Dado que la agricultura participa en tan gran medida en el problema del cambio climático, debe formar parte importante por igual de su solución. El informe de la FAO al COAG propone, a este respecto, que la Organización elabore un programa integrado sobre el cambio climático que le permita desempeñar una función más activa en las negociaciones internacionales, difundir sus conocimientos de los sectores críticos pertinentes a la moderación del cambio climático, y dar apoyo a las medidas generales encaminadas a hacer más flexible a la agricultura ante la variación del clima.
Obligaciones, oportunidades. La participación de la agricultura en el cambio climático tiene una fuerte presencia en el Protocolo de Kyoto de 1997 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMCC). Este protocolo hace especial énfasis en la promoción de formas sostenibles de la agricultura, menciona el cambio del aprovechamiento de las tierras, la fermentación de metano, el manejo del estiércol, el cultivo de arroz, los suelos agrícolas y la quema de biomasa como origen de los gases que producen el efecto de invernadero, que los países deben tomar en cuenta en sus informes a la Conferencia de la Partes de la CMCC.
"La FAO y sus miembros se enfrentan con varios desafíos que se derivan directa o indirectamente de las actuales negociaciones sobre el clima", dice el informe. Los signatarios de la CMCC, por ejemplo, están obligados a realizar inventarios pormenorizados de las fuentes antropógenas de los gases que producen el efecto de invernadero; el Protocolo de Kyoto va todavía más allá al comprometer a los países a realizar cambios sujetos a verificación en sus reservas de carbón, inclusive las derivadas de los cambios en el aprovechamiento de las tierras, de pertinencia directa para la agricultura.
Como parte de un programa fortalecido sobre el cambio climático, dice el informe, la FAO podría ayudar a sus Estados Miembros a elaborar y fomentar éstas y otras prácticas encaminadas a reducir las emisiones de gases que producen el efecto de invernadero o retienen el carbono, y a reconocer las oportunidades para obtener créditos de carbono.
Satélites y biocombustibles. Además, otras actividades de la FAO en marcha desde hace tiempo podrían ayudar a los Estados Miembros a cumplir con sus obligaciones con la CMCC. Por ejemplo, la Organización recopila y mantiene una amplia variedad de datos directamente pertinentes no sólo al cambio climático en general, sino también a las necesidades más inmediatas de presentación de informes de los países. Esos datos comprenden información con referencia geográfica sobre vegetación, suelos y materia orgánica de los suelos, datos y mapas del clima, indicadores de biomasa obtenidos por telepercepción satelital, así como estadísticas del uso de fertilizantes, zonas cultivadas de arroz y cifras del ganado de rumiantes. La FAO además tiene la secretaría del Sistema mundial de observación terrestre (SMOT), que conduce una iniciativa sobre la Observación del carbono terrestre, orientada a ayudar a los países a evaluar y supervisar las fuentes y sumideros de carbono de sus sectores agrícolas y rurales.
El programa propuesto, en el que participarían todos los sectores de la FAO, ayudaría a centrar en el cambio climático la experiencia de la Organización en campos como la capacitación de personal agrícola, la formulación de políticas y asesoría en esta materia, así como en la adaptación de las prácticas agrícolas a condiciones adversas y medios frágiles. También alentaría la creación de sinergias en el terreno agrícola, entre los acuerdos relativos al cambio climático y otros convenios pertinentes al medio ambiente, en especial los que atañen a la desertificación y la biodiversidad, y la elaboración de métodos estadísticos en una variedad de sectores: de los recursos forestales al seguimiento del carbono de los suelos, compatibles con las exigencias de la CMCC para la presentación de informes.