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¿Es digno el trabajo del sector forestal? Mejora del trabajo forestal y de los medios de subsistencia que dependen de los bosques

Peter Blombäck 1 y Peter Poschen


Resumen

El sector forestal está bajo la influencia de la globalización, aunque por otro lado trata de lograr el desarrollo sostenible de la silvicultura. Ambas tendencias son los factores determinantes y principales con respecto a los medios de subsistencia, el empleo y las condiciones de trabajo.

En un sector que depende de los recursos naturales como la industria forestal, los vínculos entre el desarrollo sostenible y el objetivo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de lograr un trabajo digno, han salido a relucir más claramente que en otros sectores. Existe una estrecha relación entre las dimensiones sociales del desarrollo sostenible de la silvicultura, tal como se estipulan en los acuerdos internacionales, y el objetivo de un trabajo digno: la oportunidad de las mujeres y los hombres para conseguir un trabajo fructífero en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana.

La sostenibilidad, la prospectiva de mejorar el trabajo forestal y los medios de subsistencia que dependen de los bosques en un mundo que está experimentando una rápida globalización, y el objetivo de un trabajo digno para todos, adoptado en el marco de los elementos constitutivos de la OIT, están estrechamente relacionados entre sí. Es necesario que los bosques proporcionen beneficios a nivel social con objeto de contribuir a la consecución del objetivo del desarrollo sostenible. Además, los beneficios de la existencia y el manejo de los bosques que obtienen las personas que viven en ellos y próximos a éstos, pueden constituir en la práctica una condición previa para la conservación de los bosques.


1. Introducción

Los medios de subsistencia, el empleo y las condiciones laborales del sector forestal deberían examinarse a la luz de dos aspectos políticos y económicos predominantes: la globalización y la sostenibilidad.

La globalización está claramente adquiriendo un impulsó en el sector forestal y acelerando los cambios estructurales que han tenido lugar en los últimos decenios. La reducción de las tarifas y la adopción de normativas que facilitan y alientan la inversión extranjera directa (IED) son fuerzas impulsoras importantes. La globalización presenta ventajas y proporciona nuevas oportunidades, pero también comparta riesgos. Los rápidos cambios de gran alcance causados por la globalización también han suscitado preocupaciones sobre las repercusiones en el plano laboral y de los medios de subsistencia que dependen de los bosques, la seguridad, las condiciones y los derechos en el trabajo (OIT, 2001a).

El empleo es un beneficio social esencial de la silvicultura. No obstante, el panorama sigue siendo incompleto si no se tiene en cuenta la calidad del empleo forestal con respecto a los ingresos y las condiciones de trabajo y de vida. En el presente documento se hace hincapié en algunos problemas del sector y se propone un programa para las mejoras.

2. Aumentar las oportunidades de empleo en relación con los medios de subsistencia que dependen de los bosques y los árboles

En esta sección se examinan brevemente los bosques que están contribuyendo a la consecución del objetivo de acceso para todos a empleos e ingresos.

El volumen del empleo

Los bosques constituyen una fuente importante de empleo e ingresos de los sectores de extracción inicial y transformación posterior. El empleo total en los bosques se traduce en el equivalente a unos 47 millones de puestos de trabajo a tiempo completo en todo el mundo (OIT, 2001a). El empleo del sector estructurado representa más de 17 millones. El empleo del sector no estructurado es mucho mayor (Figura 1). Las cifras de los años venideros se representa simplemente por orden de magnitud en base a "estimaciones conjeturales" (Poschen, 1997).

Figura 1. Estimaciones del empleo forestal mundial desglosado por subsectores

Aunque el empleo de subsistencia en el sector no estructurado se registra principalmente en los países en desarrollo, el empleo en el sector industrial está repartido de forma más uniforme. En la Figura 2 se muestran los 15 países principales desglosados por empleo industrial en el sector forestal estructurado.

Tendencias del empleo en el sector forestal

Las perspectivas de un mayor empleo en el sector estructurado no son muy prometedoras. La productividad laboral ha superado constantemente el aumento en la productividad, lo que ha traído como consecuencia la reducción del empleo en la mayor parte de los países industrializados, tendencia que se prevé que continúe.

En los decenios de 1980 y 1990, esta disminución afectó principalmente a Europa occidental y del Norte. En el futuro, se prevé que Europa central y oriental, la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y China sean los más afectados. Se estima que el total de mano de obra se reduzca en Europa y la CEI en un siete por ciento en el próximo decenio (Comisión Económica para Europa, CEPE, 2003). El empleo también se ha visto afectado por las prohibiciones de extracción maderera y otras restricciones con respecto a la explotación forestal.

El panorama es más positivo en los países en desarrollo que no se han enfrentado a la escasez de recursos forestales. Varios países en Asia y América Latina se han beneficiado de la mayor IED y de los mercados de exportación en expansión. El empleo ha aumentado rápidamente, en ciertos casos, y continuará aumentando a plazo medio. La competencia entre los países de bajo costo de vida está aumentando, sin embargo, al causar un incremento en la productividad y calidad, ocasionará la desaceleración de la creación de empleo o invertirá esta tendencia. Salvó Sudáfrica, los países del África no han aprovechado su potencial de recursos.

El empleo de subsistencia posiblemente disminuya en la mayor parte de estos países, sin embargo, en África es probable que disminuya más lentamente. El empleo del sector no estructurado probablemente esté aumentando en la mayor parte de los países en desarrollo. Desafortunadamente, con frecuencia se trata de un empleo como último recurso, ya que proporciona ingresos muy bajos e inestables y condiciones de trabajo deplorables.

Figura 2. Empleo en el sector forestal correspondiente a los 15 países principales (finales del decenio de 1990)


Fuente: OIT, 2001

La silvicultura: ¿ un modo de mejorar los medios de subsistencia rurales?

Como base del empleo de las zonas rurales, la función de la silvicultura es, en cierta medida, contradictoria. Por una parte, los propietarios de pequeños bosques privados a menudo obtienen una parte significativa de sus ingresos de sus bosques, que pueden constituir un complemento fundamental al empleo dentro o fuera de la explotación agrícola. Sin embargo, dicha complementariedad no puede darse por descontado. En los casos en los que la silvicultura compite con la agricultura por la tierra, el aumento de la cubierta forestal por lo general ocasiona pérdidas sustanciales de empleo (Poschen, 1997; OIT, 2001a). Además, muchos de los trabajos ofrecidos son de temporada y de breve duración y van a parar a agentes externos.

Existen algunos ejemplos en los que la orientación hacia la silvicultura ha aumentado el empleo. En Uruguay, las plantaciones forestales han generado casi diez veces más empleos por hectárea que la explotación alternativa de la tierra para la cría extensiva de ganado (Forworknet, 2002).

3. ¿Es digno el trabajo en el sector forestal ?

Se entiende por trabajo digno a trabajar de forma productiva en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana. ¿Qué sucede a este respecto en la silvicultura? Aunque no hay una única respuesta a esta pregunta (véase Poschen, 1997), desgraciadamente algunas deficiencias están asociadas con este sector.

Calidad y seguridad laborales

Condiciones laborales: seguridad y sanidad

Para los responsables de la supervisión de la situación de la seguridad y la sanidad laborales en el sector forestal, véanse los informes de la OIT (1991 y 1997) y de la FAO (1993). La silvicultura en general y la explotación maderera en particular continúan siendo las tres ocupaciones más peligrosas en casi todos los países. Asimismo, el trabajo forestal está afectado por graves problemas de sanidad relacionados con las elevadas cargas de trabajo físico, la exposición a condiciones climáticas extremas, el ruido y las vibraciones (véase los informes de la OIT, 1991; 1922 y 1997). Pocos trabajadores alcanzan la edad normal de jubilación.

Aunque la incidencia de accidentes ha disminuido, existen casos en los que la situación de seguridad y sanidad se ha deteriorado, por ejemplo, en muchos países de Europa central y oriental, en los que la tendencia hacia la restitución de tierras ha llevado a muchos propietarios nuevos y sin experiencia a los bosques. En Eslovenia, la frecuencia de accidentes mortales en el trabajo forestal no profesional ascendió de cinco defunciones por millón de m3 en 1988 a 16 en 1991 (Medved, 1999). Parte de este aumento podría atribuirse a los árboles derribados por el fuerte viento a comienzos del decenio de 1990. Sin embargo, desde entonces se ha estabilizado en un nivel considerablemente más elevado que en el período precedente a 1988 (Begus, 2002).

La situación de la seguridad y sanidad es la más problemática entre agricultores y contratistas autónomos. Sin embargo, la seguridad no constituye el único problema de los contratistas forestales.

Sistemas de contrata: la calidad del trabajo entre los contratistas

En los últimos decenios, los contratos laborales se han extendido en muchos países como el modo extendido de las operaciones forestales. En algunos países esto es habitual. En otros, especialmente en Europa central y oriental, es un nuevo aspecto. En Polonia, la proporción de mano de obra contratada ascendió de cero a un 75 por ciento aproximadamente en el último decenio. Asimismo, en los países en desarrollo tales como el Brasil y Sudáfrica, se experimentó un impulso pronunciado hacia la contratación durante el decenio de 1990, pasando a ser el contrato laboral predominante.

Pero un cambio hacia los sistemas de contrata a menudo supuso que las medidas para asegurar condiciones laborables aceptables y normas de seguridad hayan quedado a la zaga. Los contratistas y sus empleados, también experimentan desventajas tales como contratos a corto plazo, empleo discontinuo, más peligros asociados a la seguridad y la sanidad, baja rentabilidad, prolongadas horas de trabajo y falta de calificación (tanto con respecto a los conocimientos de ordenación como a las técnicas). Los estudios en Finlandia (Mäkinen, 1999), Chile (Wenzel y Fecci, 1998) y Sudáfrica (Manyuchi, 2002) muestran que la mayor parte ha sufrido pérdidas en los pagos y beneficios. La renovación de mano de obra entre los contratistas continúa siendo elevada (por ejemplo, el informe del Instituto Forestal (INFOR) de 1998 relativo a Chile).

Remuneración

En términos generales, la remuneración en el sector forestal está en general por debajo de la media con respecto a otros sectores, incluido el de la madera, así como la pasta y el papel. En los países industrializados, la remuneración en el sector forestal parece que está más equilibrada que en el sector industrial. En numerosos países en desarrollo los salarios son mínimos o están próximos a este umbral.

Derechos

La protección de los derechos en el trabajo no es una cuestión sencilla en el sector forestal y maderero, debido a que la mayor parte de los lugares de trabajo están en zonas alejadas y a menudo se trata de un emplazamiento temporal. En los últimos años se han registrado graves violaciones de los derechos fundamentales.

Trabajadores de género femenino: un grupo desatendido

Aunque las mujeres son importantes en el sector maderero y las operaciones forestales en el mundo, su trabajo a menudo se desatiende. Las mujeres con frecuencia están representas de forma muy insuficiente en los procesos de adopción de decisiones y de gestión, por lo que tienen dificultades a la hora de defender sus derechos. Tienden a estar atrapadas en estatus bajos, trabajos mal pagados y por lo general se infringe la ley que exige la igualdad de trato (FAO/CEPE/OIT, 2001).

Las mujeres posiblemente estén más expuestas a peligrosos importantes para la salud que los hombres. Aunque capacidad de trabajo físico de las mujeres es por término medio un tercio inferior al de los hombres, algunas veces el número de mujeres que realiza tareas agotadoras físicamente es muy elevado. En Sudáfrica, por lo general son contratadas en el descortezado manual de las trozas, que es un trabajo pesado y el más expuesto a lesiones, con una tasa de accidentes del 38 por ciento (Manyuchi, 2002). Las mujeres con frecuencia realizan tareas de silvicultura, que pueden ser pesadas y suponen una exposición a sustancias químicas peligrosas.

Trabajadores emigrantes y clandestinos

Los trabajadores forestales emigrantes y clandestinos constituyen un problema que suscita cada vez más preocupación en el mundo entero. Estos trabajadores a menudo son objeto de violaciones de los derechos humanos y padecen condiciones de trabajo deplorables. Realizan los trabajos más peligrosos y son los menos protegidos en cuanto a los recursos financieros, la educación, el acceso a la asistencia sanitaria, la sindicalización, las indemnizaciones a los trabajadores y la sanidad y seguridad. En los países de Asia como Malasia, el trabajo de emigrantes y clandestinos con frecuencia esta asociado a actividades de explotación forestal ilegales. Las condiciones de trabajo a menudo son atroces.

Pueblos indígenas y otras comunidades que dependen de los bosques

La globalización y las IED han contribuido a la incidencia de conflictos entre las industrias forestales y las políticas forestales del gobierno, por un lado, y los pueblos indígenas, por otro. Los medios de subsistencia tradicionales de los pigmeos en el África central y occidental están experimentando una enorme presión de las actividades principales de explotación forestal y caza comercial. Numerosos conflictos por los derechos de la tierra enfrentan a las comunidades indígenas y a la industria forestal en las Américas. Asia, Indonesia y Papua Nueva Guinea han sido focos de disputas entre las industrias forestales y las comunidades. Los pueblos indígenas son especialmente vulnerables a las condiciones de trabajo coercitivas cuando están fuera de sus propias comunidades (OIT, 2001 b).

Los niños y el trabajo forzoso

En el Brasil se ha documentado la utilización de niños como mano de obra en la explotación maderera y en la elaboración de carbón industrial. En los Estados de la región del Amazonas se ha registrado tanto la utilización de mano de obra infantil como la realización de trabajos en condiciones de servidumbre (OIT, 2001b). La OIT también ha encontrado pruebas de trabajos forzosos en relación con la explotación de la teca en Myanmar y los Dayaks en concesiones madereras, así como en plantaciones forestales en Indonesia.

Diálogo social

La definición de diálogo social con que trabaja la OIT incluye dentro del mismo todo tipo de negociación, consulta o simple intercambio de informaciones entre representantes de gobiernos, empleadores y trabajadores sobre cuestiones de interés común relacionadas con la política económica y social.

En el sector forestal, las instituciones y las organizaciones que participan en el diálogo social con frecuencia son de poco peso. Las tasas de sindicalización son bajas y, aunque las asociaciones del sector forestal a menudo existen, rara vez funcionan como organizaciones de empleadores, especialmente en los países en desarrollo. En todo los países, la tendencia hacia la contratación de mano de obra que no pertenece a la empresa, ha complicado la estructura y el establecimiento de foros de diálogo social. Otro problema es la ausencia de mujeres en las redes, asociaciones y organizaciones sindicales locales .

4. Un programa para la mejora

Como se examinado anteriormente, es posible que la silvicultura contribuya a generar empleo e ingresos en los sectores de extracción inicial y transformación posterior. Además, un modo eficaz de repartir los beneficios del desarrollo industrial y ganar apoyo local es crear las condiciones aptas para las personas locales con objeto de que obtengan un empleo que aporte beneficios de las plantaciones, la explotación forestal y la transformación posterior. Las expectativas relativas al número de posibles trabajos son bastante modestas. La mayoría de las oportunidades que se presentan de aumentar los beneficios del desarrollo de la silvicultura, sólo se lograrán si se mejora la calidad de los trabajos.

Más empleos

La promoción de la transformación de mayor valor añadido y de los suministros y servicios que se basen en los conocimientos técnicos, puede compensar parcialmente las pérdidas de empleo de la silvicultura y la transformación maderera inicial y aumentar considerablemente su contribución al desarrollo económico general. Las pequeñas y medianas empresas representan una proporción considerable de la contribución de la silvicultura y las industrias madereras al desarrollo económico y social de las comunidades locales, las zonas rurales y los países.

Será fundamental prestar más atención a las repercusiones que el desarrollo local tiene en la formulación de programas forestales y proyectos industriales, si la silvicultura ha de contribuir al alivio de la pobreza. Para muchas comunidades que dependen de los bosques, la silvicultura comercial es el único modo viable de mejorar su nivel de vida. Sin embargo, se ha hecho poco por ayudar a las personas locales a utilizar los bienes forestales de un modo sostenible o beneficiarse de la mayor demanda de productos forestales (Posschen, 1991; CIFOR , 2002a). Las intervenciones que se han llevado a cabo hasta la fecha se han centrado en incrementar el acceso a las materias primas, prestando relativamente poca atención a los mercados, la comercialización o al ajuste de la oferta a la demanda (Arnold, 2001).

Un número cada vez mayor de gobiernos y empresas forestales están orientando su atención a las plantaciones que pueden realizar una importante contribución a los suministros de madera, el desarrollo de la industria forestal y, finalmente, generar más empleo.

Los sistemas de contrata muestran el modo en el que la cooperación más estrecha entre la comunidad y la industria pueden impulsar un desarrollo más orientado social y culturalmente en base a las plantaciones forestales. Estos sistemas pueden constituir una alternativa o un complemento a las plantaciones industriales (CIFOR , 2002 b). Los sistemas de contrata en Sudáfrica contribuyen en un 12 a un 45 por ciento a los ingresos necesarios para mantener un hogar por encima del umbral de pobreza (Mayers et al., 2001).

Dichos sistemas no siempre benefician a los más pobres, debido a que la tierra es un factor limitante. En la medida en la que los mercados proporcionen más primas por las actuaciones que las políticas y la legislación permiten a corto plazo (Mayers, 2000), será necesaria la intervención de los gobiernos como autoridades de reglamentación e intermediarios. Las salvaguardias de participación local real, criterios claros, procedimientos transparentes y la evaluación del impacto social han aumentado la probabilidad de que tanto la industria como las comunidades locales obtengan beneficios. La capacitación y la orientación en materia de seguridad y sanidad son esenciales.

Empleos mejores

La seguridad laboral será un problema primordial en los próximos dos decenios en la medida en la que la transición continúe hacia una mano de obra predominantemente de contratistas y trabajadores independientes. Los gobiernos y el sector privado deberían promover la capacidad profesional entre los contratistas y disuadir de la aplicación de prácticas inadecuadas e ilegales. Debería alentarse la creación de asociaciones de contratistas con objeto de proporcionar servicios y actividades de extensión.

En los últimos años se ha prestado más atención a las relaciones entre las condiciones de trabajo y la productividad (véanse Strehlke y Johansson, 1996; FAO/CEPE/OIT, 1998). Se puede aumentar la productividad mejorando las condiciones laborales, sin embargo, a menudo se desaprovecha su potencial. Esto se debe en gran medida a la falta de pruebas relativas a la relación costo-beneficio de dicha inversión. Los beneficios son especialmente difíciles de cuantificar. La investigación podría proporcionar muchas más pruebas necesarias para los responsables de la adopción de decisiones.

Un ejemplo de un modo práctico en el que los interlocutores sociales en varios países asociado el trabajo digno al desarrollo sostenible se evidencia en los códigos de prácticas forestal en los que se incorporan las preocupaciones de la productividad, así como la protección del medio ambiente y de los trabajadores. El Repertorio de recomendaciones prácticas de la OIT sobre Seguridad y salud en el trabajo forestal (OIT, 1998) ha pasado a ser un documento de referencia para las empresas y la regulación de la seguridad a nivel nacional y los sistemas de certificación tales como la Certificación Forestal Paneuropea y el Consejo de Manejo Forestal.

Derechos fundamentales

La calidad del trabajo en el sector forestal deja mucho que desear. La aplicación universal de los derechos fundamentales constituye un paso básico hacia el logro del trabajo digno (véase el Cuadro 1 a continuación).

Cuadro 1. Convenios básicos de la OIT

Las mujeres constituyen un grupo que a menudo ve negados sus derechos. Los gobiernos deberían adoptar medidas para proporcionar más información sobre la función que desempeña las mujeres. Los gobiernos, en colaboración con los empleadores y trabajadores, deberían asegurar que las mujeres reciben las mismas oportunidades, remuneración y trato con respecto al acceso a la educación, la capacitación, el crédito y la promoción de pequeñas empresas. Esto debería incluir medidas que ayudaran a los trabajadores a conciliar las responsabilidades laborales y familiares. Las mujeres deberían disponer de una protección de maternidad adecuada con arreglo a la legislación y la práctica nacionales. En los lugares de trabajo no deberían darse casos de acoso sexual. Esto es especialmente importante en las zonas alejadas.

La cuestión de mismo trato y la igualdad de oportunidades también deberían aplicarse a grupos tales como los trabajadores de edad avanzada, los emigrantes y las poblaciones indígenas.

Diálogo social

Uno de los modos mejores de asegurar que los aspectos sociales y laborales están incluidos convenientemente en la definición y en las prácticas de ordenación forestal sostenible es tratar de lograr la participación activa de los empleados, trabajadores, contratistas, comunidades locales y otros grupos pertinentes. Como en el marco del trabajo digno, el desarrollo sostenible considera la participación y el diálogo social, tanto con respecto a sus fines como a sus medios, por ejemplo, como un instrumento para lograr los objetivos concretos, así como un derecho.

El diálogo social debería entablarse de forma equilibrada y abierta, facilitar el acceso a la información y tratar de lograr la resolución de controversias mediante el consenso. El gobierno debería establecer y concertar periódicamente foros tripartitos regionales y nacionales sobre la silvicultura y las industrias madereras, con objeto de facilitar el intercambio periódico de información sobre cuestiones sociales y laborales, para promover la aplicación de las normas básicas de la OIT como un modo de llegar a un acuerdo sobre el desarrollo sostenible de la silvicultura y las industrias madereras.

La certificación de la ordenación forestal es quizá la medida más conocida y aplicada de forma generalizada para promover el trabajo digno en la silvicultura. Los aspectos sociales tales como las condiciones laborales y la seguridad y la sanidad en el trabajo, así como la necesidad de conocimientos, en determinadas ocasiones se han incorporado en dichos sistemas. La certificación debería ser transparente y las normas de certificación deberían incluir información sobre los cuestiones sociales vinculadas a las condiciones laborales, el reparto de beneficios y la participación en los procesos de adopción de decisiones teniendo en cuenta los convenios fundamentales de la OIT (Poschen, 2000).

Conclusiones

La sostenibilidad de los recursos forestales es una condición previa esencial para el futuro de la silvicultura y las industrias madereras. La explotación de la tierra de forma no sostenible, incluida la sobreexplotación forestal y las prácticas inadecuadas de extracción maderera, han llevado a reducciones drásticas de la materia prima disponible en numerosos países, lo que ha supuesto, entre otras consecuencias, la pérdida de un gran número de trabajos y medios de subsistencia rurales. La exclusión de las poblaciones locales de los beneficios de la ordenación forestal ha sido un factor impulsor determinante.

Los gobiernos, los propietarios de bosques privados y la industria forestal deberían adoptar políticas y planes de ordenación forestales a largo plazo, así como estrategias para el desarrollo de la industria, con objeto de garantizar una base de recursos segura para las actividades industriales y el desarrollo. Estas políticas, planes y estrategias deberían incluir disposiciones adecuadas y recursos financieros para los aspectos sociales y laborales de desarrollo del sector tales como el empleo, la generación de ingresos, la mejora de las condiciones laborales y la seguridad, así como la mejora de los conocimientos. Los trabajadores deberían participar en la adopción de decisiones que les incumban.

La ordenación forestal no es sostenible si los trabajos y los medios de subsistencia no son dignos.

Referencias

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1 Organización Internacional del Trabajo (OIT), CH-1211 Ginebra 22, Suiza. Correo electrónico: [email protected]