FAO en Colombia

La comunidad Sikuani, un pueblo que aporta a la construcción de paz en Colombia

09/08/2022

Manuel Rodríguez es capitán y médico tradicional del resguardo Sikuani Caño Ovejas, en Mapiripán Meta, durante 75 años ha sido testigo de los cambios sociales y la lucha de su comunidad por el derecho ancestral al territorio: “Para nosotros la tierra significa algo muy importante, la tierra es nuestra madre, es quien nos da el alimento, es donde cazamos,es donde recolectamos los frutos y muchos más. Y por  eso la cuidamos y la defendemos”. 

El pueblo Sikuani es uno de los 87 pueblos indígenas reconocidos en Colombia. Antes eran nómadas que recorrían las grandes sabanas, selvas y ríos de los llanos orientales, buscando alimento y sustento; Pero debido a la llegada de colonos, en principio atraídos por la explotación de caucho a finales de los años 50´s, luego por la siembra de cultivos ilícitos en medio del conflicto armado, los Sikuanis se han visto forzados a procesos de sedentarismo.  

En el municipio de Mapiripán, departamento del Meta, pervive el pueblo Sikuani, y aunque algunas familias fueron desplazadas a causa de las masacres que se realizaron entre los años 1997 y 1998, después de casi una década, retornaron pero en condiciones muy precarias. Hoy son 458 familias que viven en cuatro territorios: el resguardo Caño Ovejas, el resguardo Caño Jabón, el asentamiento Chaparral y el asentamiento urbano, desde ahí luchan por conservar sus costumbres y tradiciones, mientras protegen los recursos naturales.
 

Entre la vida ritual y espiritual

Mapiripán en lenguas ancestrales significa “canasta de pan”, y hoy es un territorio lleno de oportunidades que le apuesta a la paz, ya que es el segundo municipio más grande del departamento del Meta y uno de los veinte con mayor potencial agroindustrial por sus amplias extensiones de tierras fértiles, clima y la presencia del río Guaviare.  

La comunidad Sikuani hace parte de la riqueza cultural del territorio, donde las malocas de palma de moriche, en las partes altas de los  bosques de galería, ríos y caños, resaltan imponentes en el paisaje de tierras color naranja y verdes pasturas. 

Son muy conocidos los tejidos Sikuani que se realizan con palma de moriche, ya que la tradición es fabricar sus propios utensilios, las esteras, canastos artesanales como el “catumare” y accesorios como aretes, manillas y bolsos, entre otros. 

Las mujeres continúan llevando faldas y vestidos con colores vivos y llamativos. El elemento más destacado de la cultura es la corona Sikuani, elaborada en hueso de jaguar, jabalí, gavilán, adornada con plumas de guacamayas, siempre la porta el chamán que a través del consumo de las semillas de Yopo, es el único que puede comunicarse con el dios Tsamani, quien guía para conseguir el alimento de la comunidad. 

Manuel Rodriguez capitán y chamán del capitán y médico tradicional del resguardo Sikuani Caño Ovejas, comenta: “el Sikuani existe espiritualmente trabaja y sana, pero tiene que tener su yopo, porque al absorber el yopo,  se mira cosas muy hermosas, se mira todo bonito, lo ve todo muy claro y se ve todo lo que tiene una persona enferma”.

En esta amplia cosmovisión, los rituales ancestrales son protagonistas; por ejemplo el rezo del pescado que es la ceremonia de iniciación y bautizo de las jóvenes para enfrentar su vida adulta. También el Itomo, que es la ceremonia en el segundo entierro de los difuntos.
 

El árbol Kaliawiri que provee la vida 

Para el pueblo Sikuani el símbolo más importante es el árbol Kaliawiri, o árbol de la vida, que según sus creencias, era un niño que se convirtió en árbol, del cual brotaban todos los alimentos, pero el árbol era aprovechado únicamente por un personaje de la comunidad llamado “cuchi cuchi”, sin compartirlo con el resto de su clan. Su familia al notar que salía todas las noches y volvía en la mañana muy alegre, enviaron al “hombre lapo” para que lo siguiera e informará que pasaba, al descubrir que el se estaba alimentando de aquel árbol, organizaron una jornada de trabajo o “unuma” para tumbarlo. Al hacerlo cayeron todas las semillas con las que hoy el Sikuani se alimenta. 

Los Sikuani poseen un calendario que se basa en la observación de la naturaleza y de las estrellas, de ahí se determina el momento de talar, cazar, sembrar o recolectar frutos. En la actualidad, cada familia se dedica a la agricultura de subsistencia en los conucos o parcelas, donde las mujeres siembran yuca brava (base de su alimentación para preparar el mañoco y la fariña),  yuca dulce, plátano, tabena, batata, maíz y caña.  Los hombres hacen el mantenimiento de los cultivos. 

Así mismo, y según la temporada, recolectan frutos como: asaí, papaya, mango y el moriche, pewitsa (unama o seje), mocofey (pusuy), inojo (moriche), naxarra (wichirre). La mayoría de estos frutos provienen de palmas y palos (árboles) y no conocen su nombre en español como: tsuxü, abi, iwtsuli, woko, entre otros.  

La pesca es una de las actividades destacadas para la subsistencia de la comunidad, por eso se enseña a los niños y las niñas a pescar con anzuelo y flecha. Al respecto Julio Rodriguez, joven Sikuani del  resguardo Sikuani Caño Ovejas, nos relata su experiencia: “En temporada de invierno sale uno a la pesca, lleva el anzuelo y el arco por una tula, para llevar los pescados y llegar a un sitio para sacar lombriz, llega a una laguna, pone la lombriz en el anzuelo y así pesca.Uno avisa a los amigos, hermanos, cuñados para salir a la pesca, y salimos en grupo para cacería a la laguna Waxupuca”. 

En verano la actividad puede durar varios días, según lo cuenta Julio Tovar otro jóven de la comunidad Sikuani resguardo Caño Ovejas: “El verano es bueno para la pesca, uno sale a la cacería, llevamos toldillos, hamaca para quedarnos allá, el día siguiente salimos a cazar los animales, pero en la tarde volvemos a nuestro cambuche con carne y lo moquiamos”. 

Estas actividades se realizan con respeto a la madre tierra y cambiando el lugar continuamente para no afectar el ecosistema, pues como lo dice a continuación Manuel Rodriguez capitán y médico tradicional del resguardo Sikuani Caño Ovejas, ya se está afectando los ciclos vitales: “Los blancos siempre dicen, para qué esos indígenas tanta tierra, tanto territorio, pero no saben lo que hacen en la montaña, antes habían medicinas para toda clase de enfermedades y hoy sólo hay potrero, en los 40`s esa montaña era virgen, ahí se escuchaba los saínos, por la tarde llegaban los tigres, hoy en día no se ven”.
 

Trabajando por el desarrollo sostenible en Mapiripán 

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) y el Comité Internacional para el Desarrollo de los Pueblos (CISP) se unen en una estrategia integral para apoyar el desarrollo sostenible de Mapiripán, que es un municipio con enfoque territorial (PDET), es decir que tiene prioridad para realizar proyectos en el marco del acuerdo de paz del país. 

Bajo el lema “Avanza Mapiripán, territorio de paz con desarrollo sostenible”, promovemos la seguridad alimentaria y nutricional, la diversificación productiva, la gestión ambiental y la  integración social con enfoque diferencial étnico y de género, para lograr impulsar la reactivación económica y el fortalecimiento del tejido social en este lugar de Colombia, tan azotado por la violencia durante décadas.
 

Contacto de prensa:
Ángela Aya Hernández
Oficina de Comunicaciones
Representación FAO Colombia