Akuilina Ihurre solía pensar que era demasiado mayor para unirse a un grupo de agricultores, pero sabía que necesitaba ayuda para superar años de hambre. Hoy, produce alimentos con semillas, herramientas agrícolas y técnicas adquiridas a través de una Escuela de campo para agricultores de la FAO en Torit, Sudán del Sur.
Akuilina es una de las casi 1 800 personas que están adquiriendo conocimientos agrícolas en más de 60 Escuelas agropastorales de campo para agricultores de la FAO en el estado de Ecuatoria Oriental. Su grupo de 30 agricultores incluye a 20 mujeres, muchas de las cuales son madres solteras que se ocupan solas de sus hijos.
Las Escuelas de campo para agricultores (FFS, por sus siglas en inglés) se centran en el concepto del aprendizaje práctico con el objetivo de desarrollar los conocimientos de los agricultores y mejorar su capacidad para analizar críticamente y resolver sus desafíos agrícolas. En las FFS, los agricultores son los expertos y deciden qué es relevante para ellos y qué quieren que la FFS aborde en su plan de estudios. Esto garantiza que la información sea relevante y que se adapte a las necesidades reales de los participantes.
"Juntos hemos plantado un campo completo de verduras y cultivos que ayudan a alimentar a nuestras familias", dice Akuilina.
Este es un punto de inflexión para esta viuda, madre de siete hijos y abuela de cinco nietos, que sufrió ataques y robos en su propia casa.
Akuilina nació hace más de sesenta años, aunque no sabe su edad exacta. Cuando era una niña, su madre le dio el segundo nombre de Ihurre, que significa "hambre".
"El hambre y la adversidad me han seguido toda mi vida", dice Akuilina.
Sudán del Sur ha experimentado conflictos constantes, una recesión económica y una inseguridad alimentaria cada vez mayor, pero Akuilina está desempeñando su propio cometido para hacer realidad el potencial de su comunidad. Ella vive en una zona fértil y pintoresca del país, enclavada entre verdes colinas y una cordillera rocosa.