Desde antes de la independencia, la agricultura africana se ha enfocado en un bajo número de productos que incluyen los cultivos alimenticios (cereales y leguminosas secas), cultivos oleaginosos (soja, maní, girasol) y cultivos industriales (café, cacao, té, palma aceitera y caucho). El cultivo de hortalizas que, inter alia, es importante para la seguridad nutricional, para la creación de puestos de trabajo y la generación de ingresos, ha comparativamente recibido menos atención. La producción de hortalizas enfrenta varias limitaciones entre las cuales una de las más importantes es el acceso a semillas de calidad de variedades mejoradas y adaptadas a las necesidades de los pequeños agricultores. Actualmente, con la excepción de pocas explotaciones en gran escala, la mayoría de la producción de hortalizas en el África subsahariana está a nivel de subsistencia y gran parte de la tierra es cultivada por pequeños agricultores. La mayor parte de éstos confía en sus propias semillas o en semillas obtenidas por vías informales. Estas fuentes tienden a ser poco confiables en lo que se refiere a su calidad, cantidad, tolerancia o resistencia a plagas y enfermedades y, si bien cuestan poco, ocupan tierras valiosas pero muestran baja productividad. La importación de semillas también presenta problemas como la introducción de variedades no adaptadas, el riesgo de introducir plagas y enfermedades y un continuo drenaje de valiosas divisas. Además, el uso de variedades no adaptadas tiende a desacreditar el sector formal de producción de semillas frente a los agricultores. Las empresas locales de semillas se desarrollarán solamente cuando sean capaces de ofrecer a los agricultores semillas con claras ventajas sobre las semillas del propio agricultor. Estas ventajas pueden ser la conveniencia, el acceso a variedades superiores y la calidad de las semillas.
A diferencia de lo que ocurre en África Austral y Oriental, en muchos países de África Central y Occidental, la compleja situación descrita anteriormente se complica por las políticas gubernamentales relacionadas con las regulaciones de producción y comercialización de semillas que se concentran los cultivos importantes y no consideran los requerimientos técnicos específicos para los cultivos de hortalizas, afectando así la emergencia de un sector de producción de semillas de hortalizas fuerte y sostenible. Máa aún, debido a la diversidad de los cultivos de hortalizas en África Central y Occidental, el mercado de semillas está segmentado y es débil. Así como un cultivo requiere un suelo adecuado para prosperar, las industrias de semillas también requieren un ambiente apropiado. La característica primaria de tal ambiente deberían ser los incentivos para que los agricultores compren semillas, por lo menos ocasionalmente, en lugar de usar las semillas producidas en la propia finca. La experiencia muestra que las empresas privadas de semillas son en muchos casos las organizaciones más efectivas para la diseminación de nuevas semillas. A menudo tienen más incentivos para trabajar en forma competente y sostenible ya que su objetivo final es generalmente obtener ganancias y es menos afectado o influenciado por consideraciones políticas nacionales que a menudo bloquean los sistemas públicos nacionales. Sin duda, la producción de semillas de muchas especies de hortalizas por parte del propio agricultor insume mucho tiempo y en algunos casos la producción de semillas requiere extender una parte del cultivo más allá de la fructificación. Más aún, en muchos casos, las semillas de hortalizas no son la parte comestible de la planta.
Por lo tanto, es necesario crear la conciencia y formar técnicamente la capacidad de los países y las regiones para tomar en consideración todo el sector hortícola en sus estrategias de diversificación de cultivos que puedan contribuir a un desarrollo rural sostenible, generar ingresos y mejorar los niveles de nutrición de la población.
En colaboración con varios interesados, la FAO ha recientemente asistido a organizaciones subrregionales de África occidental (ECOWAS y UEMOA) en el desarrollo de un marco político para la armonización de las legislaciones de semillas a fin de facilitar el movimiento de semillas a través de las fronteras y fortalecer así el comercio regional de semillas. Un proceso similar está ocurriendo África Central con CEMAC.
Como contribución a la implementación del Programa de Semillas y Biotecnología de África (ASPB) de la Unión Africana y al CAADP de NEPAD, y en base a los logros de armonización de las normas para el movimiento y comercio de semillas, la FAO, la Red Africana de Semillas (ASN) y el Ministerio de Agricultura de Côte d’Ivoire organizaron en forma conjunta un Taller de Trabajo que se llevó a cabo en Abidjan el 25 y 26 de noviembre 2009, para la formación técnica y para fortalecer los sistemas de semillas de hortalizas en África Central y Occidental. Los principales objetivos de este Taller de Trabajo que reunió a 34 participantes de países de África Central y Occidental, fueron: i) evaluar la situación actual de los sistemas de semillas de hortalizas en países seleccionados de esa región; ii) identificar las necesidades de capacitación y, iii) preparar un plan de acción para la capacitación de los agricultores, de quienes diseñan las políticas agrícolas, las agencias normativas, el sector público y privado a fin de llegar a un desarrollo sostenible de los sistemas de entrega de semillas en África.
De acuerdo con las discusiones en la sesión plenaria y las discusiones de los grupos de trabajo, los participantes en el Taller de Trabajo decidieron por unanimidad establecer en cada país participante una plataforma asociada pública-privada de actores, tanto de la cadena de semillas como de la entera cadena de valor de modo de enfrentar conjuntamente temas tales como el acceso a mejores variedades, aseguración de la calidad, legislación flexible y coherente, demanda efectiva de semillas, acceso al crédito, infraestructura de producción, precios y mercados para desarrollar un programa de producción y distribución de semillas de hortalizas fuerte y sostenible. La formación de una asociación público-privado fuerte será de beneficio para ambos sectores y contribuirá a la rápida promoción de la producción de hortalizas.
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