Panamá: en camino de alcanzar el hambre cero
Panamá tiene todas las condiciones para avanzar de manera sostenida hacia la meta número dos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: erradicar el hambre para el año 2030.
Además de tener una sólida economía, posee una riqueza natural extraordinaria: acceso a dos océanos, cuatro millones de hectáreas de bosques, y más de dos millones de hectáreas de tierras con capacidad productiva.
Pero la tierra panameña no puede dar todos sus frutos si quienes la habitan siguen sufriendo hambre. Hoy, cerca de 400 000 panameños y panameñas padecen subalimentación, lo que supone casi el 10 por ciento de la población.
La situación es aún peor entre los niños menores de cinco años – de los cuales el 19 por ciento sufre subalimentación –, y para los pueblos indígenas del país, donde el hambre afecta al 60 por ciento de la población.
Es alentador, sin embargo, ver que Panamá no se ha quedado de brazos cruzados ante esta situación y que está llevando a cabo una serie de medidas basadas en la revalorización de su propio patrimonio para alcanzar el hambre cero.
Esto no sólo implica luchar contra los focos más duros de hambre y pobreza, sino también cuidar a los niños, empoderar a sus pueblos indígenas y preservar sus recursos naturales. Como reiteré al Ministro de Desarrollo Agropecuario, Eduardo Enrique Carles, en su reciente visita a Roma para participar en nuestra Conferencia bienal, la FAO está preparada para acompañar al país en este proceso. Con el apoyo de la FAO, el Ministerio de Desarrollo Agropecuario iniciará este año un proyecto para mejorar las capacidades productivas, el acceso a mercados locales y la nutrición de las familias de los siete pueblos indígenas que habitan en el país.
Este proyecto se enmarca en el trabajo conjunto que Panamá y la FAO han acordado en su Marco de Programación de País, que define sus prioridades de cooperación al año 2019, e incluye el impulso al sector agroalimentario, el apoyo a la agricultura familiar, la promoción de servicios rurales y la innovación necesaria para incrementar la productividad del campo e impulsar la adecuada gestión de los recursos naturales.
Un nuevo Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional
Este año, el gobierno panameño adoptó un innovador Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional que involucra a los Ministerios de Desarrollo Social, Agropecuario, Medio Ambiente, Educación y Salud.
El plan permitirá implementar políticas públicas y programas coordinados que faciliten de manera sostenible la seguridad alimentaria y nutricional de todas las familias panameñas.
Pero Panamá no sólo está fortaleciendo la lucha contra el hambre en su propio territorio, sino que se ha sumado a los esfuerzos internacionales por construir un mundo nuevo.
El país ha asumido la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible como una causa propia y ya presentó su informe nacional voluntario al Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible en Nueva York.
Además, es uno de los doce países de América Latina y el Caribe (que se han sumado al Acuerdo sobre Medidas del Estado Rector del Puerto, destinado a eliminar la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.
Este acuerdo es particularmente relevante para Panamá, donde más de 34 000 personas se dedican a actividades económicas relacionadas con la pesca. Su apoyo a este tratado -el primero de carácter vinculante centrado específicamente en el problema de la pesca ilegal- le permite cuidar la seguridad alimentaria de sus generaciones actuales y futuras.
Estas iniciativas indican que Panamá está trabajando para convertir su voluntad política en una realidad, creando instituciones más fuertes y las políticas públicas necesarias para que el país alcance un futuro sin hambre ni pobreza.
Si Panamá sigue revalorizando lo propio y jugando un rol destacado en los compromisos internacionales, no tengo dudas de que podrá alcanzar sus metas y declararse libre de hambre para el año 2030.