¿Sabía que las mejores almejas para el clásico plato italiano spaghetti alle vongole en realidad proceden de África del Norte, al otro lado del mar? La almeja Tapes decussatus autochthonous es originaria de las aguas que rodean las costas de Túnez, Libia, Egipto y Marruecos y, gracias a su calidad y sabor superiores, es sumamente popular entre los cocineros profesionales.
Las almejas Tapes decussatus autochthonous de África del Norte aún se recolectan a mano, en lugar de mediante procesos automatizados, lo que garantiza un producto de alta calidad. En Túnez, la recolección de muchas de estas apetecidas almejas la llevan a cabo mujeres que trabajan largas jornadas bajo el sol ardiente. Su participación directa a menudo termina con ese proceso, obteniendo ingresos de menos de 1 USD por kilogramo.
Precios más justos por un buen trabajo
Habida cuenta de la existencia de una fuerte demanda del producto justo al otro lado del Mar Mediterráneo, en Italia y otros países del sur de Europa, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha puesto en marcha un proyecto en el Golfo de Gabés, una de las principales zonas de recolección de almejas de Túnez, con miras a mejorar la eficiencia de la cadena de valor y, por consiguiente, aumentar los ingresos de las recolectoras de almejas.
En este programa piloto en particular, la FAO, la asociación de mujeres, el importador de Italia y un centro de depuración ubicado en Susa (Túnez) han trabajado conjuntamente para lograr que la cadena de valor sea más corta y eficaz. Actualmente, las mujeres llevan las almejas al centro y las pesan por sí solas, llegando en muchos casos a triplicar sus ingresos.
“Con los nuevos precios nuestros ingresos aumentan y nos permiten mejorar el nivel de vida de nuestras familias”, afirma Houda Mansour, una de las recolectoras de almejas de la zona de Zaboussa, en el Golfo de Gabés.
En el pasado, ella y sus colegas dependían totalmente de las condiciones específicas del mercado, conforme a las cuales el precio de compra era muy bajo y no les resultaba fácil negociar precios mejores. Con la ayuda del proyecto de la FAO, Houda y sus colegas recolectoras de almejas se han organizado en asociaciones que les permiten tener un mayor control sobre el proceso.
“Hace unos meses, aún se nos mantenía al margen del mercado, sin ningún tipo de poder en el proceso de toma de decisiones. Hoy en día, se tiene en cuenta nuestra opinión. Recientemente, he sentido mucho orgullo al ver que mi madre, Presidenta de la Asociación de Recolectoras de Almejas y Desarrollo, participó en una reunión con el Director General de Pesca y que el Ministro de Agricultura en persona se acercó a estrechar su mano y escuchar sus preocupaciones acerca del sector de las almejas”, señaló Houda.