EL ESTADO MUNDIAL DE LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACION 1995

ANALISIS MUNDIAL

I. Situación agrícola actual: hechos y cifras

1. PRODUCCION AGROPECUARIA EN 1994

A nivel mundial, 1994 fue otro año poco brillante para la producción alimentaria y agrícola, ya que ésta aumentó solamente el 1,8 por ciento después del estancamiento de año anterior.
En los países desarrollados la producción agropecuaria creció marginalmente, según estimaciones, en el 0,3 por ciento, tras la reducción del 3,8 por ciento padecida en 1993. En los países en desarrollo, considerados como grupo, el incremento fue del 2,8 por ciento, porcentaje ligeramente superior al del año anterior.
El factor más importante que ha contribuido al aumento de la producción agrícola mundial en 1994 fue la fuerte recuperación registrada en los Estados Unidos, tras la pronunciada reducción de las cosechas de 1993. Las condiciones de cultivo fueron casi ideales, lo que dio lugar a rendimientos inusitadamente altos en las principales cosechas. Esto, unido a que la producción ganadera alcanzó sus cotas máximas, hizo que el crecimiento de la producción agropecuaria fuera del 16 por ciento.
En los países de Europa central y oriental y de la ex Unión Soviética la producción agrícola llegó a bajar hasta un 16 por ciento en 1994 tras varios años de descenso. La reducción registrada en los países de Europa central y oriental se calcula en un 7 por ciento, y se debió principalmente a la disminución de las cosechas de Polonia provocada por la sequía, que contrarrestó con creces los incrementos logrados en otros de los principales países productores, como Hungría y Rumania.
En cuanto a otras regiones de países desarrollados, la producción disminuyó notablemente en Australia y más moderadamente en la Unión Europea.
El incremento del 2,8 por ciento de la producción agropecuaria en los países en desarrollo implica un aumento del 0,9 por ciento en la producción por persona. Se trata de un incremento exiguo en comparación con el aumento anual medio del 3,3 por ciento registrado en los años ochenta y del 3,2 por ciento, de 1990 a 1993. Además, los rendimientos variaron mucho entre las distintas regiones en desarrollo, ya que sólo en América Latina y el Caribe y en el Lejano Oriente se lograron incrementos superiores al crecimiento demográfico.
El notable crecimiento de la producción logrado en América Latina y el Caribe representó una recuperación con respecto al grave retroceso de 1993, que se padeció después de varios años de escasos rendimientos. Se debió principalmente a los incrementos notables logrados en Argentina y Brasil, mientras que se calcula que el aumento logrado en México fue sólo modesto y en Colombia se experimentó un descenso.
En cuanto al Lejano Oriente, el crecimiento de la producción se redujo en 1994, si bien se mantuvo muy superior al demográfico. La República Popular de China mantuvo un intenso crecimiento en la producción agropecuaria, si bien el tiempo desfavorable hizo que fuera inferior a la media de los cinco años anteriores. En la India la campaña agrícola fue relativamente favorable y se aceleró el crecimiento de la producción tras los mediocres resultados de 1993.

En el Cercano Oriente y Africa del Norte el aumento del 1,9 por ciento logrado en la producción agropecuaria constituye una mejora con respecto a 1993, pero implica una ulterior reducción de la producción por persona. Dicho crecimiento se debió en gran medida al aumento del 35 por ciento que se calcula en Marruecos, donde la producción se recuperó tras dos años de graves reducciones provocadas por la sequía. En Egipto, se estima que la producción disminuyó del 2 al 3 por ciento, después de 5 años de crecimiento sostenido de la producción por persona. El descenso del 1 por ciento calculado para Turquía señala una reducción de la producción por persona por cuarto año consecutivo.
En el Africa subsahariana, se volvió a padecer otro mal año agrícola, ya que la producción agropecuaria aumentó sólo el 2 por ciento. Por ello, tras el respiro temporal logrado en 1993, la región volvió a situarse en la tendencia de una reducción de la producción por persona que comenzó en los primeros años setenta. Entre los países con mayor producción, se registraron rendimientos relativamente positivos en Nigeria, donde la producción por persona crece continuamente desde 1988, y en Kenya, si bien el incremento del 7,5 por ciento representa sólo una recuperación parcial de los desastres causados por la sequía en 1992 y 1993. Se estima que en Zaire ha disminuido la producción y que en Tanzanía ha aumentado sólo marginalmente.

2. SITUACIONES DE ESCASEZ Y DE EMERGENCIA ALIMENTARIAS

Africa, donde 15 países necesitan actualmente ayuda alimentaria excepcional y/o de emergencia, sigue siendo el continente más gravemente afectado por las situaciones de escasez de alimentos.
Para 1995/96 se prevé un gran déficit de cereales en el Africa austral debido a que la sequía ha reducido las cosechas en muchos países. En Botswana, Lesotho, Namibia, Sudáfrica, partes de Swazilandia, Zambia y Zimbawe ha llovido poco y las cosechas son inferiores a la media. También se ha padecido sequía en las zonas del sur de Malawi y en Mozambique. Se prevé que las necesidades de importación de la subregión crecerán fuertemente en 1995/96 y se necesitarán intervenciones de emergencia locales para las víctimas de la sequía. Angola seguirá dependiendo de la asistencia de socorro en 1995/96, a pesar de que han mejorado algo las condiciones de seguridad y ha aumentado marginalmente la producción en 1995.
En el Africa oriental, no obstante se hayan recogido algunas buenas cosechas, se seguirá necesitando asistencia de urgencia en gran escala durante todo 1995. En Burundi y Rwanda no se ha conseguido restablecer plenamente la producción de alimentos, si bien llovió durante las cosechas de la primera campaña de 1995 y aumentó la distribución de insumos agrícolas. En Rwanda, gracias al tiempo favorable y al suministro oportuno de insumos agrícolas, las cosechas de la segunda campaña de 1995 fueron notablemente superiores a las del año anterior, pero se mantuvieron inferiores a la media debido a la reducción de las siembras. En Burundi, es probable que la reanudación de las hostilidades y de la inseguridad pongan en peligro los resultados de las cosechas. En ambos países, un gran número de personas vulnerables y desplazadas dentro del país seguirán necesitando ayuda alimentaria de urgencia. En Sudán, los conflictos civiles que se padecen en el sur siguen entorpeciendo las actividades de socorro, mientras que, en Somalia, la terminación de la operación de las Naciones Unidas hace temer que se reanuden los problemas alimentarios a causa del empeoramiento de la seguridad. En algunos lugares de Etiopía y Uganda se han padecido sequías que han exigido intervenciones con alimentos de urgencia. En Eritrea será preciso continuar distribuyendo alimentos durante 1995 para atender las necesidades de la población más vulnerable.
En general la situación alimentaria es satisfactoria en el Africa occidental y central, gracias a que en la mayoría de los países las cosechas han sido superiores a la media o han alcanzado niveles récord. No obstante, en Liberia y Sierra Leona los conflictos civiles siguen entorpeciendo la producción y distribución de alimentos. Se teme asimismo que las infestaciones de langosta existentes actualmente en Mauritania puedan extenderse hacia el Africa noroccidental. En el Africa central, la situación alimentaria sigue siendo difícil en las zonas urbanas de Zaire, debido a la inestabilidad económica, la elevada inflación y la tensa situación política.
Por lo que respecta a otras zonas del mundo, en Afganistán la persistencia de luchas entre facciones han obligado a desplazarse a muchas personas, las cuales, juntamente con las indigentes y las que han vuelto a sus hogares, seguirán necesitando ayuda alimentaria internacional durante los próximos meses. En Iraq, la situación alimentaria y nutricional sigue siendo grave, debido principalmente a las dificultades que encuentra el Gobierno para financiar las importaciones. En el Programa Unificado de Asistencia Humanitaria, establecido recientemente por las Naciones Unidas para 1995-96, se subraya que las necesidades del país son enormes y no pueden satisfacerse únicamente con programas de asistencia humanitaria.
En Camboya, un gran número de personas vulnerables se hallan en riesgo de morir de inanición en las zonas más afectadas por la sequía y las inundaciones de 1994. En Mongolia, tras la mala cosecha de 1994, se teme que la situación alimentaria se agrave aún más durante el período anterior a la recolección de la próxima cosecha en septiembre. En Nepal, se señalan graves dificultades de suministro alimentario en las zonas azotadas por la sequía en 1994.
En Haití la situación alimentaria está mejorando, pero se necesita asistencia para suministrar cereales secundarios, semillas de frijoles y otros insumos agrícolas para la siembra de las cosechas de la segunda campaña.

En Bosnia y Herzegovina, en la zona de guerra de Bihac toda la población padece grave escasez de alimentos y necesita urgentemente asistencia de socorro. En Sarajevo las entregas de la ayuda alimentaria resultan muy difíciles y los precios de los alimentos en el mercado son demasiado altos para la mayor parte de la población.
En Armenia, la situación alimentaria y las condiciones de vida de la población urbana se han aliviado algo durante el año pasado, pero siguen siendo difíciles. En Azerbaiyán y Georgia, la escasez de divisas y el trastorno del comercio provocado por el conflicto de Chechenia han limitado las importaciones de alimentos.
En la República de Moldova, se ha aliviado la difícil situación de suministro de cereales provocada por las malas cosechas del año pasado, pero hay todavía grupos vulnerables que necesitan ayuda en alimentos.
En Tayikistán, las disponibilidades de cereales son muy escasas; la producción interna de cereales es reducida y la falta de divisas y de otros bienes intercambiables limita severamente las importaciones. En Kirguistán, se necesitarán grandes cantidades de ayuda alimentaria a causa de las limitaciones presupuestarias.

3. SUMINISTROS, UTILIZACION Y EXISTENCIAS ACTUALES DE CEREALES

Se calcula que la producción mundial de cereales en 1994 ha sido de más de 1 953 millones de toneladas, cifra que representa un 3 por ciento más que la reducida cosecha de 1993 y que es superior a la media de los últimos cinco años. Sin em-bargo, la mayor parte de este aumento se debe a la notable recuperación de la pro-ducción de cereales secundarios, especialmente en los Estados Unidos. También la producción de arroz se recuperó mucho en 1994, mientras que la de trigo disminuyó sensiblemente, debido principalmente al descenso registrado en los países desarrollados, especialmente en Australia y la Comunidad de Estados Independientes (CEI).
Se prevé que las existencias mundiales de cereales en los años agrícolas que terminan en 1995 disminuirán por segundo año consecutivo a 311 millones de toneladas, nivel que representaría sólo el 17 por ciento de la utilización tendencial, es decir, el extremo inferior de la escala que la Secretaría de la FAO considera el mínimo necesario para salvaguardar la seguridad alimentaria mundial. La mayor reducción se experimentará en las existencias de trigo, especialmente en las mantenidas por los principales exportadores. También disminuirán las de arroz, si bien principalmente en los países en desarrollo, debido a que la producción mundial no crece tanto como las necesidades del consumo. En cambio, el volumen de los remanentes de cereales secundarios se recuperará con respecto a los bajos niveles iniciales, gracias al aumento de la producción de Estados Unidos.
Según las perspectivas iniciales con respecto a la producción de 1995, se recuperará algo la de trigo, pero disminuirá la de cereales secundarios. Según pronósticos actuales, la producción de trigo aumentará un 4 por ciento, ascendiendo a 550 millones de toneladas, procediendo casi todo el incremento de los países desarrollados, especialmente Australia y los de la Unión Europea. Aumentará también la producción total de los países en desarrollo, previéndose el principal incremento en Asia. Con respecto a Africa, se prevé que la producción triguera será menor este año, sobre todo a causa de la sequía de Marruecos. En cuanto a la producción mundial de cereales secundarios en 1995, según las perspectivas iniciales, disminuirá un 5 por ciento, a unos 840 millones de toneladas. La mayor parte del descenso se producirá en los países desarrollados (especialmente los Estados Unidos, la CEI y Sudáfrica), mientras que en los países en desarrollo aumentará ligeramente con respecto a la cosecha superior a la media obtenida el año pasado.

Por lo que respecta a la situación de la oferta y la demanda en 1995/96, aunque se produjera otra buena cosecha de arroz, los suministros mundiales de cereales seguirían siendo más escasos, por lo que la relación entre las reservas y la utilización podría llegar a descender incluso por debajo del margen mínimo de seguridad. Según los pronósticos se deberá recurrir tanto a las existencias de trigo como a las de cereales secundarios, aunque se prevea que la utilización se mantendrá por debajo del nivel tendencial y no variará mucho con respecto a 1994/95. La situación podría ser incluso más delicada ya que se teme que los remanentes de trigo disminuyan a unos 106 millones de toneladas, que representarían el volumen más bajo registrado desde comienzos de los años ochenta.

4. ASISTENCIA EXTERIOR A LA AGRICULTURA

Durante los últimos años, la asistencia exterior a la agricultura ha tendido a disminuir tanto en términos absolutos como en porcentaje del total de la asistencia oficial para el desarrollo. A los precios constantes de 1990, las asignaciones para la agricultura disminuyeron de 12 700 millones de dólares EE.UU. en 1990 a 9 882 millones de dólares en 1993 (sin contar las asignaciones de Estados Unidos en 1993; dichas asignaciones habían totalizado 506 millones de dólares en 1992). El descenso fue mucho más pronunciado en la ayuda multilateral que en la bilateral. En efecto, la primera disminuyó, a los precios constantes, de 8 071 millones de dólares en 1990 a la cifra estimada de 5 716 millones de dólares en 1993, debido principalmente a que se redujeron a la mitad las asignaciones de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), subdirección de crédito en condiciones de favor del Banco Mundial, y a que disminuyeron en casi los dos tercios las asignaciones de los bancos regionales de desarrollo.
Los datos preliminares de 1994 indican un ulterior descenso de las asignaciones multilaterales, a 5 716 millones de dólares, a los precios de 1990, principalmente como consecuencia de la reducción de las asignaciones de los bancos regionales de desarrollo. Se espera que las asignaciones del Banco Mundial aumenten algo, gracias a la recuperación parcial de las asignaciones de la AIF con respecto a la notable reducción del año anterior.

La tendencia descendente de la asistencia exterior a la agricultura es un importante motivo de preocupación en un período en que muchos de los países de bajos ingresos y que dependen de la agricultura se enfrentan con dificultades cada vez mayores para aprovechar su potencial agrícola a fin de apoyar su desarrollo general, la mitigación de la pobreza y la seguridad alimentaria.

5. CORRIENTES DE AYUDA ALIMENTARIA EN 1994/95

Los envíos de ayuda alimentaria en cereales durante 1994/95 (julio/junio) se estiman en 9,8 millones de toneladas, es decir, un 20 por ciento menos que los 12,6 millones de toneladas del año pasado y un 35 por ciento menos que los 15,1 millones de toneladas de 1992/93. La razón principal de la reducción es la disminución de las asignaciones presupuestarias de los donantes. Una primera indicación de que podría continuar esta tendencia es que, en virtud del nuevo Convenio sobre la Ayuda Alimentaria que se esperaba entraría en vigor el 30 de junio de 1995, el compromiso total mínimo de ayuda en cereales se había reducido drásticamente de 7,5 a 5,4 millones de toneladas.
Aunque la composición de los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos (PBIDA) ha cambiado al incluir 12 nuevos países de Europa central y oriental y de la ex Unión Soviética, el Africa subsahariana sigue siendo la principal zona receptora de ayuda alimentaria en cereales y absorbe más del 40 por ciento de todos los envíos destinados a los PBIDA.
Además de productos cereales, los donantes proporcionan cantidades cada vez mayores de productos no cereales, entre los que figuran principalmente aceite vegetal, legumbres, productos lácteos, carne y pescado y otros productos de gran valor. En 1993, se enviaron 1,9 millones de toneladas de estos productos y, en 1994, 1,6 millones de toneladas.
En marzo de 1995, las promesas a la Reserva Alimentaria Internacional de Emergencia (RAIE) para 1995 totalizaban 280 288 toneladas de productos alimenticios. Para 1994 se prometieron a la RAIE 1 185 733 toneladas de alimentos, de las cuales 927 639 eran de cereales y 258 094, de otros alimentos.
Además de las contribuciones a la RAIE, en el primer trimestre de 1995 se ha prometido un total de 260 196 toneladas de cereales y productos no cereales en la partida de recursos ordinarios del Programa mundial de alimentos (PMA) destinada a satisfacer las necesidades de las operaciones prolongadas de refugiados. Para esta finalidad en 1994 se prometieron 691 976 toneladas de cereales y 89 142 toneladas de otros productos.

En marzo de 1995, el total prometido por 30 donantes para los recursos ordinarios del PMA en el bienio 1995-96 se mantenía en 288,8 millones de dólares EE.UU., que representaban el 19 por ciento del objetivo fijado de 1 500 millones de dólares. De este total, 181,7 millones de dólares se habían prometido en productos y 107,1 millones, en efectivo. Durante el bienio anterior, 1993-94, 61 donantes habían prometido 988 millones de dólares, es decir, casi el 66 por ciento del objetivo de 1 500 millones. De dicho total, 641,4 millones de dólares se habían prometido en productos y 346,6 millones, en efectivo.

6. PRECIOS AGRICOLAS INTERNACIONALES

Como confirmación de la restricción de la oferta de trigo en el mercado, los precios de exportación de dicho cereal han subido notablemente en 1994-95. También los precios de exportación del maíz se han fortalecido durante los primeros meses de 1995, debido principalmente al mal tiempo padecido en la época de la siembra en América del Norte. Los precios internacionales del arroz se mantuvieron relativamente bajos en la segunda mitad de 1994, pero se recuperaron a comienzos de 1995 debido al fuerte incremento de la demanda de importación de Bangladesh, China e Indonesia. Entre los distintos tipos de arroz, los precios de las calidades inferiores subieron más, impulsados en parte por la ausencia de China, que suele ser un abastecedor ordinario de este producto en el mercado internacional, y debido a la reducción de los suministros de Pakistán y Viet Nam.
Los precios de los aceites y grasas habían alcanzado niveles sin precedentes al final de 1994 debido a la escasez de suministros. Se mantuvieron altos hasta el final de marzo de 1995, pero, bajo la influencia de las abundantes cosechas y la notable reposición de las existencias mundiales, empezaron a bajar en abril de 1995, y el descenso podría continuar hasta el final de la campaña. La oferta de tortas y harinas oleaginosas fue muy superior a la demanda, por lo que los precios de estos productos bajaron mucho después de octubre de 1994. El índice de la FAO para los precios del mercado internacional de estos productos en el período de octubre de 1994 a mayo de 1995 fue un 7 por ciento más bajo que el promedio quinquenal de 1990-94.
La reducción de la oferta mundial de azúcar en 1994, cuyo volumen fue el más bajo de los últimos 6 años, hizo que los precios [precio diario de la Organización Internacional del Azúcar (OIA)] subieran de forma pronunciada durante el año, llegando a alcanzar su cota máxima del quinquenio durante el primer trimestre de 1995. Posteriormente se debilitaron debido a la mejora de la producción en varios países y a los pronósticos de cosechas notablemente mayores en 1995/96.
En 1994 los precios del mercado mundial del café se mantuvieron irregulares debido a la escasez de suministros, a los daños causados por las heladas en el Brasil y a la actividad especulativa. Aumentaron mucho en septiembre de 1994, triplicando con creces el nivel medio de 1993, para después bajar a unos 3 000 dólares EE.UU. por tonelada al final del año. Durante los cuatro primeros meses de 1995 se mantuvieron entre 3 200 y 3 500 dólares por tonelada, lo que se debió a las condiciones de estabilidad del mercado.
Los precios del cacao, tras las notables subidas de 1994, durante los cuatro primeros meses de 1995, se mantuvieron en sus niveles máximos de los últimos cinco años. Esto se debió a la escasez de la oferta en el mercado como consecuencia de que el consumo mundial fue superior a la producción en el período de 1992-93 a 1994-95. Sin embargo, empezaron a bajar en mayo de 1995 debido a que la situación al final de la campaña indicaba que el déficit de oferta para 1994/95 sería inferior al previsto gracias al aumento de la producción en Côte d'Ivoire y Ghana.
Los precios mundiales del té siguieron bajando en 1994 con respecto al nivel de depresión de 1993, y continuó esta tendencia durante los cuatro primeros meses de 1995. La persistencia de la depresión de los precios se debió al desequilibrio del mercado mundial del té, ya que el aumento de la oferta de exportación fue superior al de la demanda de importación.

Los precios mundiales del algodón alcanzaron niveles récord a comienzos de 1995. El fortalecimiento de la demanda, unido a la reducción de la producción en muchos países, hizo que se consumiera una parte considerable de las existencias de 1994 y se redujeran los remanentes para 1995. Por ello, en abril de 1995 los precios eran un 20 por ciento más altos que los predominantes al comienzo del año, y un 35 más altos que los de abril de 1994.

7. PESCA: COLOCACION DE LAS CAPTURAS Y COMERCIO

En 1993 el total de la producción de pescado y mariscos procedentes de las capturas mundiales y del cultivo fue de unos 101,4 millones de toneladas, frente a 98,8 millones en 1992. Entre los principales productores, China y Perú incrementaron notablemente su producción en 1993, mientras que disminuyó la de Chile y la Federación de Rusia.
Desde 1983, el incremento de la pesca de captura marina se ha debido principalmente a la de cuatro especies pelágicas gregarias y de colín de Alaska. Las capturas de bacalao, merluza y eglefino han ido disminuyendo constantemente, con la excepción de las capturas de eglefino en el Atlántico nordoriental que han aumentado desde 1991.
Muchas poblaciones intensamente pescadas necesitan una rehabilitación urgente, y las medidas a tal efecto implican la reducción del esfuerzo de pesca. Varios Estados han afrontado ya el problema del exceso de capacidad de las flotas pesqueras emprendiendo programas de desguace o eliminación de barcos del servicio. Para reponer eficazmente las poblaciones e incrementar los rendimientos a largo plazo, las reducciones necesarias del esfuerzo de pesca provocarán una disminución de los desembarques mundiales de plazos corto a medio.
El crecimiento continuo de la pesca continental llegó a su cota máxima en 1990, alcanzando unos 6,5 millones de toneladas, para estabilizarse posteriormente en un nivel ligeramente inferior. En 1992 Asia produjo el 54 por ciento de las capturas continentales del mundo, y Africa contribuyó con un 25 por ciento. Casi todos los recursos continentales muestran signos de una explotación excesiva.
La producción acuícola procedente de aguas continentales (9 millones de toneladas en 1992) es superior a la de aguas marinas (4,9 millones de toneladas en 1992), y ambas están aumentando rápidamente (unos 2 millones de toneladas al año en los últimos tiempos). La mayor parte de la producción procede de Estados en desarrollo, siendo Asia con mucho el principal productor con un 84 por ciento de la producción acuícola mundial en 1992.
Las estimaciones sobre la colocación de las capturas mundiales en 1993 indican un aumento del 1,7 por ciento del pescado destinado al consumo humano cuyo total fue de 72,4 millones de toneladas.

El comercio internacional de productos pesqueros aumentó el 1,8 por ciento entre 1993 y 1995, y el valor total de las exportaciones superó la cifra de 41 000 millones de dólares EE.UU. La parte del valor de las exportaciones mundiales de productos pesqueros correspondiente a los países en desarrollo aumentó el 8,4 por ciento ascendiendo a 21 000 millones de dólares.
Las exportaciones de países en desarrollo representaron en 1993 el 32,6 por ciento de sus capturas totales, frente al 55,6 por ciento las de los países desarrollados. Pese a ello, los países en desarrollo en cuanto grupo registraron una balanza cada vez más positiva en su comercio de productos pesqueros, que alcanzó los 13 400 millones de dólares en 1993.
Tailandia llegó a ser el principal exportador mundial de pescado, superando a los Estados Unidos. El valor total de las exportaciones tailandesas fue de 3 400 millones de dólares en 1993, un 11 por ciento más que en 1992. Japón mantuvo su posición de mayor importador, adquiriendo en 1993 pescado por valor de unos 14 200 millones de dólares, cifra que representa el 32 por ciento del valor de las importaciones mundiales de pescado.

8. PRODUCCION Y COMERCIO FORESTALES

La producción mundial de madera en rollo aumentó considerablemente en 1994 ascendiendo a 3 460 millones de m³. Sin embargo, esta cifra sigue siendo inferior al nivel máximo de 1990, debido a la persistencia de la depresión en la producción de los países de Europa central y oriental y la ex Unión Soviética. La producción de madera en rollo industrial se recuperó notablemente en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y continuó creciendo en los países en desarrollo. La producción mundial de madera en rollo industrial en 1994 se calcula en 1 555 millones de m³, un 6 por ciento menos que en 1990. La producción de leña siguió creciendo en los países en desarrollo, donde representa el 80 por ciento de la producción de madera en rollo, debido al incremento de la presión demográfica y a que continúa siendo la principal fuente de energía para las comunidades rurales.
En los mercados norteamericanos de madera en rollo los precios se dispararon en 1993 especialmente a causa de las restricciones a la explotación maderera en la zona noroeste del Pacífico de los Estados Unidos. Los precios volvieron a niveles más normales cuando la Corte Federal de los Estados Unidos, a mediados de 1994, levantó temporalmente la prohibición de extracción maderera en los bosques públicos federales protegidos del noroeste del Pacífico. Hubo dificultades en el suministro de maderas tropicales a causa de varias medidas adoptadas por algunos de los principales productores asiáticos para proteger el medio ambiente y garantizar una ordenación sostenible. Tales medidas continuaron presionando al alza de los precios de todos los productos de maderas tropicales. Varios países consumidores han comenzado a sustituir las maderas tropicales con maderas de clima templado, lo que favorece las exportaciones de los países de este clima, como Chile y Nueva Zelandia, frente a las exportaciones del gran mercado asiático.
La producción de pasta de madera se recuperó notablemente en 1994 debido a que creció la demanda de la industria papelera estimulada por el crecimiento de los mercados en la Unión Europea y América del Norte. El comercio y los precios de la pasta y las virutas de madera aumentaron sensiblemente con respecto a los bajos niveles de 1993.
La producción mundial de madera aserrada se recuperó algo en 1994 con respecto a los bajos niveles de 1993, registrándose aumentos en América del Norte, la Unión Europea y los países escandinavos. Los precios de la madera aserrada de coníferas, aunque disminuyeron con respecto a las cotas máximas de 1993, se mantuvieron elevados. Los países de Europa central y oriental y la ex Unión Soviética, con la excepción de los Estados bálticos, siguieron padeciendo pronunciados descensos de la producción. En lo que respecta a la Federación de Rusia, la producción de estas maderas se estima en unos 9 millones de m³, lo que representa un 35 por ciento menos que el nivel ya bajo registrado en 1993.

La producción de madera aserrada tropical continuó creciendo ligeramente en 1994, y se utilizó una parte cada vez mayor dentro de los países productores, lo que refleja la tendencia a manufacturar más productos elaborados dentro de los propios países.

La producción mundial de paneles a base de madera creció otro 4 por ciento en 1994. Fue más sostenido el crecimiento registrado en los países en desarrollo tropicales, donde la producción de contrachapados ha aumentado muy rápidamente en el último decenio gracias a la expansión de industrias dinámicas orientadas a la exportación en países del Asia sudoriental, como Indonesia y Malasia.
La producción mundial de papel y cartón aumentó otro 5 por ciento en 1994, continuando la tendencia ascendente de la industria durante todo el decenio. Se registraron incrementos significativos de la producción en la Unión Europea (8,5 por ciento), América del Norte (4,5 por ciento) y los países del sudeste de Asia, mientras que continuó el descenso en los países de la ex Unión Soviética y algunos países de Europa oriental. La demanda de ciertas calidades de papel fue tan alta que los precios, tras los graves descensos de 1993, alcanzaron niveles sin precedentes.
La producción mundial de pasta de madera se recuperó notablemente en 1994, aumentando un 5 por ciento, después de 5 años de estancamiento. Esto se debió principalmente a la escasez de suministros de papel de desecho, cuyos precios se multiplicaron por 5 en 1994. Las limitaciones ambientales impuestas en los países desarrollados redujeron gravemente la expansión de la capacidad actual de producción de pasta de madera. Como consecuencia de ello, los precios de este producto comenzaron a subir de forma pronunciada durante la última parte de 1994, volviendo a alcanzar las cotas máximas de 1990, mientras que las reservas internacionales disminuyeron rápida-
mente.
El valor del comercio mundial de productos forestales, tras el descenso de 1993, volvió a crecer en 1994 en la cifra estimada del 5 por ciento, debido a la notable recuperación de los precios de exportación de la pasta y el papel y al incremento generalizado de los volúmenes de exportación. Además, los precios internacionales de la madera en rollo, la madera aserrada y los paneles a base de madera se mantuvieron altos. Creció el volumen del comercio mundial de todos los productos forestales, con la excepción de la madera en rollo y la madera aserrada tropical.