Harriet Bradley, responsable de la política agrícola y bioenergética de la UE, indica en el artículo que actualmente producimos más alimentos de los que necesitamos en la UE, e incluso en exceso en lo que respecta a la carne y los productos lácteos.  Nuestros sistemas alimentarios estarán en peligro si no los ponemos urgentemente en línea con las fronteras globales. La crisis de COVID pone de relieve la lucha entre la agricultura intensiva y la sostenible.

Una coalición de 40 organizaciones, entre las se encuentran grupos de agricultores orgánicos, de pequeña escala y agroecológicos, ONG medioambientales y otras organizaciones de la sociedad civil, quienes han unido sus fuerzas para poner de relieve la urgente necesidad de establecer políticas agrícolas europeas sostenibles, en el marco de la estrategia "de la granja a la mesa" y de la Política Agrícola Común (o PAC, uno de los mayores sistemas de subvenciones agrícolas del mundo).

Europa no está obligada a continuar por este camino. Un estudio sobre la viabilidad de pasar a sistemas de producción agroecológica en Europa para 2050 ha demostrado que es posible: podemos reducir la producción global y al mismo tiempo seguir alimentando a la población europea de manera sostenible y nutritiva. ¿Cómo podemos lograrlo? Produciendo de forma diferente y más inteligente. Liberando tierras mediante la reducción de la producción de carne en un 45%, reviviendo los ecosistemas mediante la dedicación del 10% de las tierras agrícolas a infraestructuras agroecológicas como setos, franjas de flores y estanques, conservando al mismo tiempo los pastos seminaturales. La transición a la agroecología también supone la eliminación gradual de los plaguicidas y fertilizantes y el cese de la quema de cultivos alimentarios como el maíz y la colza para la producción de biocombustibles.

El autor argumenta que debemos utilizar la próxima PAC para hacer esta transición a la agroecología, o de lo contrario cortejaremos propósito a la próxima crisis, donde nuestra capacidad de producir alimentos será un verdadero problema. La ciencia es clara: necesitamos urgentemente hacer la transición a una agricultura amigable a la naturaleza. La verdadera línea divisoria no es entre el medio ambiente y la producción, sino entre quienes quieren contribuir a la actual trayectoria autodestructiva de la agricultura intensiva para obtener beneficios a corto plazo, y aquellos que desean devolver la agricultura a los límites planetarios y salvar los recursos y ecosistemas de los que dependemos para la producción de alimentos a largo plazo