En su informe, que se centra en los sistemas alimentarios, el Relator Especial sobre el derecho a la alimentación advierte que, a pesar de que la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de 2021 ha incrementado la relevancia del debate público sobre la reforma de los sistemas alimentarios, no se ha prestado la suficiente atención a los desafíos estructurales que enfrentan los sistemas alimentarios del mundo. El enfoque de múltiples interesados de la Cumbre, impulsado por el sector privado, no ha logrado alcanzar la inclusividad multilateral y ha dado lugar a que algunos países queden marginados. En contraposición a las ediciones precedentes, el proceso de esta Cumbre no ha proporcionado un espacio autónomo y significativo para la participación de comunidades y la sociedad civil, con lo que ha corrido el riesgo de dejar atrás a la población que, precisamente, es crucial para el éxito de la Cumbre. En el informe, el Relator Especial alerta ante la construcción de nuevas formas de gobernanza a partir de los documentos finales de la Cumbre y recomienda un conjunto de preguntas para evaluar los documentos finales a partir de un marco de derechos humanos.

El informe recomienda, entre otras cosas:

• Coordinarse en el plano multilateral para elaborar acuerdos internacionales sobre alimentos que sirvan como mecanismos vinculantes que respalden la agroecología.
• Las organizaciones internacionales deben dar prioridad a los derechos humanos y a la agroecología en toda su labor relativa a los sistemas alimentarios.