En todo el mundo, las festividades significan el regreso a la mesa de algunas especialidades típicas: ensalada Olivier (o ensaladilla rusa, como se conoce en otros lugares) para el Año Nuevo en Rusia, potaje de frijoles rojos para el solsticio en Corea, haleem para Ramadán en la India y Oriente Medio, pasteles de picadillo de fruta para Navidad en Inglaterra, pan pogača para la Pascua Ortodoxa o tartas de banano para el Año Nuevo lunar en Viet Nam. No importa el tipo de festividad, ni en qué lugar del mundo se celebre, por lo general hay un tipo de comida especial que la acompaña.
Las festividades son un buen momento para celebrar la comida y apreciarla. Sin embargo, en algunas zonas del mundo, estas fiestas se han convertido en sinónimo de comer en exceso y en desperdicio de comida. Y los alimentos no son lo único que se desperdicia cuando no se consumen: también se despilfarran todos los recursos (como las semillas, la energía, la tierra, el agua, los piensos, etc.), el dinero y la mano de obra que se emplean en producirlos, recolectarlos, elaborarlos, transportarlos y cocinarlos. Por no hablar de la contaminación y los gases de efecto invernadero que se generan en balde, a lo largo de toda la cadena de suministro de alimentos, cuando estos acaban en los vertederos. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) calcula que entre el 8 % y el 10 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero están asociadas a alimentos que nunca se consumieron.
Tenemos que detener la pérdida y el desperdicio de alimentos en todas las etapas del sistema de suministro alimentario. En 2019, la FAO calculó que el 14 % de toda la producción alimentaria mundial se pierde, desde el momento de la cosecha hasta la venta al por menor, pero sin incluir este último sector. El PNUMA calculó además que en 2019 el 17 % de la producción alimentaria mundial fue desechada o desperdiciada por los hogares, los minoristas y el sector de servicios alimentarios. Esto equivale a aproximadamente 931 millones de toneladas de alimentos.
Mientras rendimos homenaje a las personas y los principios que valoramos, es justo que pensemos también en evitar el desperdicio de alimentos.
Aquí encontrará nueve consejos para evitar o reducir el desperdicio de alimentos en estas fiestas:
1- Sea realista: planifique con antelación con listas de la compra y no prepare comida para 50 personas si solo vienen a cenar cinco. Tenga en cuenta también lo que los invitados pueden y no pueden comer, para no encontrarse con comida que sobra.
2- Almacene los alimentos adecuadamente: cuando termine de hacer la compra, asegúrese de que todo está almacenado adecuadamente. Por ejemplo, los alimentos perecederos —como los productos lácteos, las frutas y hortalizas— deben guardarse en los compartimentos adecuados del frigorífico. La carne y el pescado pueden meterse en el congelador si no tiene intención de utilizarlos inmediatamente. Los alimentos secos deben guardarse en recipientes cerrados y, junto con otros alimentos enlatados, almacenarse adecuadamente en un aparador.