Construyendo la generación #HambreCero

Unidad 1: Hambre y pobreza

El desafío

¿Sabías que hay 2.100 millones de personas pobres en todo el mundo y que la mayoría de las 821 millones de personas que padecen hambre viven en zonas rurales? ¿Qué piensas que hacen los pobres y hambrientos en el campo cuando se dan cuenta de que no pueden comprar ni cultivar alimentos suficientes para ellos y sus familias? Muchos de ellos se trasladan a ciudades o pueblos en busca de una vida mejor, con la esperanza de encontrar trabajo para poder enviar dinero a casa y alimentar a sus familias.

Algunas personas permanecen en las zonas rurales porque son agricultores y siempre han trabajado su tierra, pero apenas pueden cultivar suficientes alimentos para alimentarse a sí mismos y a sus familias, y ciertamente no cultivan lo suficiente para vender en los mercados. Es posible que ni siquiera tengan acceso a los bancos para poder pedir un préstamo e iniciar una nueva actividad que pueda aportar dinero a sus familias. Esto es sobre todo cierto para las mujeres y los jóvenes. Otros pueden producir alimentos suficientes para venderlos, pero no tienen un mercado cerca, o no pueden llegar a él con facilidad, por lo que esta cantidad adicional de alimentos podría desperdiciarse.

Muchos agricultores no tienen ningún dinero ahorrado en caso de emergencia y sus gobiernos no pueden ayudarles, así que cuando sucede algo negativo (como malas cosechas, una sequía o la muerte del ganado), es más probable que se acuesten con hambre o que sientan que no tienen más remedio que abandonar su tierra en busca de alimento o trabajo.

¿Qué podemos hacer?

La FAO está trabajando para asegurarse de que las personas tengan la opción de quedarse en casa, si es seguro hacerlo, sacándolos de la pobreza y del hambre. Al dar a los agricultores las herramientas adecuadas y enseñarles cómo producir más, estos agricultores pueden cultivar una cantidad de alimentos adicional para vender en el mercado y ganar dinero. Los niños y los jóvenes de las zonas rurales pueden aprender sobre agricultura, cómo resolver problemas y cuidarse a sí mismos yendo a las Escuelas de Vida y Campo para Jóvenes Agricultores (JFFLS, por sus siglas en inglés) organizadas por la FAO.

La FAO está trabajando con los países para arreglar o construir carreteras que lleven a los mercados para que los agricultores puedan llegar a ellos para vender sus productos agrícolas adicionales. Otra forma que tiene la FAO para ayudar a las personas en las zonas rurales es alentar a los países a involucrar a más jóvenes en el trabajo agrícola, proporcionando capacitación y acceso al dinero para ayudarles a iniciar otras actividades rurales provechosas. Estas actividades incluyen huertos, procesamiento y envasado de alimentos como mermelada, crianza de pollos o la producción y venta de textiles tradicionales. 

Trabajamos para asegurar que aquellos que migran conozcan las oportunidades que tienen y sus derechos como migrantes y trabajadores en sus países de acogida. La FAO también ayuda a los migrantes a utilizar el dinero que ganan en el extranjero para asistir a sus comunidades de origen. Puesto que siempre sucede alguna migración, la FAO también colabora con los gobiernos y sus asociados para asegurarse de que ésta sea segura, ordenada y regular.