Biotecnologías Agrícolas
Biotecnologías agrícolas en la agricultura, la silvicultura, la ganadería, la pesca y la agroindustria  Biotech-banner
 

Las biotecnologías forestales en los países en desarrollo

Los bosques y otras zonas boscosas desempeñan funciones económicas y ecológicas fundamentales. No sólo proporcionan bienes y medios de subsistencia sino que también protegen los suelos, regulan el aprovechamiento de las aguas y absorben el carbono. Los bosques albergan también una gran parte de la biodiversidad del planeta. En todo el mundo hay poco menos de 4 mil millones de hectáreas de bosques, que ocupan alrededor del 30 por ciento de la superficie terrestre. La producción de productos madereros y no madereros es la función primordial del 34 por ciento de todos los bosques. Más de la mitad se utiliza para la producción de productos madereros y no madereros, en combinación con otras funciones, como la protección de suelos y aguas, la conservación de la biodiversidad, y el esparcimiento. Sólo el 7 por ciento de los bosques se encuentra en plantaciones, y el resto en rodales naturales o seminaturales, en gran parte no ordenados ni domesticados. Los bosques artificiales están aumentando, y su aportación a la producción mundial de maderas para fines industriales se acerca al 50 por ciento del total. Alrededor de 1 600 millones de personas dependen sobremanera de los recursos forestales para su subsistencia.

El sector forestal difiere de los sectores agrícola y ganadero en algunos aspectos importantes, a saber: los árboles forestales son heterocigóticos perennes de vida larga, con una maduración sexual tardía y un ciclo de regeneración prolongado, lo cual asigna un alto grado de prioridad a la retención de la diversidad genética como póliza de seguro contra los cambios rápidos; la mayor parte de las especies de árboles forestales tienen una adaptación regional restringida, por eso el número de las especies utilizadas para las plantaciones es mucho mayor que el de los cultivos alimentarios; los árboles forestales son especies fundamentales en los ecosistemas dinámicos, de manera que los esfuerzos encaminados a evitar las pérdidas se traducen en algo más que lograr la supervivencia de los árboles; por lo general, los árboles forestales no son domesticados aunque la población de algunas especies ha experimentado alguna mejora durante una a cuatro generaciones.

Con respecto a la ordenación de bosques regenerados naturalmente, para un número cada vez mayor de especies tropicales existen marcadores basados en el ADN y marcadores bioquímicos. Actualmente se dispone de conclusiones que sirven para orientar planes operativos de ordenación forestal, incluso en los países en desarrollo, pero sólo para un número muy limitado de los cientos de especies arbóreas ordenadas en bosques tropicales regenerados naturalmente. Esta esfera de la biotecnología forestal continúa expandiéndose, pasando del desarrollo de instrumentos a una mayor adquisición de conocimientos basados en hipótesis. Tales investigaciones, que también van pasando de los marcadores moleculares a la genómica, constituyen una fuente poderosa de conocimientos pertinentes para la protección de los bosques tropicales. Las herramientas de la biotecnología, como los marcadores moleculares y la genómica, están proporcionando conocimientos importantes sobre los bosques tropicales regenerados naturalmente e ideas interesantes sobre la naturaleza de todos los ecosistemas forestales tropicales, incluida la relación entre los árboles forestales y las comunidades microbianas con las que interactúan, todo lo cual puede influir en las estrategias empleadas para la ordenación de los bosques tropicales.

Con respecto a los bosques plantados, aunque hay alguna superposición, por lo general la gama de biotecnologías utilizadas es muy diferente de la empleada para los bosques regenerados naturalmente. Las plantaciones pueden tener diferentes tipos de sistemas de ordenación (por ejemplo, intensivo, semiintensivo) y utilizar diferentes tipos de material genético (por ejemplo, material silvestre, árboles mejorados genéticamente). Según sea el grado de intensidad de la ordenación y el material genético usado en el bosque plantado, pueden utilizarse diferentes grupos de biotecnologías. Simplificando, según el tipo de bosques plantados pueden indicarse tres grupos de biotecnologías, desde las menos sofisticadas hasta las más avanzadas.

Un primer grupo de biotecnologías es idóneo para los bosques plantados de manejo menos intensivo, y abarca una gama de métodos de propagación vegetativa (incluida la micropropagación basada en el cultivo de tejidos), biofertilizantes y huellas genéticas con marcadores moleculares. Podría complementarse también con tecnologías convencionales, como los programas de mejoramiento de los árboles en fase temprana.

Un segundo grupo de biotecnologías puede utilizarse para los bosques plantados que proporcionan materias primas industriales en gran escala. Las especies utilizadas para las plantaciones pueden ser autóctonas o exóticas, pero se trata de plantaciones de manejo intensivo. En este grupo de biotecnologías figuran la embriogénesis somática (una técnica de cultivo de tejidos), los marcadores moleculares y los análisis del locus de un carácter cuantitativo (QTL), la secuenciación completa del genoma y la genómica funcional.

Un tercer grupo, más sofisticado, de biotecnologías comprende los sistemas de genómica regresiva e inversa, la secuenciación completa del genoma, la propagación vegetativa a bajo costo y la modificación genética de los árboles forestales. Hasta la fecha, el único informe sobre plantaciones comerciales con árboles modificados genéticamente se refiere al álamo en China. Sin embargo, las experiencias de modificación han sido satisfactorias en la mayoría de las especies usadas en los bosques plantados, y entre los caracteres que han sido objeto de amplia investigación figuran la forma del tallo, la resistencia a los herbicidas, las características de floración, el contenido de lignino, la resistencia a los insectos y hongos.

Muchos países en desarrollo cuentan actualmente con reglamentaciones sobre la bioseguridad para los cultivos agrícolas, incluidos los árboles frutales, aunque muchos otros carecen de tales marcos normativos y de la capacidad para aplicarlos. Pero para el uso de árboles forestales modificados genéticamente no existen reglamentaciones específicas. Aunque es probable que las políticas y reglamentaciones adoptadas para los cultivos agrícolas se utilicen también para los árboles forestales, no dejan de presentar problemas especiales (plazos y ciclos vitales largos, recursos silvestres, constitutivos importantes de un ecosistema). Los bosques no son solamente árboles, y los ecosistemas forestales son más frágiles, de mayor duración y menos controlados que los campos cultivados. La toma de decisiones se complica por el hecho de que mientras la agricultura es considerada primordialmente como un sistema de producción, los bosques son vistos como un sistema natural, importante no sólo para la conservación de la biodiversidad sino también por sus valores sociales y culturales. De ahí que la utilización de árboles forestales modificados genéticamente se considere una cuestión más política y ambiental que técnica o comercial.

Para ampliar la información, véase

- Estado actual y opciones para las biotecnologías forestales en los países en desarrollo [ - 226 KB], preparada para la conferencia técnica internacional sobre biotecnologías agrícolas en los países en desarrollo (ABDC-10) que tuvo lugar del 1 al 4 de marzo de 2010 en Guadalajara, México.

- Preliminary review of biotechnology in forestry, including genetic modification (Examen provisional de la biotecnología forestal, incluida la modificación genética). Documento de trabajo 59 sobre los recursos genéticos forestales, en el que se ofrece un resumen de cuatro estudios encargados por la FAO entre 2002 y 2004 para investigar el alcance y las modalidades de la investigación biotecnológica a nivel mundial y su aplicación en los árboles forestales.

Última actualización de la página: julio de 2010

©FAO/Franco Mattioli
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