Para pequeños agricultores que dependen de agricultura de subsistencia de maíz y frijol, la degradación de los suelos y la consecuente inseguridad de alimentos es un gran problema. Trabajos realizados en Honduras y Nicaragua han demostrado que la agroforestería basada en “poda y cobertura” puede mejorar significativamente el bienestar rural y contribuir a restaurar y proteger el ecosistema y el ambiente mediante el uso y conservación eficiente de los recursos para la producción de maíz y frijol.