Fortalecimiento de capacidades

Profundizar en la identificación nacional con la gobernanza de la tenencia de la tierra en Myanmar

22/12/2015

Antecedentes

Myanmar tiene una población de 51 millones de habitantes, de la que el 70-75 por ciento vive en zonas rurales y dependen para su sustento de la agricultura. El país es rico en recursos naturales cuya demanda va creciendo tanto en Myanmar como en los países cercanos. Garantizar un manejo equitativo y sostenible de los recursos naturales resulta entonces una prioridad nacional.

Con esa consideración, el Gobierno de Myanmar solicitó la asistencia de la FAO en la implementación de las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques en el contexto de la seguridad alimentaria nacional (a partir de ahora las Directrices voluntarias). Las Directrices voluntarias constituyen una norma universal para la promoción de una gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques como medio de alcanzar la seguridad alimentaria nacional.

http://www.fao.org/nr/tenure/voluntary-guidelines/es/

 La Evaluación participativa de capacidad: un método que funciona

A petición del gobierno, la FAO organizó un taller de múltiples partes interesadas de tres días de duración en Nay Pyi Taw, Myanmar, en octubre de 2015. Al taller asistieron más de 100 participantes de gobiernos, ONG, organizaciones de productores, académicos y el sector privado. Se pretendía así que las partes interesadas valoraran el grado en que Myanmar está aplicando las Directrices  voluntarias e identificar medidas que promuevan mayores progresos en ese sentido. Se pretendía crear un mayor grado de conocimiento de las Directrices  voluntarias, promover el diálogo entre los participantes y mejorar la coordinación en materia de gobernanza de la tenencia.

Para garantizar desde el inicio la total identificación con el proceso y su dirección por las partes interesadas nacionales, la FAO compuso un equipo de asistencia nacional que tenía una red de la sociedad civil –el grupo Land Core- para facilitar el taller y diseñó la evaluación de las necesidades de capacidad de manera que las partes interesadas realizasen una autoevaluación de sus propias capacidades.

El primer día los participantes profundizaron en su comprensión de las Directrices  voluntarias familiarizándose con su atinencia en el contexto de Myanmar. Los dos días siguientes, los participantes trabajaron en grupos con facilitación para realizar autoevaluaciones de capacidades. Estas se centraron primero en las capacidades organizacionales e institucionales –examinando el desempeño organizacional, la capacidad de coordinación entre las partes interesadas, la calidad de los marcos de políticas, el compromiso político, etc. Mediante un cuestionario, las partes interesadas valoraron cuál es, a su entender, la actual situación de gobernanza de la tenencia en Myanmar y elaboraron una visión de la situación deseada. Sobre esa base, definieron sugerencias de mejoras tangibles y ejecutables.
La evaluación servirá de base para un informe que será examinado y validado por todos los participantes y definirá una serie de recomendaciones ejecutables.

Identificación, diálogo y una dirección conjunta

El taller tuvo una buena acogida. El 78 por ciento de los participantes manifestaron, en la evaluación realizada al concluir el taller, sentirse “satisfechos” o “muy satisfechos”.

Reunir un grupo de partes interesadas tan dispar con un objetivo común significó una oportunidad para que los participantes adquirieran una perspectiva de conjunto de la actual situación de gobernanza de la tenencia en Myanmar. De esa manera se crearon condiciones para una toma de decisiones equilibrada.

El proceso de autoevaluación de sus necesidades infundió la sensación de identificación y compromiso en los actores del país induciéndolos a ceñirse a las prioridades que habían establecido.

El trabajo en grupo suscitó un diálogo entusiasta entre los participantes, los condujo a una percepción común y los preparó para continuar avanzando en una dirección conjunta. Asimismo fue la oportunidad para que las partes interesadas abordaran temas más delicados, en gran parte como consecuencia de una facilitación efectiva, pero que significó mayores niveles de confianza y comprensión entre los participantes e hizo que renovaran su intención de colaborar más activamente.

En general, éste enfoque participativo de la evaluación de capacidades ofrece una base sólida para que Myanmar avance hacia una gobernanza efectiva de la tenencia e implemente las Directrices  voluntarias.

Este enfoque es transferible a otros contextos y la FAO explora en este momento oportunidades para asistir a otros países que han refrendado las Directrices  voluntarias.

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