Sólo nos quedan 10 años para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Dado que la alimentación y la agricultura son los principales protagonistas de estos 17 objetivos, la FAO reconoce que es fundamental adoptar un enfoque integral. Todos los desafíos del mundo están interconectados, al igual que sus soluciones. Si promovemos sistemas alimentarios y agrícolas sostenibles en el mundo, reduciremos el número de personas pobres y hambrientas, ayudaremos a combatir el cambio climático y preservaremos nuestros recursos naturales para las generaciones futuras. Al transformar los sistemas alimentarios y agrícolas, estamos transformando nuestro futuro.
Sin embargo, no se trata de una tarea fácil. Las prácticas agrícolas insostenibles han contribuido a problemas ambientales como la degradación de la tierra, la deforestación y las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero el sector agrícola también puede ser parte de la solución. Ante la actual emergencia climática, necesitamos un cambio y es básico transformar los sistemas alimentarios y agrícolas para que sean más respetuosos con el clima, sostenibles, innovadores, nutritivos y resilientes.
Para lograrlo, debemos adoptar la innovación y, al mismo tiempo, recurrir a las prácticas tradicionales y a los métodos agrícolas de probada eficacia de los pueblos indígenas. Debemos fortalecer los medios de subsistencia y asegurar que las comunidades rurales –a menudo las personas más vulnerables en las regiones más vulnerables– sean resilientes ante el cambio climático y sus consecuencias.
Aunque ha habido algunos avances en el logro de estos objetivos, el mundo necesita hacer más y más rápido. Con un plazo de 10 años en mente, la FAO está acelerando el ritmo de los progresos mediante la búsqueda y aplicación de soluciones innovadoras, el fomento de las mejores prácticas a nivel mundial y la colaboración con los asociados para lograr sistemas alimentarios sostenibles para todos.
La FAO y sus socios aceleran su actuación y aportan soluciones a través de cuatro vías:
1- Aprovechar las inversiones para combatir el cambio climático y fortalecer los sistemas alimentarios
Las inversiones en agricultura pueden abordar de manera eficaz y global diversos problemas. Las inversiones adecuadas pueden reducir el hambre y la pobreza, al tiempo que protegen el medio ambiente y combaten el cambio climático. La FAO ha trabajado con asociados como el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y el Fondo Verde para el Clima (FVC) para invertir en acciones estratégicas que puedan ser ampliadas y replicadas para lograr el máximo impacto.
En su papel de intermediario, la FAO ayuda a los países a acceder y movilizar los fondos del FMAM, y ayuda en la implementación de los proyectos. En los últimos 12 años, la alianza FAO-FMAM ha llevado a cabo más de 180 iniciativas en más de 120 países, beneficiando a casi 5 millones de personas. Desde 2006, la cartera de proyectos de la FAO y el FMAM habría superado los 900 millones de USD.
Un proyecto de la FAO y el FMAM -que condensa este enfoque integral- ayudará a transformar el sector ganadero de Ecuador. La intención es difundir tecnologías para la gestión del ganado climáticamente inteligente y prestar asistencia técnica a los agricultores sobre problemas ambientales y climáticos, como la degradación de la tierra y las emisiones de gases de efecto invernadero.
Gracias también a una reciente donación de 161 millones de USD de otro importante socio, el FVC, la FAO está implementando nuevos proyectos en el mundo para aumentar la resiliencia de las comunidades a los efectos del cambio climático y reducir la pobreza, preservando al mismo tiempo el medio ambiente y la biodiversidad. Estos proyectos dan prioridad a las comunidades rurales -los verdaderos custodios del paisaje local- para la restauración sostenible a largo plazo de la tierra, el suelo y los bosques.
Una iniciativa específica de la FAO que se beneficia de la financiación del FVC tiene como objetivo restaurar y conservar alrededor de 25 000 hectáreas de bosque nativo en cinco regiones de Chile. Una vez finalizada, las emisiones de gases de efecto invernadero se reducirán en 1,1 millones de toneladas de CO2, se plantarán unas 7 000 hectáreas de bosque y se conservarán y gestionarán de forma sostenible otras 17 000 ha. Formarán parte del plan más de 57 000 personas, incluidos miembros de comunidades indígenas, que ayudarán a restaurar la zona. Estos proyectos de la FAO tienen como objetivo trabajar con los pueblos indígenas, aprovechando sus conocimientos y prácticas tradicionales, a la vez que proporcionan soluciones innovadoras para combatir el cambio climático y crear sistemas alimentarios sostenibles.