El camino a la eficiencia en el uso del agua pasa por sistemas agroalimentarios sostenibles
24 de marzo de 2021, Roma – En su discurso principal durante el diálogo mundial sobre políticas de la serie organizada por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES), el Sr. QU Dongyu, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), dijo hoy que el aumento de la productividad, la buena gobernanza y un marco normativo holístico coordinado eran los tres puntos de entrada principales para actuar frente a los desafíos relacionados con el agua y el clima en la agricultura.
El Director General señaló que el cambio climático estaba aumentando la variabilidad del ciclo del agua y de su distribución, reduciendo la previsibilidad tanto de la disponibilidad como de la demanda, afectando la calidad del agua, agravando la escasez de esta y alterando los medios de vida de millones de personas del medio rural que dependían de la agricultura.
“Los recursos de agua dulce son la cuna de la humanidad”, afirmó el Sr. QU. “El agua dulce no contaminada es un elemento esencial de los sistemas agroalimentarios saludables”, a lo que añadió que también era un requisito de la inocuidad alimentaria.
El acto de hoy, titulado “Building Food and Water Security in an Era of Climate Shocks” (Lograr la seguridad alimentaria e hídrica en una era de choques climáticos), fue el primero de una serie de cuatro diálogos sobre políticas orientados a facilitar el establecimiento de una coalición mundial para la neutralidad con respecto a las emisiones de carbono que sirva para reconstruir mejor tras la pandemia mundial de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), una de las prioridades del Secretario General de las Naciones Unidas, el Sr. António Guterres.
El Sr. Liu Zhenmin, Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas para Asuntos Económicos y Sociales, abrió el debate, en el que también intervino el Sr. Amir Abdulla, Director Ejecutivo Adjunto del Programa Mundial de Alimentos (PMA). Se sumaron otros participantes expertos de la sociedad civil y del sector privado, así como expertos técnicos de la FAO y de otras instituciones, entre ellas ONU-Agua, una organización marco que coordina la labor de más de 30 organizaciones de las Naciones Unidas que se unen en la acción para dar respuesta a desafíos relacionados con el agua.
El acto del día de hoy presta apoyo al Día Mundial del Agua (el 22 de marzo), celebrado esta semana, y se presentará como aportación a las líneas de acción 1 y 5 de los preparativos para la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios de 2021. La FAO es el organismo de apoyo de las Naciones Unidas para la línea de acción 1 —“Asegurar el acceso a alimentos inocuos y nutritivos para todos”—, mientras que el PMA es el organismo de apoyo para la línea de acción 5, “Aumentar la resiliencia a las vulnerabilidades, las perturbaciones y las crisis”.
El Director General señaló que la agricultura era el principal usuario de los recursos de agua dulce y que necesariamente debía desempeñar una función central en los enfoques integrales que se aplicaran para mejorar la eficiencia en el uso del agua. “La coherencia de las políticas es importante para el sistema agroalimentario por ser este tanto un usuario de agua como un posible contribuyente a la mitigación de los efectos del cambio climático”, añadió.
Información, experiencia, herramientas
El Director General de la FAO subrayó asimismo que los recursos de agua dulce eran cada vez más escasos como resultado del crecimiento de la población, la urbanización, el desarrollo industrial y los cambios en los estilos de vida y las dietas, lo que limitaba las capacidades para una adaptación efectiva al cambio climático y ponía en peligro la sostenibilidad de muchos ecosistemas.
El Sr. QU afirmó que, si bien los agricultores habían estado adaptándose a cambios en las precipitaciones durante milenios, “el ritmo y la magnitud de estos cambios en la actualidad [eran] muy preocupantes, especialmente para la población rural pobre”.
Observó que más del 60 % de las tierras de cultivo de regadío —unos 11 millones de hectáreas— estaba sometido a un estrés hídrico que iba de elevado a muy elevado, refiriéndose a las conclusiones del informe de referencia de la FAO titulado El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2020. Añadió que, para avanzar en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, era esencial contar con respuestas rápidas y audaces de todas las partes interesadas en pro de una gestión sostenible e integrada de los recursos hídricos.
Para lograr una mayor eficiencia, era necesario tener en cuenta las múltiples demandas de agua: no solo para la producción de alimentos, sino también para el saneamiento, para otros sectores económicos y para proteger la salud de los ecosistemas.
El Director General observó que era posible aumentar la productividad del agua mediante inversiones, la recarbonización de los suelos y el uso de variedades de cultivo resistentes a la sequía, así como con sistemas sólidos de contabilidad y auditoría de los recursos hídricos, respaldados por derechos seguros de tenencia tanto de la tierra como del agua, que podían contribuir de manera clave a una buena gobernanza junto con marcos institucionales y jurídicos eficaces para el aprovechamiento eficaz del agua. En tercer lugar, debían armonizarse los entornos generales de políticas —abarcando los diversos sectores y geografías— y orientarse de modo tal que ofrecieran a los usuarios del agua los debidos estímulos y efectos disuasorios. “Tenemos que repartirnos los costos y las inversiones necesarios para aumentar la eficiencia en el uso del agua y alcanzar la sostenibilidad”, dijo el Sr. QU.
La FAO “aporta la información, la experiencia y las herramientas que pueden materializar las ideas innovadoras sobre el terreno para lograr un mundo sin pobreza ni hambre”, afirmó poniendo de relieve el AQUASTAT, un portal de datos en el que se recopilan y analizan los datos nacionales de 147 países sobre los recursos hídricos y su uso en la agricultura, y la innovadora herramienta en línea de código abierto denominada WaPOR, que sirve para vigilar y evaluar la productividad del agua en distintos niveles y plazos.