Cuando el Director de Emergencias y del Programa Estratégico sobre Resiliencia de la FAO, Dominique Burgeon, se reunió con un grupo de refugiados sirios en Gaziantep (Turquía), a principios de este mes, se sentó en círculo sobre una alfombra con los refugiados y escuchó la historia de cada uno. En general, le contaron que la capacitación agrícola les está ayudando a obtener mejores empleos y les permite vislumbrar un futuro más esperanzador.
“Conocí a personas maravillosas que valoran mucho sus nuevas habilidades, que pueden usar en Turquía o en Siria, aquellos que regresen”, dijo Burgeon. “Además, los empleadores consiguen –añadió- los trabajadores cualificados que necesitan, y comprueban que hay un aumento en su productividad”.
Desde 2017, la FAO ha proporcionado formación profesional agrícola a los refugiados sirios en Turquía y a los miembros vulnerables de las comunidades de acogida turcas. Los participantes aprenden sobre el cultivo de manzanas, aceitunas y uvas, el procesado de cítricos y pimientos picantes, la producción de hortalizas en invernaderos, la cría de ganado, la gestión del riego y muchas más cosas. Hasta ahora, han recibido capacitación 900 personas -incluyendo más de 400 mujeres y 300 miembros de las comunidades turcas de acogida en cinco provincias-, y muchas de ellas ya han encontrado trabajo en una región que padece de carencia de conocimientos técnicos agrícolas. Sobre la base de ese éxito, la FAO planea desarrollar esos conocimientos a través de la capacitación vocacional para más personas y expandirse a nuevas provincias.
“Hasta ahora, este proyecto ha supuesto una demostración conceptual en pequeña escala, con un éxito notable, ya que muchos de los capacitados encontraron luego un trabajo”, señaló Burgeon. “Esperamos que se pueda ampliar este año.”