Empoderar a las mujeres rurales es clave para lograr la seguridad alimentaria


Las historias de Hanen Talbi, Sonia Mhamdi e Imen Chelbi

El 70% de los migrantes internos en Túnez son jóvenes. Gracias a la financiación de la agencia italiana para la cooperación al desarrollo, la FAO está abordando las principales causas por las que migran los jóvenes rurales. ©Nikos Economopoulos/Magnum Photo

08/03/2018

Según nos acercamos a su pequeña casa, escuchamos a Hanen riendo con su familia en el patio. Hanen es una bióloga de 25 años que vive en Ouled Taleb, Siliana, una de las muchas áreas del noroeste de Túnez afectadas especialmente por el desempleo, ingresos escasos y altas tasas de migración. Hanen viene de una familia rural pobre que invirtió en la educación de sus hijos como camino para salir de la pobreza.

Cuando comenzó en la región el proyecto de Movilidad Juvenil Rural de la FAO (Rural Youth Mobility, RYM por sus siglas en inglés), a Hanen se le presentó una nueva oportunidad: aplicar sus conocimientos académicos a la agricultura en su tierra natal.

Con el apoyo de proyecto RYM, Hanen ha iniciado su propio negocio de granja de aves de corral en libertad. El proyecto le proporcionó material para la cría de aves de corral, una incubadora para 500 huevos y el apoyo técnico necesario para iniciar su actividad.

“La FAO fue crucial para mi proyecto. Me permitió pasar de un sueño, de una idea, a algo concreto y real”, explica Hanen. Su plan es reinvertir sus ganancias actuales para expandir gradualmente su negocio. Esto le permitirá contratar a más personas en su granja y apoyar a su familia.

Trabajando en estrecha colaboración con las partes interesadas a nivel nacional, a través del proyecto RYM sobre movilidad juvenil, seguridad alimentaria y reducción de la pobreza rural, la FAO ha promovido vías innovadoras para el empleo juvenil decente y el emprendimiento agrícola en áreas propensas a la migración. En particular, el proyecto proporcionó a los jóvenes desempleados capacitación y equipamiento, ayudándoles a iniciar sus pequeñas empresas agrícolas, también mediante la inversión productiva de las remesas recibidas de la diáspora.

Izda: Con el apoyo del Proyecto de Movilidad Rural Juvenil, Hanen Talbi ha iniciado su negocio de avicultura de corral a campo abierto. ©Nikos Economopoulos/Magnum Photos. Dcha: El proyecto de Movilidad Rural Juvenil brindó a Sonia la capacidad técnica y de gestión empresarial para lanzar su negocio tradicional de especias. ©Nikos Economopoulos/Magnum Photos

Al igual que Hanen y muchas otras jóvenes tunecinas, Sonia Mhamdi e Imen Chelbi también se habían planteado dejar a su familia y emigrar al extranjero en busca de trabajo, pero recuperaron la esperanza gracias al Proyecto RYM.

Donde un tiempo solo veían falta de oportunidades, ahora ven un gran potencial.

Sonia y su familia tenían ingresos escasos y luchaban por sacar adelante a sus tres hijos. Como parte del proyecto RYM, Sonia ha encontrado un nuevo medio de sustento en la fabricación de productos alimentarios y especias para la cocina tradicional tunecina. Su pequeña tienda en Amdoun, en el noroeste de Túnez, parece un laboratorio alquímico mágico, perfumado con especias y hierbas. “La FAO me ha proporcionado un triturador de especias y ajíes para la transformación y comercialización de productos locales. Ahora trabajo con mi esposo, mi hermana y mi cuñada”.

El proyecto RYM brindó a Sonia habilidades técnicas y de gestión empresarial. El proyecto se basa en la comprensión de que las mujeres y las niñas son agentes fundamentales en la lucha contra la pobreza rural y no solo necesitan acceso a habilidades y capacitación, sino también a oportunidades que les permitan ser económicamente independientes.

“Con mi proyecto, he logrado ofrecer oportunidades de empleo a las mujeres”, dijo Sonia. “Cuando digo mujeres, no me refiero a mujeres que poseen una titulación, sino a mujeres pobres que realmente lo necesitan y que no poseen un título universitario. Sus únicos diplomas son sus brazos y sus manos”.

“Hace tiempo, vivir en Europa era mi sueño. Ahora, gracias a la FAO, mi proyecto en mi aldea es un sueño hecho realidad”. - Imen Chelbi

En 2010, Imen y su familia emigraron a Francia en busca de oportunidades de trabajo. Vivieron allí durante siete años antes de regresar a su ciudad natal. Ahora, Imen está frente a su campo de una hectárea de aloe vera, una planta medicinal de maravillosas propiedades, en la aldea de Hassi Jerbi, en el sureste de Túnez, otra zona del país particularmente propensa a la migración. Su pasión por la equitación le permitió descubrir las virtudes del aloe vera también para tratamientos veterinarios para los caballos. 

Con el apoyo del Proyecto de Movilidad Rural Juvenil, Imen pudo comprar e instalar un sistema de riego por goteo para su campo de aloe vera. ©FAO/Paola Termine

Con el apoyo del Proyecto RYM, Imen pudo comprar e instalar un sistema de riego por goteo para su campo de aloe vera. También construyó un laboratorio para la extracción y fabricación de aceite y gel de las hojas de aloe. Gracias a las habilidades de comercialización y comunicación adquiridas durante su carrera universitaria, Imen lanzó su propia marca, Mon Aleo, que está creciendo rápidamente y cuenta actualmente con cinco empleados jóvenes, contratados de forma temporal para recolectar, extraer el aceite y envasar los productos finales.

Impulsada por su fuerte determinación, Imen consiguió también un acuerdo con cuatro inversores extranjeros de Francia que vieron el valor de sus productos. “Estoy feliz de realizar mi sueño en mi propio país”, dijo Imen. “Estoy trabajando para cambiar mi futuro”.

El proyecto RYM, financiado por la Cooperación Italiana para el Desarrollo, fue iniciado en 2015 para abordar las causas principales de la migración rural juvenil en Túnez, al tiempo que se aprovecha el potencial de desarrollo de los movimientos migratorios.


Más información:

17. Partnership for the goals