¿Qué palabra te viene a la mente cuando piensas en “ciudades”? ¿Ajetreo? ¿Y cuando piensas en “bosques”? ¿Serenidad? ¿Y qué te parecería si las ciudades fuesen algo diferente?
Hasta la fecha, las ciudades han resultado en gran medida problemáticas para el medio ambiente. Ocupan tan solo el 2% de la superficie de tierras del planeta. Sin embargo, representan más del 60% del consumo mundial de energía, el 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero y el 70% de todos los desechos que se generan. Debido a su enorme impacto en la calidad del aire, el agua dulce, los recursos naturales y la energía, el actual crecimiento de las ciudades y las megaciudades es una tendencia preocupante. En 1990, había 10 megaciudades con más de 10 millones de habitantes. En 2014, se alcanzaban ya las 28 megaciudades. Hoy en día más del 50% de la población mundial vive en ciudades y para 2050 ese porcentaje aumentará al 70%.
Pero las ciudades no tendrían por qué ser así. Cada día surgen nuevas estrategias y tecnologías para hacer de las ciudades lugares más limpios, seguros y agradables para vivir, beneficiando tanto al medio ambiente como a los seres humanos que las han convertido en su hogar.
Descubre cómo aprovechan siete ciudades el potencial de los árboles urbanos:
1. Usar los parques para preservar la biodiversidad – En 2015, la ciudad de Johannesburgo (Sudáfrica) unificó todos sus parques en un solo organismo con el fin de reducir la confusión sobre las áreas de responsabilidad y garantizar un conjunto de normas comunes. El objetivo de la nueva entidad es construir y mantener más parques con los fondos existentes. Los parques, árboles y bosques bien gestionados en las ciudades y sus alrededores ayudan a contrarrestar el impacto que las urbes en crecimiento tienen en la pérdida de hábitats. Además, los parques y bosques mantienen y potencian la biodiversidad al proporcionar hábitats, alimentos y protección para muchas plantas yanimales.
2. Potenciar la felicidad con los árboles urbanos – En 2010, Vancouver (Canadá) adoptó una ambiciosa estrategia llamada “Vancouver verde” (Green Vancouver), con el fin de reducir el impacto ambiental de la urbe. Con diez objetivos, que incluían edificios ecológicos, transporte de bajo consumo de energía, cero desperdicios, agua y aire limpios y dando especial importancia al acceso a la naturaleza. La estrategia apuntaba a que, para 2020, todos los residentes vivan a cinco minutos a pie de un parque, vía verde u otro espacio verde, lo que obliga al municipio a plantar 150 000 árboles urbanos adicionales entre 2010 y 2020. Para 2014, la ciudad contaba ya con 37 000 nuevos árboles. Los estudios demuestran que los árboles aumentan la felicidad y reducen los niveles de estrés. Incorporarlos en paisajes urbanos hace de los barrios lugares más habitables y mejora el bienestar de sus residentes.