JM 02.2/3


Reunión Conjunta

88º período de sesiones del Comité del Programa y 100º período de sesiones del Comité de Finanzas

Roma, 11 de septiembre de 2002

PROPUESTA DE REFORMA DEL DEBATE GENERAL DE LA CONFERENCIA

Índice



I. Antecedentes

1. Desde septiembre de 1998 la Reunión Conjunta de los Comités del Programa y de Finanzas ha examinado las posibles maneras de modificar el debate general que se mantiene en los períodos de sesiones de la Conferencia, con el objetivo de lograr una interacción mayor entre los ministros respecto de la que se obtiene con la fórmula actual de una serie de declaraciones pronunciadas desde el estrado.

2. En noviembre de 1998 el Consejo, en su 115º período de sesiones, estuvo en general de acuerdo en que sería conveniente conseguir una mayor interacción entre los ministros pero no expresó preferencia por ninguna de las opciones que se le habían presentado, a saber: a) celebrar los períodos de sesiones de la Conferencia en dos fases (la primera a nivel de funcionarios superiores y la segunda a nivel ministerial); b) reservar uno o dos días para que los ministros mantuvieran un debate abierto sobre un tema específico de importancia internacional seleccionado por el Consejo en junio; c) examinar temas que los ministros pudieran debatir en reuniones separadas, pero simultáneas.

3. En respuesta a la petición formulada por el Consejo en su 115º período de sesiones, la Reunión Conjunta de mayo de 1999 examinó dos alternativas posibles: a) celebrar tres reuniones ministeriales simultáneas sin sesiones paralelas de la Conferencia; b) celebrar tres reuniones ministeriales simultáneas con sesiones paralelas de la Conferencia. Estas alternativas habrían determinado costos incrementales en concepto de prestación de servicios y limitaciones relacionadas con el calendario.

4. En junio de 1999 el Consejo, en su 116º período de sesiones, pidió a la Reunión Conjunta que siguiera examinando maneras de modificar el debate general de la Conferencia. Debido a limitaciones de tiempo, la Reunión Conjunta de septiembre de 1999 decidió aplazar el examen de este tema a su período de sesiones de mayo de 2000, en el que examinó la propuesta de reservar medio día, al comienzo de la Conferencia, para que los jefes de delegación participaran en debates interactivos de mesa redonda.

5. En septiembre de 2000 la Reunión Conjunta volvió a examinar la propuesta de reservar medio día, al comienzo de la Conferencia para que los jefes de delegación mantuvieran debates en mesa redonda aplicando la fórmula de “reunión a puerta cerrada” utilizada durante las Conferencias Regionales de 2000. Se consideró que esto representaba un primer paso hacia el abandono de la práctica tradicional de dedicar cuatro días a las declaraciones en sesión plenaria y para fomentar un debate más estimulante que conduciría, entre otras cosas, a un mayor compromiso para con la Organización a nivel ministerial. La Reunión Conjunta observó que se había planeado utilizar el 31º período de sesiones de la Conferencia (noviembre de 2001) como foro para la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después, por lo que sería más apropiado introducir las innovaciones en un período de sesiones posterior de la Conferencia. Los Comités también examinaron las ventajas del modelo adoptado por la Asamblea de las Naciones Unidas dedicada al Milenio (Nueva York, septiembre de 2000), en la cual se realizaron cuatro mesas redondas separadas con representación regional en las que participaron Jefes de Estado y de Gobierno.

6. La Reunión Conjunta de mayo de 2002 decidió aplazar el examen ulterior de la posible reforma del debate general mediante la introducción de mesas redondas ministeriales hasta la Reunión Conjunta de septiembre de 2002, ya que para entonces los miembros de los Comités del Programa y de Finanzas y la Secretaría habrían tenido tiempo para extraer conclusiones de la experiencia de las mesas redondas y el diálogo entre las múltiples partes interesadas que tendrían lugar durante la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después (Roma, 10-13 de junio de 2002). Además, para esa fecha los Miembros de la FAO también habrían tenido la oportunidad de participar en reuniones ministeriales oficiosas convocadas en el marco de las conferencias regionales de la FAO de 2002.

II. Experiencia adquirida durante la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después

7. En mayo de 2001, el Comité sobre Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) convino en que en la organización de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después debían incorporarse reuniones interactivas entre los jefes de delegaciones, sobre la base de la experiencia de la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas (Nueva York, septiembre de 2000) y las Conferencias Regionales de la FAO de 2002. En junio de 2001 el Consejo, en su 120º período de sesiones, aprobó la propuesta del CSA de organizar tres mesas redondas paralelamente con las sesiones plenarias de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después, sin cobertura informativa, actas taquigráficas ni participación de observadores. Se eligió un único tema: “El Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: resultados logrados, obstáculos con que se ha tropezado y medios para superarlos”.

8. Se celebraron tres mesas redondas de tres horas de duración cada una en la Sala del Rey Faisal, dos el 11 de junio y una el 12 de junio de 2002. En total asistieron a las mismas 117 participantes de alto nivel, entre ellos Jefes de Estado, Jefes de Gobierno, ministros y un miembro de la Comisión Europea. Cada mesa redonda tuvo dos copresidentes, uno de los cuales presentó a la sesión plenaria las conclusiones de su mesa redonda, que se recogieron en el informe de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después.

9. La Mesa Redonda I fue copresidida por el Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia y el Ministro de Agricultura y Negociaciones Comerciales de Nueva Zelandia, y asistieron a ella representantes de 36 países. La Mesa Redonda II fue copresidida por el Ministro de Agua y Desarrollo Ganadero de Tanzania y el Ministerio de la Agricultura y el Sector Agroalimentario del Canadá, y contó con la asistencia de representantes de 38 países. La Mesa Redonda III fue copresidida por el Ministro de Agricultura de Jordania y el Secretario de Estado de Cooperación y Desarrollo de Bélgica, y en ella estuvieron representados 42 países y la Comunidad Europea.

10. El carácter relativamente oficioso de la fórmula de mesas redondas favoreció el libre intercambio de opiniones y permitió la intervención de la mayoría de los participantes. La índole interactiva del debate brindó a éstos la oportunidad de comparar sus puntos de vista y responder a las declaraciones pronunciadas por los oradores anteriores. El hecho de que se tratara de una reunión a puerta cerrada estableció un clima de trabajo pragmático, menos protocolario que el del debate general tradicional.

11. Un factor que contribuyó a los buenos resultados de la fórmula de mesas redondas fue la coherencia entre el contenido de las sesiones interactivas y las presentaciones oficiales en la sesión plenaria, gracias a que los temas examinados en ambos foros estaban directamente vinculados al tema general de la Cumbre. Sin embargo, estaba claro que las dos fórmulas servían para finalidades evidentemente distintas: las mesas redondas resultaban eficaces para facilitar el intercambio de opiniones entre los ministros, y la sesión plenaria constituía el foro pertinente para la presentación de las posiciones oficiales de los países y de la Organización Miembro de la FAO así como de observadores, entre ellos organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil, instituciones de las Naciones Unidas y otras organizaciones intergubernamentales.

12. La inclusión de una sesión interactiva en el programa de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después efectivamente planteó dificultades para algunas delegaciones que también deseaban asistir a más sesiones plenarias y al mismo tiempo cumplir con otras obligaciones, por ejemplo reuniones bilaterales. Asimismo se podría alegar que si en la fórmula de las reuniones de mesa redonda se hubiera previsto la participación de delegaciones observadoras (p. ej. autoridades de organizaciones del sistema de las Naciones Unidas y otras organizaciones intergubernamentales, así como de organizaciones no gubernamentales importantes) se habría podido lograr una apertura aún mayor. Además, si bien la participación se había limitado solamente a una mesa redonda para cada país, algunos ministros manifestaron su interés por asistir a más de una de ellas.

III. Propuestas para la introducción de posibles cambios en la organización de los períodos de sesiones futuros de la Conferencia de la FAO

13. Teniendo en cuenta la experiencia positiva obtenida durante la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después, la Reunión Conjunta quizás desee considerar la posibilidad de organizar mesas redondas similares, a nivel ministerial, durante los períodos de sesiones futuros de la Conferencia de la FAO. Se somete al examen de la Reunión Conjunta el siguiente análisis de los distintos enfoques posibles:

a) Celebración de mesas redondas conjuntamente con el debate general

14. Este enfoque se basa en la aplicación de la fórmula adoptada durante la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después. Considerando que actualmente los Miembros de la FAO son 184, sería necesario celebrar varias mesas redondas, de tres horas de duración cada una, para que pudieran participar en ellas un representante de cada Miembro de la FAO y algunos representantes de las principales organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales. Los representantes ante las distintas mesas redondas podrían ser asistidos por un asesor al igual que en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después.

15. Si se aplica el modelo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después, se podría invitar a los Miembros de la FAO a centrarse en un tema seleccionado por el Consejo en su período de sesiones de junio; el tema debería ser de interés para los miembros en su conjunto, y sería el mismo en todos los debates en mesa redonda. Cada mesa redonda podría tener dos copresidentes, que al igual que en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después podrían notificar a la sesión plenaria las conclusiones del debate mantenido.

16. Se invita a la Reunión Conjunta a que en la evaluación de esta propuesta tenga en cuenta factores prácticos como el calendario de reuniones, la disponibilidad de espacio, la asistencia de los ministros y los costos incrementales. En caso de que las mesas redondas se celebraran simultáneamente con el debate general sobre el estado de la agricultura y la alimentación podría haber limitaciones de tiempo para la participación de los ministros y miembros de las delegaciones en las sesiones plenarias, tal como ocurrió en el curso de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después. Teniendo en cuenta que normalmente el trabajo de las comisiones requiere cuatro días enteros y que éste se desarrolla junto con el debate general en sesión plenaria, podría existir el riesgo de que no se alcanzara el quórum en la Comisión I y la Comisión II. Los costos incrementales de prestación de servicios que comporta esta opción se calculan aproximadamente en 12 000 dólares EE.UU. para cada mesa redonda en concepto de servicios adicionales de interpretación y personal de sala y 12 500 dólares EE.UU. para la preparación de un documento técnico de referencia que ayudaría a los participantes a centrar la atención en el tema elegido. Considerando que se necesitarían cinco reuniones de mesa redonda para que pudieran asistir aproximadamente 200 participantes, se estima que los costos incrementales ascenderían a 72 500 dólares EE.UU.

17. Es concebible una organización del calendario de mesas redondas que no sea incompatible con la participación en el debate general sobre el estado de la agricultura y la alimentación y en la labor de las comisiones. Por ejemplo, las mesas redondas se podrían convocar para los primeros dos días de la Conferencia antes del debate general en sesión plenaria, sobre un tema que esté en consonancia con uno de los que debe examinar la Comisión I. El elemento principal que debería tomarse en cuenta al evaluar este enfoque es en qué medida se garantizaría la participación a nivel ministerial. Habría que estudiar más a fondo la manera de lograr la participación de autoridades de organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales y representantes de Estados observadores en las sesiones interactivas. En esta hipótesis el costo incremental sería el mismo que el de la celebración de las mesas redondas paralelamente con el debate general.

b) Mesa redonda en sustitución del debate general

18. Con arreglo a lo dispuesto en el Artículo II.2 c) i) del Reglamento, en el programa de todos los períodos de sesiones de la Conferencia se incluye un tema titulado “Examen del estado mundial de la agricultura y la alimentación”, que es el tema del debate general. La fórmula adoptada hasta la fecha para el debate general consiste en una serie de declaraciones pronunciadas ante la sesión plenaria que habitualmente se programan a lo largo de cuatro días, a partir del tercer día de la Conferencia.

19. Por consiguiente, la Reunión Conjunta quizás desee considerar la posibilidad de adoptar, para la celebración del debate general, la fórmula de una serie de mesas redondas sobre el tema “El estado mundial de la agricultura y la alimentación”; éstas sustituirían el debate celebrado tradicionalmente en las sesiones plenarias de la Conferencia, evitándose de este modo todo costo incremental. Cada mesa redonda podría tener dos copresidentes. Al igual que en la opción a) supra, las conclusiones de las mesas redondas formarían parte del informe de la Conferencia.

20. Al evaluar esta fórmula, la Reunión Conjunta quizás desee tomar en cuenta el ahorro de tiempo que supondría ya que para realizar cinco mesas redondas sólo se requieren cinco medios días mientras que para el debate general se necesitan cuatro días enteros. Otra ventaja de este enfoque sería que los ministros y otros miembros de las delegaciones dispondrían de más tiempo para participar en los trabajos de las comisiones y en reuniones bilaterales.

c) Mantener la organización actual de las sesiones plenarias de la Conferencia

21. En caso de que la Reunión Conjunta decidiera no recomendar la aplicación de ninguna de las opciones expuestas más arriba en relación con las mesas redondas, se podría considerar la posibilidad de revitalizar el debate general pidiendo a los ministros que centren sus intervenciones en un tema específico de importancia e interés internacional, en lugar de dedicarlas principalmente al examen de la producción agrícola y los resultados nacionales. Antes del debate general se podría proporcionar mayor asesoramiento a los Miembros de la FAO en cuanto al contenido sustancial de las alocuciones y los aspectos que deberían destacarse en las mismas. Por último, al establecer el orden en que los oradores han de hacer uso de la palabra se podría promover una mayor diversidad de opiniones sobre el tema elegido. Esta opción no debería modificar en absoluto el costo de realización de la Conferencia, pero quizás brinde la oportunidad de focalizar y vitalizar el contenido de las sesiones plenarias.

Conclusión

22. La Reunión Conjunta quizás desee examinar las distintas propuestas para introducir cambios en la organización de los períodos de sesiones futuros de la Conferencia, teniendo en cuenta en particular sus respectivas repercusiones financieras, y manifestar sus opiniones sobre la reforma del debate general de la Conferencia.