FAO en Colombia

Día Mundial contra el Trabajo Infantil: La OIT y FAO llaman la atención sobre los niños rurales en Colombia

12/06/2021

De acuerdo con el más reciente informe de la OIT "Trabajo infantil: estimaciones mundiales 2020" en los últimos 4 años el número de niños y niñas en situación de trabajo infantil en el mundo aumentó 8,4 millones, aunque en América Latina ha mantenido una tendencia a la baja. La agricultura continúa siendo el sector que representa la mayor parte de trabajo infantil en todo el mundo. En Colombia también es la principal actividad que ejercen niños y niñas (44%). 

De acuerdo con la FAO, involucrar a los niños y niñas en ciertas actividades agrícolas les ayuda a adquirir importantes habilidades de subsistencia y contribuyen a su supervivencia y seguridad alimentaria, sin embargo, gran parte del trabajo que realizan los niños en la agricultura es inapropiado para su edad, probablemente peligroso o interfiere con su educación. 

La OIT define “trabajo infantil” como todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico. Suele exigir muchas horas de trabajo, interfiere en su escolarización, puede implicar que estén esclavizados, separados de sus familias y expuestos a riesgos y enfermedades graves. 

El Convenio 182 de la OIT (ratificado por Colombia) obliga a los países a adoptar medidas inmediatas y eficaces para su prohibición y eliminación y puede comprender Trabajo Infantil Peligroso asociado habitualmente a actividades de producción de bienes y servicios, donde se resaltan los oficios del hogar, la forma más extendida de trabajo infantil entre niñas y adolescentes mujeres. Del mismo modo el Convenio recoge las peores formas de trabajo infantil como la esclavitud moderna, la trata, la explotación sexual comercial, el reclutamiento forzoso, entre otros. 

Sólo en la producción de bienes y servicios según el DANE, 523 mil niños, niñas y adolescentes en Colombia ejercieron trabajo infantil, siendo la “agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca”, la principal actividad económica, realizada principalmente por niños y adolescentes hombres (6.3 %). La principal razón por la que trabajaron los niños en el país fue porque debían participar en la actividad económica de la familia (38,8%). 

Aunque la tasa de trabajo infantil en Colombia se ubicó en 4.9 % mostrando una reducción de 0,5 puntos porcentuales en 2020, respecto a la tasa registrada en 2019, Blanca Patiño, Oficial Nacional de Proyectos de la OIT para los Países Andinos en Colombia advierte que este dato debe ser analizado considerando el contexto de la crisis ocasionada por la COVID-19. 

“Los impactos enormes sobre el desempeño de la economía explicado por las medidas de confinamiento se han visto reflejadas en reducciones de la actividad productiva que ocasionaron contracciones del PIB de -6,8% al cierre de 2020, así como pérdidas masivas de empleo, con tasas de desempleo del 16,8% en el periodo de noviembre 2020 a enero 2021. Estos factores podrían explicar que en el corto plazo los niños y niñas en situación de trabajo infantil también disminuyan en el corto plazo, pero son aún inciertos los efectos de la pandemia sobre el largo plazo” afirmó la experta. 

Sobre los riesgos que a largo plazo puede acarrear la crisis generada por la pandemia, la OIT y UNICEF consideran que la reducción de ingresos en los hogares, sumado a la interrupción de la educación causada por las medidas de confinamiento y la falta de soluciones de aprendizaje a distancia, sobre todo evidente en el caso de áreas rurales, aumenta aún más el riesgo de trabajo infantil. 

“El trabajo infantil perpetúa el ciclo de pobreza de los y las niños afectadas, de sus familias y sus comunidades. Sin educación, estos niños y niñas probablemente seguirán siendo pobres. La prevalencia del trabajo infantil en la agricultura viola los principios del trabajo digno. Al perpetuar la pobreza, socava los esfuerzos para alcanzar la seguridad alimentaria sostenible y acabar con el hambre” afirmó Alan Bojanic, Representante de la FAO en Colombia. 

Para hacer frente a este escenario la ONU declaró 2021 como el Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil con el objeto de convocar a los países a no perder el rumbo hacia el cumplimiento de la meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: “De aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”. Generar compromisos claros de acción es el llamado, un factor clave ad portas de la quinta Conferencia Mundial sobre el Trabajo Infantil que será desarrollada en Sudáfrica el próximo año. 

El primer compromiso para poner fin al trabajo infantil: La prevención 

Una de las más destacadas recomendaciones que desde la Iniciativa Regional para América Latina y el Caribe Libre de Trabajo Infantil se han reconocido es el abordaje preventivo. Diversos análisis de costo - beneficio han destacado su potencial respecto a políticas enfocadas en la atención de la problemática, que son necesarias, pero no pueden ser las únicas. 

Desde hace algunos años la OIT ha venido promoviendo el Modelo de Identificación del Riesgo de Trabajo Infantil (MIRTI) en varios países de América Latina y el Caribe, siendo Colombia uno de los países pioneros en su realización. El Modelo es un instrumento para la pre-focalización de los niños y niñas con mayor riesgo de trabajo infantil a partir de la identificación de los factores de riesgo, lo que es esencial para definir acciones específicas desde los municipios y departamentos del país. 

Otro factor clave es vincular un enfoque diferencial de abordaje del trabajo infantil sobre grupos de población vulnerables tales como los niños y adolescentes rurales, la niñez migrante, la población adolescente por su mayor incidencia en este flagelo y las niñas y adolescentes quienes en Colombia son las que asumen labores asociadas a oficios del hogar (11,5 %) dedicando 15 horas o más de acuerdo a la Tasa de Trabajo Infantil Ampliada. 

Por otro lado, la FAO destaca que la mayoría de las iniciativas para poner fin al trabajo infantil en la agricultura se centran en las cadenas de suministro mundiales, si bien es importante poner fin al trabajo infantil en estas cadenas, los niños que trabajan para producir alimentos y otros productos agrícolas en cadenas de valor regionales y locales también deben ser abordados con especial atención.
 

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