El reto es no solamente producir más frutas y verduras, sino que también hacerlo de forma sostenible. Un sistema de producción hortícola sostenible con un enfoque ecosistémico es necesario para hacer frente a un ambiente cada vez más degradado y a las incertidumbres debido al cambio climático, tomando en cuenta los impactos sociales, políticos, económicos y ambientales.
El principal propósito consiste en facilitar la transición de la agricultura de subsistencia hacia una agricultura generadora de ingresos al agregar valor a los productos a fin de obtener mayores beneficios para los productores, catalizando vínculos entre los sectores público y privado de productores, procesadores, actores de la cadena de suministro y apoyo del gobierno y mecanismos de regulación.