Director General QU Dongyu

La FAO a examen: aprovechar las fortalezas de los asociados para transformar los sistemas agroalimentarios

El Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO, en la ceremonia de clausura del Foro alimentario mundial celebrado en octubre de 2022.
© FAO/Victor Sokolowicz

El mundo sigue afrontando crecientes desafíos, crisis tras crisis, que se conjugan para amenazar la seguridad alimentaria mundial. Esto ha demostrado la fragilidad e interconexión de los sistemas agroalimentarios mundiales, así como la necesidad de hacerlos más resilientes y sostenibles.

Hoy en día resulta evidente lo sumamente necesarios que son los conocimientos especializados y las contribuciones de la FAO. Sin embargo, el gran alcance de los actuales desafíos mundiales hace que solo podamos tener éxito si trabajamos juntos, a través de asociaciones en diferentes escalas, en distintos sectores y a todos los niveles.

Las asociaciones consolidadas son fundamentales

La FAO cuenta con una serie de asociaciones tradicionales, consolidadas y duraderas que añaden un valor significativo a su trabajo.

Los pequeños agricultores familiares, que producen la mayoría de los alimentos mundiales, son los más afectados por la inseguridad alimentaria y son también un elemento clave para poner fin al hambre y la pobreza y lograr sistemas agroalimentarios más sostenibles. En el marco del Decenio de las Naciones Unidas de la Agricultura Familiar, la FAO y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), junto con otros asociados, han apoyado la elaboración de planes de acción nacionales para la agricultura familiar, que se han aprobado en 11 países, además de 185 políticas, leyes y reglamentos que han sido refrendados.

La FAO apoya igualmente los sistemas alimentarios tradicionales de los pueblos indígenas como elementos determinantes para la transformación de los sistemas agroalimentarios mundiales. A través de asociaciones como el Centro mundial sobre sistemas alimentarios indígenas, la FAO y sus asociados apoyan y utilizan conocimientos ancestrales para orientar los programas de investigación y políticas, al tiempo que velan por que los conocimientos y derechos de los pueblos indígenas sigan ocupando un lugar central y se valoren y protejan sus sistemas alimentarios.

Las instituciones académicas y de investigación pueden catalizar el desarrollo de la capacidad mediante la prestación de apoyo a la investigación, la innovación y el intercambio de conocimientos interdisciplinarios. Por ejemplo, se está colaborando con la Universidad y Centro de Investigación de Wageningen a fin de ampliar la utilización de enfoques innovadores y sostenibles para mejorar vidas, salvaguardando al mismo tiempo los recursos naturales.

Los parlamentarios también son importantes asociados de larga data, que desempeñan un papel fundamental en el establecimiento de políticas y reglamentos a nivel nacional para ayudar a los más necesitados. Mediante el apoyo a 45 alianzas contra el hambre y la malnutrición, la FAO está contribuyendo a que la alimentación y la nutrición se sitúen en un lugar prominente de los programas políticos.

La FAO sigue integrando la cooperación Sur-Sur y triangular en toda la Organización como una forma de trabajo y colaboración sumamente eficaz para aprovechar las fortalezas de sus asociados. Por ejemplo, un exitoso proyecto de cooperación Sur-Sur entre China y Uganda, apoyado por la FAO, ha pasado a su Fase III con el acuerdo de Uganda de aportar casi 10 millones de USD para el proyecto en una de las contribuciones más significativas de este tipo realizada por un país menos adelantado beneficiario.

“Junto con sus asociados de las Naciones Unidas, el mundo académico, la sociedad civil y el sector privado, la FAO está obteniendo resultados y logrando repercusiones a gran escala para los pequeños productores más vulnerables”, señaló la Sra. Beth Bechdol, Directora General Adjunta de la FAO.

 

© FAO/Timothy A. Clary © IAEA/Dean Calma

Intervención del Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO, durante una reunión del Consejo de Seguridad sobre el mantenimiento de la paz internacional y la seguridad alimentaria. © FAO/Timothy A. Clary.
El Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO, y el Sr. Mariano Grossi, Director General del OIEA, visitan los laboratorios del OIEA en Seiberdorf (Austria).  © IAEA/Dean Calma

La colaboración con el sector privado es imprescindible 

Las asociaciones antes mencionadas han resultado fundamentales para que la FAO pueda cumplir su mandato de forma eficaz, pero las asociaciones con el sector privado se han convertido en una importante prioridad para responder a los actuales desafíos mundiales.

En 2020, la FAO actualizó su Estrategia de la FAO para la colaboración con el sector privado (2021‑25) a fin de poner en marcha nuevas formas de pensar y lograr un cambio transformador, innovación y efectos cuantificables. Las asociaciones de colaboración de la FAO con el sector privado tienen por objeto aumentar los esfuerzos colectivos de múltiples partes interesadas y encontrar soluciones innovadoras controladas y dirigidas por los países.

“El sector privado desempeña una función estratégica como asociado en el desarrollo, ya que ofrece instrumentos innovadores, recursos, conocimientos y tecnologías que pueden consolidar nuestra repercusión sobre el terreno”, declaró la Sra. Bechdol, Directora General Adjunta de la FAO.

El sector privado es diverso y la FAO ha ampliado recientemente su colaboración con este a fin de incorporar nuevos actores importantes de todas las partes de los sistemas agroalimentarios, prestando especial atención a las pequeñas y medianas empresas (pymes) y empresarios y, al mismo tiempo, favoreciendo el equilibrio de socios entre los diferentes sectores y regiones. La FAO ha puesto en marcha recientemente, en colaboración con la Red agroalimentaria internacional, un Programa acelerador de tutela individualizada para ayudar a mujeres empresarias a hacer frente a los desafíos y obstáculos que afrontan en sus negocios.

Una plataforma importante en apoyo de las asociaciones es la Iniciativa Mano de la mano, a través de la cual la FAO ayuda a los Estados Miembros a acceder a agentes del sector privado para que apoyen la financiación de sus planes de inversión en sistemas agroalimentarios. Varios países han obtenido ya financiación importante por conducto de la Iniciativa Mano de la mano, entre ellos Bangladesh, Ecuador, las Islas Salomón y Zimbabwe.

© FAO/Mattia Romano

© FAO/Mattia Romano

Fortalecimiento de la colaboración con las Naciones Unidas

La FAO es una firme defensora de la reforma del sistema de las Naciones Unidas para el desarrollo y está comprometida con el fortalecimiento de las alianzas con otros organismos y organizaciones en el conjunto del sistema de las Naciones Unidas a fin de aumentar las sinergias, compartir conocimientos y competencias técnicas y multiplicar la repercusión sobre el terreno.

La colaboración de la FAO con los demás organismos con sede en Roma (OSR), a saber, el FIDA y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), sigue siendo una línea de asociación fundamental. Los OSR coordinan regularmente respuestas en materia de políticas a las crisis alimentarias mundiales, con una mayor coordinación a nivel nacional en contextos de crisis humanitarias. La FAO y el PMA dirigen conjuntamente el módulo mundial de seguridad alimentaria, que se centra en potenciar la cooperación y las alianzas para responder a las crisis humanitarias.

La FAO y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) acordaron recientemente intensificar las colaboraciones que mantenían en materia de alimentación y agricultura utilizando la ciencia y la tecnología nucleares a través de su Centro Conjunto. En una misión conjunta reciente se enviaron semillas a la Estación Espacial Internacional para desarrollar cultivos capaces de adaptarse al cambio climático en la Tierra, ampliando así la colaboración existente para abarcar el ámbito del mejoramiento espacial.

En las Naciones Unidas, en Nueva York, se aumentó la participación en el programa para la paz y la seguridad a través del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Los conflictos siguen siendo el impulsor principal de la inseguridad alimentaria aguda y, al combinarse con otras perturbaciones, los efectos se agravan.

La asistencia humanitaria por sí sola no puede prevenir la hambruna a largo plazo, ni revertir la tendencia ascendente del hambre. Es necesario pasar a la anticipación y la prevención. La Red mundial contra las crisis alimentarias ofrece una plataforma para adoptar medidas coordinadas y coherentes y la FAO sigue creando alianzas en el sistema de las Naciones Unidas en apoyo de estas medidas.

Estos son solo algunos ejemplos de nuestra polifacética labor con instituciones académicas, la sociedad civil, el sector privado, los asociados en la movilización de recursos, las asociaciones Sur-Sur y las alianzas parlamentarias. Juntos somos más fuertes en nuestras iniciativas encaminadas al logro de las cuatro mejoras —una producción, una nutrición, un medio ambiente y una vida mejores—, sin dejar a nadie atrás.