Construyendo la generación #HambreCero

Unidad 1: Trabajando por el #HambreCero

Luchando contra el hambre en cinco pasos

A pesar de ser capaces de alimentar a todos y cada uno de sus habitantes, más de 800 millones (1 de cada 9 personas en nuestro planeta) se despiertan todos los días sabiendo que no tendrán nada o casi nada que comer. En los países ricos también, muchos niños van al colegio con el estómago vacío o solo comen comida basura, que es de bajo coste pero que carece de sustancias nutritivas. Sin embargo, hay incluso más personas con sobrepeso. En algunas partes del mundo, mueren más personas de obesidad que por homicidio. Esto significa que la malnutrición es un problema mundial. La FAO ha desarrollado cinco objetivos para reducir el número de personas subalimentadas, que supera los 800 millones, a CERO y mejorar la nutrición.

 
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Un plan perfecto

Hacer que los países con culturas diferentes lleguen a un acuerdo sobre un tema como la alimentación puede parecer una misión imposible.
¿Cómo podemos poner en práctica los cinco pasos de la FAO? La respuesta de la FAO se puede resumir en tres palabras clave: conocimiento, intercambio, acción. El personal de la FAO está compuesto por agrónomos, especialistas en silvicultura, pesca y recursos animales, nutricionistas, sociólogos, antropólogos, científicos, expertos en comunicación, estadística, gestión de la información y leyes. 

Todas estas personas, hombres y mujeres, contribuyen a recopilar una enorme cantidad de datos e información sobre alimentación, agricultura y recursos naturales, cambio climático y más, compartiéndolos tanto como sea posible.

El intercambio de conocimientos es un elemento crucial para las estrategias de la FAO. La llama del conocimiento, de hecho, no se apaga con la participación de muchos, sino que crece y crece arrojando una enorme luz sobre el mundo. Es por este motivo que la FAO pone en contacto a aquellos que tienen "la llama" con aquellos que necesitan encender sus velas: los agricultores, pero también los gobiernos, empresas e instituciones que de alguna manera influyen en la producción de alimentos en el presente y en el futuro, incluidos los niños y jóvenes, los adultos del mañana.

El gusano cogollero del maíz es una plaga despiadada que se alimenta de más de 80 especies de cultivos diferentes y cuando llegó a África desde las Américas, los agricultores entraron en pánico. ¡Era nuevo en su continente y no sabían qué hacer para salvar sus cultivos! Estuvieron tentados de abusar de los pesticidas químicos que pueden ser peligrosos para la salud humana, pero la FAO intervino de inmediato, con el asesoramiento técnico y práctico que necesitaban, desarrolló una aplicación especial para los agricultores y ayudó a que Sudamérica y África intercambiaran información importante. ¡El conocimiento puede salvar cultivos y vidas!

El apoyo que la FAO ofrece a los Estados Miembros para desarrollar planes de acción es necesario para transformar datos e información en cambios concretos. 

Los programas de alimentación escolar de la FAO no solo mejoran la nutrición, sino que también muestran a los estudiantes cómo cultivar frutas y verduras de manera económica y los alientan a probar sus nuevas habilidades en el hogar. La comunidad en general también se beneficia de los programas, ya que otros ingredientes provienen de agricultores locales. De esta manera, los niños comen saludablemente y la economía local crece.

¡Trabajar con la FAO y las organizaciones locales permite a los jóvenes imaginar y comenzar a construir su propio futuro! Tomar medidas significa aprovechar al máximo los recursos personales y ambientales, pero de manera sostenible, con las personas como los agentes del cambio y los gobiernos y las autoridades locales son alentados a reconocer sus respectivas responsabilidades.