ERC/04/INF/10


24a CONFERENCIA REGIONAL DE LA FAO PARA EUROPA

MONTPELLIER, FRANCIA, 5-7 DE MAYO DE 2004

Tema 6 del programa

INOCUIDAD Y CALIDAD DE LOS ALIMENTOS EN EUROPA: ASPECTOS RELACIONADOS CON LA CALIDAD, EL EQUILIBRIO NUTRICIONAL, LA IMPORTANCIA DE LOS TERRENOS AGRÍCOLAS Y EL PATRIMONIO CULTURAL (“TERROIRS”): UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO. (Documento informativo elaborado en nombre del Grupo de trabajo de la FAO/CEA sobre la mujer y la familia en el desarrollo rural)

Índice


REFERENCIAS


I. INTRODUCCIÓN

1. Las zonas rurales en Europa y sus sociedades se enfrentan a numerosos retos importantes planteados por los profundos cambios acaecidos a lo largo de los dos últimos decenios, así como por las innovaciones aportadas por los procesos actuales en curso, tales como la ampliación de la Unión Europea y la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) de la UE. Se otorga una gran prioridad actualmente a las políticas y programas de desarrollo que persiguen un equilibrio entre la producción agrícola y la calidad ambiental, la mejora de la conservación de la naturaleza, la diversificación rural, el desarrollo humano y la liberalización del comercio (GATT, OMS), aunque para las economías en transición son igual de fundamentales los procesos relativos a la privatización y la reforma estructural de la agricultura y los sistemas agroalimentarios.

2. En toda la región europea se ha otorgado una gran importancia a la cuestión de la inocuidad y la calidad de los alimentos1 en la agenda política y pública2, a raíz de la creciente incidencia de enfermedades trasmitidas por alimentos (enfermedades causadas por microorganismos en los alimentos, tales como Salmonella sp, Campylobacter sp, Listeria monocytogenes, E. coli 0157, C. botulinum (entre otros) y otros riesgos para la salud, relacionados con los alimentos, y vinculados a contaminantes químicos en los alimentos (micotoxinas) o a contaminantes ambientales (dioxinas, mercurio, plomo y radionucleidos), plaguicidas, medicamentos veterinarios y aditivos alimentarios3. Además de la incidencia de enfermedades, tales como la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), la gripe aviar y la peste porcina han planteado cuestiones relativas a la inocuidad y calidad de los alimentos. Asimismo, existe una preocupación creciente respecto de la sanidad animal y el bienestar de los animales y las innovaciones tecnológicas resultantes de los organismos modificados genéticamente (OMG).

3. La inocuidad y calidad de los alimentos constituye una cuestión compleja y pluridimensional que abarca las distintas fases existentes “desde el campo hasta la mesa” y tiene consecuencias económicas, sociales, culturales, ambientales y políticas. Por un lado, la inocuidad y calidad de los alimentos se asocia con el tipo de producción agrícola (p. ej., intensiva, extensiva, orgánica), el lugar ocupado por la producción, la introducción y promoción de productos alimenticios nuevos (es decir, alimentos que aún no se utilizan para el consumo humano, en particular los que contienen OMG o son derivados de éstos), la sanidad animal y el bienestar de los animales, las condiciones de almacenamiento, la comercialización, las normas y reglamentaciones de higiene, la sensibilización de los consumidores, los grupos de presión y las características nutricionales. Sin embargo, engloba asimismo distintas relaciones socioculturales y políticas así como divisiones entre distintos actores sociales4 (hombres y mujeres como individuos, grupos e instituciones en sus múltiples funciones como productores, consumidores, etc.) a lo largo del proceso “desde el campo hasta la mesa”. Por este motivo, se requiere una actitud más global respecto de la inocuidad y calidad de los alimentos, que debería incluir consideraciones adecuadas por lo que respecta a la participación y el género5.

4. Consciente de la importancia de la inocuidad y calidad de los alimentos en la región europea de la FAO, el Grupo de trabajo sobre la mujer y la familia en el desarrollo rural de la FAO/CEA (GTM), órgano asesor de la FAO para las cuestiones relativas a las mujeres rurales (y las familias rurales) desea contribuir mediante el presente documento al debate en curso con vistas a garantizar un planteamiento más eficaz y global de la inocuidad y la calidad de los alimentos.

II. VINCULACIÓN DEL GÉNERO CON LA INOCUIDAD Y LA CALIDAD DE LOS ALIMENTOS

5. En la región europea de la FAO, los hombres y mujeres rurales, y las mujeres en la agricultura6 intervienen en las cuestiones referentes a la calidad e inocuidad de los alimentos, dado que desempeñan distintas y múltiples funciones en el sistema agroalimentario: son productores, consumidores, elaboradores, comerciantes, responsables de decisiones y miembros de grupos de presión a favor de alimentos inocuos y de calidad.

6. La introducción de una “perspectiva de género” requiere un examen y análisis de las funciones y las responsabilidades de los hombres y mujeres en el sistema alimentario, es decir, formularse preguntas tales como: ¿cómo y dónde se producen los alimentos, y quién los produce? ¿quién es el responsable de las condiciones y métodos de producción? ¿quién los compra, de qué forma y dónde? ¿qué se compra? ¿quién los prepara, y cómo? ¿cómo y dónde se comen? ¿quién elimina los residuos, y de qué forma? etc. Además, es necesario abordar otras cuestiones más directamente relacionadas con la calidad e inocuidad de los alimentos, tales como: ¿quién determina qué alimento es inocuo y de alta calidad? ¿quién tiene acceso a los datos pertinentes relativos a la calidad e inocuidad de los alimentos? (es decir, normas y legislación) y ¿quién difunde dicha información, y de qué forma?

7. Los hombres y mujeres, en calidad de actores sociales, desempeñan diferentes funciones, y tienen distintas responsabilidades, cometidos y experiencias vitales en relación con la calidad e inocuidad de los alimentos. Asimismo, tienen una percepción diferente de la alimentación. Por consiguiente, los sistemas y cadenas alimentarios tienen una dimensión de género. Por este motivo, las estrategias y políticas para modificar o reestructurar dichos sistemas y cadenas tendrán distintas repercusiones para los hombres y las mujeres. Sin embargo, no cabe duda de que la dimensión de género, que forma parte de la naturaleza del sector del desarrollo agrícola y rural, incluido el consumo, tiene repercusiones para las cuestiones relativas a la inocuidad y calidad de los alimentos.

A. PRODUCTORES, ELABORADORES Y COMERCIANTES DE ALIMENTOS

8. La inocuidad y la calidad de los alimentos tienen su origen en el nivel de producción primaria7. La estructura productiva de la Región es heterogénea; en dicho sector operan pequeñas, medianas y grandes exploraciones agrícolas (y pequeñas empresas de transformación y distribución), que compiten estrechamente con la industria y las empresas trasnacionales de alimentación y distribución.

9. En toda Europa las mujeres participan ampliamente en la producción y elaboración de alimentos, desempeñando la función ya sea de directora de la explotación agrícola, de coopropietaria de la misma o de trabajadora en explotaciones agrarias familiares. Asimismo, trabajan como empleadas en empresas agrarias y de elaboración de alimentos, a menudo como mano de obra cualificada, o como profesionales y gerentes. Si bien reconoce la contribución de todas las mujeres que trabajan, desempeñando distintas funciones, en la agroindustria y las compañías transnacionales de agroalimentación (trabajadoras cualificadas y no cualificadas, profesionales, inspectoras, gerentes, etc.), el presente documento se centra principalmente en los hombres rurales y, en particular, las mujeres rurales.

10. En la UE, las mujeres constituyen casi el 40 por ciento de la mano de obra agrícola (EUROSTAT, 2002), y en los países de la Europa central y oriental, la media es del 50 por ciento aproximadamente. Como productoras, las mujeres desempeñan su función en unidades agrícolas, tanto a pequeña como a mayor escala, y participan en la producción intensiva, extensiva y ecológica de alimentos. Los datos disponibles revelan que el porcentaje de mujeres propietarias de pequeñas explotaciones agrícolas es superior al de aquellas que son titulares de grandes explotaciones.

11. En general, en los países de la UE está aumentando el número de explotaciones agrarias familiares dirigidas por mujeres y el número de explotaciones cuya cotitularidad ostenta una mujer8. Esta importante evolución comenzó a principios de los años noventa, y estuvo fomentada por la reducción de impuestos y la necesidad de designar a directores de explotaciones agrícolas a tiempo completo para poder utilizar las distintas subvenciones. Por consiguiente, el régimen jurídico de las mujeres en las explotaciones agrícolas cambió muy considerablemente, dado que la condición de directora de explotación agrícola no sólo les permite acceder a los recursos productivos de la explotación en calidad de (co)propietarias oficiales de la misma, las tierras, la maquinaria, etc., sino que también les permite influir directamente en los métodos y procesos de producción utilizados en la explotación.

12. Las mujeres participan en numerosos tipos de producción agrícola y desempeñan un papel importante en la iniciación de actividades innovadoras en las explotaciones familiares, tales como nuevos métodos de cultivo de alimentos, agricultura ecológica y/o actividades que generan ingresos adicionales, como la elaboración de alimentos y el turismo rural, la promoción de alimentos y productos locales mediante la venta y la comercialización directa a nivel local, el establecimiento de vínculos y alianzas más estrechos con los consumidores y los habitantes locales9 para generar una confianza mutua respecto del modo de producción de los alimentos.

13. Por lo que respecta a las actividades fuera de la explotación agrícola, las mujeres suelen ser las primeras en crear nuevas empresas10, en particular en la industria alimentaria, v. gr. de la transformación de la leche y la producción de queso, los helados, los productos cárnicos (por ejemplo, salamis), las confituras y mermeladas, el pan y otros productos a base de harina, los frutos secos, las bebidas alcohólicas, el vino de bayas, etc. A efectos de la calidad e inocuidad de los alimentos, es importante que estas mujeres tengan acceso a la información sobre las normas (por ejemplo, APPCC, HCP) y las reglamentaciones aplicables, que dichas normas estén disponibles en un idioma que los usuarios puedan entender y que se imparta formación adecuada sobre su aplicación. Asimismo, es importante garantizar que se adopten medidas para aplicar dichas normas a “nivel local”. Las cuestiones que se plantean son si los hombres y las mujeres tienen un acceso diferente a la información pertinente (es decir, los peligros vinculados a la forma tradicional de elaborar alimentos) y cómo se puede garantizar que todas las personas concernidas tengan igualdad de acceso de forma permanente a dicha información. Como productoras de alimentos, las mujeres necesitan información adecuada sobre la utilización de plaguicidas, fertilizantes y productos químicos, en particular en relación con la inocuidad y calidad de los alimentos.

14. Para aumentar la participación de las mujeres en la producción de alimentos inocuos y de (alta) calidad, es importante garantizar el acceso a una mejor educación que sea adecuada y proporcionar información sobre las oportunidades disponibles. En un estudio realizado por Kania en Polonia (2000), éste puso de relieve las necesidades de las mujeres rurales señaladas por ellas mismas e incluyó observaciones formuladas por los oficiales de extensión agrícola. En dichos estudios se demostró que las mujeres rurales deseaban más información y capacitación sobre la producción de alimentos sanos (no peligrosos para la salud), el cultivo de hortalizas biodinámicas y la nutrición familiar. Sin embargo, los expertos concedieron una baja prioridad a dichos ámbitos para las mujeres rurales, dado que consideraban que ya habían recibido una capacitación “adecuada” (ibid).

15. Para comprender mejor las funciones de los hombres y mujeres como productores en relación con la calidad e inocuidad de los alimentos, se debería analizar mejor la importancia de las relaciones de género, es decir, las prácticas y condiciones socioeconómicos que afectan al conocimiento y las decisiones de los hombres y mujeres sobre la utilización de distintas sustancias químicas (plaguicidas, herbicidas), y su conocimiento y concepción de los alimentos inocuos y de calidad. Se ha observado una falta de sensibilización de las mujeres de los países de la ECE respecto de la contaminación del medio ambiente y los alimentos producidos en dichas condiciones. Se debería abordar esta cuestión dado que los agricultores de los países FE tienen una ventaja relativa respecto a la producción ecológica11 y podrían desempeñar un papel preponderante en este nicho de mercado.

16. En lo referente a la elaboración de alimentos en las zonas rurales, tanto la tradición como el patrimonio cultural constituyen una base de referencia e innovación. Paralelamente, el valor simbólico de identificación y diferenciación de los alimentos (Fonte, 2003) ha conducido a la creación de fuertes vínculos entre la gastronomía local y el patrimonio y la identidad locales, la creación de cuisines de terroir(s) y el consiguiente valor económico de los conocimientos teóricos y prácticos sobre la producción de alimentos locales mediante el establecimiento y la elaboración de políticas, por ejemplo, respecto de sistemas basados en el modelo de la “appellation d´origine contrôlée”, (cf. Eslovenia, Francia, Irlanda e Italia). Estas tendencias también brindan oportunidades de sinergia con nuevas actividades en zonas rurales, tales como el agroturismo y el turismo rural.

17. A menudo las mujeres son quienes poseen los conocimientos (a veces ocultos debido a prejuicios existas 12) y la experiencia de las zonas rurales respecto a la utilización de la gran variedad de plantas existentes (hortalizas, frutas silvestres, setas, hierbas) así como los alimentos locales y regionales y su preparación, métodos de elaboración, almacenamiento, etc. Los conocimientos sobre los alimentos y medicinas naturales constituyen una parte importante del saber cultural de un pueblo y se transmiten de generación en generación, por ejemplo de madre a hija. Por ejemplo, las mujeres albanesas residentes en el sur de Italia recogen más de 30 especies de plantas silvestres (Scolymus hispanicum en los viñedos) para complementar su alimentación diaria y elaboran sopas especiales para su consumo en las fiestas religiosas. Se ha observado, asimismo, que dichos productos son cada vez más atractivos para los nichos del mercado alimentario y el ecoturismo.

18. La tendencia creciente de las mujeres a crear pequeñas empresas en la industria local de alimentos13 ha puesto de relieve el hecho de que podrían aplicarse otras restricciones específicas en función del género y ha contribuido a la creación de nuevos puestos de trabajo en las comunidades rurales. Cabe destacar otro efecto positivo de la elaboración y comercialización de alimentos a nivel local especialmente importante para la inocuidad y calidad de los alimentos: esos alimentos no tienen que recorrer grandes distancias y, por consiguiente, están menos expuestos a la pérdida de nutrientes (frutas y hortalizas). Por lo que respecta a la carne, su producción y venta a nivel local permite evitar el transporte de ganado de largo recorrido y prevenir, por ende, la difusión de enfermedades, entre otras cosas. Con el comercio mundial de alimentos existe un mayor riesgo de contaminación “por el camino” y, por consiguiente, se utilizan más agentes para la conservación. Por otro lado, la elaboración industrial de alimentos no ha eximido siempre a éstos de bacterias. En el Reino Unido, por ejemplo, los casos de envenenamiento de alimentos por la elaboración industrial (aditivos, aromatizantes, higiene) se multiplicaron por cinco entre 1982 y 1999 (Laboratorio británico de salud pública, 2001). La elaboración industrial también puede privar a los alimentos de una gran parte de su sabor y color así como de su contenido nutricional (por ejemplo, algunos productos altamente refinados, como la harina blanca, el azúcar blanco y el arroz blanco). En la industria mundial de alimentos ello se compensa a menudo mediante la adición de aromatizantes artificiales (glutamato monosódico) y colorantes, lo que aumenta el número de sustancias químicas que la población consume a diario. Algunas de dichas sustancias tienen efectos negativos sobre la salud humana (FAO/WHO PEC 01/04).

19. Se ha observado que cada vez son más los consumidores (hombres y mujeres) que desconfían de los alimentos de producción industrial, y parece que cada vez se orienta más hacia las denominadas estrategias de confianza, es decir, el consumo de alimentos orgánicos y de productos locales.

20. Para que las mujeres rurales puedan satisfacer la demanda de los consumidores, aún es necesario potenciar una elaboración controlada por las mujeres, o accesible a éstas con el fin de aumentar el valor añadido en las actuales condiciones de mercado, y permitir a las mujeres obtener los consiguientes beneficios. Ello requiere tener en cuenta una amplia gama de tecnologías de elaboración, en particular la producción en pequeña escala a nivel de la explotación agrícola.

21. Por otro lado, se debe garantizar a los hombres y mujeres que contribuyen a la producción y a otros niveles de los sistemas y cadenas agroalimentarias, el acceso a la educación e información sobre sus actividades, tanto en términos generales como en relación con la aplicación de nuevos sistemas y normas de calidad. Asimismo, en algunos casos, cabe que por sí solas las mujeres rurales no sean capaces de responder adecuadamente a las necesidades de calidad e inocuidad de los alimentos, por lo que es necesario establecer un entorno capacitador.

22. A continuación se presenta un ejemplo que ilustra la forma en que se puede crear un entorno capacitador que permita a las mujeres actuar como productoras, elaboradoras y comerciantes:


Las explotaciones agrarias eslovenas tienen una larga tradición de elaboración y producción de alimentos tradicionales que les ha permitido obtener ingresos adicionales. Sin embargo, con la introducción de las nuevas normas y reglamentaciones en materia de calidad e inocuidad de los alimentos, numerosos pequeños productores, en particular mujeres, no han podido cumplirlas. Con la ayuda de una organización para la asociación local, denominada Activating Local Potential (A.L.P. PECA), las mujeres rurales de la región de Koroška, al norte de Eslovenia, crearon una infraestructura conjunta en el marco del Programa del Centro de Desarrollo de la Pequeña Empresa14 (CDPE) para apoyar las actividades empresariales de las mujeres.

Se restauró un viejo granero en el que se instaló la “incubadora” y se realizaron distintas actividades, desde la elaboración de frutas y hortalizas y la producción de alimentos tradicionales a base de harina, hasta el embotellado de jugos (zumos) de frutas y sidra, pasando por el secado de frutas y hortalizas para su envasado y distribución.

En particular, las lugareñas se beneficiaron de estas instalaciones conjuntas (que cumplían las normas aplicables en materia de tecnología de los alimentos y salubridad), en las que pudieron elaborar frutas y hortalizas y hornear alimentos tradicionales, como pasteles de frutos secos, pan y galletas. Las unidades de embotellado y de secado de frutas han dado resultados satisfactorios. Al programa se adhirieron 13 agricultores (3 hombres y 10 mujeres), pero dicha cifra se ha duplicado con creces desde entonces. Al margen de la campaña de producción, las instalaciones se utilizan con fines de capacitación y creación de capacidad así como de desarrollo de productos (las mujeres prueban nuevas recetas, elaboran nuevos productos, etc.). El establecimiento del centro también constituyó un éxito en términos de comercialización. Inicialmente los productos se ofrecieron en el mercado local, pero dado que ha aumentado la demanda de productos caseros, en particular en relación con distintos actos culturales y celebraciones en las que se sirven alimentos locales y tradicionales, los servicios de restauración se convirtieron en una importante actividad generadora de ingresos para las mujeres rurales de la región. Se elaboraron nuevos tipos de envases (pequeñas cajas de madera, cestas, etc.) específicamente para el centro, y se estableció una marca común "Dobrote izpod Pece". La unión de fuerzas permitió que los distintos productores ahorraran tiempo y que los productos cumplieran las normas de calidad establecidas, así como una distribución más eficaz.

Estudio basado sobre Verbole y Marosek, 2001.
 

23. El ejemplo citado demuestra como los pequeños productores (hombres y mujeres) pueden cumplir las disposiciones sobre inocuidad y calidad de los alimentos, y cómo los distintos productores pueden evitar elevados costos de inversión al tiempo, que el consumidor, por su parte, obtiene un producto casero inocuo y de alta calidad basado en métodos tradicionales de elaboración de alimentos y en ingredientes producidos a nivel local.

24. Asimismo, es importante señalar que en tanto no se acabe con los prejuicios existas en la agricultura en pequeña escala y la industria de elaboración de alimentos (por ejemplo, reparto tradicional del trabajo y la responsabilidad entre hombres y mujeres, percepción social de lo que es y no es aceptable para hombres y mujeres), se corre el peligro de que la producción, la elaboración y el desarrollo empresarial se conviertan en campos dominados por los varones. Se teme que las mujeres productoras, comerciantes y empresarios, que suelen carecer de acceso a la financiación (habitualmente por falta de garantías) y se ven limitadas por la división del trabajo en función del género en el mercado laboral y por las normas sociales que rigen los comportamientos adecuados, se conviertan en agentes de los hombres en sus operaciones o se vuelvan incapaces de competir, dejando de producir, elaborar y comerciar.

B. CONSUMIDORES Y RESPONSABLES DE DECISIONES

25. La demanda, percepción y respuesta de los consumidores respecto de los incentivos en materia de calidad e inocuidad de los alimentos son vitales para el desarrollo del sector agroalimentario, y dicho ámbito incluye cuestiones relativas a las perspectivas de género por lo que respecta a los consumidores. Debería hacerse hincapié en la importancia de la labor de los grupos de presión para aumentar el peso de las mujeres en la adopción de decisiones.

26. Los cambios sociales, tales como las nuevas funciones de hombres y mujeres, la reducción del tamaño de las familias, la introducción de nuevas tecnologías (por ejemplo, hornos microondas), los cambios en los hábitos nutricionales (v. gr. saturación de ingesta energética) y el comportamiento alimentario (por ejemplo, en el lugar de trabajo, en restaurantes o en locales de comida rápida), la disponibilidad de alimentos de fácil preparación (alimentos en conserva, congelados, en polvo, precortados y similares), constituyen todos ellos factores que guardan relación con la cuestión de la calidad e inocuidad de los alimentos.

27. En las actuales sociedades modernas y posmodernas, predomina el consumo de masas basado en productos normalizados. La mayor parte de los alimentos se compra en supermercados y, en menor medida, en mercados de agricultores (en función del país) o directamente al productor.

28. Paralelamente, conforme aumenta el número de consumidores que desconfía de los alimentos de producción industrial, la demanda de alimentos producidos en forma ecológica (es decir, teniendo en cuenta los principios de sostenibilidad y naturalidad y el bienestar de los animales) y a nivel local, que no estén homogeneizados, ha aumentado en consecuencia.

29. Las relaciones de género en el seno de las familias así como de la sociedad en general, determinan quien se ocupa, por ejemplo, de las labores domésticas y del cuidado de los niños. La compra, preparación y cocinado de alimentos siguen perteneciendo principalmente al ámbito femenino, aunque los hombres están empezando a asumir lentamente la responsabilidad de dichas tareas. Por consiguiente, en los hogares, las mujeres tienen capacidad para adoptar decisiones respecto de la calidad e inocuidad de los alimentos. A este respecto, también es importante señalar que las mujeres son transmisoras culturales de tradiciones vinculadas a los alimentos, pero al mismo tiempo están deseosas de acoger nuevas tendencias.

30. El tipo y la calidad de los alimentos consumidos por la población dependen de sus ingresos, del estilo de vida (por ejemplo, el estilo de vida del medio urbano por contraposición al del medio rural), de la posición de las mujeres en el mercado laboral, del tamaño y las características de la familia así como de aspectos culturales (ética, placer).

31. Por ejemplo, se ha determinado que los hogares de los países de la Europa central y oriental gastan una mayor proporción de sus ingresos en alimentos. Mientras que en la UE el ciudadano medio gasta el 17,4 por ciento de sus ingresos en alimentos, en los países en vías de adhesión a la UE gasta casi la mitad (44,8 por ciento) de sus ingresos en alimentos15. La proporción de ingresos medios gastada en alimentación aumentó con la transición debido al incremento de los precios de los alimentos y a la disminución de los ingresos. Como consecuencia de ello, los habitantes compraron alimentos más baratos y de menor calidad, reduciendo su ingesta de leche, carne y hortalizas.

32. Este dato es importante, en particular habida cuenta de las campañas para una alimentación sana, a menudo orientadas hacia las mujeres en su función de suministradoras de alimentos para la familia, sin tener en cuenta que lo que se considera una dieta saludable puede encontrarse a menudo fuera del alcance de las mujeres y hombres de bajos ingresos.

33. Los alimentos se asocian frecuentemente con la salud y viceversa. Smith demostró en, un estudio realizado en 2002, que las mujeres son muy conscientes de la importancia de una alimentación sana para su propia salud y la de su familia. Sin embargo, Smith también observó que los conocimientos sobre los alimentos sanos no conducen y no pueden conducir necesariamente a una modificación de los hábitos alimentarios. Aunque numerosas personas están realizando esfuerzos para mejorar su dieta, al ser conscientes de que numerosas enfermedades (tales como el colesterol sanguíneo, la obesidad, la elevada presión sanguínea) en la región europea están provocadas por un consumo demasiado elevado de alimentos y/o de alimentos no saludables, así como por dietas no equilibradas16, sigue aumentando en forma constante el número de comidas rápidas y de refrigerios con alto contenido en grasas o carentes de calorías. Bowers (2000) observó que numerosos consumidores consideran que la preparación de comidas nutritivas y sanas lleva demasiado tiempo. Parece necesario realizar más investigaciones sobre cómo los hombres y mujeres interactúan con la alimentación, y lo que perciben como alimentos inocuos y de calidad.

34. El consumo de alimentos también se está convirtiendo, cada vez más para los denominados consumidores activos, en un modo de luchar contra la degradación ambiental y de intentar proteger los recursos, tales como los productos locales, las técnicas de elaboración local, la salud y el sabor. Cada vez son más los consumidores que consideran que los alimentos producidos a nivel local son más inocuos. Numerosos consumidores consideran asimismo que los sistemas de distribución local pueden mejorar la calidad de los alimentos, dado que entrañan una menor elaboración y una menor pérdida de valor nutricional.

35. En consecuencia, se ha observado una nueva tendencia en toda Europa: los nuevos vínculos entre hombres y mujeres en la agricultura como productores y consumidores, pero también los vínculos que se están creando entre las mujeres de las explotaciones agrícolas y del medio rural y urbano en apoyo de los alimentos locales (Sage, 2000; Tovey 2002). Mediante dichos vínculos, o lo que Sage (2000) denomina “buenas redes agroalimentarias”, se establece y mantiene una confianza y lealtad entre productores y consumidores, y se intercambian los conocimientos que sirven de base para fomentar una alimentación más inocua y de mejor calidad.

36. Al mismo tiempo, dichas redes contribuyen a reforzar las economías locales y su identidad, y permiten una mejor utilización de los recursos locales. El contacto directo entre consumidores y productores confiere tanto a las mujeres rurales como a las consumidoras una función decisoria importante en relación con el consumo de alimentos. A este respecto, es necesario un acceso fácil a la información sobre el contenido alimenticio tal como se describe en los sistemas de rastreabilidad y etiquetado.

37. Las mujeres desempeñan un papel importante, no sólo para garantizar alimentos inocuos y de calidad en los hogares, sino también en foros públicos, mediante su pertenencia a organizaciones de consumidores, movimientos a favor de los alimentos producidos de forma ecológica, tradicional y a nivel local (tales como Show Food17, Women´s Food y el sindicato de agricultores del Reino de Unido18), redes agroalimentarias, ONG, etc. Sin embargo, aún se enfrentan a numerosos obstáculos (lograr que se oiga su voz y que se tengan en cuenta sus opiniones) y su participación en la adopción de decisiones es escasa.

38. Una política eficaz en materia de calidad e inocuidad de los alimentos debe tener en cuenta la relación entre producción y consumo de alimentos, así como la importancia de estudiar los sistemas y cadenas agroalimentarios también desde una perspectiva de género. La formulación de políticas adecuadas requiere una evaluación y un seguimiento de los riesgos para la salud de los consumidores asociados con las materias primas, las prácticas agrarias y las actividades de elaboración de alimentos desde una perspectiva más amplia y global. Requiere, asimismo, una regulación eficaz a efectivos de la gestión de riesgos y el establecimiento y la aplicación de sistemas de control para supervisar y hacer aplicar dichas normas. En todas las frases del proceso para garantizar alimentos inocuos y sanos de alta calidad, los hombres y mujeres deben participar en la adopción de la perspectiva más amplia posible y garantizar un desarrollo basado en los mejores recursos. La contribución de las mujeres rurales y agricultoras en servicios de asesoramiento y consejo respecto de la calidad e inocuidad de los alimentos constituye un aspecto importante para el refuerzo de la participación de las mujeres.

39. Para potenciar el papel de las poblaciones rurales, y en particular de las mujeres, productoras, elaboradoras de alimentos, consumidoras, formuladoras de políticas y miembros de grupos de presión, se requiere un mejor conocimiento de las funciones y percepciones, actuales y en evolución, de los hombres y mujeres en relación con la calidad e inocuidad de los alimentos. El objetivo de las políticas de mejorar la calidad e inocuidad de los alimentos no se puede, y no se debería, llevar a la práctica sin un conocimiento y una sensibilización adecuados respecto de dichos extremos y aspectos.

40. En resumen, se requiere un mayor conocimiento de las funciones, responsabilidades, cometidos y experiencias, actuales y en evolución, de los hombres y mujeres en relación con la inocuidad y calidad de los alimentos con el fin de garantizar un planteamiento más eficaz y global para asegurar alimentos inocuos y de alta calidad para todos.

41. El GTM proseguirá su labor sobre las cuestiones relativas a la calidad e inocuidad de los alimentos en la Región desde una perspectiva de género siguiendo la estrategia presentada en la 32ª reunión de la Comisión Europea de la Agricultura en 2002 (FAO/ECA 32/02/3).

III. RECOMENDACIONES

42. El GTM considera que los hombres y mujeres, como productores, elaboradores, consumidores, miembros de grupos de presión y responsables de decisiones, debería compartir responsabilidades en materia de calidad e inocuidad de los alimentos. Además, opina que el apoyo a los sistemas y cadenas agroalimentarias locales no sólo contribuye a mejorar la inocuidad y calidad de los productos alimentarios, sino que también brinda buenas oportunidades a las pequeñas y medianas explotaciones agrícolas de sobrevivir en condiciones agrícolas en proceso de cambio en la Región Europea. Los alimentos locales aumentan la confianza del consumidor, contribuyen a mantener el empleo y, al mismo tiempo, generan nuevos puestos de trabajo en las zonas rurales de toda la región, con el consiguiente refuerzo de la economía local.

43. A la luz del anterior examen sobre un conocimiento más global y, en particular, un planteamiento de la inocuidad y la calidad de los alimentos que tengan más en cuenta el género, el GTM formula varias recomendaciones, relativas al refuerzo de la capacidad, los datos desglosados en función del género, las normas y la cuestión del acceso a los recursos, incluida la información, la comunicación, los grupos de presión y la adopción de decisiones.

44. El GTM formula las siguientes recomendaciones:

    1. refuerzo de la capacidad:
      1. realizar campañas en toda la región europea de la FAO para mejorar el conocimiento de los hombres y mujeres rurales sobre la inocuidad y calidad de los alimentos;
      2. formar hombres y mujeres rurales, y también hombres y mujeres en la agricultura, en la utilización de tecnologías modernas para producir, elaborar y comercializar sus productos locales y regionales, así como respecto de la normativa y la legislación aplicables en materia de inocuidad y calidad de los alimentos;
      3. crear capacidad institucional para aumentar el intercambio de experiencias e información entre los hombres y las mujeres rurales y los expertos en sistemas y cadenas agroalimentarios;
      4. impartir formación orientada a los consumidores (hombres y mujeres) y quienes participan en la producción, preparación y transformación de alimentos, con el fin de aumentar el nivel de conocimiento y sensibilización respecto de las normas sobre inocuidad y calidad de los alimentos;
      5. facilitar información a los hombres y mujeres rurales sobre distintos alimentos y sus efectos sobre la salud de las personas.
    2. información y disponibilidad de datos desglosados en función del género
      1. profundizar en el análisis de las condiciones que afectan al conocimiento de los hombres y mujeres, los cambios en las relaciones de género y las funciones específicas de cada sexo respecto de los sistemas y cadenas agroalimentarios;
      2. examinar los sistemas y cadenas agroalimentarios en función de las normas relativas a la tecnología doméstica poscosecha, la elaboración y la conservación de alimentos;
      3. aumentar la visibilidad del papel de las mujeres rurales y las mujeres en la agricultura respecto de la conservación de la diversidad biológica y la ordenación de los recursos naturales, en la medida en que guarden relación con la inocuidad y la calidad de los alimentos (mediante encuestas y estudios de casos).
    3. mejora del flujo de información y comunicación:
      1. relacionar más estrechamente los distintos niveles de los sistemas y cadenas agroalimentarios, y mejorar la comunicación entre los mismos, en particular con el fin de comprender las relaciones y vínculos entre los niveles que aplican un planteamiento más global y sensible a las cuestiones de género;
      2. facilitar el acceso, tanto para hombres como mujeres (rurales y urbanos), a la información sobre el contenido alimenticio, los sistemas de rastreabilidad y etiquetado de los alimentos y solicitar una información más completa y un aumento de la influencia de los consumidores;
      3. reforzar la voz de las mujeres en las organizaciones de consumidores, como única voz de los consumidores, con el fin de que las mujeres se conviertan en un grupo de presión más influyente en materia de inocuidad y calidad de alimentos;
      4. proporcionar “lugares de reunión” y foros de debate para las mujeres agricultoras, rurales y urbanas sobre cuestiones relativas a la inocuidad y calidad de los alimentos.
    4. normas:
      1. introducir una regulación a dos niveles: controles nacionales e internacionales de las empresas nacionales e internacionales, y normas establecidas y supervisadas a nivel local para las pequeñas empresas locales que producen para el mercado local.
    5. acceso a las recursos:
      1. garantizar la igualdad de acceso a los recursos entre hombres y mujeres, lo que incluiría asimismo un control de la utilización de dichos recursos para que los sistemas y cadenas agroalimentarios no estén orientados exclusivamente a sistemas de producción dominados por los hombres, a expensas de las actividades productivas de las mujeres; garantizar asimismo la igualdad de acceso entre los hombres y las mujeres rurales a la información sobre las normas y la legislación aplicable.
    6. grupos de presión y adopción de decisiones:
      1. promover vínculos más estrechos entre hombres y mujeres rurales y urbanos en su función de productores y consumidores, con el fin de contribuir al desarrollo rural sostenible;
      2. consultar a los grupos de mujeres sobre los principales cambios en materia de políticas, y en particular por lo que respecta a la formulación de políticas y la administración en materia de sistemas de inocuidad de los alimentos, y garantizar la participación de las mujeres (rurales) en los órganos competentes en el ámbito de la normativa y la legislación sobre inocuidad y calidad de los alimentos;
      3. hacer hincapié en la necesidad de acceso a la información sobre el contenido alimenticio, el etiquetado, etc.
      4. integrar el género en las estrategias de calidad e inocuidad de los alimentos.

 

REFERENCIAS

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1 En el presente documento, se utiliza la definición de inocuidad y calidad de los alimentos de la Comisión Europea de Agricultura de la FAO (CEA): “Mientras que la inocuidad de los alimentos se refiere a todos los peligros que pueden hacer que los alimentos sean perjudiciales para la salud de los consumidores, la calidad se refiere a todos los demás atributos que influyen en el valor que los consumidores conceden a un producto. La calidad complementa la inocuidad de los alimentos y debe existir un diálogo que se base en esos dos conceptos” (FAO/ECA 33/04/01).

2 La inocuidad y la calidad de los alimentos fue, entre otras, una de las principales cuestiones que se abordaron en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cad y en 2002 se organizó en Hungría la Conferencia Paneuropea sobre Calidad e Inocuidad de los Alimentos FAO/OMS. La UE también ha adoptado medidas y en su Libro Blanco sobre seguridad alimentaria (CE, 2000) declaró que la política alimentaria de la Unión Europea debía basarse en normas exigentes sobre inocuidad de los alimentos, que sirvan para proteger y promover la salud de los consumidores. Además, la FAO y la OMS han trabajado conjuntamente, desde 1963, sobre las normas, directrices y códigos de prácticas en materia de alimentos en el marco del programa del Codex Alimentarius (http://www.codexalimentarius.net, http://www.fao.org/es/esn/food/foodquality).

3 FAO/WHO PEC 01/04.

4 Para el planteamiento del desarrollo orientado hacia los actores, véanse Long (1992) y Verbole (2000a).

5 El género hace referencia a la definición social de los papeles, las identidades y las relaciones de poder entre hombres y mujeres. Las relaciones de género varían en función del tiempo, de las regiones y de factores tales como la edad, la religión, le etnia y la clase. En otras palabras, las funciones y relaciones de género existen en todas partes, pero en condiciones diferentes.

6 Debe señalarse que los hombres y mujeres rurales, y los hombres y mujeres en la agricultura, no pertenecen necesariamente a los mismos grupos sociales. Difieren no sólo en su participación en la producción agraria y su estilo de vida, sino también en su nivel de participación en los ámbitos público y político. En el presente documento, el término “hombres y mujeres rurales” hace referencia a todos los hombres y mujeres que viven en zonas rurales (campo abierto y pequeños asentamientos), mientras que el término “hombres/mujeres en la agricultura” se emplea para hacer referencia a los hombres y mujeres que participan activamente en la producción agrícola o reciben el apoyo de una persona activa en al ámbito agrícola (basado en Barbic, 1994 y Verbole, 1997, 2002a).

7 El análisis de peligros y de puntos críticos de control (APPCC) se estableció para garantizar la inocuidad de los alimentos antes de la distribución. Dicho sistema engloba un conjunto de controles que se llevan a la práctica y se realizan en cada etapa de la cadena agroalimentaria (por ejemplo, productores, agricultores, pescadores, elaboradores de alimentos, vendedores al por menor, distribuidores, almacenamiento y transporte, etc.). Entre otros sistemas para garantizar la calidad y la inocuidad de los alimentos, cabe destacar las buenas prácticas de higiene (GHP) y las buenas prácticas agrícolas (BPA) (http://www.fao.org/es/esn/food/foodquality, http://www.euro.who.int/foodsafety, http://www.who.int/foodsafety).

8 Datos no disponibles para los países de la ECE.

9 Esto último se logra mediante el principio denominado “de puertas abiertas”, mediante el cual los agricultores acogen a otros ciudadanos en sus instalaciones y les hacen participar en sus actividades (por ejemplo, recogiendo su propia fruta).

10 Un estudio comparativo entre Francia y Noruega revela que, en el marco de la reestructuración agrícola, las mujeres tienden a elegir la diversificación agrícola, mientras que los hombres prefieren especializarse en producción agraria (Forde, 2003). Ello permite a las mujeres participar más directamente en las distintas fases de los sistemas y cadenas agroalimentarios.

11 Debido a la falta de dinero para comprar fertilizantes, plaguicidas, etc. en los últimos 10 años, no se ha contaminado el suelo (de Rooij y Bock, próxima publicación).

12 Howard-Borjas (2001) observó “prejuicios existas” en las ciencias sociales y naturales, en el sentido de que los investigadores abordan las normas de género predominantes en la sociedad como “naturales” y las incorporan a menudo en sus teorías como supuestos incuestionables. Ello también implica que los investigadores parten del supuesto del predominio masculino y toman el comportamiento y los conocimientos de los hombres como “normas” (por ejemplo, los hombres son agricultores, “líderes”, “sanadores”, “transmisores de conocimientos locales “, etc.).

13 Bock (próxima publicación) observó que habitualmente las mujeres no pueden crear grandes empresas pues suelen carecer de los recursos para ello.

14 Centro de Desarrollo de la Pequeña Empresa opera en el marco del Ministerio de Asuntos Económicos.

15 Los consumidores de Bulgaria y Rumania superan dicha media (53,5 por ciento y 58 por ciento). Chipre es el único país con un nivel comparable al de los países de la UE (18,6 por ciento). En Eslovenia, el gasto en alimentación es relativamente bajo (24 por ciento). En el seno de la UE, Portugal es la única excepción, ya que en dicho país los consumidores gastan más de un cuarto de su presupuesto en alimentos (27 por ciento). En menor medida, también es el caso de los consumidores griegos (21,3 por ciento) (de Rooij y Bock, próxima publicación).

16 OMS (2002).

17 Show Food cuenta con 77 000 miembros en 48 países. No se dispone de datos sobre sus miembros desglosados por sexos (http://www.slowfood.com).

18 Dicha organización de voluntarios se fundó en 1979. Lucha por fomentar el conocimiento de todos los aspectos en los productos británicos de calidad y la confianza en los mismos. No se dispone de datos sobre sus miembros desglosados por sexos (http://www.wfu.org.uk).