FAO, documenta cómo el mar de Aral se convirtió en desastre ecológico, y cómo se podría rescatar hoy de un mayor deterioro, aunque nunca recuperar del todo.
En los años 60, los encargados de la planificación asignaron al Asia Central la función de proveedora de materias primas, sobre todo algodón. Dado el clima árido de la región, la irrigación era obligatoria, y el mar de Aral y sus tributarios parecían un manantial inagotable. El fomento del riego en la parte soviética de la cuenca del mar de Aral fue espectacular, se pasó de una superficie de 4 500 millones de hectáreas en 1960 a casi siete millones de hectáreas en 1980. La población local aumentó rápidamente, pasó de 14 millones a cerca de 27 millones en el mismo periodo, y el total de agua extraída casi se duplicó a 120 kilómetros cúbicos, de los que el 90 por ciento se destinaban a la agricultura.
La consecuencia fue lo que los expertos en recursos hídricos denominan "alteración del balance hídrico predominante" en la cuenca del Aral. También se explotaron en exceso diversos tributarios menores, hasta que dejaron de contribuir directamente a las corrientes del Amu Darya y el Syr Darya. La baja eficiencia del riego -por la falta de recubrimiento de los canales y los deficientes sistemas de drenaje- produjo graves inundaciones y salinidad de los suelos, que llegaron a afectar al 40 por ciento de las tierras irrigadas. El exceso de aplicación de plaguicidas y fertilizantes contaminó las aguas superficiales y los mantos freáticos, y los ecosistemas de los deltas sencillamente murieron. En 1990 más del 95 por ciento de los pantanos y tierras húmedas se habían convertido en desiertos, y más de 50 lagos de los deltas, con una superficie de 60 mil hectáreas, se habían secado.
El estudio de la Dirección de Fomento de Tierras y Aguas afirma que la disminución de la superficie del mar de Aral ha modificado el clima circundante, ahora más continental, con veranos más breves y calientes, sin lluvia, e inviernos más prolongados, más fríos y sin nieve. El periodo de crecimiento de los cultivos se ha reducido a una media de 170 días al año, mientras que las tormentas de polvo se desatan más de 90 días por año.
Las comunidades afrontan abrumadores problemas de salud. En Karakalpakstán, el agua potable es salina y está contaminada, con un alto contenido de metales -como estroncio, zinc y manganeso- que producen enfermedades como la anemia. En los últimos 15 años la bronquitis crónica ha aumentado 3 000 por ciento, al igual que las enfermedades de los riñones y el hígado, especialmente el cáncer, mientras que las artritis han aumentado 6 000 por ciento. No resulta sorprendente que la mortandad infantil sea una de las más elevadas de todo el mundo.
La hidrología regional. Ya desde 1982 el gobierno trató de elaborar un modelo de aprovechamiento de los recursos hídricos para las cuencas de los ríos Syr Darya y Amu Darya, y fijó estrictos límites a la explotación del agua. Poco después se formaron dos organizaciones de explotación de los recursos hídricos de la cuenca para la administración y mantenimiento de la principal infraestructura hidráulica y supervisar el consumo de agua. Al finalizar el periodo soviético, cinco nuevos estados independientes del Asia Central establecieron una comisión mixta de coordinación de los recursos hídricos para regular la distribución de agua en la cuenca y consolidar la posición de los distintos países para adoptar una política hidrológica regional. Numerosas organizaciones internacionales y organismos bilaterales están colaborando en la preparación de dicha política, y se están realizando estudios regionales y proyectos experimentales para producir un nuevo planteamiento de explotación del agua, además de haberse establecido el Fondo Internacional para el Mar de Aral y el Consejo Interestatal del Problema del Mar de Aral, para coordinar regionalmente estas iniciativas.
Pero ¿qué se está haciendo ahora para rescatar el mar de Aral, por lo menos para impedir que se siga degradando? Entre las propuestas que actualmente se están estudiando está la transferencia de agua del mar Caspio al mar de Aral. Se prevé -y en parte ya se está llevando a cabo- aprovechar mejor el agua de drenaje y las aguas residuales de la agricultura, e introducir cultivos más tolerantes a las sales. Se están utilizando de nuevo directamente para riego cerca de seis kilómetros cúbicos de aguas agrícolas de drenaje y residuales, y 37 kilómetros cúbicos anuales vuelven a las depresiones naturales o a los ríos, donde se mezclan con el agua dulce y se pueden utilizar de nuevo para riego y para otros fines.
Aunque estas medidas de mejoramiento han permitido seguir fomentado la irrigación, se consideran insostenibles. Las cinco repúblicas del Asia Central han decidido concentrarse ahora en la gestión de la demanda, con el propósito de reducir la explotación hídrica por hectárea y elevar la eficiencia global de la irrigación, lo que supone rehabilitar los canales y recubrirlos para reducir la filtración, y reglamentar su uso para programar mejor el riego. El objetivo principal sigue siendo satisfacer la demanda de agua de la agricultura y, en vista de la limitación del financiamiento disponible, las medidas se aplicarán gradualmente y dependerán en su mayor parte de la ayuda internacional.
Muchos países han establecido cuotas al consumo de agua y multas por exceso de consumo hídrico para la agricultura, y han dejado a los agricultores la responsabilidad de decidir qué cultivos han de producirse en los sistemas de riego. A consecuencia, los cultivos que más exigen irrigación -el arroz en Kazajstán y el algodón en Turkmenistán y Uzbekistán- se han sustituido parcialmente por otros que consumen menos agua. Estos cambios pueden contener la reducción del agua, pero hacen más difícil planificar y supervisar la distribución de los recursos hídricos.
Prospectivas. Desde 1990 se ha avanzado mucho. La reducción total del agua en la cuenca se ha estabilizado en alrededor de 110 a 112 kilómetros cúbicos por año (en 1965 eran 65). Con todo, hace falta mejorar todavía esta situación para satisfacer la demanda cada vez mayor de los nuevos usuarios de los recursos hídricos.
En el delta del Amu Darya y en la parte occidental del lago se producen efectos prometedores. Desde 1989, un proyecto de Uzbekistán ha venido utilizando un sistema colector de drenaje para llevar más agua al delta. Estas aguas, combinadas con el agua dulce, llenan los lagos poco profundos y han permitido restablecerse a la flora y la fauna silvestres en las zonas que habían abandonado, además de que así se detiene la erosión del lecho lacustre que había quedado a la intemperie. Otra consecuencia de este proyecto ha sido el aumento de la pesca anual, que en 1993 fue de cinco mil toneladas, en comparación con las dos mil toneladas de 1988.
Como los recursos hídricos de la cuenca ahora son relativamente estables, o disminuyen ligeramente por el cambio climático, hace falta tomar medidas para rescatar toda el agua adicional que llega al Aral del consumo actual de río arriba. El estudio del DA de la FAO afirma que se necesita un gran programa para reducir la pérdida del líquido en los ríos y canales, sobre todo para dotar a éstos de recubrimiento y automatizar la distribución del agua, impedir la expansión del riego y generalizar la microirrigación y otras técnicas de ahorro de agua en las zonas actualmente irrigadas, reorientar directamente al lago el agua de drenaje y la que se filtra de los depósitos y los canales, y devolver también la fracción de aguas no consumidas desviadas a los sistemas de riego. Según el Banco Mundial, la introducción de programas de aprovechamiento hídrico también contribuirían a economizar recursos hídricos.
El Aral ¿un "sexto Estado"?? Los problemas de la calidad del agua aumentan de río arriba a río abajo por el aumento de salinidad y del contenido de plaguicidas de la corriente que alimenta el lago y por el mal estado de las plantas de tratamiento de aguas de la cuenca. Establecer normas de calidad del agua y acatarlas podría repercutir considerablemente en la cantidad de agua considerada disponible para consumo. Entonces cabría introducir un impuesto por "contaminación".
Los países de río arriba, si estuvieran seguros de que el agua realmente se dirigiría al mar de Aral, estarían dispuestos a liberar más agua, concluye el estudio. Una medida importante en el futuro sería considerar el mar de Aral y los dos deltas como un "sexto Estado", y correspondería a las cinco repúblicas del Asia Central asignar la distribución del líquido. En la ronda de discusiones entre esos países, se ha propuesto una cifra de 20 kilómetros cúbicos anuales en los años de lluvias normales para satisfacer esta demanda ecológica de agua, reducida a 12 kilómetros cúbicos anuales en el año seco que se presenta cada 10 años.
Todas estas opciones y soluciones se han estudiado como parte de la política regional de aprovechamiento del agua que, pese a todo, compete sólo a los países de la antigua Unión Soviética. En una etapa posterior, se incorporaría Afganistán -en cuyo territorio está cerca del 12 por ciento de la cuenca del mar de Aral- para asegurar el aprovechamiento sostenible de los recursos hídricos.
Publicado en septiembre de 1998