C 2003/20


Conferencia

32º período de sesiones

Roma, 29 de noviembre - 10 de diciembre de 2003

MESA REDONDA MINISTERIAL SOBRE LOS ASPECTOS DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA RELACIONADOS CON LA INOCUIDAD DE LOS ALIMENTOS
(MESA REDONDA III - 3 DE DICIEMBRE DE 2003)

Índice



I. INTRODUCCIÓN

1. La finalidad del presente documento es explicar en detalle la relación entre la seguridad alimentaria y la inocuidad de los alimentos. En este documento se señalan algunas cuestiones importantes dignas de debate a nivel internacional.

2. Se estima que hay 840 millones de personas subnutridas en todo el mundo. El objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de reducir a la mitad el número de personas que padecen hambre para el año 2015 no se logrará a menos que se produzca un aumento significativo de la tasa de reducción de la subnutrición. Por otra parte, se presta cada vez mayor atención a las cuestiones relativas a la inocuidad de los alimentos, mientras que la globalización y el aumento del comercio de productos alimenticios y agrícolas hacen que asegurar la inocuidad de los alimentos sea cada vez más compleja.

3. La relación entre la inocuidad de los alimentos y la seguridad alimentaria parece merecer una atención especial. La pregunta principal es la siguiente: ¿la aplicación de normas de inocuidad de los alimentos más rigurosas favorece la seguridad alimentaria, o va en detrimento de ésta?

II. LA INOCUIDAD DE LOS ALIMENTOS Y LA SEGURIDAD ALIMENTARIA ESTÁN RELACIONADAS

4. En el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996 se define la seguridad alimentaria del siguiente modo: “Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana”.

5. La inocuidad de los alimentos se refiere a los peligros asociados con los alimentos que pueden perjudicar a la salud de los seres humanos. Muchos de estos peligros tienen un origen natural; otros se deben a la contaminación. Algunos pueden causar enfermedades agudas, como los patógenos microbianos; otros pueden aumentar el riesgo de contraer enfermedades crónicas tales como el cáncer. Se admite de forma generalizada que los alimentos deberían ser inocuos.

6. Por otro lado, asegurar la inocuidad de los alimentos tiene repercusiones positivas en la seguridad alimentaria, en concreto:

  1. El acceso a alimentos inocuos es en sí mismo un elemento de la seguridad alimentaria. De hecho, esto se indica explícitamente en la definición de seguridad alimentaria aprobada en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación.
     
  2. Las enfermedades transmitidas por los alimentos pueden tener graves consecuencias sociales y económicas, incluida la pérdida de ingresos, así como de la capacidad para generarlos. Las personas que consumen alimentos malsanos y/o padecen enfermedades de origen alimentario son menos productivas. Ello supone ingresos más bajos, un menor acceso a los alimentos y una mayor inseguridad alimentaria.
     
  3. La aplicación de buenas prácticas agrícolas y de higiene en la producción, elaboración y distribución de alimentos favorece la inocuidad de los alimentos y, al mismo tiempo, reduce las pérdidas de alimentos, aumentando de este modo la disponibilidad de los mismos y la seguridad alimentaria a nivel nacional e internacional.
     
  4. Los países que disponen de medios para garantizar que los alimentos sean inocuos pueden beneficiarse de las oportunidades que brinda el comercio internacional, aumentando así los ingresos y la seguridad alimentaria de los hogares.

7. Sin embargo, la aplicación de normas de inocuidad de los alimentos comporta también costos que pueden tener consecuencias negativas en la seguridad alimentaria, en concreto:

  1. El cumplimiento de los reglamentos en materia de inocuidad de los alimentos comporta costos que pueden ser prohibitivos para algunos productores. Por consiguiente, estos reglamentos pueden tener consecuencias sociales negativas y ser contraproducentes con respecto a los objetivos de desarrollo rural.
     
  2. Las normas de inocuidad de los alimentos estrictas pueden causar un aumento de los precios de los alimentos, lo cual tiene consecuencias negativas para los consumidores pobres.
     
  3. Las medidas relativas a la inocuidad de los alimentos, así como otras medidas sanitarias y fitosanitarias, pueden tener un gran impacto en el comercio de productos agrícolas y alimenticios. Dichas medidas pueden, incluso aunque no sea ese su propósito, actuar como obstáculos al comercio, especialmente para los países en desarrollo, que en numerosas ocasiones carecen de capacidad para cumplir las normas que se exigen en los mercados de exportación.

8. Las cuestiones mencionadas anteriormente ponen de relieve que el establecimiento y la aplicación de normas y reglamentos apropiados de inocuidad de los alimentos acarrean tanto costos como beneficios, y pueden tener repercusiones importantes en la seguridad alimentaria.

III. EFECTOS DE LOS ALIMENTOS MALSANOS

9. Las enfermedades transmitidas por los alimentos constituyen un grave problema a nivel mundial, tanto por lo que se refiere a los sufrimientos humanos como a los costos económicos que originan. Numerosos agentes y peligros biológicos y químicos provocan enfermedades de origen alimentario de gravedad variable, que van de una indisposición leve a enfermedades crónicas o que ponen en peligro la vida. Se estima que los contaminantes transmitidos por alimentos causan un 70 por ciento de los 1 500 millones de casos de diarrea que se dan en el mundo al año. Aunque se han detectado muchos patógenos diferentes, los alimentos contaminados con el patógeno E. coli causan hasta un 25 por ciento de todos los casos de diarrea en los lactantes y niños, mientras que los patógenos Campylobacter jejuni y Shigella spp. causan un 10-15 por ciento y un 5-15 por ciento, respectivamente.

10. Las enfermedades de origen alimentario son una de las causas más importantes de malnutrición e, indirectamente, de infecciones de las vías respiratorias en los países en desarrollo. Los casos repetidos de enfermedades transmitidas por los alimentos a lo largo de un período de tiempo pueden llevar a la malnutrición y provocar efectos graves en el crecimiento y el sistema inmunológico de los lactantes y niños.

11. No está demostrado que los aditivos alimentarios o plaguicidas evaluados que se emplean de acuerdo con las recomendaciones internacionales hayan sido la causa de daño alguno para los seres humanos. No obstante, existe el riesgo de que el empleo inapropiado de esos productos químicos pueda provocar problemas de salud. La inocuidad de los alimentos puede resultar amenazada también por toxinas de origen vegetal. Un ejemplo es el de la adulteración con Lathyrus sativus de algunos cereales de consumo humano, que ha dado lugar a brotes de enfermedades alimentarias. Asimismo se han producido brotes de enfermedades debidos a contaminantes como el plomo, el mercurio o el cadmio; mezclas de semillas de mostaza con semillas de argemone; adulteración del aceite de oliva con aceite mineral. También se han atribuido a las biotoxinas marinas varios casos de envenenamiento. Proliferan por doquier subproductos de la formación de mohos denominados micotoxinas. Algunos son muy carcinógenos y pueden provocar también otros problemas de salud a los seres humanos y a los animales. Hay varios casos comprobados de contaminación con micotoxinas que ha dado lugar a graves brotes de enfermedades.

12. Estimar las consecuencias económicas de los alimentos malsanos o contaminados es una labor compleja. Para ello es preciso tener en cuenta el valor de los cultivos y productos de origen animal deteriorados o destruidos como consecuencia de esa contaminación, el valor de los productos rechazados o retenidos en el comercio de exportación, los gastos de tratamiento médico, la pérdida de producción o de ingresos como consecuencia de la morbilidad, invalidez o muerte prematura. La última de estas consecuencias económicas es la más difícil de medir, aunque a nivel mundial es probablemente el elemento que contribuye en mayor medida al costo total de los alimentos malsanos.

IV. COSTOS QUE ACARREA EL CUMPLIMIENTO DE LAS NORMAS DE INOCUIDAD DE LOS ALIMENTOS

13. La comprensión de los costos derivados del acatamiento de las normas de inocuidad de los alimentos es un proceso complejo. Se están realizando estudios sobre este tema, en concreto bajo los auspicios del Banco Mundial. Con arreglo a estos estudios, las cuestiones generales relacionadas con el proceso de cumplimiento abarcarían lo siguiente: las diferencias de los requisitos técnicos; los cambios que provoca en las prácticas de suministro; los costos que ocasiona a los proveedores nacionales y los exportadores; los costos totales de los cambios que provoca en las prácticas de suministro; los costos netos adicionales del cumplimiento, etc.

14. En un estudio reciente1 se estimaron las repercusiones comerciales de la norma sobre las aflatoxinas de la Unión Europea (UE) en las exportaciones de África a Europa de cereales y frutas secas (frutos de cáscara o frutas desecadas) en comparación con la norma internacional pertinente, menos estricta. El estudio demuestra que la nueva norma de la UE, cuyo beneficio para la salud de los consumidores consistiría en que permitiría evitar 1,4 muertes/1 000 millones/año aproximadamente, llevaría a una disminución de las exportaciones africanas de los productos en cuestión del 64 por ciento, por un valor de 670 millones de dólares EE.UU. El Banco Mundial aplica un método similar en un estudio que abarca 10 países en desarrollo, cuyos resultados se conocerán en breve.

V. CUESTIONES QUE HAN DE SOMETERSE A EXAMEN

A. NORMAS INTERNACIONALES FRENTE A NORMAS NACIONALES: JUSTIFICACIÓN Y REPERCUSIONES

15. Habida cuenta de la existencia de diferentes normas nacionales, en el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (Acuerdo MSF) se estipula que las normas nacionales que vayan más allá de las normas establecidas a nivel internacional pueden aplicarse en caso de que haya una justificación científica. No obstante, se acepta de forma generalizada que las normas nacionales deberían armonizarse en los niveles acordados internacionalmente.

16. Al establecer los niveles apropiados de normas nacionales de inocuidad de los alimentos, los países deberían (de ser posible) sopesar los beneficios de reducir los peligros derivados de las enfermedades transmitidas por los alimentos y los costos que originan. Este equilibrio dependerá de una serie de factores, entre ellos las diferentes prioridades. En muchos países de bajos ingresos, los escasos recursos podrían producir mayores beneficios, en cuanto a la mejora de la seguridad alimentaria, la inocuidad de los alimentos y la salud pública, si se invirtieran en saneamiento básico, abastecimiento de agua, mejores viviendas y condiciones ambientales en lugar de invertirlos en sistemas globales de reglamentación de la inocuidad de los alimentos. No obstante, probablemente sea necesario establecer normas de inocuidad de los alimentos más estrictas para cumplir los requisitos que se exigen en los mercados de exportación. Esta necesidad a menudo lleva a la existencia de dos sistemas de producción y distribución de alimentos: uno para el mercado local y otro para el mercado de exportación.

17. Para muchos países, esa dualidad podría asegurar la competitividad al exportar productos alimenticios específicos, por lo que sería una opción viable a corto plazo. Sin embargo, si se adoptaran de forma más generalizada las normas internacionales en los mercados locales aumentaría la flexibilidad de los países con objeto de aprovechar con mayor rapidez las nuevas oportunidades de exportación.

18. Otra cuestión especialmente delicada está relacionada con la inocuidad de los alimentos donados (ayuda alimentaria). En la mayor parte de los países, los alimentos donados se consideran como alimentos importados, por lo que están sujetos a los mismos controles. Los problemas surgen cuando los productos alimenticios donados no cumplen las normas nacionales ni del país de importación ni del de exportación, y no son conformes con las normas internacionales. El problema es de carácter ético general. El Código del Codex de Ética para el Comercio Internacional de Alimentos, actualmente en revisión, incluye una serie de recomendaciones para evitar esas prácticas prestando especial atención a la ayuda alimentaria.

19. Las cuestiones que han de examinarse son las siguientes:

B. NORMAS “DE RIESGO CERO” EN COMPARACIÓN CON NORMAS QUE TENGAN EN CUENTA LOS COSTOS Y LOS BENEFICIOS

20. Actualmente, el establecimiento de normas internacionales en órganos tales como el Codex Alimentarius es resultado de decisiones intergubernamentales basadas en evaluaciones científicas. En este contexto, los costos que conllevan la aplicación y el cumplimiento de esas normas por lo general no se examinan de forma explícita. Esta práctica no carece de detractores. Se ha propuesto que las normas internacionales se establezcan teniendo en cuenta la relación entre los costos y los beneficios. Algunas cuestiones específicas podrían someterse a examen.

21. Problema de los mediciones: con respecto a diversos contaminantes de los alimentos, en relación con los cuales los órganos nacionales e internaciones de evaluación científica no han establecido la ingestión diaria admisible (IDA), las autoridades de reglamentación de la inocuidad de los alimentos exigen con frecuencia un nivel de tolerancia igual a cero. Esto significa que el agente contaminante no debe poder detectarse por ningún método analítico existente. Con los avances en las técnicas analíticas y la mayor sensibilidad de los instrumentos de laboratorio, es posible detectar cantidades tan pequeñas como una fracción de picogramo2 de contaminantes presentes en los alimentos. Esas cantidades tan bajas pueden detectarse en el medio ambiente, o como subproductos de los materiales de embalaje o ingredientes. Cabe preguntarse si la detección de niveles muy bajos de residuos de determinados contaminantes sin una IDA supone de hecho una amenaza real para la salud de los consumidores. Además, cabe preguntarse también si la mejora de las técnicas de detección no conlleva el riesgo de que niveles de tolerancia muy bajos o iguales a cero sean un obstáculo técnico encubierto al comercio. El Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) considerará esa cuestión cuando evalúe el cloramfenicol en su próxima reunión (febrero de 2004).

22. Gestión de riesgos: el Acuerdo MSF ha puesto de relieve la necesidad de que las medidas sanitarias y fitosanitarias se basen en estudios científicos rigurosos y se establezcan mediante análisis de riesgos apropiados. La Comisión del Codex Alimentarius ha definido el análisis de riesgos en relación con la inocuidad de los alimentos como un proceso estructurado de evaluación de los riesgos al respecto, que comprende tres elementos diferentes pero estrechamente relacionados entre sí, a saber: 1) la evaluación de riesgos, que es la evaluación científica de los peligros; 2) la gestión de riesgos, proceso que consiste en ponderar las distintas opciones normativas para hacer frente a los riesgos a la luz de los resultados de la evaluación de riesgos; 3) la comunicación de riesgos, o sea, el intercambio interactivo de información y opiniones sobre los riesgos entre todas las partes interesadas.

23. La gestión de riesgos debe tener en cuenta las consecuencias económicas y la viabilidad de las diferentes opciones de gestión del riesgo y debería asegurar la transparencia y coherencia del proceso de adopción de decisiones en todos los casos.

24. Con arreglo al Codex, “la precaución es un elemento inherente al análisis de riesgos. Existen muchas fuentes de incertidumbre en el proceso de evaluación y gestión de riesgos relacionados con peligros para la salud humana que se asocian con los alimentos. En el análisis de riesgos debe estudiarse de forma explícita el grado de incertidumbre y variabilidad de la información científica disponible”, y éste debe reflejarse en la opción de gestión de riesgos escogida.

25. Las cuestiones que han de examinarse son las siguientes:

C. EFECTOS POSITIVOS DE LAS NORMAS RIGUROSAS DE INOCUIDAD DE LOS ALIMENTOS

26. La adopción de normas de inocuidad de los alimentos más rigurosas, aunque comporte costos a corto plazo, podría producir beneficios reales variables, también para los países en desarrollo. El establecimiento de normas más adecuadas de inocuidad de los alimentos tiende a fomentar la innovación y los avances en la tecnología, que a plazo más largo reducen los costos derivados del cumplimiento de normas más rigurosas. Además, para los países en desarrollo podrían ser especialmente ventajosas debido a sus efectos catalizadores en la creación de empresas de exportación de alimentos y la mejora de la calidad e inocuidad de los productos consumidos a nivel nacional. Varios estudios realizados en los últimos años confirman este argumento.

27. Las exportaciones de productos pesqueros de Bangladesh, Kenya, Marruecos y Tailandia, por ejemplo, han aumentado constantemente durante el último decenio como consecuencia de los esfuerzos realizados por las autoridades competentes con miras a aplicar sistemas de garantía de la calidad, tales como el sistema de análisis de peligros y de puntos críticos de control (APPCC), y a cumplir los reglamentos sobre inocuidad de los alimentos de los países importadores. Por ejemplo, el volumen medio de las exportaciones de camarones de Bangladesh aumentó de 24 000 toneladas métricas aproximadamente entre 1990 y 1992 a unas 30 200 toneladas métricas entre 1999 y 2001. Este aumento con frecuencia se debe a una mayor intervención del sector público unido a inversiones del sector privado.

28. La cuestión que ha de examinarse es la siguiente:

D. REPERCUSIONES DE LA ADOPCIÓN DE NORMAS MÁS RIGUROSAS DE INOCUIDAD DE LOS ALIMENTOS PARA LOS PRODUCTORES POBRES

29. Los requisitos de inocuidad de los alimentos tienen efectos considerables en el modo en que funcionan las cadenas de suministro de alimentos y en la situación económica de quienes participan en toda la cadena. En concreto, cabe plantearse la siguiente pregunta: ¿qué inversiones son necesarias para aumentar la capacidad de los sistemas de producción y distribución en los países en desarrollo a fin de llevar a cabo controles eficaces en la inocuidad de los alimentos? Otra cuestión es la distribución de los beneficios entre comerciantes elaboradores y productores en pequeña escala y su contribución amplia a la observancia de normas más rigurosas de inocuidad de los alimentos.

30. Las inversiones que se requieren dependen de las necesidades específicas de cada país; además, los países en desarrollo se beneficiarán de los esfuerzos de creación de capacidad y la asistencia técnica de los países desarrollados y los organismos internacionales pertinentes. Dicho fortalecimiento de la capacidad debería abarcar todas las necesidades expresadas en relación con toda la cadena de producción. A este respecto, es necesario apoyar la participación eficaz de los países en desarrollo en los procesos de establecimiento de normas internacionales, para lo cual los miembros de la Comisión del Codex Alimentarius han establecido un Fondo Fiduciario especial.

31. La cuestión que ha de examinarse es la siguiente:

VI. CONCLUSIÓN

32. La cuestión básica que se plantea ante esta Mesa redonda podría expresarse en una pregunta fundamental: ¿la tendencia hacia normas cada vez más rigurosas y amplias de inocuidad de los alimentos, cuya finalidad es satisfacer las necesidades de todas las personas, ricas y pobres por igual, es compatible con las necesidades a corto plazo de las personas pobres y que padecen la inseguridad alimentaria relativas al acceso a cantidades suficientes de alimentos que satisfagan sus necesidades básicas por lo que hace a la salud?

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1 Otsuki, T., Wilson, J. S., y Sewadeh, M. (2001): Saving two in a billion: quantifying the trade effect of European food safety standards on African exports. Food Policy, 26, 495-514.

2 Un picogramo = 10-12 gramos.