Síntesis de los documentos técnicos de referencia

"A medida que nos acercamos al tercer milenio, el mundo sigue teniendo ante sí uno de los retos más importantes para garantizar el más elemental de los derechos humanos, el de no padecer hambre."

Jacques Diouf
Director General de la FAO © FAO, 1996


Indice

Prólogo

Agradecimiento

1. Alimentación, agricultura y seguridad alimentaria: evolución desde la celebración de la Conferencia Mundial de la Alimentación y perspectivas

2. Los logros de algunos países en materia de seguridad alimentaria

3. Contexto sociopolítico y económico para la seguridad alimentaria

4. Necesidades de alimentos y crecimiento de la población

5. Seguridad alimentaria y nutrición

6. Enseñanzas de la revolución verde: hacia una nueva revolución verde

7. Producción de alimentos: función decisiva del agua

8. Alimentos para el consumidor: comercialización, elaboración y distribución

9. La función de la investigación en la seguridad alimentaria y el desarrollo agrícola a nivel mundial

10. La inversión en la agricultura: evolución y perspectivas

11. Producción de alimentos e impacto ambiental

12. La alimentación y el comercio internacional

13. Seguridad y asistencia alimentarias

14. Evaluación de los progresos que es posible lograr en materia de seguridad alimentaria

15. Atlas técnico

 


Prólogo

El presente volumen contiene la recopilación de los resúmenes de los documentos técnicos de referencia preparados para la Cumbre Mundial sobre la Alimentación.

La serie de Documentos técnicos de referencia se inicia ofreciendo un panorama general de la evolución en los sectores de la alimentación y la agricultura a nivel mundial y regional desde que se celebró la Conferencia Mundial de la Alimentación en 1974, y se advierte que hacia el año 2010 sólo se habrá conseguido reducir marginalmente la inseguridad alimentaria, a menos que en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación se tomen medidas extraordinarias. El desarrollo agrícola sostenible, incluyendo la ganadería y las aportaciones insustituibles de los sectores pesquero y forestal, es decisivo para la seguridad alimentaria mundial a fin de garantizar suministros cada vez mayores a precios accesibles y como fuente principal de progreso para los pobres del medio rural (documento No 1, Alimentación, agricultura y seguridad alimentaria: evolución desde la Conferencia Mundial sobre la Alimentación y perspectivas). Se ofrece una muestra de lo que han hecho algunos países en los últimos decenios para mejorar la seguridad alimentaria, exponiendo distintas situaciones y políticas que han dado buenos resultados, bajo el impulso común del crecimiento económico con equidad, unido a medidas de asistencia alimentaria y de lucha contra la pobreza adaptadas a las circunstancias y modalidades de inseguridad alimentaria de cada país (documento No 2, Los logros de algunos países en materia de seguridad alimentaria).

La seguridad alimentaria depende de un contexto condicionante que tiene dimensiones políticas, sociales y económicas a nivel nacional, regional y mundial. Desde que se celebró la Conferencia Mundial de la Alimentación en 1974, las condiciones de la seguridad alimentaria mundial han cambiado profundamente como se expone en el documento No 3, Contexto sociopolítico y económico para la seguridad alimentaria, en el que se destaca la importancia decisiva de la paz, la fuerza destructiva de la inestabilidad macroeconómica, y la responsabilidad primordial de la pobreza como causa radical de la inseguridad alimentaria. En el documento No 4, Necesidades de alimentos y crecimiento de la población, se examinan las previsiones que implica el crecimiento de la población, analizándolas en una perspectiva a largo plazo, al año 2050, en que podría haberse llegado a estabilizar la población mundial, y se estudian en función de distintas pautas de consumo de alimentos, así como de los cambios que se produzcan en ellas, para proporcionar un panorama de las exigencias que se impondrán a los recursos de tierras, así como la inventiva humana y el sentido de responsabilidad que las necesidades futuras de alimentos exigen de quienes deben adoptar las decisiones tanto hoy como mañana. El análisis preciso de lo que implica la inseguridad alimentaria no sólo en lo que respecta al promedio diario de suministro de energía alimentaria (SEA), sino también de las distintas formas de malnutrición que afectan a las personas y las privan de su integridad física e intelectual, es el tema del documento No 5, Seguridad alimentaria y nutrición. En él se analizan los mecanismos de la sociedad a causa de los cuales determinados grupos, especialmente las mujeres y niños, padecen las consecuencias peores, y se destaca la forma en que la malnutrición puede llegar a producir en algunos casos efectos duraderos. Se analiza la gama de políticas, desde las de tipo macroeconómico hasta las específicas de la agricultura, la alimentación, los servicios sociales y la educación en nutrición, que determinan las condiciones para mejorar la nutrición, especialmente de las personas vulnerables. Tanto en éste como en otros documentos de antecedentes técnicos se subraya la función decisiva de la mujer como productora y suministradora de alimentos.

El documento No 6, Enseñanzas de la revolución verde: hacia una nueva revolución verde, se inscribe en un grupo de documentos técnicos que se ocupan más directamente de los adelantos tecnológicos, sociales y de política que hacen falta para actualizar todo el potencial del sector alimentario y agrícola en la lucha contra la inseguridad alimentaria. Es importante la función de la agricultura para alimentar a una población creciente, reducir la pobreza mejorando la suerte de la gran masa de pobres del medio rural y conservar para las generaciones actuales y futuras la capacidad de los recursos bióticos, hídricos y de tierras. Hace falta ahora una nueva revolución verde en la que se tenga en cuenta igualmente la importancia de los determinantes sociales y técnicos, y en la que se beneficien del progreso todos los segmentos del sector agrícola, en especial los agricultores pobres. Entre los recursos naturales que escasean, el agua (documento No 7, Producción de alimentos: función decisiva del agua) es un factor cada vez más limitante de la producción agrícola, que a su vez condiciona el sostenimiento de la vida en las zonas rurales y urbanas. Aunque es preciso mejorar el aprovechamiento de recursos hídricos no utilizados, en particular en Africa donde la región subsahariana ha quedado muy atrasada, una ordenación más eficaz del agua tanto en las zonas de regadío como en las de secano podrá rendir enormes beneficios utilizando técnicas de manejo baratas y eficaces que permitan elevar sostenidamente la productividad y estabilizar la producción irregular de alimentos de forma que tengan acceso a ellos todas las personas.

Sin embargo, de nada sirve tener alimentos si no se facilitan al consumidor a precios accesibles, en el lugar y momento oportunos y con el tratamiento deseado. En el documento No 8, Alimentos para el consumidor: comercialización, elaboración y distribución, se exponen las experiencias realizadas en todo el mundo en la gestión económica de la cadena alimentaria desde el productor hasta el consumidor, incluyendo el tratamiento y el almacenamiento en la misma explotación agrícola. En el documento No 9, La función de la investigación en la seguridad alimentaria y el desarrollo agrícola a nivel mundial, se analizan las tendencias alarmantes, registradas durante el último decenio en la investigación agrícola, a una reducción de la inversión a nivel nacional e internacional tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados. Se exponen los principales temas de la investigación para las generaciones futuras, comenzando ya desde ahora, así como los requisitos institucionales y financieros necesarios. Ante el desafío de la seguridad alimentaria mundial, es intolerable que se corra el riesgo de perder todos los adelantos conseguidos en la investigación agrícola en el pasado.

El reciente descenso de la inversión en la agricultura (en sentido amplio), y en los sectores conexos de la infraestructura y actividades subsiguientes, ha sido general, por lo que es preciso invertir esta tendencia para progresar hacia un nivel más alto de seguridad alimentaria (documento No 10, La inversión en la agricultura: evolución y perspectivas). Aunque la mayor parte de las inversiones deberán proceder de fuentes privadas, lo que depende de la aplicación de políticas que las propicien, es imprescindible que se hagan grandes inversiones en desarrollo de la infraestructura y los recursos humanos en las zonas rurales y que se dé prioridad al sector público. Es preciso reconocer asimismo que en el pasado los progresos en el incremento de los suministros alimentarios mundiales se han logrado con altos costos para el medio ambiente, es decir, la tierra, el agua, los bosques, los recursos pesqueros y la biodiversidad (documento No 11, Producción de alimentos e impacto ambiental). En este documento se examinan los procesos de política, tecnología, institucionales y sociales que influyen en la utilización de los recursos naturales, la importancia de la biodiversidad y la función decisiva de la mujer en las sociedades agrarias. Se analiza la nueva función de los gobiernos para tratar de reducir las distorsiones de las políticas y promover una buena gestión ambiental, y se destacan los vínculos entre las dimensiones ambiental, económica y social de la seguridad alimentaria.

El comercio (documento No 12, La alimentación y el comercio internacional) permite a los países reducir la presión del incremento de la producción alimentaria en los casos en que las condiciones naturales la hacen insostenible, mediante el intercambio de suministros con zonas mejor dotadas. El comercio dentro de las fronteras y a través de ellas es vital para la seguridad alimentaria. El nuevo sistema comercial surgido de la conclusión de la Ronda Uruguay de Negociaciones Comerciales Multilaterales entraña promesas de un intercambio internacional más fácil y más justo. Sin embargo, es posible que el reajuste de las políticas internas y de los sistemas económicos hacia una economía cada vez más mundializada entrañe notables costos sociales, y es preciso seguir de cerca y controlar cuidadosamente su impacto en la seguridad alimentaria. En efecto, la inseguridad alimentaria persistirá aún en el caso de que, como es de esperar, se consiga ir reduciéndola durante la próxima generación (documento No 13, Seguridad y asistencia alimentarias): quienes padecen hambre no pueden esperar a que las promesas de las políticas para mitigar la pobreza les proporcionen los alimentos y la fortaleza que necesitan ahora para cuidar de sí mismos. Se necesita asistencia alimentaria en todo momento para quienes precisan de ella, y para quienes padecen desnutrición crónica, las mujeres y los niños en momentos críticos de sus vidas, y las personas damnificadas por catástrofes naturales y de origen humano. La solidaridad nacional, complementada por la ayuda internacional, si las circunstancias lo exigen y permiten, es el último pero indispensable recurso para salvar y conservar muchas vidas.

¿Qué metas realistas pueden proponerse para alcanzar la seguridad alimentaria mundial? La erradicación del hambre en el plazo de una generación es una meta ambiciosa; el paso intermedio que podría lograrse en el año 2010 se analiza en el documento No 14, Evaluación de los progresos que es posible lograr en materia de seguridad alimentaria. En este documento que concluye la serie se sintetizan las repercusiones de política que se derivan de los hechos y de la experiencia compilados en los documentos técnicos. Tiene por objeto proporcionar los fundamentos para el Plan de Acción mediante el cual los Jefes de Estado y de Gobierno pueden expresar concretamente su compromiso de alcanzar la seguridad alimentaria mundial como resultado de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación.

El documento No 15, Atlas técnico, completa la serie ilustrando determinados temas tratados en los documentos técnicos de referencia, en forma de una colección de mapas del mundo, que ofrecen una representación visual de las importantes dimensiones y determinantes de la inseguridad alimentaria en los albores del siglo xxi.

 


Agradecimiento

Los documentos técnicos de referencia para la Cumbre Mundial sobre la Alimentación han sido preparados por personal de la FAO y otros especialistas de la comunidad científica internacional, teniendo especial cuidado de recurrir a las muchas disciplinas pertinentes a cada uno de los temas técnicos tratados. Los documentos se han beneficiado de intercambios con un gran número de expertos de dentro y fuera de la FAO a través de un proceso de examen para el que se ha recurrido a centros especializados de todas las regiones del mundo. La FAO agradece en particular la colaboración prestada en este esfuerzo por las instituciones internacionales que son sus colaboradoras, el Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (CGIAI), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias (IIPA), el Instituto Internacional de Ordenación del Riego (IIMI), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP), el Fondo de las Nacio.nes Unidas para la Infancia (UNICEF), el Banco Mundial, el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). Varias de estas organizaciones han preparado también sus propios documentos como aportación a las finalidades de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación.

En la preparación de los documentos han intervenido, como autores y colaboradores para los textos finales o los estudios o borradores preparatorios: N.A. Alexandratos, Departamento Económico y Social (ES), FAO; M. Allaya, Centro Internacional de Estudios Superiores sobre Agronomía Mediterránea; S.W. Bie, Dirección de Investigación, Extensión y Capacitación (SDR), FAO; E.M. Bridges, Universidad Agrícola de Wageningen, Países Bajos; A.A. Buainain, Universidad de Campinas, Brasil; M. Chisva, Universidad de Zimbabwe; P. Collomb, Comité de Coordinación Internacional de las Investigaciones Nacionales sobre Demografía (CICRED); J. du Guerny, Dirección de la Mujer y la Población (SDWP), FAO; L.O Fresco, Universidad Agrícola de Wageningen, Países Bajos; J. Greenfield, Dirección de Productos Básicos y Comercio (ESC), FAO, A.A. Gürkan ESC/FAO; T.S. Jayne, Universidad del Estado de Michigan, Estados Unidos; A. Kandiah, Dirección de Fomento de Tierras y Aguas (AGL), FAO; H. Kasnakoglu, Universidad Técnica del Medio Oriente, Turquía; W. Klohn, Dirección de Fomento de Tierras y Aguas (AGL), FAO; J. Y. Lin, Universidad de Beijing, China; A. Matthews, Trinity College, Irlanda; M. M. Mamba ESC/FAO; C.D. Phiri, Dirección de Análisis del Desarrollo Económico y la Agricultura (ESA), FAO; N.S. Randhawa, India; T. Reardon, Universidad del Estado de Michigan, Estados Unidos; E. Rossmiller, ESA/FAO; L. Rubey, Universidad del Estado de Michigan, Estados Unidos; K. Savadogo, Burkina Faso; R. Schürmann, Dirección del Centro de Inversiones (TCI), FAO; A.W. Sheperd, Dirección de Sistemas de Apoyo Agrícola (AGS), FAO; Ir. M.H.C.W. Starren, Universidad Agrícola de Wageningen, Países Bajos; D. Tschirley, Mozambique; J. Tschirley, SDR/FAO; J. von Braun, Universidad de Kiel, Alemania; M.T. Weber y B. Weisel, Universidad del Estado de Michigan, Estados Unidos; T. K. White, ESA/FAO; H. Wolter, AGL/FAO; los miembros del Grupo de Agricultura, Investigación y Extensión para el Desarrollo Ecológicamente Sostenible (ESDAR), Banco Mundial, y del Comité Asesor Técnico (CAT) y la Secretaría (SDRC) del GCIAI.

Se han encargado de facilitar la coordinación en nombre de los organismos colaboradores, así como de ofrecer orientaciones, asesoramiento y aportaciones: H. Alderman, Banco Mundial; D. Alnwick, UNICEF; A. Ayoub, PNUMA; M. Beaudry, UNICEF; R. Bedouin, ESA/FAO; H. Binswanger, Banco Mundial; J. Bruinsma, ESD/FAO; I. Carruthers, Wye College, Universidad de Londres, Reino Unido; H. Carsalade, Departamento de Desarrollo Sostenible (SD), FAO; J.P. Cotier, Dirección de Alimentación y Nutrición (ESN), FAO; J. Csete, UNICEF; U. Dahbolkar, PNUMA; H. de Haen, Departameto Económico y Social (ES), FAO; M. de Onís, OMS; T. Feldbrügge, Universidad de Kiel, Alemania; M. Flach, experto de la FAO; A. Gebre-Michael, ESA/FAO; D. Hillel, Universidad de Massachusetts, Estados Unidos; S. Hocombe, TCI/FAO; B. Huddleston, ESA/FAO; M. Immink, consultor de la FAO; J.C. Legoupil, Coordinación Regional para Africa (CORAF); J. Lupien, FAO/ESN; J. McGuire, Banco Mundial; C. Nishida, OMS; M. Rosegrant, IIPA; M. Satin, FAO/AGS; N. Scialabba, FAO/SDR; R.B. Singh, AGL/FAO; K. Stamoulis, ESA/FAO; J. Stoutjesdijk, consultor de la FAO; M.S. Swaminathan, Fundación de Investigación M.S. Swaminathan, India; B. Thompson, ESN/FAO; y V. Timon, SDRC/FAO.

Desde el exterior contribuyeron al examen y proporcionaron asesoramiento y sugerencias: A. Adepoju, Instituto Africano de Desarrollo Económico y Planificación (IDEP); E. Alves, Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (EMBRAPA); K. Anderson, Universidad de Adelaide, Australia; H.L. Angeles, Universidad Central del Estado de Luzón. Filipinas; S. Aziz, Pakistán; R. Barker, IIMI; R. Bautista, IIPA; A. Beattie, Instituto de Recursos Naturales, Reino Unido; A. Beshai, Universidad Americana, El Cairo, Egipto; J. Bongaarts, Consejo de la Población; R. Booth, Centro Internacional de Investigación Agrícola en las Zonas Secas (ICARDA); N.E. Borlaug, Centro internacional de mejoramiento del maíz y del trigo (CIMMYT); E. Boserup, Dirección de Población de las Naciones Unidas; L. Brader, Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA); L. Brown, Worldwatch Institute, Estados Unidos; P. Bukman, Miembro del Parlamento de los Países Bajos; J. Chamie, Dirección de Población de las Naciones Unidas; C. Chen, Academia China de Medicina Preventiva, China; M. Cohen, Bread for the World, Estados Unidos; R. Cummings, Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID); A. Duncan, Grupo de Estudios sobre la Alimentación, Universidad de Oxford, Reino Unido; T. Dyson, London School of Economics and Political Science, Reino Unido; C. Eicher, Universidad del Estado de Michigan, Estados Unidos; A. El-Beltagy, ICARDA; A. Erylmaz, Ministerio de Agricultura y de Asuntos Rurales, Turquía; S. Fisher, Fondo Monetario Internacional (FMI); F. Gendreau, CICRED; M.G. Ghersi, Universidad Laval, Canadá; C. Gopalan, Nutrition Foundation, India; M. Griffon, Centro de Cooperación Internacional en Investigaciones Agronómicas para el Desarrollo (CIRAD); L. Haddad, y P. Hazell, IIPA; R.D. Hochleitner, Club de Roma; J. Howell, Instituto de Desarrollo de Ultramar, Reino Unido; S.S. Harris, Instituto Internacional de Ciencias de la Vida (ILSI); G. Hawtin, Instituto Internacional de Recursos Fitogenéticos (IIRF); A.N. Hersi, Banco Asiático de Desarrollo (BAsD); T. Jaouadi, Túnez; A. Jorgensen-Dahl, FNUAP; T. Josling, Universidad de Stanford, Estados Unidos; G.M. Karissa, Banco Africano de Desarrollo; M. Kassas, Universidad del Cairo, Egypto; R. Kerr y colegas, World Vision International; M. Keyzer, Centro de Estudios Mundiales sobre Alimentación, Países Bajos; A. Khalifa, FNUAP; A. Khan, Organización Internacional del Trabajo (OIT); R. Leemans, Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente, Países Bajos; K. Leisinger, Suiza; V. Lim, Consejo Nacional de Agricultura y Alimentación, Filipinas; M. Lipton, School of African and Asian Studies, Universidad de Sussex, Reino Unido; B. Livernash, Instituto Mundial sobre Recursos (WRI) e IIPA; A. McCalla, Banco Mundial; D. MacLaren, Caritas Internationalis; P.J. Mahler, Francia; L. Marovatsanga, Universidad de Zimbabwe; J. Mora, Universidad Nacional de Costa Rica; Y. Mundlak, Universidad de Jerusalén; N. Myers, Reino Unido; S. Nasser, Universidad del Cairo, Egipto; D. Ouedraogo, Burkina Faso; R. Paarlberg, Universidad de Harvard, Estados Unidos; A. Palloni, Universidad de Wisconsin, Estados Unidos; K. Parikh, Instituto Indira Gandhi de Investigación para el Desarrollo, India; D. Pascua, Administración Nacional del Riego, Filipinas; M. Piñeiro, Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA); P. Pinstrup-Andersen, IIPA; B. Popkin, Carolina Population Centre, Estados Unidos; T. Preston, Universidad de Agricultura y Dasonomía, Viet Nam; V. Quinn, UNICEF, Ghana; M. Rai, Consejo Indio de Investigación Agrícola; M.S. Rao, Universidad de Adelaide, Australia; S. Rao, FNUAP; F. Recalde, Instituto de Cooperación para el Desarrollo (Fundación ICD); T.G. Reeves, CIMMYT; C. Robinson, Christian Aid, Reino Unido; S.N. Saigal, ex funcionario del FIDA; P.A. Sánchez, Centro Internacional para Investigación en Agrosilvicultura (ICRAF); G. Scott, Centro Internacional de la Papa, (CIP) Perú; D. Seckler, IIMI; A. Siamwalla, Instituto de Investigación para el Desarrollo de Tailandia; H. Singer, Instituto de Estudios sobre el Desarrollo, Universidad de Sussex, Reino Unido; V. Smil, Universidad de Manitoba, Canadá; W.G. Sombroek, Centro Internacional de Información y Referencia sobre Suelos, Universidad Agrícola de Wageningen, Países Bajos; D. Spearman, PMA; D. Steeds, Banco Mundial; R. Tuirán, Centro Nacional de Población, México; R. Uauy Dagach, Instituto de Tecnología de Alimentación y Nutrición, Chile; N. Uphoff y colegas, Universidad Cornell, Estados Unidos; A. Valyasevi, Universidad de Thammasat, Tailandia; G. Viatte, Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE); F. Vio, Universidad de Chile; P. Webb, PMA; M.B. Weinberger, Dirección de Población de las Naciones Unidas; D. Winkleman, CAT/GCIAI; F. Wolter, Organización Mundial del Turismo (OMT); P.A. Yotopoulos, Universidad de Stanford, Estados Unidos; J. Zaini, Consumers Interna.tional, Malasia; K. Zelenka, Caritas Internationalis.

Asimismo, tuvieron la gentileza de contribuir al examen y facilitar observaciones las siguientes instituciones: el Centro de Estudios Mundiales sobre Alimentación, Países Bajos; Focus on the Global South, Tailandia; el Centro Internacional de Agricultura, Universidad Agrícola de Wageningen, Países Bajos; el Comité de enlace de las ONG del Asia sudoriental sobre Seguridad Alimentaria y Comercio Leal, Filipinas; la Unión de Productores de Fertilizantes, Países Bajos; la Organización Meteorológica Mundial (OMM); y varios gobiernos miembros de la FAO.

Se ocupó del seguimiento de todo el proceso un comité de lectura, encargado de supervisar la coherencia y criterios conceptuales de la serie, que estuvo integrado por los siguientes funcionarios de la FAO: T. Aldington, Departamento de Agricultura (AG), Vicepresidente; E. Boutrif y S. Cowan, Secretaría, Cumbre Mundial sobre la Alimentación (SWFS); G. Gordillo de Anda y J. Tschirley, Departamento de Desarrollo Sostenible (SD); D. Insull, Departamento de Pesca (FI); L. Trossero y L. Lintu, Departamento de Montes (FO); F. Viciani, F. Bishay y K. López-Ramírez, Departamento de Cooperación Técnica (TC); y J. Vercueil, Departamento Económico y Social (ES), Presidente. También participaron en los trabajos del comité, J.P. Cortez, V.L. Crowder, G.V. Everett, E.W. Hein, M. Hotta, P. Howard-Borjas, C. Leendertse, M.G. Quieti, J. Rowell, R. Schurmann y U. Wijkstrom. De la edición y del seguimiento de la producción de la serie se encargó A. Small (SWFS).

La contribución del personal del Departamento de Asuntos Generales e Información de la FAO (redactores, traductores, compaginadores, gráficos, personal de impresión de la Dirección de Información y de la Dirección de Asuntos de la Conferencia y el Consejo y de Protocolo), de la Dirección de Estadística y del Grupo de Sistemas de Información Geográfica del Servicio de Fomento de la Investigación y la Tecnología, así como del personal de Secretaría y apoyo de muchas dependencias de la Organización a la producción de los documentos técnicos y del Atlas ha sido valiosísima y se agradece sinceramente.

En cada uno de los documentos se señala la autoría exacta y otras formas de colaboración. La Secretaría, a la vez que agradece las contribuciones esenciales recibidas de los colaboradores externos, asume la responsabilidad del contenido de la serie.